Clementinas: ¿Cuáles son los límites para mantener calidad y condición?
Tras una sequía que afecta a la principal zona exportadora de clementinas del país, un trabajo liderado por investigadores del INIA comprobó los efectos del riego deficitario controlado en los árboles en el desarrollo de los frutos.
Tras 15 años de sequía, durante 2023/24, la Dirección General de Aguas (DGA) ha informado 9 decretos de escasez hídrica entre las regiones de Coquimbo y Magallanes. En el caso de la región de Coquimbo, principal región exportadora de clementinas (iQonsulting, 2023), si bien ha habido un alivio en las lluvias de junio de 2024, con volúmenes sobre los 100 mm de precipitación, estos no representan el fin de la sequía (Lobos, 2024), por lo que se hace necesario pensar en estrategias a largo plazo que aborden la adaptación de la producción a esta realidad.
La producción en condiciones de sequía necesariamente requiere la modificación del programa de riego, lo que en ocasiones involucra operar con un déficit hídrico controlado que permita distribuir el agua disponible a la mayor cantidad de cuarteles productivos. Sin embargo, para aplicar esta estrategia, es de vital importancia conocer las implicancias que tiene la disminución del aporte hídrico en la calidad y condición de la fruta, de modo de establecer los límites que hacen factible una producción de exportación.
Con ese enfoque, se ha desarrollado el proyecto de investigación ‘Ajuste del coeficiente de cultivo satelital para el manejo preciso del riego en el cultivo de clementinas y mandarinas de la zona centro norte de Chile’, cofinanciado por FIA (cód. PYT-2021-0569), y liderado por el equipo de INIA Intihuasi, con la Unidad de Postcosecha de INIA La Platina, y el Comité de Cítricos de Chile.
Dentro de este estudio se definió el consumo hídrico o evapotranspiración de cultivo (ETc) de una parcela de clementinos (Citrus x clemetina) variedad Orogrande de 7 años de plantación, injertados sobre portainjerto C-35, de la localidad de El Palqui, Región de Coquimbo. El método para determinar el consumo hídrico se hizo utilizando la metodología de Coeficiente de cultivo – Evapotranspiración de referencia descrita en el Manual N°56 de la FAO (Allen et al., 1998), asistida con información satelital.
Con base en este consumo, se determinaron 5 regímenes de riego en los cuales se repuso distintos porcentajes de la ETc: un superávit con aporte de 120%, para evaluar la posible ventaja de favorecer un cuartel por sobre otro; un testigo con 100% de reposición, y tres regímenes deficitarios de 89%, 79% y 70% de reposición de la ETc. El ensayo fue evaluado durante tres temporadas entre los años 2022 y 2024.
DESARROLLO DE COLOR Y CALIBRE DE FRUTOS
El efecto del déficit hídrico controlado para promover el desarrollo de color de frutas es un aspecto que ha sido observado en varios estudios en especies como uva de mesa (Calderón et al., 2022) y naranjas (Pérez et al., 2023). Este efecto ocurre principalmente por menor cantidad de agua en el fruto, y con ello, una mayor concentración de sólidos solubles y compuestos como antocianinas, carotenoides y otros.
En el caso de las muestras de clementinas, el aumento de color fue claro en los déficits de 79% y 70%, de modo que en las tres temporadas evaluadas los frutos tuvieron mayor desarrollo de color a medida que el déficit hídrico era más pronunciado (Figura 1), en cuanto al déficit de 89% de reposición, la fruta tuvo una condición similar a lo observado en el tratamiento testigo.
Por otra parte, un exceso de agua con régimen de 120% de reposición de la ETc tuvo mayor presencia de frutos verdes que los demás tratamientos en la misma fecha de cosecha. Junto con el aumento de color, el déficit hídrico durante crecimiento de fruto tiene un claro efecto en la disminución del calibre (Massareto et al., 2018; Muller et al., 2011), en particular cuando este ocurre durante la fase de división celular y elongación (Gucci et al., 2019; Naor, 2006).
Dentro del estudio realizado en El Palqui, los déficits hídricos aplicados durante fase II y fase III del crecimiento disminuyeron progresivamente el promedio de diámetro de frutos a medida que disminuía el riego. De los 3 déficits aplicados, la disminución de un 30% de riego tuvo un efecto significativo en la reducción del tamaño de frutos en comparación al tratamiento testigo (Figura 2).
En el tratamiento de superávit de 120% se evaluó si el exceso de agua podría aumentar el tamaño de frutos, sin embargo, no se observaron diferencias significativas en el diámetro de éstos ni en la productividad por planta.
Por otra parte, cuando se categorizan los diámetros por calibre comercial, se observó que la distribución de calibres entre 120% y 100% de ETc es similar entre sí, aunque en el primero el calibre mayoritario se encuentra entre 59-64 mm, y en el segundo el calibre mayoritario estuvo entre 55-59 mm (Figura 3). Aun así, las diferencias no fueron suficientes para ser estadísticamente significativas.
INCIDENCIA DE OLEOCELOSIS
El daño de oleocelosis ocurre cuando la fruta sufre golpes, apretones, roces o daños físicos que generan la ruptura de las glándulas del flavedo, liberando aceites esenciales que causan fitotoxicidad y retrasan la degradación de la clorofila en las células cercanas (Agustí et al., 2004; Knight et al., 2002).
Este daño es promovido en condiciones de alta humedad relativa, debido a que las células del flavedo aumentan su turgencia y son más susceptibles a la ruptura, es por esto que se recomienda evitar la cosecha en horas tempranas de la mañana y con presencia de agua en la fruta (Cahoon et al., 1964; Lado y Rivas, 2009).
En el caso de los riegos evaluados, en las tres temporadas se observó que, a pesar de realizar corte de riego una semana previa a la cosecha, un mayor aporte de agua tuvo mayor incidencia de oleocelosis en la fruta tras 35 días de almacenaje a 0°C (Figura 4), de modo que la mayor cantidad de daño se observó en el régimen de 120% de ETc, con un promedio de 17,7% de incidencia, mientras los tratamientos con déficit hídrico disminuyeron significativamente la incidencia del daño hasta un 0,6% en el tratamiento con 70% de reposición de ETc.
INCIDENCIA DE ‘CREASING’
El daño por ‘creasing’ ocurre por la ruptura del albedo formando grietas al interior de la cáscara de los cítricos (Erickson, 1968), se ha observado que este desorden fisiológico presenta separación de células más que ruptura de células, y sus síntomas pueden desarrollarse desde la fase II de crecimiento, siendo evidentes en la fase III y al momento de cosecha (Storey y Treeby, 1994).
En la literatura existen diversas explicaciones sobre las causas del ‘creasing’, aunque aún no se ha determinado un origen exacto del problema ya que se ha relacionado a distintas condiciones como clima, genética, disponibilidad de riego, carga frutal, nutrición, entre otros aspectos (Agustí et al., 2004; Jones y Embleton, 1967; Gambetta et al., 2000).
Entre los distintos mecanismos de desarrollo del problema se han descrito los siguientes procesos: por una parte, existen estudios que indican que la sensibilidad al ‘creasing’ puede ser genética, de modo que hay variedades que presentan mayor expresión de enzimas de degradación de la pared celular como la poligalacturonasa y pectinmetilesterasa (Li etal., 2009; IVIA, 2015).
Por otra parte, también se ha estudiado que puede estar asociado a una menor capacidad de formación de pectinas de la fruta y deficiencias nutricionales (Bower,2004), elementos principales en la estructura de la pared celular, lo que podría significar una mayor facilidad de ruptura. Con todo, la expresión del ‘creasing’ parece ser promovida por múltiples variables y dentro de ellas las fluctuaciones de riego y humedad relativa (HR) también tienen un efecto claro en la aparición del daño (Agustí et al., 2003).
En el caso de las muestras evaluadas en la localidad de El Palqui, los tratamientos con aplicación de déficit hídrico con 79% y 70% de reposición de la ETc fueron los únicos que presentaron incidencia de ‘creasing’ (Figura 5), mientras que sobre el 89% de reposición no se observó el problema. Junto con esto, se observó la relación que tiene la carga frutal con la aparición del daño, de modo que años de alta carga tuvieron mayor desarrollo de ‘creasing’ en comparación a un año de baja carga.
En estas situaciones, se pudo identificar fácilmente el daño al momento de cosecha, que es cuando normalmente se reporta la aparición del ‘creasing’. Sin embargo, en las evaluaciones de postcosecha tras 35 días a 5°C, consistentemente se observó un aumento en la incidencia del daño posterior al almacenaje, lo cual ocurrió en los 3 años de evaluación.
Para evaluar aún más el desarrollo de ‘creasing’ durante el almacenaje, se realizó un estudio observacional con 300 frutos individuales que fueron sometidos a un régimen de 70% de reposición de la ETc, los frutos fueron enumerados y se realizó seguimiento del daño a cosecha y tras 35 días a 5°C.
Además, para promover situaciones de variación de HR, 150 frutos fueron almacenados en bolsa de alta humedad que se abría semana por medio para causar una disminución de HR intercalada. Por otra parte, los otros 150 frutos se sometieron a una inmersión en agua por 3 minutos cada una semana y luego devueltos a la cámara de frío.
En esta evaluación se observó que el ‘creasing’ leve aumentó un 13,1% en las muestras que tuvieron inmersión y un 7,7% en las muestras que se almacenaron en bolsa, siendo un aumento significativo entre cosecha y salida de frío (Figura 6), aunque no se observaron diferencias significativas entre la inmersión y la bolsa.
En el caso del ‘creasing’ severo, se registró un aumento leve de 2,4 y 1,9% en inmersión y bolsa, respectivamente. De estos resultados, se observó que en las muestras evaluadas el mayor aumento de ‘creasing’ en almacenaje fue el desarrollo de un nivel leve en frutos que se encontraban sanos al momento de cosecha, mientras que los frutos que ya tenían ‘creasing’ a la cosecha no tuvieron un aumento importante de daños.
En cuanto a las condiciones de HR del ambiente que se lograron en este ensayo, se obtuvo una fluctuación baja entre 87% y 100% HR dentro de la cámara. Es posible que con fluctuaciones mayores se pueda apreciar un mayor aumento del daño, sin embargo, esto requiere mayor estudio.
CONCLUSIONES
De las variables y resultados vistos, se observó que la calidad y condición de la fruta pueden mantenerse de manera aceptable cuando el déficit hídrico no disminuye del 89% de la reposición de ETc durante las fases II y III de crecimiento. Mayores déficits tendrán efectos notorios en el calibre de la fruta y desarrollo de ‘creasing’.
En cuando al uso del déficit para promoción de color, se observó que un déficit de 10% no es suficiente para mejorar significativamente el color, y no es viable aplicar déficits mayores debido a los problemas de calidad y condición mencionados. En cuando al desarrollo de ‘creasing’ en postcosecha, durante las 3 temporadas se observó incidencia de este daño en los tratamientos con reposición de 79% y 70% de la ETc, el cual aumentó tras el periodo de almacenaje.
Del ensayo con seguimiento de frutos, se observó que bajo condiciones de alta humedad y fluctuaciones de la humedad relativa, algunos frutos que se observaban sanos a cosecha desarrollaron ‘creasing’ a un nivel leve tras 35 días de almacenaje. Esta condición, además, es más pronunciada en temporadas de alta carga frutal, de modo que en esos años se debe evitar con mayor urgencia el estrés hídrico en comparación a años de baja carga frutal.
En cuanto al superávit de riego, no se observó que un sobrerriego pueda aportar ventajas significativas en cuanto a calidad y condición, ya que la mejora de calibre es baja y puede relacionarse a menor desarrollo de color y aumento de sensibilidad a la oleocelosis.
Agradecimientos
Este trabajo se realizó gracias al cofinanciamiento de FIA (cód. PYT2021-0569) y el apoyo del Comité de Cítricos de Chile (Frutas de Chile).