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Claves para lograr un mayor porcentaje de fruta exportable

Una floración equilibrada se traduce en mandarinas de gran calidad

En muchos de los campos de mandarina aún resulta complejo determinar qué factores generaron un gran porcentaje de fruta manchada. El asesor Horario Berrios sostiene que hay ciertos errores que se vienen cometiendo en el manejo de las mandarinas, y detalla qué se debe hacer para mejorar la calidad intrínseca del fruto, sobre todo cuando los mercados han elevado sus estándares de calidad.

21 de Febrero 2019 Marienella Ortiz
Una floración equilibrada se traduce en mandarinas de gran calidad

Horacio Berrios, fisiólogo y asesor externo

En uno de los fundos de la empresa Don Fermín, propiedad del empresario José Miguel Morales, con 46 ha de mandarina W. Murcott y 15 ha de Primosole, el 73% de la producción se destinó a la exportación en la última campaña. Los resultados de este campo ubicado en Chincha resultan envidiables si se tiene en cuenta que el promedio exportable que maneja el grueso de los productores es de 50%, indicador que incluso se redujo en el 2018, debido a problemas inesperados de manchado en la piel de la fruta.

En el fundo Rosario se observan árboles con una expresión vegetativa armónica. La plantación de W. Murcott, sobre patrón citrumelo, data desde hace cinco años, mientras que la de Primosole- una mandarina tempranera- es reciente, de 2016. Para Horacio Berrios este es un ‘campo bandera’, donde los técnicos han tomado todas las acciones necesarias para lograr una fruta de alta calidad, con miras a maximizar el porcentaje exportable, sin proyectarse en el mercado interno. “Esa es la tarea pendiente”, advierte, sobre algo que debiesen realizar el resto de productores del país.

En el país se ha sembrado mucha mandarina W. Murcott y Tango cada vez más los mercados están pidiendo elevar la calidad en la fruta. “Hace unos años daba lo mismo salir con fruta con 10º Brix, pero hoy la exigencia es que tenga un mínimo de 11º Brix. Los calibres exigidos van del 1 al 3, mientras que Chile exportaba hasta los calibres 4 y 5, es decir, pequeños. Este 2018 solo exportaron desde calibre 3, como el Perú. El mercado se está poniendo más exigente”, refiere. “Mientras se siga con la idea que los campos de cítricos soportan todo, no mejoraremos la calidad”, añade y señala que los problemas de manchado de piel no obedecen a un único factor, sino una suma de ellos.

EL ÉXITO PARTE DE UNA FLORACIÓN EQUILIBRADA

CARGA FRUTAL. Lo recomendable es un promedio de 800 a 700 frutas para conseguir los calibres y otros estándares organolépticos demandados por el mercado externo.

¿Qué errores y qué mitos aún persisten en la producción de mandarinas? Berrios centra su respuesta en la idea siguiente: “Todo productor debe perseguir una floración equilibrada”. Es decir, no se debe persistir en la idea de que más frutos en el árbol es lo mejor. El trabajar con un número adecuado es sinónimo de fruta de una mejor calidad: piel resistente, mejor grados Brix y acidez y la obtención de calibres que demanda el mercado.

Para alcanzar una floración equilibrada, Berrios sostiene que lo primero es dejar de estresar o recortar el riego continuamente al cultivo, una práctica habitual que se desarrolla en Cañete, Huaral, Chincha e Ica; sobre todo, cuando cae la acidez de la fruta o cuando se quiere mejorar la floración. “Hay un abuso de esta técnica. El resultado es que en la siguiente campaña habrá una floración demasiado intensa. El productor tradicional se siente contento con un árbol lleno de flores, pero ese no es el mejor escenario”, advierte.

John Duran, gerente agrícola del fundo Rosario, de la empresa Don Fermín

En los campos de Don Fermín no se abusa de esta técnica, por ello se puede ver una floración bien distribuida, sin una aglomeración de frutos pequeños en una sola rama. Lo óptimo es tener el brote mixto, es decir, que la flor venga acompañada de una buena estructura vegetativa. “Cuando la plantación está muy estresada, la fructificación viene más del tipo ramillete, donde la competencia de los frutos por nutrientes es intensa. Entonces, esta fruta será la que se quede más chica o caiga. Asimismo, es la que tiene más condiciones para un manchado de fruta, porque tendrá una piel más delgada”, explica y agrega que un fruto con piel delgada es propenso al manchado, incluso en el proceso de poscosecha.

Un mandarino puede cargar incluso unas 200,000 flores, pero solo se necesitan entre 40,000 y 50,000 para poder producir entre 700 y 800 frutos. Eso es lo adecuado si se quiere producir unas 60 t/ha. “Cuando viene el brotamiento primaveral, en octubre y noviembre, los productores piensan que les va a botar la fruta y razón no les falta, porque la planta está tan débil que eso sí ocurre. Entonces, el productor hace lo imposible para evitar la caída del brote. Es ahí cuando le quitan el riego y le aplican algunas hormonas agresivas. Finalmente, la fruta que queda no tiene buena calidad ni se logra una mejor productividad”, apunta y sostiene que los pasos que debiesen seguir son no abusar del estrés hídrico, lograr que haya una menor floración. Así se obtendrá un volumen óptimo de frutos, que se traducirá en frutas de mejor calidad (sin manchas en la piel, por ejemplo) y de mejores calibres.

MÉTRICA PARA DETERMINAR NÚMERO DE FRUTOS

BUENA ESTRUCTURA VEGETATIVA. Estos árboles permitirán que la fruta absorba todos los nutrientes necesarios para su crecimiento.

Aunque hay productores que son conscientes de que es mejor tener un árbol con el número adecuado de frutos, cometen el error de que el procedimiento para determinar ese número de frutos lo realizan de forma visual, aun cuando se sabe que hay técnicas para determinarlo.

“Una vez que ocurrió la purga natural se debe establecer una métrica, para saber cuánta fruta hay colgada en el árbol y así poder determinar si es necesario intervenir químicamente para seguir raleando fruta”, explica. “Para ello se deben escoger 20 plantas por lote, sin importar si se trata de un lote de 5 o 50 ha. Posteriormente, se marca una rama de cada árbol elegido y se cuenta toda la fruta. Es una ‘chambaza’, pero es necesaria, porque podemos sacar un promedio. Seguidamente, escogemos una o dos plantas por lote y le sacamos toda la fruta para especificarla por familias (similar tamaños): adelantada o cabeza, cuerpo y cola. Entonces, si tenemos 2,000 frutos, podría haber 1,500 de cuerpo, 300 de cabeza y 200 de cola. Al tener 1,500 frutos de cuerpo, ese será el grueso de la fructificación y, sobre esa base, debemos realizar el manejo. También puede ocurrir que para llegar a 700 o 800 frutos escojamos entre dos familias; entonces, el resto ya no te interesa y lo debemos eliminar”, detalla.

La mandarina W. Murcott tiene la particularidad de autoinducirse. Debido a ello se pueden tener varios ciclos de floración/fructificación durante la primavera. Los primeros frutos que cuajan constituyen la primera generación frutal: la cabeza. El grueso de la floración dará lugar al cuerpo de fructificación, y finalmente se tendrá un a tercera generación de frutos que formará la “cola” de la producción.

Hoy en día es posible incluso hasta cuatro familias de frutos, una particularidad que, según Berrios, se da en W. Murcott y Tango. De hecho, en la visita al campo de Don Fermín, el asesor mostró unas yemas hinchadas que podrían provocar una cuarta floración de verano, incluso en Arequipa el asesor contó hasta ocho floraciones. “Esto puede ser un problema, porque hay que ir botando lo que no sirve”, advierte y subraya que el conteo de frutas no puede ser visual porque allí es donde empiezan los problemas de calidad.

RALEO Y OPCIONES QUÍMICAS

Colapso del mercado local

Toda la fruta manchada de la campaña pasada terminó en el mercado interno y eso produjo una caída estrepitosa de precios. En Chincha se ha pagado de S/. 0.10 a 0.15/kg de mandarina, y solo el costo de la cosecha es de S/. 0.10/kg.
El mercado local siempre absorbió el 50% de la producción de mandarinas. Entonces, los productores compensaban en parte los gastos de no exportar esa fruta. Hoy esa posibilidad no existe más para Berrios, quien dice que resulta preferible bajar el potencial productivo de 80 a 60 t/ha si es que la mayor parte se exportará. “Hace unos años atrás el mercado externo no era tan exigente como hoy. Antes se empacaba el 90%. Ahora se exige calidad de color, calibre, º Brix y acidez”, afirma Jhon Durand, gerente agrícola del fundo El Rosario.

En el mercado existen productos químicos, como auxinas de síntesis, que sirven para trabajar el raleo o, en su defecto, la promoción del crecimiento de la fruta. Para el raleo puedes usar los ingredientes activos Triclopir o el Diclorprop-p. La primera auxina es más agresiva y tiene un efecto de raleo más fuerte; mientras que la segunda, tiene un efecto más selectivo en el raleo.

“Dependiendo del escenario se deberá elegir entre una y otra”, afirma Berrios. Sin embargo, lamentablemente la mayoría de productores usan estos productos sin haber hecho la métrica de la cantidad de carga del árbol. Triclopir se ha usado por más de una década en Perú, “pero se usa mucho y mal, por tanto, muchas veces termina botando toda la fruta del árbol”, advierte el experto. “Lo mismo ocurre con Diclorprop-p que no tendrá el efecto más óptimo si no lo trabajas en el momento preciso”, continúa sobre un producto que debe emplear cuando el fruto mide entre 10 y 12 mm, ejerciendo un raleo selectivo, de tal manera que mejorará el calibre.

Además, hay un tercer escenario, que es cuando no se necesita ralear, pero sí se quiere mejorar el calibre. “Para ello, hay que esperar a que la fruta crezca y aplicar el producto para obtener los diámetros deseados. Por lo general, en Perú hay calibres grandes, pero con una mala distribución de tamaños. Entonces, el reto es trabajar para tener tamaños homogéneos, y tener una mejor concentración de los calibres más comerciales y trabajar la calidad intrínseca de esa fruta: piel, color, calidad organoléptica, º Brix y acidez.

Hoy en día, Perú exporta frutos de calibres 1, 2, 3 e incluso 1X, que es fruta de un tamaño mayor poco valorada en el mercado internacional. El asesor remarca que una plantación que viene con problemas de floración perderá mucha fruta y la que queda crecerá mucho. “Otro aspecto de la fruta muy grande es que pierde rápidamente acidez. Entonces, hay todo un círculo vicioso, porque los productores tradicionales procederán a retirar el riego”, precisa.

EL RIEGO Y LA NUTRICIÓN

CORTES DE AGUA. No hay que abusar de la técnica del corte de agua porque eso maltrata la salud del árbol. Se usa esta técnica cuando no se quiere que la fruta esté muy grande o porque está perdiendo acidez.

Si se quiere fruta de calidad, no se pude descuidar el riego y la nutrición. Y esa métrica, de la que se habla unas líneas arriba, también sirve para trazar la estrategia de riego más adecuada. Cuando la fruta ha superado los 30 mm de diámetro, el asesor recomienda regar ligeramente por debajo del punto óptimo, para no sobreestimular el crecimiento del fruto y tampoco perder acidez. “Ya tengo mapeado de que si se riegas mucho en ese tránsito de fase a 1 a fase 2, vas a condicionar una temporada de baja acidez y de bajo brix”, subraya.

No es un misterio que el riego determina varios factores de calidad de la fruta. “Muchos productores riegan más para que crezca, luego quitan agua porque perdió acidez. Como resultado se tendrá un árbol que perderá follaje en la siguiente campaña. Todo este manejo desordenado pasará factura. Y ya sabemos que una mala campaña está determinada por una floración excesiva”, advierte.

Para Berrios, la nutrición se debe trabajar con un programa integral que se apoye no solo vía sistémicos, sino también con productos foliares, sobre todo, de microelementos. Otro aspecto detectado por el experto es que los cortes abruptos de la fertilización nitrogenada provocan pérdida de acidez. “Es un mito que el nitrógeno sea el enemigo del color, en todo caso, el exceso sí lo es. En este campo (El Rosario), hacemos un cierre nitrogenado progresivo, muy sutil con aplicaciones que pueden llegar a marzo o abril, para sostener acidez. Ya no cortamos del todo”, apunta.

A diferencia de las satsumas que normalmente no tienen estos inconvenientes, la W. Murcott está teniendo más problemas para asegurar una calidad estándar, según explica Berrios.

 

En el caso específico del manchado de fruta, el productor busca como principal responsable de este desorden a los problemas sanitarios. Sin embargo, una mala ‘construcción’ de la piel está relacionada con una mal nutrición. “Desde la floración, debemos trabajar en las aplicaciones de calcio, potasio y magnesio, así como el tema de la regulación de carga”, grafica el especialista.

Para Berrios, un problema común, y también una práctica errada y antigua, para lograr un óptimo crecimiento de la fruta es la aplicación de nitrato de potasio al 2%, “cuando la conductividad eléctrica o la salinidad de esa solución pueden ser muy alta, generando micro heridas en la piel”, advierte sobre un tema que los productores asocian al rameado por el viento, “pero eso ocurre porque se usan técnicas agresivas que deben ir de salida”, recomienda.

TAMBIÉN AFECTAN LOS PROBLEMAS SANITARIOS

Los problemas sanitarios también han afectado al manchado de fruta. El ácaro del tostado (Phyllocoptruta oleivora) está siendo difícil de controlar y además este año hubo más presencia del ácaro hialino (Polyphagotarsonemus latus) que otros años. Además existiría un hongo o un complejo de hongos, aunque aún no se puede asegurar, la Mycosphaerella, también llamada mancha grasienta de los cítricos, que genera problemas de piel. Lamentablemente, Berrios comenta que el sector se ha quedado sin moléculas para trabajar estos problemas, debido a que se ha hecho abuso de algunos ingredientes activos, como la abamectina. “Se ha usado por muchos años abamectina tras abamectina y hoy día las poblaciones del ácaro del tostado son altamente resistentes. Años atrás se utilizaba 100 ml de abamectina en un cilindro de 200 l, mientras hoy en día se utiliza el doble de esa dosificación y el control no es eficiente.”, afirma.
El ácaro del tostado mancha directamente la fruta. Hoy se está tratando con azufre, pero un mal manejo también puede manchar la piel, ya que a altas temperaturas puede ser fitotóxico. Adicionalmente, para el control de Mycosphaerella se está aplicando hidróxido de cobre que, si es mal manejado, también puede manchar la fruta.

Frente a esta situación es preciso mantener una huerto ventilado y una poda de apertura de ventana en enero, que permite un ingreso efectivo del tratamiento sanitario. Mientras más cerrada está en la plantación, habrá más problemas de ácaros.

En la campaña 2019, el especialista no descarta que se registren los mismos problemas de manchado de fruta. Para contrarrestarlo, su recomendación es tener una buena floración para que la fruta sea de mayor calidad, con buena piel. “El productor debe cambiar el chip, no pensar en el mercado interno sino en mejorar sus procesos para elevar el porcentaje defruta exportable, incluso podría llegar a un 80%”, finaliza.

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