En un proyecto frutícola, las plantas, el riego y los manejos internos son inversiones que dependen tanto de las condiciones climatológicas como de las propiedades del suelo. Cuando las variedades explotadas fallan, pero contamos con condiciones de suelo óptimas, -ya sea en su estructura física, entrega nutricional y biológica benéfica-, podemos enfrentar de mejor manera condiciones adversas como las vividas estos últimos años.

-El suelo es una herramienta estratégica dentro de las decisiones en un proyecto agrícola, ¿cuál cree que debe ser la manera de valorizar los terrenos que llevan a una mejor rentabilidad?

-Al evaluar un proyecto agrícola se puede encontrar precios sobre los US$40.000/ha, donde los requisitos básicos están cubiertos (clima, agua, suelo), también se pueden encontrar otras oportunidades de negocio con valores más atractivos y muchas veces con las mismas condiciones climáticas e hídricas. En su gran mayoría la variable más débil y la que marca la diferencia en el precio final es la calidad de suelo donde se va a hacer el cultivo. Para estos casos, es fundamental establecer un programa de suelo degradado con el objetivo de recuperar el potencial productivo del cultivo.

-¿Cuál sería una buena estrategia de regeneración de suelo vivo?

1. Aplicar o incorporar ‘shocks’ de carbono orgánico en los suelos a través de fuentes de materia orgánica estables para recuperar en primer lugar sus propiedades físicas. Ayuda a mejorar la eficiencia de las estrategias de riego mediante la retención de humedad de los primeros perfiles de suelo y aumento de biomasa radicular para aumentar la absorción nutricional.

2. Acompañar la estrategia con microbiología benéfica radicular mediante inoculaciones directas sobre la fuente de carbono orgánico. Esto mejora la capacidad de intercambio nutricional y aumenta las concentraciones de secreción hormonal que libera la planta a nivel radicular.

3. La mantención anual en el tiempo nos permite mantener las propiedades físicas, biológicas y químicas del suelo lo que nos garantiza un buen desarrollo del huerto y así extender la viabilidad del proyecto agrícola logrando una rentabilidad mayor en el tiempo.

-¿Cómo evalúa los daños sufridos por los temporales de junio y agosto?

-En ambos casos hubo degradación como cambio de las propiedades y tipos de suelo, lo que produjo una pérdida de materia orgánica y biología importante, con un tremendo daño al patrimonio del campo. Lo recomendable, es enfocar las energías en la recuperación pero mirando desde el suelo hacia arriba. La regeneración del suelo se hace indispensable para lograr recuperar la inversión en el menor tiempo posible, buscando la mejor rentabilidad.

-¿Qué estrategia de poscosecha recomienda para esta temporada?

-Lo más importante es asegurar el nivel de reservas carbonadas y nitrogenadas, tanto para un buen funcionamiento metabólico, como crecimiento vegetativo, buena calidad de yemas, entre otras. Es recomendable la aplicación de fuentes de ácidos húmicos para que la degradación sea progresiva y de largo aliento. Para enero-marzo, se sugiere incorporar fuentes de carbono de cadenas cortas (ácidos fúlvicos, aminoácidos), los cuales tienen la función de ser más rápidas de absorber por la planta y así aumentan el nivel de reservas a nivel de yemas para que pueda llevar a cabo el proceso de floración y brotación. Sobre todo, si nos enfrentamos a primaveras frías, con el objetivo de aportar a las reservas que posee la planta y evitar espasmos de fruta, como se ha observado esta temporada.

-¿Cuál es la importancia de las aplicaciones en poscosecha después de una temporada tan agresiva de consumo de reservas?

-Hoy vemos producciones bajas, irregulares, nivel de aborto bastante importante, todas asociadas a la poscosecha 2022/23, que fue bastante baja e incluso precaria en algunos casos. Donde debemos apostar las fichas es en la poscosecha, un periodo clave para el resto de la temporada. Estamos teniendo inviernos muy irregulares, primaveras inestables y con la obligación de entregarle a las futuras yemas reservas carbonadas lo más eficiente posible. Esto se logra con una raíz rica en azúcares. Las reservas de la planta disminuyen notablemente después de los primeros 20 -25 días desde la brotación, por lo que mantener reservas a nivel radicular asegura ir un paso adelante respecto al funcionamiento metabólico de la planta y su respuesta productiva. 

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