El oídio ya está presente en huertos de arándanos del norte del país
A mayor número de superficie, mayores enfermedades. Esa es la realidad que está viviendo hoy en día el cultivo del arándano en Perú. La última que hizo su aparición en el país es el oídio, en zonas del norte como Piura y Olmos. Sin embargo, no es el único problema que se está viendo en los huertos del país. Otro de ellos es el “enrollamiento de raíces” que está originando el decaimiento de plantas. Ambos, han venido a sumarse a otras enfermedades ya conocidas en territorios locales, como botrytis, que sigue dando uno que otro dolor de cabeza a los productores.
Marienella Ortiz
Algunas enfermedades están apareciendo con agresividad en el arándano peruano. El porqué de ello se explica en el rápido incremento de la superficie cultivada en diferentes zonas del país. No solo eso está afectando a los campos del país, también hay factores abióticos que están ocasionando problemas fitosanitarios severos de forma indirecta, tales como las “torceduras” en los sistemas radiculares del cultivo, que están incluso ocasionando el colapso de plantas, según advierte el fitopatólogo el Dr. Luis Álvarez, asesor e investigador de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica.
Concretamente, en la campaña del 2020, el oídio hizo su aparición. Pero esta no fue una aparición cualquiera, sino que fue muy agresiva, sobre todo en la zona norte del país, específicamente en Piura y Olmos. En la presente campaña también se observa en las zonas productoras del “norte chico” y sur chico, como Chincha. A este nuevo problema, la campaña también estuvo marcada por la presencia de botrytis, que se ha concentrado en La Libertad y el sur del Perú, pero ya se vienen perfeccionando los manejos de esta enfermedades.
Según el especialista, las enfermedades se han ido concentrando geográficamente. Así, a lo anteriormente descrito, se añade la roya, que es mucho más problemática en aquellas zonas con mayor humedad relativa, como por ejemplo Trujillo y el norte chico.
PROBLEMAS ABIÓTICOS
En relación a los factores abióticos que han estado ligados a un decaimiento de plantas, el experto reconoce que estos están estrechamente ligado a los hongos de madera, sobre todo al hongo Lasiodiplodia, pero en realidad tienen que ver con factores edáficos de suelos y más precisamente con el “enrollamiento” o “torcedura” de raíces. “Este problema está ocasionando la muerte de plantas, tanto en el norte como en el sur del país”, advierte el Dr. Álvarez y añade que en diferentes campos se ha observado un fuerte decaimiento de las plantas, que no tiene directamente un origen biótico, es decir, que no son ocasionados por hongos o bacterias; sino más bien que hay un componente medio ambiental que hace que la planta no cubra de manera óptima sus requerimientos para su desarrollo. “Cuando la planta se estresa es cuando ingresan los hongos, sobre todo, los “hongos de madera”, que son los que finalmente producen el colapso de la planta”, agrega el fitopatólogo.
“Si bien los problemas abióticos vienen por varios factores como es el clima, aquí el tema es que las plantas llegan con este problema procedente de los viveros hacia el campo. Cuando mencionamos el problema, me refiero a que llegan con las raíces “enrolladas”; esto ocasiona que la planta sea incapaz de absorber eficientemente el agua y, eventualmente, los nutrientes. Como resultado, se observa una situación de decaimiento de la misma. En el periodo vegetativo origina que la planta se decaiga e inclusive muera”, explica.
El hecho de que la planta tenga sus raíces torcidas, para el Dr. Álvarez, es un problema que viene desde los viveros. Sin embargo, tras una serie de trabajos, se ha concluido que recién hacia finales de primer año en campo, cuando ocurre alguna situación de estrés que enfrenta la planta, como la poda, se puede reducir la producción de raíces. Además, al tener la raíz con este problema limitante, la planta no podrá suplir las necesidades propias y con las mismas empezará el colapso. “En esta situación, la torcedura de raíces puede ser extrema, pues se ha observado en algunos campos cómo se han formado extensos nudos, ocasionados por muchos eventos de torceduras de raíces dando la apariencia de una soga o nudo de corbata. Entonces, ellas mismas se estrangulan, limitan la absorción de agua y nutrientes y empiezan a colapsar como organismo”, cuenta.
Si lo anterior está presente en el campo, hay un gran porcentaje de posibilidades de que haya un decaimiento de las plantas. Ello lleva a los productores a inferir de que se trata de infecciones por “hongos de madera”, porque una vez que la planta empieza a tener un problema de naturaleza abiótica lo primero que ocurrirá es el ingreso del patógeno, pues las partes aéreas del tejido entrarán en senescencia y por ende la colonización de los mismos por Lasiodiplodia dada su naturaleza oportunista. Sin embargo, las infecciones por el “hongo de madera” no son la razón, sino que es una consecuencia. “En esta parte empiezan a fallar los programas de control específicos, porque se puede contar tal vez con productos que pueden ser muy eficaces para el control de infecciones directas por el patógeno, pero en este panorama su eficacia no va a ser la adecuada mientras no se resuelva el problema principal”, explica.
VARIEDADES SUSCEPTIBLES A UN PROBLEMA QUE TIENE COMO EPICENTRO ZONAS NORTEÑAS
Según cuenta el especialista, existen variedades que son más proclives a enfrentar este tipo de situación y que colapsan más rápidamente.
A nivel geográfico, el experto explica que se trata de un problema que hoy en día se está volviendo recurrente tanto en el norte como en el sur del país. La diferencia es que en el sur se está optando más por el cultivo de arándanos en maceta; esto permite un mejor desarrollo radicular sin la limitante edáfica, menos pérdida de raíces en etapas críticas, y por ende menos incidencia de decaimientos aun teniendo estas plantas las raíces torcidas. “Definitivamente, en el norte, donde el cultivo se ha desarrollado fundamentalmente en suelo, el problema se ha vuelto más evidente. Queda claro entonces que hongos tales como Lasiodiplodia colonizan tejidos senescentes de la parte aérea de la planta tales como los puntos de corte de poda, y de heridas de la parte basal de la misma; y en la raíz, es frecuente la presencia de hongos con origen en el suelo tales como Macrophomina o Fusarium, cuyos daños son más severos en plantas con estrés”, expone el Dr. Álvarez.
Frente a esta situación, el especialista recomienda que debe haber un mejor control de la calidad de las plantas en el vivero. “Es imprescindible, porque es muy fácil darse cuenta que, desde las plántulas, las raicillas ya vienen torcidas. Entonces, en un inicio puede que no lo veamos, porque la planta se ve bien, con el color adecuado, pero conforme las raíces se empiezan a engrosar, ahí es donde comienza el problema”, explica. En las plantas que empiezan a tener un decaimiento es importante revisar las raíces, a fin de evitar llegar al decaimiento de la planta y al colapso de ellas. “Si observamos un componente de raíces torcidas, entonces vamos a poder tomar las medidas del caso, sobre todo en las raíces superficiales”, precisa.
¿EXISTEN SOLUCIONES PARA EVITARLO?
Esto es algo que recientemente se ha detectado, según indica el experto. Por tanto, considera que es interesante un mayor seguimiento al tema para descubrir qué es lo que se está haciendo mal, para poder corregirlo.
“Algunos colegas consideran que esto no es un problema, que el arándano es así. Sin embargo, ya estamos viendo como las plantas con la raíz doblada enfrentan complicaciones en el campo”, indica. Las raíces del arándano son de por sí superficiales y el objetivo siempre consiste en que las raicillas permanezcan el mayor tiempo posible, para que la planta siga obteniendo los nutrientes suficientes.
CON LA PLANTA ESTRESADA, EL HONGO INGRESA
Cuando se poda la planta, comenta, las raíces superficiales se inactivan, y conforme la planta empieza a brotar, necesitará de los nutrientes para su metabolismo. “Si no puede conseguir estos componentes de manera óptima por la limitación de tener enrollada las raíces, esa planta va a colapsar o manifestará problemas de limitación de brotación, marchitez y quemado de brotes, y finalmente el colapso de plantas”, advierte.
Cuando ya la planta entra en estrés, empezarán a morir los cargadores y el hongo de madera coloniza los tejidos internos. Una vez que el hongo está instalado, los tejidos se dañarán y la planta morirá y ese proceso es bastante rápido. “Te das cuenta que la planta no brota, y es porque el hongo ya empezó a avanzar internamente. Luego que podas las plantas es que te das cuenta del problema, es decir, unos 20 días después, porque ves que no brota igual. Y cuando ya ves ese tema, ya los tejidos internos están complicados”, explica el Dr. Álvarez.
Entonces, lo primero, como lo advirtió el experto líneas arriba, es necesario asegurar la calidad de la plántula que viene del vivero. Lo segundo, explica, es darle un manejo óptimo para que mantenga las raíces superficiales lo más que se pueda y de esta manera no se genere el decaimiento. Para ello, está el manejo postcosecha de la planta con la reducción del agua de forma gradual al igual que los compuestos nitrogenados.
Igualmente, recomienda aplicar fungicidas para proteger las raíces antes de podar la planta. Y se debería realizar una aplicación adicional después de la poda de la planta para proteger las heridas. “Esto es de alguna manera lo básico para un manejo óptimo en la etapa de la poda”, menciona.
MAYOR PRESENCIA DEL OÍDIO
En tanto, un nuevo problema sanitario apareció durante la campaña pasada que hasta entonces era desconocido en este cultivo: el oídio, que ha tenido una presencia relevante en zonas de altas temperaturas como Piura y Olmos. El ataque de este hongo ha sido sorpresivo y los productores han tenido que tomar decisiones de manejo frente a una fuerte presión del inóculo, cercano a las épocas de cosecha. Además, hubo una demora en el establecimiento de un programa sanitario para una enfermedad que entró justo en época de pandemia.
“En la Región Ica, los primeros campos con infecciones por Oidium se han visto a finales de este verano. Estamos en una etapa en que ya se sabe mejor cómo monitorearlo y cómo controlarlo. De hecho hay ingredientes activos eficaces en plantaciones convencionales, y de tratamientos preventivos en plantaciones de manejo orgánico”, precisa sobre tratamientos que, si bien hoy en día no se cuenta con productos registrados en SENASA, están en periodo de registro para este cultivo. “Aquellos productos que funcionan para el oídio en vid, estarían funcionando para el arándano”, afirma. De hecho, indica que la estrategia utilizada en uva de mesa se ha replicado en el manejo de infecciones por Oidium en arándano.
SIN APARENTE AFECTACIÓN EN BAYA
Al ser un problema reciente, aún se desconoce su grado de afectación a futuro en la exportación de la fruta. Actualmente, refiere que se presenta como unas manchas blancas en las hojas, pero no en la fruta.
“La gente, evidentemente, no quiere tener oídio en sus plantas. Por el momento, no se ha visto que estas infecciones dañen a la fruta, a pesar que es muy severa en hojas. En vid, por ejemplo, el oídio puede afectar hojas y el problema es serio cuando afecta bayas. Si hay muchísima infección en hoja, probablemente la hoja se puede caer, pero en arándano no ha pasado eso. No afecta la baya, al menos, en todo lo que hemos estado viendo, según las experiencias de la campaña pasada”, subraya y considera que, de alguna manera, puede afectar grandemente las hojas y con ello el proceso de fotosíntesis. Básicamente, eso tendría repercusión en el tamaño de la fruta, “porque definitivamente necesitamos las hojas para que las bayas crezcan”, expone.
Entonces, para evitar cualquier complicación que produzca este hongo y sabiendo que se presenta en los meses de calor, refiere que será necesario anticiparse. “Ya sabemos las zonas donde se ha presentado el oídio, entonces, sí o sí hay que hacer un programa para ese patógeno, como un tema preventivo. Las estrategias en cada fundo, dependerán de cómo le fue en la campaña anterior”, sostiene.
PERFECCIONANDO EL MANEJO EN BOTRYTIS
En cuanto a la presencia de botrytis, los productores siempre están tratando de perfeccionar las estrategias de manejo para su control. Durante los últimos años, el enfoque siempre ha sido el control químico. Sin embargo, ahora se está trabajando el control biológico a nivel de inóculo en el suelo, específicamente, en el tejido de las flores que se caen. Actualmente, refiere que se está probando con la aplicación de productos biológicos, con el fin de eliminar los esclerocios.
En campos más tecnificados se está utilizando malla arpillera, con la cual se pueden recoger manualmente los restos de flores, para luego quemarlos. En los fundos con áreas mucho más grandes, eso no es viable, porque se necesitaría un gran número de personal, y el inóculo no debe permanecer en las flores, sobre todo si se registra humedad relativa alta. Por esa razón, explica, se está tratando de manejar este patógeno con la aplicación de productos que puedan ser antagonistas del inóculo. Es así como en los programas de manejo se está privilegiando el uso de Trichoderma y Bacillus.
Estas aplicaciones que se realizan a los restos florales que caen son ahora parte del manejo integrado de los campos de arándanos. “No se trata solo de un manejo químico o biológico. Ahora tenemos que ir más allá e integrar algunas medidas de manejo como se hace en el caso de las uvas de mesa, cuando hay problemas con la botrytis. Allí se hace toda una estrategia de manejo integrado”, dice.
En sí, el “moho gris” es una enfermedad que requiere un gran número de aplicaciones, que van desde la floración hasta la cosecha, y eso puede llegar, en algunos casos, hasta más de 30 aplicaciones. La etapa crítica es durante la cosecha porque suele durar entre cuatro a cinco meses y precisamente en la época en que más presión tiene botrytis debido a la alta humedad relativa y temperaturas de medias a bajas, propias de nuestro invierno e inicio de primavera.
BOTRYTIS EN ARÁNDANOS ORGÁNICOS
Incluso, el manejo de botrytis está siendo posible en la producción de arándanos orgánicos. “La tendencia es por la producción y comercialización de arándanos orgánicos, por un tema de mercado. Lo orgánico ya es un componente principal en las estrategias comerciales de algunas empresas. Este tipo de producción involucra aplicaciones de productos residuos cero. Por ende, lo que se usa se aplica en periodos bien cortos, estamos hablando de aplicaciones cada tres o cuatro días”, apunta.
Esto significa que las aplicaciones serán en mayor número que en una agricultura convencional, porque un químico te da más días de acción, altera el ciclo del patógeno, pero los productos orgánicos biológicos si bien te ayudan, la mayoría son probablemente de contacto, indica. “Hay productos que se utilizan, más o menos sabemos cuáles están funcionando mejor y sobre esa base se hace un programa de rotaciones, con los intervalos, inclusive”, apunta.
El problema con la botrytis es que sí puede terminar infestando la baya e impidiendo su exportación. Por lo pronto, el especialista subraya que, con lo que se está planteando en los programas de manejo, se está logrando su control.
Otras enfermedades presentes
La Pestalotia es un problema básicamente en plántulas o en plantas adultas que tienen brotes jóvenes. Cuando no se hace un buen control de esta enfermedad en vivero, puede pasar al campo y ahí es donde comienzan los problemas. “Lo que hace el patógeno es esporular en esos tejidos jóvenes y cualquier aplicación no específica que se realiza lo que hace es precisamente diseminar el inóculo y se producen infección. Entonces, ves líneas enteras de plantas con ramitas que se están secando o ramas ya secas. Lo que ocurre es que esas aplicaciones simulan lluvias, y es la forma como este patógeno se disemina en un campo”, explica el fitopatólogo.