El nuevo proyecto de paltos que apuesta al sur de lo establecido
Los fundos Ucuquer y Alicura están a pocos kilómetros de Litueche (región de O’Higgins), cobijados en la cordillera de la Costa, y ya se erigen como uno de los proyectos más grandes de paltos del país y punto de referencia para las nuevas iniciativas palteras que comienzan a avanzar hacia el sur, con registros que ya llegan hasta la región del Biobío. Redagrícola abordó con sus protagonistas los desafíos de estos proyectos sureños, y cómo han ajustado los manejos para llegar a tener, en el caso de San José Farms, uno de los campos más productivos y eficientes del grupo.
Inicialmente pensado como un lugar residencial con un proyecto de 30 ha de paltos y otros frutales para entregarle un valor agregado y distintivo al lugar, fue tal el éxito productivo que el espacio terminó pivotando hacia uno de los más grandes huertos de palta del país.
Hoy, el proyecto es administrado por San José Farms, quienes también forman parte de la sociedad donde participan inversiones nacionales e internacionales. Cuenta con más de 1.800 hectáreas productivas, de las cuales 1.100 hectáreas son de palta. Pero además, lo interesante es su ubicación: los fundos Ucuquer y Alicura (el primero data desde 2021 mientras que el segundo desde 2014, aunque ahora forman parte del mismo proyecto) están en la región de O’higgins, a no más de 10 kilómetros de Litueche.
Este proyecto es parte del creciente interés de agricultores de cultivos como la palta, tradicionalmente asociados a las regiones de Coquimbo, Metropolitana y Valparaíso, por avanzar hacia la zona sur buscando mejores condiciones de agua y clima, a medida que el cambio climático -y la desertificación- avanza en el país. La administración de San José Farms no necesariamente comenzó desde cero, ya que el proyecto inicial ya registraba información sobre paltas en el sector, comenta Jaime Guarda, gerente general agrícola de la empresa.
Comenzado en 2014, el proyecto sólo en los últimos 3 años ha crecido 700 ha, y la idea es continuar creciendo. Los campos cuentan además con 240 ha de limones, 180 de mandarinas W. Murcott y 77 de almendros. Incluso, en sus cerca de 2.000 ha disponibles, ya tiene en marcha un test block de cerezos.
O’HIGGINS, INCIPIENTE ATRACTIVO PALTERO
El cultivo de palta está principalmente establecido en las regiones de Valparaíso, Metropolitana y Coquimbo, por razones climáticas que le permiten evitar -en lo posible- heladas que puedan dañar el cultivo. Precisamente por eso es que este cultivo no solía cruzar la frontera sur de las regiones centrales del país.
Sin embargo, la posición del campo, a 20 kilómetros del mar y establecido en la cordillera de costa, le otorga una ubicación privilegiada para prevenir heladas, y una protección natural contra temperaturas extremas, al presentar características de la zona costerasur del país. Estas características, bastante únicas, han permitido a San José Farms con el apoyo de inversionistas institucionales extranjeros, apostar fuertemente por uno de los huertos de palta más grandes del país.
Actualmente, según datos de ODEPA-CIREN y el Comité de Paltas, se registra un total de 33.010 ha de paltas a lo largo del país, y debido al avance de la sequía, la industria ha comenzado a buscar nuevas zonas productivas hacia el sur, con el objetivo de seguir abasteciendo la alta demanda interna de la palta, que alcanza un 55% del total productivo.
La región de O’Higgins es hasta el momento la zona sureña que cuenta con la mayor extensión de paltos, con 3.631,01 hectáreas, de acuerdo a a las cifras oficiales. El Maule en tanto registra 50 ha; el Ñuble cuenta con 43 ha; y Biobío finalmente registra 9,61 ha.
MEGAPROYECTO PALTERO
El proyecto de San José Farms se divide en el fundo Alicura (desde 2014), con 400 ha de paltos, y Huertos de Ucuquer (iniciado en 2021), con 700 ha del fruto conocido por muchos como “oro verde”. De hecho, Ucuquer podría considerarse la “fase 2” del proyecto, que ahora unificado, busca seguir su expansión.
Liderados por Ignacio Valdés como gerente agrícola de huertos de Ucuquer y Andrés Silva como gerente del proyecto Alicura, cuentan con una serie de desafíos que han ido sorteando, como suelos arcillosos que muchas veces funcionan como estanque que puede significar problemas de asfixia para los paltos, pero también cuentan con ventajas geográficas y climáticas, como un microclima especial que les permite ser mas eficientes en recursos.
Estos años de aprendizaje, señalan, les han permitido encontrar técnicas, para mitigar las externalidades negativas, que van desde atoconar algunos de los árboles, hasta crear drenajes que permitan vaciar esos estanques, algo que ocurre específicamente en las zonas más bajas del terreno.
Andrés Silva señala que la gran diferencia con otros campos que tiene San José Farms en zonas más al norte es el recurso hídrico, ya que cuentan con agua no solamente por precipitaciones, sino también con el río Rapel. De hecho, una de las ventajas comparativas de este oasis paltero, es que el campo recibe alimentación de agua más limpia en comparación a otras zonas productoras de palta, al contar con agua del río Rapel, que además pasa por un ‘filtro’ natural en el lago del mismo nombre, algo que los diferencia de zonas al norte donde reciben alimentación de agua que viene con más elementos como sal, cloruros, entre otros.
“Nosotros que tenemos otros campos hacia el norte, podemos decir que es un hecho que este campo es más eficiente en energía porque no tiene planta de osmosis, es más eficiente que otros en consumo de agua, o casi igual pero en otros campos además hay que hacer manejos que se suman a la planta de osmosis para controlar la sal, y eso hace que este campo a nivel de costos sean más acotados”, explica Jaime Guarda.
DIFERENCIAS EN EL RIEGO
“Este es un campo de suelos muy pesados, muy arcillosos, donde más que nada lo que cuesta manejar es la frecuencia y tiempo, de acuerdo a qué tan lleno esté el ‘estanque’ de agua”, señala Andrés Silva como uno de los principales desafíos de estos campos, algo que los distancia de las recetas tradicionales de la zona centro norte, que cuentan con suelos más livianos, sin tanta arcilla sino con más de maicillo y arena.
Esto les permite ‘jugar’ con los riegos. De hecho, estos campos tienen un promedio de riego de 6.000 metros cúbicos, por debajo de los niveles de la zona central que también administra San José Farms, donde el promedio alcanza o supera los 8.000 metros cúbicos, algo que tiene que ver con el “efecto sur”: mayor humedad, condiciones de suelo, y a eso se suma la influencia costera.
Señalan que si bien la humedad relativa asociada a la zona puede tener una incidencia en plagas, también tiene efectos positivos: Jaime Guarda, gerente agrícola de la compañía señala que también favorece la cuaja, a diferencia -por ejemplo-, de campos de la zona centro norte que tienen dificultades de cuaja, sobre todo en primaveras muy secas y de altas temperaturas.
“Aquí la temperatura es estable, pocas veces en el año se llega a 30 grados, y la brisa costera-sureña está ventilando siempre el huerto, y esa mayor humedad relativa a mi gusto ayuda para los temas productivos”, explica. Ignacio Valdés advierte que estos suelos ‘pesados’, además por tratarse de una gran extensión, el terreno cuenta con distintos tipos; unos más pesados que otros, por lo que en los últimos años la labor también ha estado enfocada en identificar cada uno de los sectores, y a cada uno darle el riego que corresponde, tanto en la oportunidad como en la cantidad.
“Ese es el trabajo que se ha hecho durante los últimos 3 años, de armar equipos, formar a la gente para poder regar bien. Yo no puedo regar porque la estación meteorológica dice que se evaporó tal cantidad y riego, no, sino que aquí hacemos mucha calicata, revisamos con sondas, pero la clave es calicata, calicata, calicata. Ahí está la clave, porque los suelos que encontramos aquí son como una cebra, cambian muchísimo”, explica Valdés. Añade que desde el establecimiento hasta la operación de los riegos, es importante además seguir un camino que incluye hacer calicatas todos los días, y para ello cuentan con equipos especializados, enfocados en fertilización y riego.
Todo esto además en un contexto de suelos más pobres de materia orgánica, y por ello es que Andrés Silva comenta otro aprendizaje que han tenido, respecto a los campos que tiene la compañía en la zona centro norte, porque “la preparación de suelos aquí se ha hecho muchísimo más a conciencia que en el norte, con más enmiendas, camellones más grandes precisamente para separar las raíces de la humedad en invierno y primavera, ahí hay un trabajo en el tiempo que se ha sumado a entender dónde podemos plantar paltos de semilla, como Zutano o Mexícola, versus otros que quizás en otro contexto hubiésemos dicho que no dan para palta y sí para cítricos”.
En esa línea, que les ha permitido crecer explosivamente el cultivo de paltos -plantaron 700 ha en tres años- Jaime Guarda señala que a medida que avanzaban con la segunda fase del proyecto, eligieron paltos clonales, patrón Dusa, para los suelos más arcillosos o pesados, donde se presentaba una mayor probabilidad de asfixia, y efectivamente encontraron en esta elección un patrón con mayor tolerancia.
Y ahora, luego de varios años ocupando esta técnica, se dieron cuenta que el clonal tiene otros beneficios, principalmente por ser una planta más homogénea y más “aperrada”, por lo que tomaron la decisión de priorizar el clonal por sobre el de semilla para todos tipo de suelo en el proyecto completo.
Sobre todo por uno de los problemas que registra el proyecto: en las partes más antiguas del campo hay vertientes naturales, por lo que han debido hacer drenajes para evacuar el agua que emerge de manera natural, y por ello es que incluso se han atoconado eliminado sectores que tienen agua todo el año. “En general donde hay mucho exceso de agua se trabaja con mucho drenaje, para conducir el agua y que esa agua tenga una evacuación fluida, porque sino puede terminar matando el árbol”, comenta Silva.
IMPACTO POR HELADAS
Jaime Guarda señala que desde que ingresaron a la administración del campo, en 2014, encontraron termógrafos instalados que no registraban heladas en los últimos años, no así en los últimos 3 años, donde sí han registrado aunque en sectores muy focalizados. Pese a esto, no lo atribuyen necesariamente porque estén más al sur, porque señalan que incluso en los campos de las zonas centro norte las últimas temporadas han sido muy agresivas en heladas e incluso más duras que en este campo de la zona costera de la región de O’Higgins.
De hecho, Ignacio Valdés comenta que la ventilación del huerto, al estar montado sobre la cordillera de la costa, permite que el daño por heladas se registre sólo en el 0,5% de la superficie de paltos, algo que ha sido bastante acotado hasta ahora. Además, y gracias a la disponibilidad de agua de la zona en comparación a la región de Valparaíso, ya están pensando en la posibilidad de invertir en sistemas de prevención de heladas.
“Aparte de que el campo es más eficiente en consumo porque las mismas hectáreas se riegan con menos agua en comparación (al norte), se puede pensar en que estos sectores afectados puedan estar cubiertos con sistemas de control de heladas con agua”, señala Guarda, detallando que son sectores acotados y bien identificados, por lo que sería una inversión menor considerando la proporción por el total de las hectáreas.
MANEJOS PARA EL VIGOR
La cosecha comenzó este 2024 en los campos de este proyecto el 2 de septiembre, dos semanas antes de lo presupuestado, aprovechando una buena producción y los buenos precios que se registran en el mercado internacional.
El éxito de esta operación tiene que ver -señalan-, “con un vigor controlado” de la planta, gracias al riego y a la nutrición, de acuerdo a Silva, a lo que se suman las condiciones de la zona, que como destaca Valdés, son favorecidos por una humedad relativa que permite mantener a los paltos con bajo estrés, sobre todo en verano, donde además no tienen temperaturas extremas, muy a diferencia de lugares como Petorca o La Ligua (región de Valparaíso), donde casi todos los días de verano están sobre los 30°.
“El árbol está más cómodo. En el invierno sufre un poco más porque es más fresco aquí, pero luego el árbol se expresa muy bien con manejo de riego, fertilizaciones y manejos fitosanitarios”, detalla Valdés. El proyecto además se segmenta internamente para ser trabajado de forma específica: diferentes tipos de vigor, niveles de producción, entre otras variables, y para cada uno de esos sectores, se hace un plan de riego y nutrición en detalle, sector por sector.
“Hay sectores a los que les cuesta más tomar potasio por el tipo de suelo, y a esos hay que llevar mayores concentraciones, o hay otros sectores donde queremos desarrollar raíces incorporando más materia orgánica y eso implica no tanta nutrición química, sino que se aplican bioestimulantes (en base a algas), entonces hacemos como un traje a medida para cada sector”, comenta Jaime Guarda.
Silva complementa que “aquí no hay receta establecida, esto es sector por sector, con manejos que van enfocados al detalle, con trabajos muy finos”. Eso sí, detallan que a nivel de macronutrientes, no hay grandes diferencias con los demás campos que administra San José Farms en zonas más al norte, pero sí requieren un trabajo de joyería específico para cada sector, más aún en un proyecto de esta magnitud.
SALTO EN PRODUCTIVIDAD
San José Farms, que además cuenta con campos de palta en Illapel, Cabildo y Santo Domingo, tendría su principal bastión a la hora de productividad en este proyecto sureño. Jaime Guarda asegura que a nivel productivo, medido en cantidad de frutos por árbol, el campo conformado por Huertos de Ucuquer y Alicura es el ganador.
“Tenemos aún que aprender a manejar el calibre, porque aquí el invierno es muy prolongado, y hay años en que parte septiembre y aún no podemos regar, porque ha caído mucha agua”, comenta, indicando que esto ha significado un desafío desde el punto de vista de la nutrición, ya que el árbol parte un poco más tarde y eso hace que esté un poco más atrasado en el crecimiento de la fruta.
A pesar de aquello, ya cuentan con una cosecha ‘temprana’ manejando el vigor, renovando ramas, evitando el anillado para que no se envejezcan las ramas. “Creo que ese es el camino que estamos encontrando para solucionar el tema del calibre”, explica Jaime Guarda.
Como contexto, señalan que sus campos en Cabildo-Petorca pueden llegar a 12 toneladas por ha; en el de Santo Domingo les cuesta superar las 10 toneladas por ha, mientras que un sector de baja productividad de este proyecto puede producir 15 toneladas por ha mientras que un sector bueno puede tener hasta 30 toneladas, con un promedio de estos campos de entre 17 o 18 toneladas.
“Tenemos sectores que superan sin problemas las 20 toneladas, y creo que cuando superemos los desafíos de calibre, vamos a tener un promedio productivo mejor”, complementa Guarda. ¿Qué están haciendo para mejorar en esos aspectos? Esta temporada comenzaron a hacer pruebas con ácido giberélico, para controlar y hacer competir flores, para que queden las mejores, un ensayo que esta primera temporada de intento los dejó muy contentos. Además, están trabajando con mucha renovación de ramas, con el objetivo de siempre tener ramas nuevas.
“Tenemos muchas hectáreas en alta densidad, de 2,5 por 2,5, y eso aquí se embosca rápido porque contamos con un vigor alto, y eso por un lado es un desafío pero también es una oportunidad, porque nos permite estar renovando constantemente, y hemos visto que en rama nueva producimos buen calibre, y en rama antigua bajo calibre”, explica Jaime Guarda.
Valdés añade que “aquí hay sintonía fina, acompañada de fertilización y riego. Además tenemos la diferencia de otras zonas que riegan casi los 12 meses del año, y aquí no, tenemos un periodo largo de invierno que no necesitamos regar, pero si hay que aplicar nutrición, por lo que se hacen riegos técnicos”.
CÍTRICOS PARA COMPLEMENTAR
El campo cuenta con la nada despreciable superficie de 420 ha de cítricos, que están destinados a complementar el cultivo de palta, ya que se plantan en zonas donde sus estudios indican que no es adecuado el cultivo del apreciado fruto verde.
Y si bien los resultados de limón los tienen muy contentos, ya que a nivel productivo y comercial han visto que el mercado interno tiene buenos precios en ciertas ventanas del año que no se compite con la importación, los retornos de exportación de los últimos años también han estado buenos, “lo que nos ha permitido tener un negocio súper sano”, comenta Jaime Guarda.
La otra cara de la moneda está en mandarinas W. Murcott, ya que cuentan con desafíos a la hora del calibre de la fruta. “Antiguamente se podía comercializar la fruta desde el calibre 5 en adelante, pero con la entrada de Perú al negocio de la mandarina se ha elevado la vara y hoy ya se pide de calibre 4 en adelante, y en este campo nos cuesta alcanzar esos calibres, por lo que nos deja buena parte de la cosecha afuera del mercado, y eso nos ha ido complicando un poco pero se ha ido resolviendo con más poda, con raleos un poco más agresivos y mucho foco en la fertilización”, describe.
Pese a esto, semana que en general “han sido un buen complemento para los paltos”, apuntando a que la zona donde están, a unos 10 kilómetros de Litueche, no era una zona tradicionalmente agrícola, por lo que el cultivo de varias especies ha permitido dar trabajo a muchas personas -principalmente para cosecha- durante gran parte del año, al traslapar los cultivos de las diferentes frutas que producen.
Incluso, ya cuentan con un test block de dos hectáreas de cerezas (variedades Santina y Lapins), para ver si pueden sumar un nuevo cultivo a este proyecto. “Estamos desde abril cosechando fuerte limones, luego vienen las mandarinas, siguen las paltas, después la viña que si bien tiene varios procesos mecanizados, igual requiere gente, así que ha sido un buen complemento productivo por el uso de suelo, y desde el punto de vista operativo ha permitido dar trabajo a gente de la zona, además en cultivos donde San José Farms cuenta con más experiencia”, concluye Guarda.