Cerro Prieto y las claves para ser competitivos en el negocio del espárrago
En un momento en el que muchas empresas abandonan el espárrago para concentrar sus fuerzas en cultivos como los frutales, Agrícola Cerro Prieto continúa apostando por este producto, con 460 hectáreas de la variedad UC115 en plena producción y con proyecciones de alcanzar este año los 6 millones de kilos. Según su jefe de cultivo, Harry Bernaola, la clave para ser competitivos es haber logrado calibres grandes y una gran eficiencia en el manejo de la mano de obra. El próximo paso –dice– es explorar nuevas variedades.
ACP se enorgullece de producir turiones de calibres grandes, pese a las condiciones de mayor temperatura que existen en el norte. Foto: ACP.
Agrícola Cerro Prieto (ACP), la gran empresa agroindustrial asentada entre los valles de Jequetepeque y Zaña, al norte de la ciudad de Trujillo, comenzó su experiencia con el espárrago allá por 2013, con la instalación de 200 hectáreas (ha), con algunas variedades ‘super macho’, como Vegalim y Sunlim, con algo de la UC-115, pero, sobre todo, con la variedad UC-157 que, por esos años, era la más sembrada en el país.
Harry Bernaola, jefe de espárrago de ACP, cuenta que en el 2017, con algunos años ya de camino recorrido, la compañía dio una serie de pasos fundamentales para el crecimiento de la operación. El primero fue ampliar el área de cultivo: 250 ha nuevas, que fueron sembradas rápidamente, en solo dos meses. El segundo fue no crecer más con UC157, sino apostar por otra variedad, UC-115, un híbrido producido por la Universidad de California, caracterizado por su alto rendimiento, precocidad y mayor calidad de turión.
–Veíamos que la UC-157 no funcionaba en esta zona– explica Harry Bernaola. –En el norte, debido a las altas temperaturas, la punta se abría por debajo del corte comercial. En cambio, en la UC-115 veíamos que la punta era muy compacta, cerrada y superaba la longitud del corte comercial; incluso cosechándola en enero seguía con la punta cerrada. Entonces, ahí vimos que teníamos un potencial por la calidad y, sobre todo, por la producción.
Las diferencias eran notorias. Bernaola recuerda que el primer año con la UC-157 obtuvieron rendimientos de 1,5 t/ha, mientras que con la UC-115 lograron 3 t/ha. Otra buena decisión adoptada en ese momento fue hacer una siembra mecanizada en las 250 ha nuevas. ACP contaba con tres máquinas sembradoras para el cultivo de páprika que, por entonces era uno de los productos importantes de la compañía. Bernaola y el equipo de maquinaria de la empresa evaluaron la situación y convinieron que se podía adaptar esas máquinas para sembrar el espárrago. Fue así que un proceso que en otros campos se hacía de forma manual y que podía tomar varios meses, les tomó solo dos y requiriendo mucho menos personal.
–Esa fue una innovación que nos ayudó a crecer rápido– dice el jefe de espárrago. –Y nos permitió ahorrar un 35% aproximadamente en costos de mano de obra. Normalmente, necesitas un grupo fuerte de sembrado, pero con las máquinas podíamos tener tres personas en cada máquina, sembrando en tres surcos de forma continua.
ESTRATEGIAS CLAVE: MAYOR DENSIDAD Y DISTANCIA ENTRE SURCOS
El primer año con la UC-115 les fue bien: produjeron entre 3,5 t/ ha y 4 t/ha. Y el segundo les fue aún mejor: entre 8 t/ha y 9 t/ha.
En el año 2018, Agrícola Cerro Prieto agregó 210 ha más de UC-115. Fue otro momento clave, porque junto al crecimiento del área cultivada se adoptaron otras dos medidas de suma importancia: ampliar la distancia entre los surcos y aumentar la densidad de las plantas.
–En el 2017 habíamos sembrado a una distancia de 1,8 metros, pero en 2018 decidimos sembrar a 2 metros, porque veíamos que esta variedad (UC-115), crecía muy grande, muy frondosa, y necesitábamos más luz y más ventilación. Y, efectivamente, lo que sospechábamos que iba a pasar se dio: tuvimos producciones más altas– dice Harry Bernaola.
Así es como pasaron de tener 26.000 plantas/ha en 2016 a 30.000 plantas/ha en 2018. Había fundadas razones para adoptar esta medida.
–Se ha demostrado que en la vida útil de una esparraguera hay un agotamiento y un despoblamiento de las plantas por el mismo hecho de que constantemente está expuesta a hongos fungosos, por cortes de cosecha, cortes de maquinaria, etc., y este despoblamiento es la causa de que las plantas vayan bajando sus producciones– explica Bernaola. –Entonces, la idea fue sembrar con mayor densidad de plantas para que las producciones no decayeran tan rápido. Y el mayor distanciamiento de surcos permitió que, aunque tengamos mayor densidad, no perdamos el mayor calibre.
El jefe de espárrago de Cerro Prieto recuerda que en los primeros años, sobre todo con la variedad UC157, los turiones que producían tenían un problema: sus calibres eran muy bajos. Incluso, dice, el área comercial le hacía observaciones, porque había mucha producción de calibre ‘Small’ (de 5 a 7 mm).
–El reto en el norte era romper la barrera del calibre– dice Bernaola. –Lograr buenos calibres y, en consecuencia, mayores producciones.
Con el proyecto de 2018, con el mayor distanciamiento entre surcos, con la mayor densidad de plantas y con una serie de medidas en cuanto al manejo del cultivo, esa barrera comenzó a romperse. Ayudó mucho el frío que trajeron los fenómenos La Niña del 2021 y 2022. La temperatura mínima descendió a los 11°C en Chepén, donde está asentado el fundo. Todos estos factores determinaron que las producciones de esos años lograran hasta un 75% de grandes calibres, según el jefe del cultivo. Incluso, llegaron a tener un 20% de calibres ‘Jumbo’ (sobre 20 mm).
–Lo que predomina en el norte, incluso hasta Olmos, son los calibres ‘Small’– dice. –Entonces, con estos calibres que alcanzamos, nos quedamos muy contentos.
Para 2019, ACP había tomado otra decisión definitiva: eliminar las 200 ha de UC-157 que, para entonces, producían menos de 10 t/ ha. Harry Bernaola dice que era antieconómico mantenerlas. Así que les dijeron adiós, y se concentraron en las 460 ha de UC-115.
LAS CRISOPAS, ALIADOS NATURALES ANTE PLAGAS
Bernaola dice que, comparado con el sur, producir espárragos en el norte es un desafío, debido, sobre todo, al tema de las mayores temperaturas. Mientras que en el norte tienen mínimas de 14°C o 15°C, dice, en Ica, por ejemplo, las mínimas son de 7°C u 8°C, lo que provoca que los nutrientes se movilicen de manera natural hacia los órganos de reserva de la planta.
Para compensar esas diferencias, en Cerro Prieto tienen como una de sus estrategias clave generar estrés hídrico en las plantas, reduciendo porcentualmente las láminas de riego al entrar a la etapa de maduración, de manera cuidadosa y, según evaluación, lo que provoca que estas generen reservas, acumulen almidones y azúcares, que luego se verán traducidos en la cosecha.
–El éxito de la esparraguera es radicular. Si no haces muy buenas raíces, si no haces muy buena exploración radicular, no aseguras la sostenibilidad del cultivo. Ser sostenible en el cultivo es manejar buenas raíces– dice. –¿Y cómo logramos buenas raíces? Consideramos el riego, la fertilización y los microorganismos. Esos son los tres factores clave.
Bernaola dice que han visto un potencial enorme al utilizar microorganismos para hacer más eficiente la absorción de los fertilizantes. Señala que emplean bacterias solubilizadoras de fósforo y solubilizadoras de potasio. Y que también utilizan bioles, abonos foliares que estimulan el óptimo crecimiento y desarrollo de sus plantas.
En cuanto a plagas y enfermedades, dice que el mayor dolor de cabeza suele ser la Prodiplosis. Dice que han logrado identificar la temporada del año en la que la presión de este insecto es menor (entre febrero y marzo), y que es en ese momento cuando aprovechan para sacar el primer brote de la primera campaña. A partir de abril, cuando sacan el segundo brote, las temperaturas comienzan a descender y la humedad relativa empieza a aumentar y las condiciones son más favorables para la plaga, por lo que se requiere un mayor esfuerzo e inversión. Felizmente, dice, han identificado los productos que los ayudan a enfrentarla sin afectar a la fauna benéfica.
En Cerro Prieto están convencidos del poder del control biológico a la hora de abordar los problemas sanitarios. Harry Bernaola dice que era un poco reacio, pero que ahora ha quedado convencido de que el manejo integrado de plagas sí funciona. Y fue a partir de la experiencia que tuvieron el año pasado con la liberación de crisopas nativas (Chrysoperla carnea) para controlar a los lepidópteros que atacan el espárrago.
–Decidimos hacerlo el año pasado porque fue un año muy complicado– dice. –Con las altas temperaturas, las plagas se incrementaron. Tenemos un laboratorio propio que produce crisopas y decidimos hacer la liberación para poder resolver el problema.
Bernaola cuenta que al principio hicieron la liberación en las dosis que les habían recomendado, 10.000 crisopas/ha, luego, 15.000 crisopas/ha, pero que no veían resultados. Hasta que decidieron “ser extremistas”, dice, y subieron la dosis a 200.000 crisopas/ha. Y los resultados se hicieron evidentes.
–Nos fue muy bien, nos fue espectacular. Tenemos un software para recaudar información de las evaluaciones fitosanitarias y comparamos el manejo con crisopas y el manejo sin crisopas, y vemos que las poblaciones [de lepidópteros] han disminuido enormemente. Yo diría que en un 70 u 80%.
MANO DE OBRA TRAÍDA DE ICA Y CASMA
Las altas temperaturas del año pasado golpearon las esparragueras de ACP. No hubo buena traslocación en las plantas y estas no tuvieron suficientes reservas de almidones y azúcares. Los grados Brix cayeron de 24 a 20. Proliferaron los calibres pequeños, dice Bernaola, y si lo normal era tener un 2% de calibres Small, estos subieron a 7 u 8%. El peso promedio del turión cayó un 30%. Y la producción general decayó, de un promedio de 17 toneladas por hectárea en 2022, con algunos turnos de hasta 21 toneladas, a un promedio de 11 toneladas.
–Pese a todas estas circunstancias, consideramos que nos fue bien– dice. –Las esparragueras del norte produjeron unas 5 toneladas por hectárea, unas 2.5 toneladas por cada campaña, mientras que nosotros sacamos 5 en la primera campaña y 6 en la segunda. La producción total en las 460 hectáreas fue de unos 5 millones de kilos.
Bernaola apunta que este año las cosas están yendo mejor. En la primera campaña –que es de junio a setiembre– han sacado más de 6 toneladas por hectárea y en la que viene –de noviembre a enero–, haciendo un monitoreo de yemas, han visto que los calibres se están recuperando, por lo que proyectan un promedio de 13 toneladas por hectárea.
–Estamos proyectando una producción anual de cerca de 6 millones de kilos– dice.
Otro de los desafíos que tuvieron que superar fue conseguir mano de obra calificada. Harry Bernaola explica que durante algún tiempo ACP reclutó a trabajadores de la zona, con mucha experiencia en la cosecha de palto y arroz pero muy poca en la de espárrago, y los entrenó y capacitó en este cultivo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que resultaba más eficiente convocar a personal realmente calificado, de las zonas de Ica y Casma, y trasladarlos al fundo de Chepén y alojarlos en el campamento de la empresa durante cada temporada de cosecha.
–Eso ha hecho que tengamos una gran eficiencia en la mano de obra–dice. –Tenemos gente con experiencia, que viene de zonas esparragueras, y tenemos calibres gruesos que dan altas producciones. Todo eso hace que seamos más eficientes.
El jefe de espárrago dice que haber logrado grandes calibres ha sido uno de los factores que les ha abierto la puerta de los mercados europeos: el 40% de sus envíos llegan a los puertos y aeropuertos de ese continente, sobre todo España, Inglaterra, Países Bajos e Italia, mientras que el 45% llega a los de Norteamérica, el 10% a los de Latinoamérica y el 5% a los de Asia.
–Hoy por hoy los calibres mejor pagados están en Europa. Mientras que en Estados Unidos el precio FOB de la caja es de 18 a 20 dólares, en Europa es de 22 a 25 dólares. En la primera campaña de este año hemos cerrado en esos rangos– dice Bernaola. –El europeo te pide calibres más gruesos. Y eso hace que seas más atractivo. Al europeo le gusta más el espárrago peruano que el mexicano. Por ahí tenemos una fortaleza.
EL PLAN ES RENOVAR LAS ESPARRAGUERAS
Con una producción estable –con excepción del bache productivo del 2023–, con un margen operativo del 30%, una experiencia de 11 años con el cultivo y un equipo bien entrenado, Agrícola Cerro Prieto no tiene entre sus planes acabar pronto con sus campos de espárrago, como han venido haciendo otras compañías en los últimos años, las que los han reemplazado con cultivos frutales.
Por el contrario, Harry Bernaola dice que el plan es seguir con las esparragueras de UC 115 plantadas en 2017 y en 2018 hasta que lleguen a los 12 años, que es la edad en la que declina su rendimiento y productividad, y, a continuación, renovarlas. ¿Con la misma variedad? El jefe agrícola dice que, conscientes de los avances en genética que se están desarrollando en otras partes del mundo, la idea es hacer, más adelante, un Test Block para probar nuevas variedades, que puedan aportar calibres más gruesos, una mayor calidad o que puedan adaptarse mejor a la variabilidad climática.
–¿Por qué Cerro Prieto continúa con el espárrago?– dice. –Porque consideramos que tenemos un buen manejo. Hemos encontrado el manejo, tenemos el equipo, tenemos la experiencia, somos buenos produciendo en la zona. Hemos logrado un margen operativo de 30%, que no es nada despreciable. Y, aparte, porque Cerro Prieto es grande, hemos tenido área para crecer, a comparación del sur, donde ya no hay tierra. Hemos encontrado esa eficiencia en costos, en el manejo del cultivo. Nosotros también nos hemos sorprendido de tener campos que llegan a producir hasta 21 toneladas por hectárea. Eso te deja un historial, que es una marca alcanzable. Una referencia histórica.