Robots voladores ya cosechan fruta en Chile
Un dron se detiene en el aire frente al árbol en el campo Santa Elena, de Unifrutti. Detecta una fruta, sus sensores envían la información visual a un software que la analiza instantáneamente. Sí, se encuentra apta. El dron se acerca, la desprende delicadamente con su brazo, gira a la plataforma no tripulada y la deposita con suavidad. Otros siete drones conectados al mismo vehículo están realizando igual tarea. Con cada manzana recogida la inteligencia artificial del sistema aumenta sus conocimientos y mejora la operación. Aunque todavía en etapa de afinamiento, la empresa Tevel aspira a poder comercializar estos equipos muy pronto.
Flying Autonomous RobostsTM (FAR), Robots Voladores Autónomos, ese es el nombre de la tecnología que permite la cosecha automatizada de frutas y que ya hizo su debut en nuestro país. La compañía israelí Tevel utiliza una plataforma de cosecha de Darwin Harvesting Group, a la cual conecta drones capaces de identificar el lugar donde se encuentran los frutos, seleccionar aquellos en condición adecuada, extraerlos y depositarlos cuidadosamente en la plataforma para evitar daños.
–Hace 11 años –señala Yaniv Maor, fundador y CEO de Tevel– vi un documental sobre la crisis de mano de obra en agricultura en Israel. La productora de TV llevó 20 jóvenes a cosechar fruta y después de media jornada todos se fueron del campo. Nadie siguió trabajando, dejaron a los agricultores con toda su fruta. Quedé choqueado por la situación y comprendí que empeoraría con los años. Sin embargo, también sentí que yo podía hacer algo con el conocimiento que tenía del sistema de visión de máquinas y con la inteligencia artificial (IA), que vino posteriormente. Después de mi primer proyecto con IA, pensé: llegó la hora de la cosecha de frutas con máquinas autónomas.
¿Cómo llegó esta revolucionaria invención a Linares, en nuestro país? Responde el gerente local de Unifrutti, Germán Illanes:
–La tecnología lleva dos años probándose en Italia, con la familia Rivoira, muy cercana a nosotros. Ellos la recomendaron. Luego, al tomar contacto con Yaniv, me contó que habían hecho pruebas en Estados Unidos con Stemilt. También los conocemos. Entonces, si trabaja con Stemilt y Rivoira, es de primera división, eso me dio la seguridad. Nosotros estamos apuntando a mejorar al máximo la eficiencia en un negocio apretado, como es la manzana, y la mecanización representa una variable muy importante. El concepto más duro corresponde a que esto se enmarca en una lógica de agritech a lo largo de todo el proceso.
Alexis Paredes, gerente de operaciones de la división Unifrutti Chile, añade:
–Nosotros en general estamos estudiando cómo mecanizar las diferentes labores a las cuales nos vemos enfrentados. Hoy sabemos que la única forma de competir es siendo óptimos en costo, reorientando todos los sistemas productivos para poder lograrlo.
MIRANDO AL FUTURO: SIN COSECHADORES NO HAY NEGOCIO
Las pruebas, efectuadas por primera vez en Sudamérica, en el campo Santa Elena de Unifrutti, someten el sistema a un monitoreo exhaustivo a cargo de un equipo de especialistas venidos especialmente desde Italia e Israel.
–Hemos viajado hasta acá –señala Simone Pollano, gerente general de operaciones de Tevel para Europa– porque debemos llegar con todos los factores afinados antes de entrar al nivel comercial, próximamente. Nuestro objetivo es que un dron haga el trabajo de una persona en el campo. Una máquina del tipo usado en este lugar ofrecería la misma capacidad productiva de ocho trabajadores.
–Todos los líderes del mercado, como Unifrutti –constata Yaniv Maor– tienen problemas con la baja disponibilidad de mano de obra. Y ellos miran al futuro, entienden que si no tienen cosechadores no habrá negocio.
–¿Qué se puede adelantar respecto de los costos?
–La tecnología del dron es infinitamente más económica que la de los brazos mecánicos –contesta Simone Pollano–. La mayor inversión se concentra en la plataforma donde se va depositando la fruta, pero no es diferente a las plataformas que hoy llevan personas; los drones son una tercera parte de su costo. Queremos garantizar el mismo costo de mano de obra actual del productor, con la gran ventaja de no tener que angustiarse por encontrar suficientes personas cada año, de disponer de tiempo para formarlas, etc. Sinceramente, veo los drones comenzando a ser un commodity, y van a seguir probablemente la misma tendencia del teléfono móvil: cada vez más baratos, con mayor capacidad computacional, más precisos, más ligeros, con transmisión de datos satelitales superiores. Seguramente en el futuro se va a pagar menos por esta parte del trabajo.
DISEÑO DEL HUERTO PARA LA MECANIZACIÓN
Así como en manzanas, los FAR se utilizan con éxito en otras pomáceas y carozos, como duraznos, nectarines o ciruelas. Un aspecto importante de considerar se refiere al diseño del huerto para permitir la operación de los drones. Se trata de un “ecosistema”, en palabras de Simone Pollano, donde cada variable se diseña para una máxima eficiencia de las demás:
–La gente me pregunta: ¿cuánto cosechas? Yo les contesto: ¿a dónde me llevas, a una playa donde hay un árbol o a una huerta donde se ve la fruta y hay millares de árboles que se pueden cosechar? No tiene sentido para nosotros meternos a campos con árboles a dos metros de distancia, disparejos en altura, en tamaño… Malgastaríamos el tiempo.
Alexis Paredes, gerente de operaciones de la división Unifrutti Chile, lo explica así:
–El sistema tradicional de conducción no permite la mecanización, porque los frutales no están conformados como un muro en que la fruta queda expuesta para el dron. Eso debe establecerse desde el principio. Nosotros estamos haciendo un cambio varietal, plantando en alta densidad, árboles formados con brazos cortos y follaje distribuido de manera que haga posible la mecanización.
–Le hemos perdido el “miedo” a las podas mecanizadas –refrenda el gerente general Germán Illanes– pero se requiere ir ajustando el punto adecuado para este sistema, porque 15 centímetros de diferencia hacia adentro pueden significar la eliminación excesiva de madera frutal. Es un proceso de aprendizaje, tal vez en una primera etapa podríamos usar las máquinas para cosechar el tercio superior, así la gente no tendría que usar escaleras, que son un dolor de cabeza: pesadas, bajan la productividad de las personas, se arriesgan accidentes… Sería posible trabajar de noche; según nos ha dicho Yaniv, los sensores de los drones operan mejor que bajo la luz del sol.
–Somos los únicos que volamos con nuestros robots –detalla Yaniv Maor–, los cuales tienen excelente agilidad y maniobrabilidad. Acceden casi a cada fruta en el árbol, desde diferentes ángulos y posiciones. Trabajan en árboles altos o bajos, anchos o delgados, poseen gran flexibilidad mientras otros sistemas son muy limitados en sus movimientos.
LUEGO VENDRÁN MÁS ESPECIES Y FUNCIONES ADICIONALES A LA COSECHA
Los siguientes avances irán por la búsqueda de soluciones para especies como paltos y cítricos, pero también se avanzará en otras prácticas de manejo:
–Si tú tienes un brazo y un ojo en el campo –especifica Simone Pollano–, es posible cambiar el programa para permitir al agricultor utilizar el capital que ha invertido, no solo entre enero y abril, como estamos haciendo ahora en el hemisferio sur, sino trabajar en irrigación, fumigación, poda o polinización en invierno y primavera.
Eso ocurrirá en un futuro inmediato, proyecta Yaniv Maor: la adición de otros trabajos intensivos para los que el personal resulta escaso.
–¿Dónde comercializarán los FAR?
–No iremos a los países donde no falte la mano de obra: los costos de cosecha o los salarios mínimos deben ser lo suficientemente altos para ser atractivos, porque el objetivo general es reducir el costo. Entonces hay algunos criterios que nos llevan a elegir los países; en el caso de Chile, se trata de un gran mercado, de fruticultores avanzados. Y también se necesita de clientes sofisticados, adoptadores tempranos, visionarios, que nos ayuden a ayudarlos.
–Más allá de lo evidente que es el grado de innovación y tecnología que han desarrollado –comenta el gerente de operaciones de Unifrutti, Alexis Paredes– nos ha llamado la atención el tremendo equipo de Tevel, como grupo humano. Su forma de trabajar muy basada en la confianza, la colaboración, muy abiertos con todo, buena comunicación. Estamos felices con ellos.
El gerente general de Unifrutti Chile, Germán Illanes, aprecia que los FAR hacen una adecuada selección de la fruta por color y tamaño, “eso ya lo tienen resuelto”. Asimismo constata que los machucones durante el proceso se acercan a cero. Valora la experiencia adquirida y espera poder probar la tecnología en nectarines en noviembre-diciembre:
–La idea es incorporar otras especies para no usarla solamente dos o tres meses. Lo positivo de tomar desarrollos tempranos, aunque evidentemente tiene un cierto costo, es ir adaptando la operación. Resulta más fácil para la implementación definitiva si uno ya aprendió, ojalá ir lo más rápidamente posible y hacer un aporte a los productores que en la actualidad están con márgenes súper ajustados.
LOS FAR APRENDEN A TRABAJAR CADA VEZ MEJOR
–¿Cuál es el aporte de la IA al sistema?
–La inteligencia artificial es una metodología para entrenar tu software a hacer mejor las cosas –describe Maor–. Le aportas datos y aprende a trabajar cada vez mejor. Nuestro sistema es muy complejo, precisa tomar muchas decisiones, por ejemplo, ¿dónde está el follaje y dónde la fruta?, ¿cómo acceder a ella y retirarla del árbol?, ¿cómo rotarla?, ¿está madura o verde?, ¿tiene alguna enfermedad? Cada una de las determinaciones se ve afectada por los cambios en la luz solar, distinta iluminación, diferencias en las ramas u hojas, diversidad de colores de la fruta… Eso puede ser resuelto gracias a la IA: aprende algo de cada fruta cosechada. Tenemos una curva de aprendizaje muy alta y muy rápida. Todo se relaciona con la experiencia de la máquina: mientras más fruta saque, mejor será su performance.
El creador de los Robots Voladores Autónomos se confiesa orgulloso de estar haciendo esta clase de desarrollo:
–Es una solución para la próxima década. Mi hija no va a ir a trabajar en agricultura, al igual que muchos otros jóvenes de su generación, probablemente. Y pensamos tener la solución correcta para resolver el problema, verdaderamente se trata de un sentimiento de… Sí, estamos haciendo algo muy importante para la humanidad.