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Apuesta cerecera de Agua Santa

Regina contra viento y marea

Los campos de la familia Pereira a lo largo del país producen principalmente las variedades Lapins y Santina, pero han encontrado en Regina una importante apuesta para apuntarle al Año Nuevo Chino. Su especialización con la variedad y su experiencia en nuevas zonas como la región de Los Ríos, en las siguientes líneas.

14 de Agosto 2024 Miguel Patiño
Regina contra viento y marea

El grupo Agua Santa, de la familia Pereira, sigue evolucionando. Actualmente cuenta con 280 hectáreas (ha) de cerezas a lo largo de Chile, que van desde Buin, en la región Metropolitana, hasta su fundo Malihuito, en la Región de Los Ríos. Pero eso no fue siempre así, ya que los campos de la familia, estaban principalmente enfocados en uva de mesa, liderado por una plantación de unas 200 ha en el fundo El Carmelo de Buin.

Actualmente, esa superficie se ha reducido hasta contar solo con 23,5 ha, con diferentes variedades como Red Globe, Crimson, Sweet Celebration y Sweet Globe; mientras que en los últimos años el volumen de cerezas ha ido creciendo rápidamente. Por ello es que herencia de esa tradición uvera, y a diferencia del grueso del mercado chileno-, destinan un 15% de su producción de cerezas para el envío a EE UU, sin descuidar a China, el gran comprador de cerezas nacionales, que recibe sobre el 91% de la fruta.

“La alianza que tenemos con los recibidores americanos, como es histórica, es grande, es bastante buena también, entonces la colocación de cereza es algo que está bien conversado anticipadamente, y nosotros cumplimos en lo que nos comprometemos. Aunque el mercado chino realmente esté pagando más, nosotros igual cumplimos con el mercado americano, tratamos de diversificar”, comenta Sergio Hernández, administrador general de los campos de la zona centro sur del grupo.  

Sergio Hernández

Eso sí, el mercado de EE UU “es mucho más sensible a la sobreoferta que China”, advierte Ismael Pereira, gerente agrícola y tercera generación de Pereira que, junto a sus hermanos, también están involucrados en el negocio de la agroexportadora Agua Santa. Desde sus campos, envían cerezas a EE UU desde la semana 47 hasta el final de la temporada.

APUESTA FUERTE POR REGINA

La familia ha apostado fuerte por la variedad Regina, cultivar en que se han especializado en los últimos años, y que producen en casi todos los campos del grupo, exceptuando el de Buin y Santa Cruz, sus unidades más tempranas. En Parral (80 ha de cerezas, 14 ha de Regina) tienen el primer campo más al norte de esta variedad, que se diferencia de las demás variedades que manejan por tener un sabor más bien herbáceo.

La apuesta por esta variedad comenzó en 2017, “para apuntarle al Año Nuevo Chino”, ya que es “la variedad que, con la fecha mercado, te aseguras de llegar ahí en los días previos al año nuevo chino sin hacer grandes inversiones”, precisa Ismael Pereira. El gerente agrícola de Agua Santa agrega que Regina es la que mejor les ha resultado en el sur, y eso ha sido una motivación para comprar un nuevo campo en Linares, de 120 ha, y Regina es la candidata número uno para ocupar gran parte de esa superficie, con la idea de cosechar entre la semana 51 y 52.

Ismael Pereira

“Para nosotros es más fácil producir una Regina que una Kordia, principalmente porque es menos errática que Kordia, que tiene muchas condiciones para que funcione, como el frío, la polinización, la temperatura de primavera, de floración”, añade Pereira.

“Hoy, creo que de todas maneras pondríamos un poco (de Kordia), pero me da menos susto la Regina, que ya sabemos manejarla, sabemos cuáles son sus polinizantes, sabemos cuánto da, cuántos frutos por dardo, además de que es una variedad de fácil cosecha y que mejora los rendimientos de cosecha, que llega a 20 toneladas por hectárea de rendimiento por planta, versus una Santina que da unos 15”, detalla, añadiendo que “es una variedad que nos gusta dejarle 600 dardos, y uno aspira a tener dos frutos por dardo”, complementa.

El rendimiento es un tema. La apariencia de la fruta otra. Y en Agua Santa han trabajado para dar con el tono que prefieren los consumidores chinos. Desde la ‘crisis de los contenedores’ de la temporada 2021/22, han debido ajustar el color de cosecha de Regina, pasando desde un 4 a un 3,5, con el objetivo de asegurar una mejor poscosecha de la fruta y evitar los problemas que se registraron con la calidad de esta variedad. “Hemos sido cuidadosos con los colores”, comenta Hernández, añadiendo que “tratamos de no apurarnos con los colores, porque el sabor tiene que ser razonablemente bueno”.

INUNDACIONES: TECHOS FUERON CLAVES  

Lamentablemente, el campo de Parral mencionado anteriormente fue duramente afectado por las inundaciones registradas el año pasado, tras las abundantes precipitaciones que afectaron a la zona centro sur de Chile a fines de agosto pasado. “Quedó todo el huerto bajo el agua, árboles completos tapados, y de hecho habíamos puesto recién techos”, comenta Pereira. Y sin bien esta infraestructura no sufrió daños, si trajo problemas al huerto, principalmente productivos.

Detallan que invirtieron en techar 17 ha de Santina de este huerto, donde Pereira reconoce que luego de las inundaciones, “el techo nos ayudó a asegurar las temperaturas, y eso permitió tener una muy buena producción de Santina, entre 18 y 20 toneladas por hectárea, no de la mejor calidad porque con esos kilos hay un impacto en la firmeza y el calibre, pero se afirmó y nos ‘paró la olla’ del campo”, detalla.

Debido a esas inundaciones, tanto Lapins como Frisco presentaron problemas productivos o incluso anoxia, mientras que a Regina y Bing les faltó frío, ya que son variedades que necesitan sobre 800 horas. Pese a esto, recalca que “los techos ayudaron a crear un microclima para recuperarnos de la inundación”.

Pereira agrega que estuvieron un mes trabajando en rehabilitar el campo, y están tratando de invertir todo lo que se pueda en techos, específicamente para las variedades tempranas y en control de heladas, sistemas que también se usan para el enfriamiento evaporativo, para cuando falte frío.

El reto de la mosca de la fruta

Con capturas de mosca de la fruta, el servicio sanitario de China dicta un radio de 27 km alrededor de las detecciones, por lo que el campo de Buin es usualmente afectado por estas cuarentenas, ya que colinda con zonas urbanas que también registran capturas, como las que ocurren en la comuna de Maipú. Pese a esto, ya están acostumbrados al envío de cerezas con tratamiento de frío para cumplir con los estándares solicitados por el gigante asiático.
Lo que les causa preocupación, eso sí, es ante las capturas en la zona de Chimbarongo y San Fernando. Este año se estima que habrá cerca de 100 millones de kilos que están en zonas con mosca de fruta, por lo que habrá una alta demanda por contenedores que aseguren los 0,5°C por 15 días, para hacer el tratamiento de frío exigido.

280 HA de cerezas tiene Agua Santa en diferentes zonas productoras del país.

90 HA ya las tienen bajo coberturas plásticas. El objetivo es tener el resto de la superficie también protegida. 

INVERSIÓN EN LOS RÍOS

Otro lugar donde también quisieron llevar la experiencia que han acumulado en variedades tradicionales y Regina es en el Fundo Malahuito, en la Región de Los Ríos. Con la inversión realizada en 2018, el campo cuenta con 30 ha de cerezas y 25 ha de arándanos.

Actualmente tiene Regina, Kordia, y el año pasado plantaron la variedad Final 13.1 de Cerasus, luego de haber arrancado una pequeña superficie con la variedad Skeena, polinizante de Regina que no les dio los resultados esperados. Sobre esta última apuesta, Pereira señala que “es una variedad autofértil, y nos dimos cuenta que eso para el sur es fundamental, porque después de todos los ‘porrazos’, nos dimos cuenta que es fundamental que se autopolinice, porque sincronizar en el sur nos ha costado, ha sido tema, y generalmente pasa que en fecha de floración no tienes asegurado los 15°C para el vuelo de las abejas, o los tenías por muy pocas horas en el día”.

Este campo tiene además la diferencia, en relación al resto, que el 100% de su superficie destinada a cerezas está con cubiertas plásticas. “Las cubiertas están pensadas para diferentes parámetros. En Buin, los techos tienen como objetivo principal adelantar la cosecha, como objetivo secundario el control de heladas, y tercero, la lluvia”, comenta Pereira, añadiendo que en el sur, la prioridad es proteger de lluvias y de heladas.

¿Están conformes con la inversión en Los Lagos? Ismael Pereira señala que “no nos ha ido bien”, y que buscaron ir más al sur pensando en replicar la experiencia de Linares, donde cuentan con un campo de 30 ha de cerezas, 15 ha de ellas cultivadas con Regina. “Hemos tenido que ir armando una receta totalmente nueva, que tampoco la tenemos al día de hoy resuelta. Estamos probando cosas, y ya nos estamos yendo a métodos más agresivos, principalmente por el control de vigor de la planta”, señala Pereira.

Hernández añade que la planta en esa zona crece demasiado tranquila, no sufre estrés, y el sobre vigor o el vigor que no se logra manejar termina significando problemas de inducción, baja cuaja, pocos dardos, y mucho follaje. Señalan que esto ocurre incluso con portainjertos enanizantes -como Gisela 6-, algo que se atribuye a la cantidad de materia orgánica en el suelo del campo de Los Lagos, que alcanza un 15% o 16%, a diferencia de la zona centro sur donde encuentra 2,5% a 3%.

Pereira señala que junto a los asesores, este ha sido un aprendizaje en conjunto por las condiciones de la zona, y por eso señala que hoy, si volviera a hacer algo en el sur, tendría que ser “solo con variedades autofértiles, con patrones muy enanizantes, no semi, sino que Gisela 5, y siempre pensando en control de heladas y lluvia”.

Destaca además que la idea es salir aún más tarde con la fruta. Y es que actualmente con la cereza de esta zona están llegando entre una o dos semanas después del Año Nuevo Chino (ANC), donde aún se topan con volúmenes rezagados que apuntaban a llegar antes del ANC, volúmenes que “ensucian el mercado, porque es fruta que quedó esperando”, señala Pereira, añadiendo que “cuando la calidad media del nivel del mercado está mala, la fruta que está más fresca igual tiene un techo más bajo, entonces la idea es salir lo más tarde posible”.

Fundo El Carmelo, en Buin. Variedad Santina, foto tomada el 22 de julio. En los días siguientes, comenzará el despliegue de las cubiertas, para mejorar la temperatura y anticipar su cosecha.

TAMBIÉN FRUTA PARA UNA VENTANA TEMPRANA

Así como cuentan con producción para llegar en pleno ANC y una apuesta por llegar en la ventana posterior, el grupo familiar también busca tener una presencia en la parte temprana de la temporada, para así abarcar gran parte de la campaña. Su campo más temprano, Fundo Agua Santa, está en Santa Cruz, región de O’Higgins, donde aparte de cerezas, cuentan también con nectarines y kiwi.

La unidad agrícola, que destaca por su microclima que le permite ser más temprano que la zona de Buin, cuenta con 50 ha de Santina, que se cosecha en un 80% en la semana 45. Al ser una zona libre de mosca de la fruta, gran parte del volumen producido en este campo se envía vía aérea a China.

“Con un retorno a productor de US$10 e incluso US$8 por kilo, todavía es un muy buen precio para irse en avión”, comenta Rodríguez, complementando que la frontera con el avión es hasta inicios de la semana 45, mientras que los últimos días de esa semana ya se cosecha para enviar en barco, ya que a partir de la semana 46 ya comienzan a salir los ‘Cherry Express’.

En Buin, en tanto, cuentan con 68,5 ha de cerezas, muchas de ellas variedades de media estación, pero con 23 ha con tecnología de cubiertas para adelantar su producción, principalmente para la variedad Santina, que cuenta con 25 ha. Su primera cereza en salir a cosecha es Frisco, en la semana 44.

La variedad, que tienen plantada en 4 ha de la RM, ha encontrado reticencia en algunos productores por su manejo, pero señalan que le han ido “pillando la mano”, ya que “logramos sacar fruta en muy buena condición; mandamos una gran mayoría de nuestra Frisco en barco a China y llegamos en muy buenas condiciones”, señala Sergio Hernández.

“En general la industria señala que es una fruta que se ablanda, pero nosotros no tenemos ese problema, pero sí tenemos problemas de sutura, que al parecer está asociado al patrón en que tenemos la variedad, que es maxma 14”, complementa Pereira, señalando de todas formas que hasta el momento les ha funcionado bien y que “no hay ninguna razón para pensar en arrancarla”.

Comentan que a esta variedad licenciada le sacan un rendimiento de 12.500 kilos a proceso, que termina siendo hoy día un 75% o 78% según la cantidad de sutura. “Por condición, la fruta aguanta”, comenta Sergio Hernández, aunque añade que “aún se castiga un poco en precio sólo por el nombre”. Santina, en tanto, se cosecha en este campo desde la semana 45 pero su fuerte de cosecha cae en la semana 46.

PREVISIÓN DE UNACAMPAÑA GRANDE

Tras una temporada pasada donde registraron una caída de 10% en su producción total, principalmente empujados por los bajos rendimientos de la variedad Bing que tienen en sus campos, pudieron sostener las producciones de sus principales variedades, como Santina, Lapins o Regina, a pesar de las complejidades climáticas.

“Nosotros casi no nos caímos respecto al resto”, detalla Hernández, a diferencia de muchos productores que vieron fuertes bajas de producción debido a un invierno más cálido el año pasado, una primavera más fría, e incluso daños por lluvias posteriormente. “Bing nos bajó el promedio, ya que tuvimos entre 3,5 y 4 toneladas por hectárea, porque les pegó muy fuerte la falta de frío invernal”, complementa.

En Frisco también resintieron las condiciones climáticas de la campaña que pasó, ya que por conteo de dardos estimaban hasta 20.000 por ha, y solo llegaron a 12.500. “Tratamos de anticiparnos a estas condiciones, e hicimos algunos ajustes para asegurar tener más dardos, entendiendo que iba a estar baja la cuaja”, describe Pereira.

En ese sentido, comenta que “tenemos una visión de que hay que asegurar los kilos, entonces preferimos ralear que podar. Primero hay que asegurar a los kilos y después ajustar los excesos. Al podar creemos que estás eliminando materiales que te dan varios años seguidos, y recuperar eso, puedes demorar 3 años en armar un dardo de nuevo, entonces creo que ajustar carga en poda me suena a una decisión muy drástica. Limpieza, renovación, todo eso lo vemos con poda, pero el ajuste de carga lo vemos con raleo”.

Mirando a la temporada 2024/25 que se avecina, comentan que debería mejorar la cuaja de la cereza respecto del año pasado. Sergio Hernández señala al respecto que debería ser un año relativamente bueno en términos de cuaja, “pero esa es la primera patita, el primer ‘check’, con las porciones de frío, porque ahora vienen las heladas, donde nosotros tratamos de tenerlo bien controlado, pero además tenemos el factor de la temperatura de primavera que es igual o más importante que la acumulación de frío”.

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