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La clave está en la diferenciación

Pura Fruit explora nuevos nichos de negocio y avanza con proyecto orgánico de uva de mesa

En los últimos tres años, la compañía se ha enfocado en regular su carga y afinar sus programas fitosanitarios a fin de incrementar la calidad de la uva de mesa. Además, ha optado por producir bajo cubiertas de plástico, en Sullana y Piura, con el objetivo de proteger sus plantaciones y tener dos cosechas al año. Hoy sus esfuerzos ya se traducen en una campaña récord, en la que esperan superar el millón de cajas. En el corto a mediano plazo, la estrategia de la agrícola pasa por explorar nuevos nichos de negocios: el de variedades especiales, entre las que destaca la variedad Cotton Candy, y el de producción orgánica.

08 de Diciembre 2021 Equipo Redagrícola
Pura Fruit explora nuevos nichos de negocio y avanza con proyecto orgánico de uva de mesa

Miriam Romainville Izaguirre

Manuel José Arriagada, CEO de Pura Fruit.

Tres años bastaron para transformar radicalmente la realidad del fundo que hasta hace poco era administrado por Agrícola San José en Piura. Bajo la dirección de la nueva administración y el nombre de Pura Fruit, se ha apostado por las variedades licenciadas y por entrar a dos nichos de negocio que se perfilan como más atractivos en precios: el de variedades especiales como Cotton Candy —que se distingue por su crocancia, sabor a algodón de azúcar y pronunciado aroma— y el de producción orgánica. “Nuestro plan estratégico como Pura Fruit es lograr una diferenciación en el producto”, sostiene su CEO, Manuel José Arriagada. El experto añade que están priorizando la calidad y la sostenibilidad, por sobre el volumen.

El primer paso fue reemplazar casi todas las variedades tradicionales por variedades licenciadas, de la mano de los principales programas genéticos del mundo: IFG, Sun World y SNFL. “De las variedades tradicionales, lo único que nos va quedando es Red Globe. Ya no tenemos Crimson, Superior, Thompson”, explica Felipe Morales, gerente de producción de Pura Fruit. De las más de 920 hectáreas (ha) que tienen distribuidas entre Sullana y Piura, casi el 79% son variedades verdes o blancas. Entre todas las variedades destaca la variedad verde Autumn Crisp, que se produce de forma convencional en 208 ha y de forma orgánica en 15 ha.

Producción orgánica de la variedad verde, Autumn Crisp.

“Hoy en día el recambio ha sido casi al 100%. De hecho, este año hemos plantado 277 ha de variedades nuevas. Nos estamos quedando con un volumen productivo dentro de la unidad de Sullana y Piura de 924 ha”, refiere el gerente de producción.  Algunos de los atributos que se destacan de las variedades nuevas son su potencial productivo y la consistencia que muestran frente a las variedades tradicionales. “En las variedades tradicionales como Superior o Thompson la productividad es irregular año a año, ya que son genéticamente menos fértiles y más sensibles a condiciones climáticas. Por lo tanto, un año pueden producir 3,000 cajas, pero al siguiente pueden irse a la mitad. Con las variedades modernas de alta productividad eso no ocurre y la fruta siempre está. Las producciones pueden ser superiores a 3,000 cajas de forma estable en el tiempo”, explica Gabriel Marfán, asesor en viticultura y director técnico de Pura Fruit.

Gabriel Marfán, asesor en viticultura y director técnico de Pura Fruit.

El plan estratégico de la compañía contempla además una mayor apuesta por variedades especiales, que destacan por su sabor más dulce y su aroma marcado, y por la producción orgánica. Esto debido a que atienden un mercado nicho que ofrece precios más atractivos. “Las variedades especiales fácilmente pueden llegar a tener retornos de US$35, US$40 en valores FOB”, destaca Morales, tras agregar que se está desarrollando este mercado nicho. Actualmente, poseen 40 ha de variedades especiales como Cotton Candy, Sweet Sapphire, Candy Heart y Candy Dreams. “Son variedades en las que el principal atributo es el sabor. Se cosechan con Brix más altos, el desafío es que se logre cosechar en su óptimo, pero sin problemas importantes de desgrane, sobremadurez, deshidratación”, añade Marfán.

El proyecto de producción orgánica también avanza a buen paso, sobre lo que en el pasado fue un área destinada a banano orgánico. Ya tienen la certificación de Control Union y en esta campaña entraron en producción 20 ha de uva de mesa, de la que saldrán aproximadamente 45,000 cajas con destino a EEUU y Europa. “Además acabamos de plantar 44 ha, de las variedades Allison y Autumn Crisp”, complementa Morales. La proyección de la firma es empezar a realizar envíos con el sello orgánico en 2022. Este año, por temas logísticos, la fruta con condición orgánica se exportará como uva convencional.

Cuadro 1. Plantación de Pura Fruit en 2021.

DESAFÍOS FITOSANITARIOS PARA SER MÁS PRODUCTIVOS

Este modelo plantea muchos retos fitosanitarios, el principal está ligado al manejo del chanchito blanco y al género de insecto Empoasca, que aún no se logra controlar totalmente con el ingrediente activo Spinosad. “En Piura, por las altas temperaturas, las generaciones de chanchitos se traslapan y la presión es mayor”, advierte Marfán, y continúa, “en la producción orgánica se logra convivir con estos insectos”. A diferencia del modelo convencional que se apoya en ingredientes activos como el Spirotetramat y Sulfoxaflor, en el modelo orgánico se recurren a aceites derivados de vegetales (Quillay, Neem), jabón potásico y hongos. “Se aplican hasta la cuaja de la uva en general”, detalla Marfán. “En la práctica se va limpiando las plantas, se le elimina todo el ritidoma, se hacen aplicaciones de aceite, jabones o detergentes en la etapa donde la fruta no está tan expuesta”, dice el asesor. Por su parte, Morales anota que “la única forma de mantenerlo bajo control es con una frecuencia de aplicación mayor, porque los productos son de contacto. No es como en la producción convencional, donde ocupas productos sistémicos”. Una alternativa que además vienen explorando para el control de esta plaga es el uso de trampas de confusión sexual.

Felipe Morales, gerente de producción de Pura Fruit.

Otro reto que enfrentan quienes producen uva de mesa de forma orgánica es que no pueden usar Cianamida Hidrogenada, que en condiciones tropicales se usa para sincronizar la brotación. “En el caso de orgánico no se puede usar porque no está dentro de los productos autorizados. Como alternativa se pueden usar extractos vegetales, extractos de ciertos alimentos. Sin embargo, la efectividad es mucho menor. Los extractos no llegan al 50% de la eficacia de la Cianamida Hidrogenada”, advierte Marfán. Por eso, el principal desafío es buscar nuevas alternativas, que sean mucho más eficientes.

El CEO de Pura Fruit adelanta que tienen contemplado crecer en superficie en los próximos tres años y llegar a las 1,500 ha de uva de mesa, lo que representaría un crecimiento de 62% en comparación con la superficie actual. “De esas 1,500 ha, la idea sería que unas 150 ha pertenezcan a este plan de variedades especiales y modelo orgánico”, manifiesta Arriagada. Dicho plan representa un gran desafío en términos productivos y comerciales. La ventaja es que en el área comercial tienen el apoyo de Gesex. A la par, tienen proyectado crecer en otros cultivos potenciales en el mediano plazo. Aún no se define cuáles, pero se está evaluando los cítricos, la palta y arándanos. “No descartamos movernos de Piura a Ica u otros lugares donde logremos crecer en otras especies”, subraya.

OPORTUNIDAD FUERA DE LA VENTANA HABITUAL

La única variedad tradicional que queda en el campo es Red Globe. La mayoría de superficie está destinada a variedades nuevas.

Pura Fruit no solo se destaca por su visión empresarial, sino también por trabajar desde hace tres temporadas con cubiertas plásticas. Este sistema ha sido más desarrollado en Chile, en el caso de Piura es incipiente. Se estima que el costo de la instalación está bordeando los US$20,000 a US$24,000/ha, considerando mano de obra y materiales como estructuras de galvanizado y plástico. “La vida útil en Chile es de tres años, acá en Piura aún se está comprobando”, explica Morales. Sus principales ventajas son la protección frente a las inclemencias climáticas y la modificación del microclima que ofrece a nivel de la planta, que considera indicadores como la temperatura, la humedad relativa y el viento.

Esta tecnología les ha abierto la posibilidad de salir de la ventana usual de Piura (de septiembre a diciembre) y tener una doble campaña. “En Piura, como no hay una estación de invierno, igual la formación tiene un costo. Si uno transforma esa formación en una segunda producción es muy atractivo”, comenta Arriagada. Para otras empresas, un aspecto que dificulta extender la campaña que finaliza usualmente en diciembre es la posterior presencia de lluvias. Marfán explica que entre enero y febrero a la fruta le cuesta tomar color, azúcar y además convive con algo de lluvia. En promedio, la lluvia de Piura puede estar en torno a los 80 milímetros (mm). “Algo que ayuda mucho es usar alguna técnica de protección climática. En este caso estamos usando films de polietileno para evitar que la planta reciba lluvia y bajar la presión de mildiu y pudriciones de la fruta”, añade Marfán.

Sugar Crisp es otra de las variedades que produce Pura Fruit, sobre el patrón Salt Creek.

Aprovechando la experiencia ganada en coberturas plásticas, la idea de la agrícola es dejar parrones con cosecha en el mes de abril, para conseguir precios más atractivos, sobre todo en EE UU. “En esas fechas el volumen de uva verde chilena cae y quedan algunos espacios comerciales interesantes afuera, ya que todavía no hay volúmenes importantes de fruta local. Ni mexicana, ni californiana. Por lo tanto, hay un espacio ahí para variedades blancas. Hay que ver por cuánto tiempo”, explica Marfán. Precisamente, la cosecha de abril está pensada en variedades blancas como Autumn Crisp, Sweet Globe y Sugar Crisp. No obstante, ya vienen haciendo pruebas con variedades rojas para evaluar cómo se comportan bajo cobertura.

Marfán adelanta que, en la siguiente campaña de uva de mesa de abril, que va a ser contabilizada como parte del volumen de la campaña total 2022/23, se apunta a duplicar la producción de la temporada previa y llegar a las 80,000 cajas. “Tenemos programado un volumen importante para abril”, ratifica. Por su parte, el CEO de Pura Fruit destaca que es importante mantener la calidad para competir en esa ventana con las variedades blancas de Chile. “Es un mercado de guarda, muy exigente y con precios más atractivos dependiendo de la semana y calidad”, complementa Arriagada.

“Este año es distinto en términos de calidad. Sin ninguna duda tenemos mejor fruta”, recalca Manuel José Arriagada, CEO.

CONTROLAR LA CARGA PARA ASEGURAR LA CALIDAD

Como ‘histórico’ han calificado algunas personas a la campaña de uva de mesa 2021/22 de Pura Fruit, que apunta a cerrar con envíos por 1.6 millones de cajas de uva de mesa y que ha superado su porcentaje de exportación estimado de 80% a 85%, al acercarse al 90%. “Se nos ha concentrado un volumen de fruta mucho más grande que el considerado en nuestro plan de cosecha inicial. En términos de volumen, estábamos adelantando casi un 35% de nuestro volumen. En un principio pensábamos cosechar 100,000 cajas/semana y se movieron a 130,000 -140,000 cajas/semanas. Adicionalmente, nos está acompañando un mayor peso de baya”, menciona Morales. Por ejemplo, en el caso de Autumn Crisp pasó de pesar alrededor de 9 gramos (g) a 12 g. “Tenemos más kilos y más producción debido al incremento de peso”, añade.

A diferencia de otras compañías, la agrícola se destaca por producir bajo cobertura de plástico.

“Este año es distinto en términos de calidad. Sin ninguna duda tenemos mejor fruta”, recalca Arriagada. Precisamente, el mercado asiático es uno de los más demandantes en términos de calidad. “La postcosecha debe estar bien hecha. No se puede deshidratar, desgranar”, complementa. Con esto en mente, la proyección de la compañía es que el 20% de los envíos se destine al Lejano Oriente, específicamente Corea y China, entre 30 a 40% a EEUU y Canadá, a Europa un 20%, a Inglaterra un 10% y a Latinoamérica también un 10%.

Un factor que ha contribuido a mejorar la calidad de la fruta de exportación es la regulación de carga. Marfán explica que están trabajando con un sistema de producción ajustado desde el inicio. Parten con una poda, posteriormente una regulación de carga temprana, previo a la floración. “Eliminamos los segundos y terceros racimos. Enfrentamos después los arreglos de racimo, los descoles, dependiendo de la variedad, con una carga ajustada.  Si una parra viene muy cargada sufre problemas de calidad”, comenta.

“Tenemos un plan de regulación de carga en función al año de plantación. Plantas de primer año buscamos plantaciones entre 1,800 a 2.000 cajas/ha. Plantas de segundo año ya nos vamos a máximo 2,800 cajas/ha. Y de tercer año para arriba, ya le estamos pidiendo el pico de producción de 3,500 cajas/ha”, detalla Morales. Recalca que un mayor volumen deberá responder a un incremento del peso de la baya y a mayores porcentajes de exportación. “Eso es lo que está ocurriendo en este minuto”, añade. Esto les ha permitido que los niveles de brix cosechados sean mejores, llegando incluso en algunos huertos a los 18 Brix, y tener calibres más parejos. “Tenemos un par de brix arriba de lo que teníamos históricamente con este trabajo de regulación de carga”, dice Marfán.

USO DE MALLAS

En zonas ventosas, la compañía se ha apoyado en el uso de mallas para que la disminución de los km/ha del viento no disminuya el crecimiento vegetativo de la planta. En Sullana recién tiene un año de instalado, pero en Piura ya se cuenta con más experiencia. “El nivel de estrés al que está sometida la planta por el viento es impresionante. Con estas estructuras de malla eso lo mitigamos bastante”, destaca Marfán.

Otro aspecto que ha jugado a favor de la calidad es el manejo de la canopia, especialmente en variedades verdes como Sweet Globe, que cuando están fuertemente expuestas a la luz pueden agarrar tonalidades rojizas, comenta Morales. “La canopia la manejamos fundamentalmente con la regulación del número de brotes. Una vez que tenemos el número de brotes por hectárea y por planta, vamos manejando también el deshoje”, comenta, tras recalcar que la intensidad del deshoje dependerá de la variedad. Adicionalmente, la agrícola ha optado por priorizar la fertilización nitrogenada y el riego, con el objetivo de mejorar el vigor.

Pura Fruit viene orientando sus esfuerzos a producir bayas y racimos que destaquen por su calidad, en términos de crocancia, nivel de azúcar y terminación de la fruta. Y, sobre todo, que puedan preservar dicha calidad por mucho más tiempo. “La fruta cada año viaja más lejos, por lo que tiene que resistir. Hay un mayor control en la cadena de producción”, finaliza Marfán.

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