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En Sonora, principal zona productora

Productores mexicanos se suman al recambio varietal

Conscientes de que para aumentar la rentabilidad de sus campos es necesario sustituir variedades tradicionales, los productores mexicanos de Sonora ya están produciendo nuevas variedades para destinar a mercados nicho, sin descuidar a EE UU, su gran mercado de destino.

26 de Abril 2018 Equipo Redagrícola
Productores mexicanos se suman al recambio varietal

Agrícolamente hablando, los agricultores de Sonora están volcados al cultivo de la uva de mesa, un cultivo cuya importancia dentro de la economía regional no es menor, ya que representa un 20% del Producto Interno Bruto de una región cuyo tejido económico realiza exportaciones totales por un valor de US$3,000 millones. Teniendo a Hermosillo como el epicentro productivo, en este estado se produce el 95% de la uva de mesa mexicana, que salen de una superficie de unas 14,000 ha que están en manos de unos 200 agricultores, que producen fruta que hoy en día está siendo enviada a una treintena de países, donde EE UU es el mercado más importante, seguido de Canadá, Europa, Centroamérica, Sudamérica.

MEJORA VARIETAL. Los productores mexicanos ven con buenos ojos el recambio varietal hacia las más sofisticadas que hay en el mercado. Y muchos han hecho un cambio rápido de ellas.

“Conscientes de los desafíos productivos y comerciales de hoy en día, nuestros productores están en permanente renovación, tanto de los huertos como de variedades, para que esta industria sea más rentable. Si no nos renovamos tecnológicamente estamos condenados a salir del negocio”, explica Juan Laborín, director de la Asociación de Productores de Uva.

– ¿En qué sentido es esa renovación de la que hablar?

– Los productores de Sonora están embarcados en la renovación de los sistemas de conducción, sistemas de sostén para aprovechar mejor la luz solar, sistemas de riego, de usar patrones tolerantes a la escasez del agua y también en el establecimiento de nuevas variedades. En temas de manejo, el objetivo es ser más eficientes en el uso de fertilizantes y del agua. Para que los costos de producción no sean tan altos y podernos mantenernos en el negocio.

– ¿Estas innovaciones están pensadas también en una lograr una reducción de la mano de obra?

– No exactamente, pero obviamente que mientras más productiva es una variedad, los costos de la mano de obra son menores porque los costos productivos de cajas por hectáreas también son menores. La mano de obra está escasa. El país ha crecido mucho en todo lo relacionado a la agroindustria. Por ejemplo, el número de maquiladoras ha aumentado, también los servicios de la industria auxiliar. En los últimos 20 años hemos duplicado las exportaciones, pero los trabajadores no se han duplicado. El cultivo de berries en México ha crecido mucho en el último tiempo y eso genera competencia con otros cultivos, como el nuestro.

 

La Asociación de Productores de Uva ha promovido desde hace varios años al producto en EE UU como ‘Sonora Spring Grapes’, pero a partir de este año habrá un cambio de nombre y todas las promoción se realizará como ‘Grapes from Mexico’. Ello porque muchos consumidores no asocian a la uva mexicana con el estado de Sonora. Asimismo, en esta promoción se incluye la uva que es producida en Jalisco.

También en Jalisco

La producción de uva de mesa no es exclusividad de Sonora. También Jalisco se ha sumado a la producción de este cultivo. Concretamente la empresa sonoreña Grupo Molina tiene un innovador proyecto en Tuxcacuesco, donde hoy tienen un proyecto de 28 ha, que ampliarán en otras 140 ha más. Pero no se quedarán así, ya que el proyecto total incluye una superficie plantada de 500 ha. Para este año esperan una producción de 300,000 cajas.

PRODUCTORES INICIAN EL RECAMBIO VARIETAL

Hoy en día, la variedad ‘reina’ de los campos de Sonora es Flame, que cubre al menos un 60% de toda la superficie destinada al cultivo de la vid. El resto de la superficie está dominado por variedades blancas como Prime, Perlette, Early Sweet, Superior y varias variedades nuevas como Cotton Candy o Ivory, provenientes de distintos programas de mejoramiento genético.

– ¿Hay interés de los productores de Sonora por realizar un recambio varietal?

– Totalmente. Tenemos muchas variedades nuevas en nuestros campos. Algunas de ellas están en etapa de prueba y otras en etapa de producción comercial como, por ejemplo, las que mencioné y otras como Sweet Saphire.

– ¿Cuál es tu percepción de las nuevas variedades…Son una moda o una realidad?

– Yo creo que son una moda, y el mercado puede tomar un volumen ‘x’ como algo novedoso. Sin embargo, eso no quiere decir que las variedades tradicionales sean malas variedades; por algo es que nuestros clientes aún las piden. Para entrar a los mercados nicho se requiere de este tipo de nuevas variedades, siempre y cuando la producción sea moderada, ya que así seguirán siendo un nicho interesante para explorar y explotar. Pero si esa producción se expande, estas variedades corren el riesgo de transformarse en un ‘commodity’.

– Si tuvieses que mencionar los retos productivos de la uva en Sonora, ¿cuáles serían estos?

– La rentabilidad. Sin duda, ese es el más importante. El mercado está muy competitivo y los precios no han crecido mucho, sino que más bien se han mantenido estables en los últimos años. Entonces tenemos que ser más productivos, buscar más producción por hectárea y eso lo estamos logrando a través de las mejoras tecnológicas que estamos incluyendo. También buscando nichos de mercados, buscando áreas que no hemos atacado aún, hablo de países, pero también de productos nicho, como son precisamente estas nuevas variedades; únicas por su forma, sabor o textura. Durante Fruit Logistica hemos tenido contacto con compradores de Oriente Medio que precisamente andaban buscando nuevas variedades de uva. No han sido casos aislados. Eso es algo generalizado, según hemos podido ver en Berlín. Y no solo se han acercado a nuestro stand, sino que también lo han hecho al de Chile o Perú, por ejemplo. También en la feria hicimos contactos comerciales con ejecutivos de Indonesia, China, Hong Kong a Japón. Las posibilidades para crecer están latentes.

– ¿Hay posibilidades de crecimiento en el mercado asiático?

– De todas maneras. Ya llegamos a ese mercado y lo hacemos vía marítima desde Ensenada o Long Beach. A Yokohama tardamos entre 15 y 18 días, mientras que a Hong Kong la ruta tarda 17 días a Hong Kong. Podríamos crecer más si se concretaran algunos acuerdos económicos. Por ejemplo, con Corea del Sur estamos buscando un acuerdo económico desde 2002, pero todavía no lo logramos.

– ¿Qué tal es el mercado de América Latina para la uva mexicana?

– Para México es importante. En Centroamérica exportamos a Costa Rica, Honduras, Nicaragua y también a las islas del Caribe. Todos son clientes importantes para nosotros. También hemos llegado con nuestra producción a Brasil y en mucha menor medida a Chile y Perú, pero estamos entrando.

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