Pampa Baja y la senda de la recuperación
Tras la caída productiva del palto en la última campaña, la agroexportadora arequipeña planea recuperar las cifras de años anteriores. Tiene 1.000 hectáreas cultivadas a plenitud en Olmos y 300 más por desarrollar. Incursionar en arándano es una alternativa que sigue en evaluación.
Claudio Albarracín, gerente general de Agrícola Pampa Baja, recorriendo junto a un colaborador sus campos de palto. Foto: Óscar Miranda.
–Llegamos a Olmos para diversificar riesgos– dice Octavio Paredes, presidente de Agrícola Pampa Baja, sobre la decisión que la agroexportadora arequipeña tomó en el año 2012 al adquirir 1.300 hectáreas en la irrigación. –En el sur, no era tan bueno ni el agua ni el clima, había mucho problema, aunque después se ha ido mejorando. Entonces, dijimos “vamos a diversificar los riesgos”.
–Fue un poco ampliar la ventana de cosecha– complementa el argentino Claudio Albarracín, gerente general de la compañía. –Los ‘timing’ de cosecha de Olmos son muy diferentes a los de Arequipa. La compañía juega a una estrategia de cosecha temprana en Olmos, con una curva de cosecha que generalmente es marzo, abril y mayo, y una cosecha tardía en Arequipa, entre agosto y septiembre.
Esa estrategia –explica– les permite estar fuera del peak de producción en Perú, en el que se concentra la producción del sur de Lambayeque y de La Libertad, cuando sale el gran volumen de la campaña.
–Nosotros estamos al principio y al final. Ahora, estamos en plena cosecha en Arequipa, y acá en Olmos, con una flor muy incipiente este año, vamos a arrancar a finales de febrero– dice.
Como en el resto de fundos, la última campaña de palto de Pampa Baja reflejó el impacto de los problemas climáticos del año pasado: apenas unas 8.000 toneladas cuando en la campaña anterior superaron las 19.000, con rendimientos de solamente 8.2 toneladas por hectárea. Albarracín, sin embargo, está confiado en que la productividad se recuperará.
–Vamos a tener un primer termómetro en octubre y en enero que termina la caída fisiológica en la cuaja pero, por como se está dando el desarrollo y como el árbol viene de un año más descansado y de poca cuaja, en un escenario conservador estamos proyectando unas 16 toneladas por hectárea– dice.
LOS RIESGOS QUE IMPLICA EL ARÁNDANO
¿En qué es distinta la palta de Olmos de la de Arequipa? El gerente general de Pampa Baja señala que la del norte tiene un calibre menor –200 gramos en promedio, mientras que la del sur anda por los 280 gramos en promedio– y es más rugosa.
–A los chilenos les gusta más la de Arequipa porque es muy parecida a la de ellos– dice. –Mientras que a los españoles les gusta más la de Olmos, porque se parece a la fruta que se produce en el Mediterráneo.
Por estos días, con los problemas de escasez hídrica presentes, tanto Claudio Albarracín como Octavio Paredes dicen que el tema del abastecimiento del agua es una preocupación en el fundo. Pampa Baja tiene nueve pozos de agua subterránea y cinco reservorios, que acumulan en conjunto medio millón de litros cúbicos. Albarracín dice que está en proyecto perforar cuatro pozos más y hacer un megareservorio con capacidad para almacenar un millón de litros cúbicos.
–Y para el desarrollo de las 300 hectáreas que todavía tenemos, también deberíamos hacer pozos, que es lo que le va a dar seguridad al sistema– dice.
El gerente general dice que todavía no han definido qué plantarán en esas 300 hectáreas. Ingresar al cultivo del arándano es una alternativa que sigue estando en evaluación. Pero la competencia por la mano de obra en la zona, frente a jugadores grandes y muy consolidados, es un riesgo que tienen que analizar.
–Por ahora, seguir consolidándonos en paltas en este fundo luce como una mejor opción o como un menor riesgo relativo– dice.
*Puede revisar nuestro especial “Olmos, a diez años del ‘milagro agrícola’ en el desierto”.