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Federico Beltrán, asesor

“La mejor variedad para Perú es una Ventura, pero con mejor sabor”

Parte de la clave del negocio del arándano pasa por el conocimiento, el capital y el acceso al material genético. Esos, y en ese orden, según el asesor Federico Beltrán, son los tres factores de éxito de una industria que se ha posicionado como un nuevo (y gran) jugador a nivel global. El próximo reto es que, a través del acceso a una mejor genética, se logre producir una fruta perfecta en calidad.

07 de Septiembre 2018 Equipo Redagrícola
“La mejor variedad para Perú es una Ventura, pero con mejor sabor”

Rodrigo Pizarro Yáñez

Federico Beltrán conoce al dedillo la evolución del arándano en Perú. Es uno de los pocos que creyeron en su desarrollo en el país, uno de los que estaba seguro de las potencialidades de las tierras de la costa y, por qué no, de la sierra también, uno de los que no ha claudicado en la búsqueda de soluciones técnicas y tecnológicas para lograr un mejor desarrollo del cultivo. Conoce al revés y al derecho los vaivenes por los que ha pasado una industria que ha explotado en los últimos cinco años y se da tiempo para contar una anécdota “Hace varios años que visito Chile y una de las primeras veces que vine me reuní con las principales empresas productoras de arándanos para explicar las bondades de Perú para la producción de este berry. Ninguna de ellas me tomó en cuenta, pero después de un tiempo, muchas de ellas decidieron comprar tierras y están produciendo en Perú. Así que, tan equivocado no estaba”.

PRECIOS TENDERÁN A BAJAR. Según explica Beltrán, precios entre US$20 y US$25 no se volverán a repetir y se van a moderar bastante.

En los primeros años reinó el secretismo más absoluto en torno a los campos de arándanos que se ubicaban en zonas de la costa, y que estaban manejados por grandes empresas. Los más pequeños, en cambio, estaban llanos a contar sus experiencias y ensayos, donde muchos de ellos no terminaron de la mejor forma.

“En el Perú se pueden diferenciar varias etapas de desarrollo del cultivo del arándano. Entre 2007 y 2011 comienza una etapa de prueba. Hay mucho interés en probar el cultivo, pero la falta de acceso a genética obliga a trabajar con variedades públicas con requerimiento de frío”, relata Beltrán.

– Eso generó problemas.

– Eso nos expuso a variedades que no tienen condiciones para ser instaladas en Perú. De otro lado, teníamos bastante desconocimiento a través de con qué técnicas podíamos compensar la falta de condiciones para establecer el cultivo. En el 2012, el Perú firma el tratado de protección de obtención vegetal (UPOV), lo cual, nos permite acceder a las variedades protegidas. Entonces, ingresan variedades de bajo requerimiento de frío e ingresan también nuevos jugadores. Allí estaban viveros internacionales, como Fall Creek, que además de un portafolio genético trajo al país toda la experiencia que había desarrollado en México y en España, bajo condiciones más parecidas a las del Perú que a las de Chile, donde el arándano se comporta más como un caducifolio, pero no así en México, que es un ‘siempre verde’.

– Esos ‘nuevos jugadores’ son empresas de gran renombre en la industria agrícola peruana, interesadas por una fruta de pequeño tamaño que cada año aumentaba su consumo a nivel global.

– En esta segunda etapa ingresan nuevos jugadores y actores. Aquellos que ya eran exitosos en paltas y uvas, y con espárragos desde hace 20 años, son los que se interesan por los arándanos. Hablo de empresas como Camposol, Talsa, Beta y Danper. En realidad, el perfil de las empresas que están -salvo algunas internacionales, muchas de ellas chilenas- es de aquellas que empezaron hace 20 años con el espárrago. Entonces, hay una secuencia productiva de espárragos en los 90, paltas y uvas en el 2000, cítricos y granadas hace unos años, hasta llegar al arándano, que se estableció como una nueva opción de cultivo para estas empresas que tenían cultivos, canales de comercialización en inversiones en plantas de procesos.

12,000 HECTÁREAS, 120,000 TONELADAS, US$1,000 millones EN VENTAS

Así, el arándano era visto como un complemento estacional perfecto a los otros cultivos que ya producían estas empresas. “Permite aprovechar capacidades instaladas de procesos y permite optimizar los canales de comercialización. Mirando al 2018, ha encajado como complemento estacional de los otros cultivos. Ha podido fidelizar mejor la mano de obra, que en el último tiempo comienza a ser un factor limitante. El complemento perfecto para los cultivos del portafolio que las empresas manejan. Hacia el 2011 eran probablemente 50 ha y hacia diciembre del 2018 serán 5.000 ha. El crecimiento en superficie también es en valor de exportaciones. Tuvimos una facturación cercana a los US$250 millones al 2017 y al 2021 los arándanos serán el primer producto en fresco en facturar valores por encima de los US$1,000 millones”, asegura el asesor.

DIFERENCIARSE O MORIR. La alternativa para que los medianos y pequeños sobrevivan en el negocio es la diferenciación. ¿Cómo? Produciendo de forma orgánica o en maceta y bajo techo.

– ¿Cuál es tu proyección de crecimiento para los próximos años?

– Mi estimación es que al 2021 serán 12,000 ha plantadas con aproximadamente 120,000 toneladas, con una estacionalidad entre el 15 de julio y hacia mediados de febrero. Entre un 70 y 80% del volumen estará concentrado en los meses de septiembre y octubre.

– Es decir, ¿la época de mejor ventana comercial seguirá siendo septiembre/octubre?

– Lo ideal es comenzar el 15 de julio para tomar el ‘peak’ en septiembre y octubre, que es la ventanas de mejores precios para la industria peruana. Debido al comportamiento de la especie en Perú, que a diferencia de Chile y otras zonas productivas, se cosecha en 6 semanas, en Perú se tiene un periodo de cosecha de 16 a 20 semanas. Entonces, la estacionalidad es del 15 de julio al 15 de febrero tratando de tomar el ‘peak’ entre septiembre y octubre.

– ¿Será suficiente con esa ventana y un mayor volumen?

– Con 12,000 hectáreas plantadas, la visión es ser un proveedor bastante consistente en toda el hemisferio sur, que va de septiembre a febrero. No sería posible concentrar todo en dos meses. Lo que pasará será una oferta similar en todos los meses, pero con una fuerte concentración en septiembre y octubre. Si bien es cierto, la idea es establecer el mayor volumen allí, los otros meses van a crecer en volumen. La expectativa no es tener este crecimiento con los precios de hace 5 años. En un inicio dije que los arándanos son un complemento de otros cultivos y va a ser un producto estupendo y va formar parte del portafolio

-¿Qué proyección haces en cuanto al precio del producto?

– Los precios que se han visto en momentos picos han sido de US$20 a US$25, pero esos ya no se volverán a ver. Los precios se van a moderar bastante. Las empresas que ya están en el negocio saben que deben pensar más en mejorar su competitividad y eso no solo está relacionado a costos sino a conseguir mejor experiencia de consumo con la fruta que estamos exportando, y eso pasa por seguir incorporando mejores variedades. La genética es la herramienta que te da sostenibilidad en el tiempo, no así la estacionalidad de la cosecha, que es una ventaja comparativa o natural.

NUEVAS ZONAS PRODUCTIVAS. Hoy el 90% del área sembrada está en el norte de Lima, pero en los próximos cuatro años se va a desconcentrar, según vaticina Beltrán.

– Ya no basta con esa ventaja natural.

– Hace cinco años era suficiente aprovechar la ventaja comparativa de estacionalidad de cosecha. A partir de hoy o hacia adelante eso no es suficiente. No es solo tener la disponibilidad de fruta cuando el resto no tiene. Pero no es solo eso, sino que se debe tener fruta de calidad superior. Es decir, estar en línea con la expectativa de los consumidores y de los compradores.

– La gran oportunidad de Perú es que, accediendo a la genética, los próximos años pueda mejorar el sabor del fruto.

– Los últimos años tuvimos bastantes observaciones respecto a la acidez de la fruta que se produce en el país. La fruta peruana era bien evaluada en cuanto a la disponibilidad consistente, por la estabilidad climática, pues no hay eventos climáticos que los afecten. Además, las empresas generan expectativa en los compradores de hacer crecimientos productivos que se pueden cumplir. Pero, por otro lado, la observación ha estado relacionada a la acidez de la fruta. Entonces la gran oportunidad de las empresas peruanas o de las establecidas en el Perú, muchas de ellas chilenas, es que a través del acceso a la genética seguir incorporando y buscar una fruta perfecta en calidad. ¿Qué espera el cliente? Que el sabor mejore.

– ¿Cuánto influye la variedad y cuánto influye el manejo de campo?

– Con las variedades actuales, algunas empresas consiguen estándares superiores de calidad. El manejo influye, pero la genética es determinante. Por ejemplo, la variedad Emerald que se produce en campos argentinos es diferente que Perú. Por ejemplo, en altura. Entonces, hablamos de interacción de genética con medioambiente.

– ¿Y si nos centramos específicamente en el sabor de la fruta?

– Ahí el componente genético determina por lo menos un 60% de ese atributo de calidad que se llama sabor y 40% lo determina el manejo agronómico. El sabor se puede modificar a través del manejo, pero el componente genético es vital. También hay un término que se llama memoria genética. Es decir, algunas variedades van a responder mucho mejor a las condiciones donde son oriundas sus parentales. Quiero decir que si yo puedo influir solo en 40% vía manejo, obviamente debo tener la genética adecuada para, con mi empeño, tener un mejor producto. El desafío es que al 2021 Perú tenga una oferta de estupendo sabor. Para un comprador lo más importante es que lleguen bien, que sean viajeras. Pero un consumidor, para repetir la compra, necesita una experiencia estupenda y eso pasa porque tenga un rico sabor.

– ¿Hay mucho que mejorar en este aspecto?

– En la industria global, más del 33% de la experiencia de arándanos, tras la compra. Esto quiere decir que la industria tiene mucho potencial por desarrollar con las tasas de crecimiento de consumo de 1.5 kg en EE UU, 700 gramos en el Reino Unido y 300 gramos en el resto de Europa; además de los 3 gramos en China, que si solo contamos el consumo de las clases más acomodadas, este llega a 30 gramos. Con estos niveles de organización mundial alrededor de arándano y sabiendo que el 33% no tiene una buena experiencia, el potencial de mejora y el crecimiento de consumo hacen pensar que el arándano se va a convertir en un ‘snack’, va a ser una fruta de consumo diario. Entonces, el lado positivo de la aparición de nuevos actores, aunque algunos países preferirían seguir solos, es que con ellos se incrementará el consumo, se masificará y se generará un incremento de un producto de nicho a masificarlo.

BILOXI SEGUIRÁ PERDIENDO PESO

– ¿Cuál es tu opinión de una variedad como Biloxi?

– En Perú fue la punta de lanza, y hacia el 2013 representaba el 90% de los campos. Hacia el 2018 va a ser menos del 30% y está en camino a reducir sus hectáreas, porque los compradores siempre esperan algo diferente. Tener una variedad pública que sea buena es positivo pero, por el mismo hecho que todos lo pueden tener, deja de ser interesante para los compradores. Si bien es cierto, es una variedad rústica y muy productiva, su calibre es inestable, su productividad en cosecha es baja, lo cual es un factor limitante importante. Hoy no solo son los kilos por planta un factor determinante del costo, sino tu productividad de kilos por cosechador. El comprador espera que la fruta cosméticamente sea bonita, tenga un calibre estable y buen ‘bloom’. Los compradores compran por lo que ven y el consumidor final repetirá la compra tras probar la fruta.

– Antes decías que Biloxi seguirá disminuyendo su superficie en Perú, ¿a cuánto crees que llegará?

– Al 2021 no creo que más de un 15% de la superficie en Perú será de Biloxi. Es decir, unas 2,000 hectáreas, aproximadamente.

– ¿Y el resto?

– Habrá unas 7,000 hectáreas de variedades protegidas y unas 3,000 de variedades ‘club’. A diciembre del 2018, por lo menos un 45% serán de la variedad Ventura y Biloxi representará un 30%. Cuando uno habla de portafolio genético en Perú, diría que un 20% corresponderá a ‘clubes’, entre los que están las variedades de Hortifrut, Driscoll’s y Family Farm, entre otros. Y están apareciendo otras nuevas variedades, porque los programas de mejoramiento genético se han dado cuenta que las zonas que no son frías es donde está el mercado. Tengo mucha expectativa que hacia 2021 se genere un mejor acceso a la genética. En solo ocho meses puedes ver cómo se comporta en Perú una variedad, y decidir si sirve o no para nuestras condiciones. Entonces, el estigma de mejorar sabor en Perú será posible. Tenemos las capacidades y el acceso a genética será cuestión de tiempo.

– ¿Vislumbras nuevas zonas de producción en Perú?.

– Hoy en día el 90% de la superficie arandanera está en el norte de Lima, pero en los próximos cuatro años se va a desconcentrar. Habrá nuevas zonas que inclusive darán sorpresas en cuanto a la calidad de fruta. Por ejemplo, el sur del Perú tiene temperaturas más bajas, eso puede generar mejores condiciones de fruta, desde Cañete hasta Arequipa. Y en la sierra también. Hoy está más en el norte porque se ha podido desarrollar a escala, porque los campos tienen acceso a una buena disponibilidad de agua. Parte de la clave del negocio pasa por conocimiento, el capital y el acceso al material genético. Esos son los tres factores de éxito y en ese orden. Ahora, si hablamos de las condiciones del agua, la mejor está en el norte, mientras que en el sur hay empresas que están resolviendo el tema de la calidad del agua instalando plantas de osmosis inversa.

PROYECCIÓN. “Al 2021 los arándanos serán el primer producto en fresco en facturar valores por encima de los US$1.000 millones”, asegura Federico Beltrán.

¿ES UN NEGOCIO PARA MEDIANOS Y PEQUEÑOS?

– ¿Qué oportunidad le ves a los productores medianos y pequeños?

– La oportunidad de proyectos medianos está en conseguir diferenciación por sistemas de producción y por tipo de producto. Es decir, deberían  pensar en ser orgánicos o ser muy intensivos en tecnología, alta densidad y sustratos, lo que puede compensar desventajas en la escala. Por ejemplo, un 10% del arándano será cultivado en sustrato, alta densidad, y por lo menos, un 20% será orgánico. Entonces los pequeños deben ser orgánicos y ser altamente intensivos en tecnología. El factor de viabilidad será qué tan confiable es la empresa o cuál es su posibilidad de acceso a genética.

– ¿Qué crees que frenará el desarrollo de medianos y pequeños?

  Al 2021, la primera barrera será acceso a genética, la segunda barrera será el conocimiento, la tercera será el capital. Si tengo dinero y pido genética, ¿voy a plantar Biloxy? No. Si soy nuevo, no tendré el conocimiento, ¿seré viable? Si tengo acceso a genética es más posible acceder el conocimiento.

Ser pequeño no es malo, pero todos estarán sujetos a las mismas barreras.

En la actualidad, hay 300 hectáreas de arándano orgánico en el Perú, sobre todo en el norte del país. Al 2021 un 20% de la producción será orgánica. El desafío es incorporar más y mejores herramientas para ser viable en producciones orgánicas.

– Tú conoces la génesis del proyecto que desarrolló Sierra Exportadora hace unos años, ¿cómo evalúas su desarrollo?

– El arándano no es un cultivo para un pequeño productor, tal y como lo planteó en su momento el programa de Sierra Exportadora. Camposol tiene estructura comercial, gerencia y un sinnúmero de capacidades que lo hacen potente para poder desarrollar este cultivo. Sin embargo, concepto como el de trazabilidad o inocuidad, no son fáciles de sostener por un

pequeño producto. ¿Cómo será viable? Si los pequeños se asocian. Las condiciones climáticas de la sierra son buenas para el arándano, siempre que tenga conectividad, pero las mismas condiciones hacen que las instalaciones requieran mayor inversión, entonces, hablamos de la segunda barrera: el capital.  La sierra, como espacio físico, es una estupenda oportunidad para sembrar, pero requiere de mucha inversión y tecnología.

– Y los costos productivos son mayores en la sierra.

– Sí, entre un 40 y 60% más que en costa, porque se deben usar macro túneles. A menos que hagas una baja o moderada inversión, tendrás una baja productividad, pero el arándano no es un cultivo de ‘ahorros’, sino de ‘inversiones inteligentes’. Hasta el 2010 trabaje en Sierra Exportadora, pero se precipitaron mucho en promover este cultivo. En todo caso, no se veía lo que ahora se ve con mayor claridad.

– ¿Cómo ves el futuro del arándano en Perú?

– No creo que al 2021 haya proyectos viables solo con Biloxi. En el arándano pasa exactamente lo mismo que con la uva de mesa, es decir, no es posible que el 100% de la uva sea Red Globe. Si queremos conocer el futuro de Biloxi debemos mirar la historia de Red Globe. No es una variedad mala, pero el consumidor y comprador exigen más. Sin embargo, la variedad perfecta no existe, pero veamos aquella que más se está plantando hoy en el Perú: Ventura, que es productiva, con un calibre por encima de 18 mm en un

80% de la fruta cosechada, con buen ‘bloom’, con una buena cosmética y es buena viajera. Es estupenda. Lo malo es que no es fácil manejar, necesitas más conocimiento y se tiene que mejorar bastante el sabor. Si me preguntas cuál es la variedad ideal para Perú es una Ventura, pero con mejor sabor.

EE UU SERÁ EL PRINCIPAL MERCADO

– ¿Cómo proyectas el desarrollo de los mercados?

– Al 2021 la composición será un 50% de la fruta ser enviará a EE UU, un 25% a  Asia y un 25% a Europa. Los porcentajes de la industria chilena serán similares, aunque creo que bajarán sus envíos a China y crecerán en EE UU, que seguirá siendo el gran mercado de Chile, recibiendo el 55% de su fruta. Perú tiene que buscar más mercados en Asia, pero nadie puede pensar en un proyecto sin enviar su fruta a EE UU. La tasa de crecimiento estará más concentrada en Europa y luego en China.

– ¿Crees que se debe sacar provecho a la característica de ‘súper fruta’?

  Pocas empresas de la industria del ‘retail’, a nivel global, no saben que el arándno es un ‘súper fruta’. Por superficie, en una tienda de ‘retail’ es la fruta más rentable. Con el nivel de organización que tiene la industria, ha sabido invertir en investigación aplicada, que va a ser visible en el poco tiempo, sobre el aporte de antioxidantes a la salud humana. ¿Qué se viene? Un consumo consistente en el tiempo. El consumo sigue creciendo. De ahí la proyección que hago de las 12,000 hectáreas y los US$1,000 millones en ventas. Estoy orgulloso de haber comenzado y haber sido partícipe de una industria que hoy exporta US$395 millones y que va rumbo a alcanzar los US$1,000 millones.

– ¿Ves algún otro frutal con posibilidades de generar una industria potente en Perú?

– Sí, el cerezo. Ese será el próximo de US$1,000 millones del que seré partícipe.

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