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Trabajo desarrollado en la UNALM

La historia detrás de los predadores que protegen al palto

Dos ácaros súper resistentes al contacto con pesticidas se han convertido en los ‘archi enemigos’ de la arañita marrón (el ácaro Olygonichus punicae), una de las plagas más devastadoras del palto. Así, mediante el control biológico, la arañita marrón es arrasada en un máximo de tres días por estos dos depredadores: Ambliseius chungas y Neoseiulus californicus. Desde Piura hasta Ica, los productores pueden acudir a esta solución biológica que es el resultado de una ardua investigación a cargo de Javier Vásquez, jefe del Laboratorio de Toxicología de Insecticidas y Tecnología de Aplicación de Pesticidas de la UNALM, junto con el sector privado.

04 de Septiembre 2017 MARIENELLA ORTIZ
La historia detrás de los predadores que protegen al palto

La ex Hacienda Huando en Cañete fue años atrás el escenario de la extinción progresiva de la muy conocida naranja huando (Washington Navel), debido al virus de la tristeza. Hace pocos años atrás, la historia volvía a repetirse en el mismo lugar con otros actores: en vez de la naranja se trataba del palto; en vez del virus de la tristeza, la plaga era la arañita marrón, que actúa como una pulga succionando las células de las hojas y dañándolas con resultados devastadoras para el cultivo. Para ese entonces, el campo ya había pasado de las manos de la familia Graña Elizalde, a un grupo de inversionistas encabezados por Ángel Irazola, bajo la razón social de Fundo Santa Patricia.

En 2010 el Fundo Santa Patricia estableció una alianza con la UNALM para encontrar una salida biológica a la plaga que amenazaba con reducir dramáticamente la productividad de las paltas en el fundo. “Este ácaro tiene un estilete, que son sus piezas bucales, el que introduce en la célula de la epidermis de la hoja para succionar todo el contenido celular. Con esto, la hoja se empieza a amarillar, luego a poner marrón, para finalmente necrosarse. Si el ataque es muy severo, puede desfoliar un árbol completamente y así la planta pierde la posibilidad de alimentarse”, comenta Javier Vásquez, investigador de la UNALM. Para ese entonces, no había una solución acertada, ni biológica ni química, a este dolor de cabeza para los productores.

Había que actuar. Así es como durante el primer año de investigación, el equipo de Fundo Santa Patricia junto con Vásquez comenzó la búsqueda del controlador biológico más adecuado que hiciera frente a la plaga. La arañita marrón venía demostrando cada vez más resistencia a los pesticidas, así que la salida en ese momento no venía por la elección de algún químico.

Se escogió un ácaro ya conocido por comerse a la arañita, Euseius stipulatus, pero era extremadamente susceptible a los pesticidas. Vásquez recuerda que la bautizaron como la ‘niña bonita’, pues se moría solo con el olor del pesticida. “Este predador no encajaba porque era extremadamente susceptible. El primer estudio se destinó a volverlo resistente. Sabíamos que se comía a la arañita, pero se moría al estar en contacto con los pesticidas”, cuenta el especialista. En laboratorio se le sometió a dosis pequeñas, pero se morían todos. “De 100,000, solo dos sobrevivían”, subraya. Los investigadores llegaron a pensar que esos dos que sobrevivían debían tener genes de resistencia. “Los criábamos por varias semanas hasta que su población se incrementaba. Sin embargo, nuevamente morían tras aplicar el pesticida, aunque sobrevivían unos pocos más que la anterior vez”, menciona el investigador.

Finalmente, se obtuvo en el laboratorio una raza de ácaros medianamente resistente a algunas moléculas de los pesticidas. Sin embargo, eso estaba tomando mucho tiempo, sobre todo porque la evolución a la resistencia era muy lenta y tomaría al menos dos años más en investigaciones en laboratorio. En definitiva, el ácaro seleccionado no daba la talla para exterminar a la arañita y había que buscar otros predadores.

DAÑOS SEVEROS. La arañita marrón succiona de la epidermis de la hoja el contenido celular. Las hojas pierden su color verde pasando de amarillo a marrón antes de caer. Un árbol puede perder todas sus hojas si el ataque es severo.

TRAS LA BÚSQUEDA DE PREDADORES RESISTENTES

Paralelamente se fue buscando otra alternativa. En la literatura internacional se encontró la mención, en especial, del ácaro Neoseiulus californicus que era reportado como un buen predador de varios tipos de arañita, aunque no específicamente de la marrón. Sin embargo, lo que llamó la atención del equipo que investigaba el caso fue su descripción: un predador eficiente, agresivo y voraz. Sobre su paradero, se indicaba que habitaba en la zona Neotropical (región a la que pertenece el Perú). Mientras tanto, en las investigaciones del peruano Alberto Guanilo se daba cuenta de que otro ácaro enemigo de la arañita marrón, el Ambliseius chungas, se encontraba en distintos puntos del territorio peruano, dando pistas sobre su ubicación específica.

Con estas certezas, Raúl Gazani y Julio Arroyo, parte del equipo de investigación del fundo, llegaron a dos campos de mandarinas en Chincha y Cañete para la recolección de los predadores. En el primero encontraron a A. chungas y en el segundo a N. californicus. Aunque ambos tenían algunas diferencias físicas, se trataba de ácaros rojos, más grandes que la misma arañita marrón, que caminaban muy ávidamente por los cultivos. En un primer momento, no había la certeza de que fueran los enemigos idóneos. Las poblaciones seleccionadas de ambos lugares se multiplicaron por separado en laboratorio. Luego se hicieron ensayos con pesticidas con resultados mucho más positivos a lo esperado. “A raíz de estas pruebas comprobamos que eran muy tolerantes al pesticida. La plaga de arañita se moría primero y ellos no; incluso, utilizan do la dosis más alta del pesticida. Fue una experiencia muy grata. No había visto controladores biológicos tan resistentes. Por lo general, son muy sensibles a pesticidas, pero estos dos salieron bien librados”, subraya Vásquez.

El siguiente ensayo fue liberar las dos poblaciones previamente multiplicadas en laboratorio en el fundo de Santa Patricia. En un lapso de tres días, la arañita marrón fue devorada, sin dejar rastro alguno. Además, los investigadores confirmaron que los predadores no comían ni la planta ni el fruto del palto. Asimismo, observaron su gran poder de movilidad. En los campos, se comenzaban a diseminar haciendo puente entre ramas y hojas de las plantas buscando incansablemente a su presa más común: la arañita marrón.

LA ARMONÍA ACABA SIN LA ARAÑITA

Los dos predadores suelen convivir en armonía en un mismo campo donde abunde la arañita marrón, porque A. chungas tiene preferencia por los adultos y larvas y N. californicus por los huevos. El que se alimenten de la misma plaga, pero en estados de desarrollo distintos, es como mezclar dos insecticidas, refiere Vásquez.

Solo que cuando estos ácaros no encuentran su alimento preferido comienzan a comerse a otros insectos en el árbol, como la mosca blanca, pulgones o cochinillas; lo cual estaba bien en un primer momento. El problema venía si se acababa toda la provisión de insectos y ácaros, entonces, A. chungas comenzaba a comer al N. californicus. Debido a la constatación de la voracidad de A. chungas fue bautizada como el ‘pitbull del control biológico’. Incluso, cuando acaba con los otros depredadores, se volvía caníbal al comerse a sus propias crías.

Sin alimentos, los depredadores terminaban desapareciendo. Eso conllevaba a criarlos en laboratorio y liberarlos constantemente en campo, lo cual resultaba poco práctico. Por ello, se encontró otra salida ingeniosa, tras descubrirse que estos predadores podían volverse ‘vegetarianos’. La solución pasó por seleccionar dos o tres especies de malezas de floración permanente. “Cuando ya no hay presas, lo que hacen es comer polen, se vuelven ‘vegetarianos’. Cuando acababan con la arañita, pueden vivir varias semanas o meses en la maleza hasta que nuevamente llega la plaga de la arañita al árbol. Un olor en el ambiente les indica a los predadores que es hora de subir al árbol para comerse a la arañita marrón. Fue extraordinario porque se logró establecer un laboratorio de crianza prácticamente natural en las malezas. Pero eso requirió de mucha investigación detrás”, apunta el investigador de la UNALM. Agrega que su deseo es que más fundos adapten esta tecnología que es sana y de bajo costo.

ENEMIGOS A LA VISTA. Amblyseius chungas (izquierda) y Neoseiulus californicus (derecha), predadores de la arañita marrón.

¿CUÁNDO LIBERAR LA FAUNA BENÉFICA?

El uso de productos químicos es indispensable para un crecimiento saludable del palto, debido a que con ellos enfrenta a otras plagas y enfermedades. Entonces, los investigadores realizaron un trabajo complementario para determinar en qué momento se debía programar la liberación de los predadores enemigos de la arañita marrón, luego de que un campo recibiera su tratamiento habitual con pesticidas.

Javier Vásquez refirió que se investigó en el fundo de Agrícola Lorca, en Cañete, cuáles eran los pesticidas más tóxicos y en cuánto tiempo su efectividad decaía. “De cinco pesticidas que estudiamos (abamectina, clorpirifos, methomil, spirodiclofen y azufre) cuatro de ellos provocaban el mismo día una mortalidad moderada de los predadores, pero solo un día después la mortalidad caía a cero. Solo con un producto, el methomil, fueron quince días en que permanecían sus efectos, originando la mortalidad de los predadores. Esta información es clave, ya que permite a un fundo determinar su plan de liberación de los predadores”, apunta Vásquez.

MANEJOS AGRONÓMICOS Y CULTURALES QUE FAVORECEN LA PRESENCIA DE LA PLAGA

Si bien los dos predadores encontrados son efectivos, el especialista resalta que existen otras acciones a tomar en cuenta para limitar la presencia de la arañita. La fertilización, riego y poda oportuna son necesarios para controlar la plaga. Para ello, hay que tomar en cuentan las condiciones idóneas que propician la presencia de este ácaro en los campos. Como en todo problema con ácaros, la temperatura alta es un detonante para su proliferación. Durante el invierno, su ciclo biológico se aletarga, mientras que en verano y primavera se acorta, lo que le permite tener más generaciones en el tiempo. El estrés hídrico también es otro condicionante a tomar en cuenta en los fundos. Si existe un corte en la provisión del agua, la planta entra en periodo de estrés y comienza un proceso de proteólisis, que es la degradación de proteínas en aminoácidos, una fuente de energía que le permite al árbol soportar ese periodo. “A los ácaros les encantan los aminoácidos, así que van a sentirse en el mejor de los mundos”, advierte Vásquez. Otro problema es el desbalance nutricional en el árbol. Cuando se excede la dotación de nitrógeno, la planta se satura y también tiende a producir mucho aminoácido.

Otro causante es el exceso de polvo en el campo. Pasan las camionetas por los caminos o el viento hace de las suyas, entonces, las hojas se llenan de polvo lo que se traduce en un refugio acogedor donde puede habitar la arañita. También la aplicación de pesticidas puede ser un problema. Como las plantas tienen otros hongos, bacterias o insectos; se aplican productos químicos en exceso que pueden provocar un desequilibrio en el campo provocando la disminución drástica de otros controladores biológicos. El no podar el árbol también facilita la propagación del ácaro. En un árbol con muchas ramas y hojas, si uno se mete al centro observará que hay oscuridad y humedad, dos condicionantes que son del gusto de las plagas en general.

Javier Vásquez, jefe del Laboratorio de Toxicología de Insecticidas y Tecnología de Aplicación de Pesticidas de la UNALM.

LA INVESTIGACIÓN DE UN NUEVO ACARICIDA

Las investigaciones para controlar esta plaga aún no culminan. Javier Vásquez comenta que también están investigando en el campo de los químicos. Lo último que han estudiado es la efectividad de una molécula, Etoxasole, que es un inhibidor de la síntesis de quitina. Según grafica Vásquez, durante su crecimiento, la arañita marrón pasa por diferentes fases larvarias hasta llegar a adulto, siendo similar a una serpiente que debe liberarse de su piel para formar otra. De esta forma, la quitina es esencial en la formación de la nueva piel de los insectos. Sin este componente no puede mudar y se muere. Este nuevo acaricida que está en fase de desarrollo ataca la quitina y evita que crezca la arañita, matando poco a poco a la población en crecimiento.

Las arañitas hembras adultas no se mueren, pero el acaricida las ataca de otra manera. En laboratorio, vieron que las hembras adultas ponían huevos de los cuales no nacían larvas. Si no nace la población, se corta el ciclo y van desapareciendo. El ciclo de vida una arañita en verano va entre 10 a 15 días. Lo siguiente que viene evaluando Vásquez es cómo se puede complementar el control biológico con este acaricida, para así lograr una mejor efectividad en el manejo de la arañita marrón.

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