La crisis hídrica obligó a repensar la agricultura en Piura
El corte del suministro de agua desde la represa de Poechos por más de 70 días en la campaña 2024/2025 puso a prueba a productores de uva, mango, banano y limón. Mientras algunos lograron sortear el golpe con tecnología y el aprovechamiento del agua de pozos, otros enfrentaron pérdidas. Por ello, hoy se perfilan nuevos planes de contingencia y mejoras en la gestión del agua en la región

La sequía en Piura dejó una lección clara para los productores de uva de mesa: era posible producir con menos agua. En varios campos que históricamente utilizaban hasta 15.000 m3/ha/año durante una campaña, se logró mantener buenos niveles de productividad y calidad aplicando entre 10.000 m3/ha/ año a 13.000 m3/ha/año. La crisis obligó a ajustar la lámina de riego, priorizar etapas críticas del cultivo y optimizar cada gota disponible.
La paralización del suministro desde la represa de Poechos se prolongó cerca de 70 días, entre octubre y enero, desatando serios desafíos para la agricultura piurana. La prolongada sequía sumada a la fuerte sedimentación que ha reducido a más de la mitad el volumen útil de la represa, agravó la crisis hídrica.
En los valles del Chira, Medio y Bajo Piura, así como en Sechura, la escasez de agua impidió cerrar con normalidad las campañas de uva, mango, banano y limón, pilares de la agroexportación regional. Diseñado para almacenar aproximadamente 1.000 millones de metros cúbicos, Poechos apenas bordea hoy los 426 millones, producto de décadas de sedimentación y la falta de dragado. “En la campaña pasada, se programó el uso del agua sin tomar en cuenta la capacidad real del reservorio y sin tener un orden sobre las prioridades en el reparto”, sostiene Paola Gutiérrez, gerente de Proyectos de Ecosac y presidenta del Comité de Recursos Hídricos de APAG Piura, sobre las complicaciones que sufrieron los campos. Según indica, se vienen tomando una serie de medidas para que una situación similar no vuelva a ocurrir en la próxima campaña. (Ver recuadro).
El agua volvió a comienzos de quincena de enero, pero para los productores quedó claro que no pueden depender del abastecimiento superficial proveniente de la represa de Poechos. Hoy, se preparan con mayor anticipación mediante la construcción de reservorios, la perforación de pozos subterráneos y la implementación de tecnologías automatizadas e inteligentes que permiten un uso más eficiente del agua en el riego.

PESE A SU COSTO, LA SALIDA FUE COMPRAR AGUA DE CISTERNA
Cuando en octubre se confirmó la gravedad del escenario de escasez hídrica, Proagro con unas 400 hectáreas de uva de mesa en producción tuvo que reprogramar su estrategia de riego, enfocándose en las áreas con fruta próxima a cosecha. “Decidimos suspender el riego en los lotes ya cosechados, que significaban un 20%, y priorizar aquellos con fruta en maduración. Esa fruta tenía que salir adelante”, señala Fernando Sánchez, jefe de operaciones en Piura.
A pesar de ello, la empresa proyectó inicialmente una pérdida del 20% de los racimos en campo. Sin embargo, en medio de la crisis hídrica, también surgieron gestos de colaboración entre agroexportadoras. Proagro logró sostener parte de su campaña gracias a un volumen de agua facilitado por Ecosac, tras una evaluación técnica conjunta y bajo un acuerdo de compensación del recurso. Ese apoyo, sumado a la compra de agua en cisternas —a un costo hasta 60% mayor que el agua proveniente de Poechos—, permitió reducir significativamente el impacto: la caída proyectada del 20% en la producción se limitó finalmente a solo un 5%. “Haciendo sumas y restas, fue mejor asumir el costo extra del agua que perder un 15% de la fruta”, reflexiona Sánchez.

LA MAYORÍA TUVO QUE MOVER SUS PODAS
Ante la incertidumbre sobre la duración de la sequía, la mayor parte de las empresas productoras de uva de mesa decidieron atrasar las podas de sus cultivos que suele ocurrir entre noviembre y diciembre en Piura para adecuarse al volumen limitado de agua disponible y priorizar las áreas que debían completar su ciclo productivo .
Ecosac, empresa que cultiva alrededor de 1.465 hectáreas de uva de mesa en Piura, fue una de las que tuvo que ajustar sus fechas de poda para no arriesgar sus áreas en producción. ¿Esto significará mover el próximo calendario de cosechas del 2025/2026? “Es probable que algunas cosechas se extiendan a enero del 2026”, explicó Paola Gutiérrez.
Adicional a ello, Fernando Sánchez, jefe de operaciones de Proagro, advierte que al retrasarse las podas, muchas empresas terminarán cosechando un volumen importante entre noviembre y diciembre de 2025, lo que podría generar presión sobre los mercados. “Tendremos ventanas de cosecha más comprimidas, con riesgos de saturación en los envíos y posibles ajustes en los precios”, explicó.

LA UVA PUEDE REGARSE MENOS, PERO SI TIENE BUENAS RAICES
Parte de las acciones para sobrellevar la crítica situación fue la optimización del riego. Fabio Cunha, gerente agrícola de FruitXchange, empresa con 90 ha de uva de mesa, y asesor internacional, rescata que la sequía dejó una enseñanza fundamental: la planta puede tolerar una reducción significativa en el volumen de riego si está bien manejada. “Hoy sabemos que podemos regar menos sin comprometer la producción”, afirma.
En la zona norte del país, donde tradicionalmente se aplicaban entre 12.000 y 14.000 m3/ ha/año, se ha comprobado que es posible reducir esa cifra a entre 10.000 m3/ha/ año y 12.000 m3/ha/año, dependiendo del tipo de suelo. La clave, explica Cunha, está en el sistema radicular.
“Si la planta tiene pocas raíces, puedes aplicar incluso 20.000 m3/ha/año de agua y no los aprovechará. Pero con un buen sistema radicular, basta menos agua y se aprovecha mejor”. Este enfoque —basado en el conocimiento del suelo, la fisiología del cultivo y el desarrollo de raíces sanas— se ha convertido en una estrategia esencial para enfrentar futuras crisis hídricas.
Como FruitXchange, Cunha señala que cuentan con reservorios que les permiten afrontar hasta cuatro meses sin abastecimiento externo de agua. Esa previsión les permitió sortear la reciente sequía sin mayores contratiempos. Sin embargo, advierte que en varios campos de Piura se observaron problemas en el calibre de la uva, consecuencia directa del estrés hídrico.
En otros cultivos, como el mango y el limón, el impacto fue más severo, afectando tanto la calidad como los volúmenes de producción.

POZOS EN PIURA: LA APUESTA SUBTERRÁNEA FRENTE A NUEVAS SEQUÍAS
Frente a la situación hídrica, la construcción de pozos se ha consolidado como una de las principales alternativas para enfrentar futuras sequías en Piura. Para ello, la región cuenta con una reserva estratégica: el acuífero Zapallal. Según el geólogo Walter Gayoso, esta formación, que se extiende desde Tumbes hasta Lambayeque y desde los contrafuertes andinos hasta el mar, alberga un volumen estimado de 10.000 millones de metros cúbicos de agua por cada diez metros de depresión. Esto convierte a Zapallal en una fuente de agua de enorme potencial para el desarrollo agrícola en zonas áridas como Piura y Sechura.
Sin embargo, este acuífero implica ciertos desafíos para los agricultores. Es de origen terciario y presenta una estructura multicapa: una alternancia de estratos de arena —que almacenan y conducen agua— y capas de arcilla —que actúan como barreras impermeables, explica el experto. Asimismo, el agua del acuífero suele sobrepasar en cloruros de sodio lo máximo permitido en 250 partes por millón, es decir que es aceptable, más no de gran calidad como la proveniente del embalse.
El experto explica que este acuífero va de los 40 metros de profundidad y llega hasta los 600 metros. En tanto, en los primeros 40 o 60 metros previos, donde está otro acuífero de nombre Tablazo, suele estar afectada por agua con altos niveles de conductividad eléctrica, proveniente de la antigua intrusión marina y de filtraciones del río Piura. Por ello, explica que las perforaciones de los pozos requieren que en ese tramo previo queden aislados, bajo la técnica de cementación, lo cual puede incrementar el costo de la inversión.

La mayoría de los pozos productivos en Piura alcanzan entre 100 y 150 metros de profundidad, con el fin de evitar las capas donde haya bolsones de agua salubre, y la perforación debe hacerse con técnicas especializadas como la diagrafía eléctrica para identificar los mejores horizontes de agua. El costo de un pozo completo —incluyendo perforación, cementación y equipamiento— puede bordear los US$150.000, mientras que en zonas como Ica puede costar la mitad de ese presupuesto.
Actualmente, empresas como Ecosac, Pura Fruit, Proagro y otras agroexportadoras han iniciado la expansión de sus redes de pozos, conscientes de que el futuro hídrico de Piura depende en parte de la gestión estratégica del agua subterránea. “Contamos con siete pozos habilitados, pero nuestro plan es crecer en varias etapas para sumar al menos seis o siete más”, mencionó Paola Gutiérrez.

LOS RESERVORIOS PARA GARANTIZAR EL AGUA
En paralelo, la construcción de reservorios es vista como una inversión crítica para almacenar el agua de avenida. Según el especialista en riego, el ing. agrónomo César Valverde Chávez, un reservorio de más de un millón de metros cúbicos puede darle a un fundo de 500 hectáreas autonomía hídrica por dos meses. Sin embargo, advierte que no basta con excavar un embalse: para que un reservorio sea eficiente y duradero, debe cumplir estrictos requisitos técnicos, incluyendo estudios geofísicos del terreno, cálculo de estabilidad estática y pseudostática (considerando incluso eventos sísmicos) y el uso de geotextiles o geomembranas para evitar filtraciones.
El costo de un reservorio hidráulicamente eficiente puede oscilar entre US$2,5 y US$6,2 por metro cúbico construido, dependiendo del diseño y las condiciones geográficas, explica.

TECNOLOGÍAS DE RIEGO Y MANEJO RADICULAR
Otra de las principales lecciones que tuvieron los agroexportadores fue la necesidad de optimizar el uso de las diferentes tecnologías en la gestión del agua. Las empresas entrevistadas coincidieron en que las tecnologías de monitoreo fueron decisivas. Sensores de humedad en el suelo, dendrómetros en los tallos y sistemas automatizados de riego permitieron ajustar los volúmenes aplicados de manera mucho más precisa, priorizando las etapas fenológicas críticas de los cultivos y evitando desperdicios. “Regar menos, pero en el momento exacto, fue lo que nos permitió mantener la productividad”, destacó Sánchez, de Proagro, quien también subrayó el uso de inteligencia artificial aplicada al riego para detectar a tiempo los primeros signos de estrés hídrico.
El enfocarse en el fortalecimiento de las raíces también les llevó al uso más intensivo de materia orgánica, bioestimulantes, ácidos húmicos y prácticas de mejora de estructura del suelo. Adicional a todas las medidas particulares que tomaron y vienen tomando las empresas, Cunha de FruitXchange resaltó que hubo un solidario intercambio de información entre los responsables de campo sobre cómo se estaba trabajando con un menor volumen de agua y qué producto se estaban aplicando.
“Algunas empresas hicieron pruebas de aplicar algas o retenedores de agua o materia orgánica en suelo. Es muy destacable que todos trabajamos en conjunto”. La experiencia de la última sequía dejó una certeza para la agricultura piurana: asegurar el agua ya no es una opción, sino una obligación para enfrentar los nuevos escenarios climáticos.

¿Qué se debe considerar antes de perforar un pozo en Piura?
Estos son los puntos clave que, según el geólogo Walter Gayoso, toda empresa agrícola debe considerar antes de buscar agua subterránea.
• Realizar estudios geofísicos previos: Antes de perforar, es indispensable hacer sondajes eléctricos o diagrafías eléctricas para identificar los horizontes de agua dulce y evitar zonas de alta salinidad.
• Cementar los primeros 40 a 60 metros: Este tramo corresponde a la formación Tablazo, donde el agua suele ser de mala calidad. La cementación es clave para aislar los acuíferos salobres y proteger las capas profundas.
• Considerar la variabilidad del subsuelo: No todos los puntos son iguales. Debido al tectonismo, un pozo puede encontrar agua dulce y otro, agua salina, incluso a corta distancia.
• Calcular bien la profundidad de perforación: La mayoría de pozos productivos en Piura deben llegar entre 100 y 150 metros de profundidad para encontrar bolsones de agua de calidad aceptable.
• Invertir en un diseño hidráulico adecuado: El pozo debe incluir filtros de alta calidad, una correcta gradación de grava de empaque y materiales resistentes, como acero al carbono o inoxidable, para asegurar su durabilidad.
• Evaluar la calidad del agua antes de explotar: No basta encontrar agua. Es fundamental analizar su salinidad, conductividad eléctrica y caudal para garantizar que sea apta para riego agrícola.
7 Medidas para garantizar el agua agrícola en la campaña 2025/26
Piura viene implementando una serie de medidas que combinan una mejor planificación, control de cultivos y uso de tecnologías para asegurar el abastecimiento agrícola en las próximas campañas, según adelanta Paola Gutiérrez, gerente de Proyectos de Ecosac y presidenta del Comité de Recursos Hídricos de APAG Piura.
1. Actualización de la capacidad real del embalse de Poechos. Se realizó una nueva batimetría que sinceró la capacidad útil actual: 426 millones de metros cúbicos. Toda la programación de siembras y distribución de agua se basará ahora en esta cifra, y no en la capacidad de diseño original.
2. Censo de intenciones de siembra y volumen requerido. Cada usuario agrícola ha debido registrar su intención de siembra y el volumen de agua necesario para su campaña 2025-26.
3. Elaboración de un plan anual de aprovechamiento y distribución hídrica. Las juntas de usuarios, la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el Midagri y otras instituciones elaboran un plan coordinado para definir el reparto del recurso, priorizando cultivos permanentes (mango, uva, limón, banano) con relación a los transitorios.
4. Control de cultivos transitorios y restricciones para arroz. De no haber superávit hídrico, se buscará evitar dobles campañas de arroz, dado su alto consumo de agua (más de 36.000 m³/ ha por campaña). Se levantará información sobre la reconversión agrícola, pues muchos campos de banano, afectados por el ataque de Fusarium, ahora producen arroz.
5. Revisión y sinceramiento del padrón de usuarios. Se está trabajando en un proyecto de enmiendas para regularizar los derechos de agua de terrenos que pasaron de uso agrícola a urbano (se estiman unas 1.000 hectáreas), para liberar licencias de agua hoy mal asignadas.
6. Evaluación para incrementar el volumen útil de Poechos. El Midagri y el Proyecto Especial Chira-Piura analizan la posibilidad de elevar la cota de llenado del embalse de Poechos de 104,5 a 106 metros, lo que aumentaría la capacidad a 539 millones de m³/ha.
7. Monitoreo climático y toma de decisiones informada. Mayor coordinación con Senamhi, Inamhi (Ecuador, desde donde proviene la provisión de agua de Poechos) y otras entidades para anticipar fenómenos climáticos. Se mantiene vigilancia activa sobre el comportamiento de los ríos Chira y Piura, para prever escenarios de baja oferta o lluvias extraordinarias.