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Entrevista al fitopatólogo y consultor privado Fernando Riveros

“En la actualidad el oidio es un problema a nivel nacional en vides de mesa y para vino”

En base a un conocimiento privilegiado de toda el área de producción de uva de mesa y para vino, Fernando Riveros hace un análisis del desarrollo de la enfermedad en las últimas temporadas y explica que por lo observado durante la temporada 2012-13, el oídio de la vid debe ser considerado como una enfermedad tan importante como botritis. Llama a no descuidarse en los programas de control, remarcando que se deben diseñar secuencias que eviten la pérdida de sensibilidad del patógeno a fungicidas, especialmente aquellos del grupo de los triazoles, los cuales  considera clave en el control de oidio de la vid.

28 de Febrero 2017 Equipo Redagrícola
“En la actualidad el oidio es un problema a nivel nacional en vides de mesa y para vino”

 El fitopatólogo Fernando Riveros, en su calidad de asesor privado experto en enfermedades de la vid, recorre tres o cuatro veces por temporada la totalidad del área de producción de vid. Vale decir, el área productiva de uva de mesa y para vino que va desde el valle de Copiapó hasta Curicó.

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“Esto me permite caracterizar cada temporada, en función de lo que sucede  desde el inicio de floración y luego en post floración y pre cosecha. En función de esto, puedo comentar que las temporadas 2010, 2011 y 2012, a nivel nacional, fueron absolutamente limpias de oidio (Erysiphe necator). En esas temporadas todos los programas, los buenos, los regulares y aquellos muy básicos, funcionaron perfectamente. Pero, bajo las condiciones favorables para el desarrollo de la enfermedad que presentó la temporada 2012-13, esta enfermedad -de la cual hacía mucho tiempo no se hablaba- se transformó una vez más, en un problema a nivel nacional. Con esto quiero decir que en esa temporada causó daño desde Copiapó hasta Curicó”, explica Riveros.

A esta privilegiada experiencia directa en parrones y viñas, el fitopatólogo suma un equipo profesional conformado por ingenieros agrónomos y técnicos que participan activamente en trabajos cooperativos de campo y laboratorio con universidades presentes en la Región de Coquimbo, lo que se traduce en el desarrollo de diferentes investigaciones y tesis de grado. Ejemplos de estos trabajos son los estudios de sensibilidad in vitro a fungicidas que anualmente son conducidos con poblaciones de oidio de la vid y así mismo con poblaciones de Botrytis cinerea. Dentro de las diferentes líneas de investigación, se debe destacar el proyecto de investigación con botritis conducido por el área de biología  de la Universidad de La Serena.

“Los estudios de sensibilidad van dentro de un plan macro de monitoreo”, señala Riveros. “Cuando se diseñan programas de control para empresas exportadoras, continúa el experto, durante la temporada hacemos un  seguimiento para verificar la eficacia  de control que alcanzan tanto para oidio como para botritis en las diferentes localidades de producción. Esto nos permite estar muy atentos frente a cualquier cambio en la eficacia de control a nivel de campo y luego verificar en el laboratorio si estos cambios están  relacionados  con modificaciones  en  la sensibilidad a algún fungicida incluido en el programa de control”.

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El fitopatólogo también realiza estudios de sensibilidad a fungicidas en proyectos  financiados por las propias empresas químicas. “Las empresas de agroquímicos han tenido una participación muy activa en estos estudios porque a ellos les interesa mucho preservar la eficacia de sus moléculas”, explica.

OIDIO Y BOTRITIS AL MISMO NIVEL DE DAÑO

-¿Qué tan grave fue la infección de la temporada 2013, en que se afectó toda la zona vitícola?

-En Copiapó, el patógeno afectó en diferente magnitud a la mayoría de las variedades de uva de mesa. Este fenómeno en el valle de Copiapó no es de fácil ocurrencia toda vez que se tiene mucha experiencia en el control de la enfermedad. En el caso de variedades para vino, el valle de Colchagua y otras áreas de producción fueron severamente afectados. En la VI Región hubo viñedos que se dejaron sin cosechar.

-¿No se describe a oidio como un hongo adaptado a condiciones más bien desérticas?

-Creo que esa es una definición bastante antigua, puesto que consideraba que el oidio de la vid era solo problema de la zona norte. Hoy esa definición podría considerarse como un mito. Creo que en la actualidad el control del  oidio de la vid es de similar importancia al control que se debe efectuar sobre botritis.  Basado en mi experiencia, podría indicar que oidio y botritis están a un mismo nivel y ambas son las principales enfermedades de la vid. 

-¿Entonces, cuando se dan las condiciones, oidio puede ser tan dañino como botritis?

-Cuando se dan condiciones favorables para el desarrollo de infecciones de oidio, debemos estar muy atentos, porque en esas condiciones oidio puede llegar a ser más destructivo que botritis. Se debe recordar que en una  condición de alta infección, oidio será un precursor para infecciones de botritis. 

-¿Esas condiciones favorables pueden anticiparse?

-Es difícil de pronosticar pero puede haber algunas pistas. Por ejemplo, en la temporada 2012-13 se dieron varias condiciones. Primero, hubo períodos largos y consecutivos de temperaturas óptimas para el desarrollo del oidio de la vid. Entre 22ºC y 29ºC  es el rango de temperatura óptima para el desarrollo del patógeno. Podrían anticiparse serias dificultades si estos períodos de temperaturas ocurren en forma permanente durante los estados de pre flor – floración – inicio de cuaja, en función de que estos estados de la planta son   alta susceptibilidad a la enfermedad y el patógeno en ese rango de temperaturas es una verdadera fábrica de esporas. En la temporada 2012-13, campos que venían trabajando con programas muy livianos o que hicieron cambios técnicamente inadecuados en sus secuencias fungicidas sufrieron graves consecuencias.

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-¿Qué sucedió luego en la temporada 2013-14?

-Durante la última temporada también hubo condiciones para el desarrollo de la infección, sin embargo, la mayoría de las empresas diseñaron programas de control más adecuados a las circunstancias.

-¿Qué se puede esperar para esta temporada en que ya se anticipa una primavera lluviosa?

-Hasta el momento las condiciones de pluviometría en las localidades de la zona central, podrían favorecer una mayor una incidencia de botritis. Ante esto, creo que se debe estar preparado utilizando programas eficaces para el control de la enfermedad. Creo que será muy importante observar las condiciones ambientales bajo las cuales se cumplirá la floración, desde  inicio hasta el fin  de la floración. En localidades de la zona norte, como Copiapó y el Valle del Elqui, que recibieron cierta cantidad de agua con las lluvias de septiembre, en función de la mayor cantidad de agua que recibieron  las plantas de vid podrían expresar un mayor crecimiento vegetativo, lo que podría incidir en una mayor cantidad de tejido susceptible al oidio. Para esas condiciones el efecto residual asignado a cada fungicida dentro del programa y la calidad de aplicación jugarán un papel muy importante para un exitoso control de la enfermedad. 

DIFERENCIAS DE SUSCEPTIBILIDAD VARIETAL A OIDIO

“Algo importante de aclarar es que todas las variedades de vid son susceptibles a oidio. Para esta enfermedad no se ha logrado un control genético. Pero entre las variedades se ha determinado diferentes grados de susceptibilidad, lo que significa que algunas variedades son más afectadas que otras. Por ejemplo, Red Globe presenta una menor susceptibilidad que Superior y Crimson Seedless”, explica el asesor.

-¿Tienes antecedentes de cómo se comportan en condiciones de oidio variedades nuevas como las que se están plantando, por ejemplo en Limarí, como es el caso de Rally?

– Entre las nuevas variedades también se observan variaciones importantes de susceptibilidad, todavía  nos falta aprender mucho sobre el comportamiento de las nuevas variedades. Me ha tocado evaluar varias ‘variedades club’ y he observado notables diferencias en su susceptibilidad a oidio.

PÉRDIDA DE SENSIBILIDAD DE OIDIO A FUNGICIDAS

“Desde el año 2010 a la fecha  hemos intensificado el monitoreo de sensibilidad de las poblaciones de oidio a los distintos fungicidas que se utilizan en los programas de control en el país. En 2004 detectamos en Chile las primeras estructuras sexuales de oidio. Coincidentemente, antes de esa fecha, los fungicidas presentaban un efecto residual de 14 a 18 días, ejerciendo un alto nivel de control, posteriormente a 2004 esos mismos fungicidas vieron acortado su efecto residual a solo 10 o 12 días para un nivel de control adecuado. En función de esto, desde la temporada 2010 en adelante monitoreamos una gran parte de la población nacional de oidio para anticipar algún cambio importante en su sensibilidad a los distintos productos de control”, señala Riveros.

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-De esos estudios, según afirmaste en una entrevista que te hicimos hace dos años, resultó que poblaciones del hongo mostraban pérdidas de sensibilidad a alguno de los fungicidas del grupo de los triazoles…

-Efectivamente, pero hay que diferenciar entre los ‘antiguos triazoles’ y los ‘nuevos triazoles’. Los resultados de nuestros estudios han determinado que algunas  poblaciones de oidio, especialmente aquellas sometidas a una fuerte presión de selección, han perdido sensibilidad a algunos de los triazoles más antiguos. Nuestra preocupación era que esto se tradujera en una  resistencia cruzada. Es decir, que si alguno de los miembros del grupo triazoles perdían efectividad otros integrantes de este grupo químico también vieran afectada su efectividad. Nuestros resultados han indicado que los antiguos fungicidas triazoles han disminuido su efectividad, especialmente en localidades donde han sido muy mal utilizados, esta pérdida de sensibilidad no ha sido generalizada, es decir,  no afecta por igual a  toda el área productiva y hasta el momento no hemos detectado resistencia cruzada entre viejos y nuevos triazoles.

-¿Cómo se distribuye la pérdida de sensibilidad en el área productiva?

-En algunas localidades de la zona norte -donde se ha ejercido una fuerte presión de selección- hemos detectado variables niveles de resistencia a los fungicidas antiguos. En la zona central, Aconcagua, RM y O’Higgins, hemos observado que estos mismos fungicidas han disminuido su eficacia pero en menor medida que en la zona norte. En toda el área de producción de vid los nuevos fungicidas sistémicos mantienen un alto nivel de efectividad. En todo caso, estamos haciendo un monitoreo cada vez más amplio porque queremos asegurarnos de que todos los  fungicidas sigan  funcionando bien.

El experto advierte: “debemos valorar el rol que desempeñan los fungicidas triazoles, representan la principal herramienta para controlar oidio en vid. A nadie le conviene que se genere resistencia a este grupo químico, se debe considerar que es muy difícil diseñar un programa de control de oidio sin la participación de este tipo de fungicidas. Entonces, hay que cuidarlos”.

MOLÉCULAS BOTRITICIDAS-OIDICIDAS Y MEZCLAS

-¿Qué rol juegan en los programas y qué tan efectivos son los productos con doble propósito: botriticidas-oidicidas?

-Un doble propósito es muy útil dentro de los programas porque hay estados fenológicos, como inicio de flor, donde las estructuras de la planta son susceptibles a oidio y a botritis. Entonces, un doble propósito en ese período es muy útil porque junto con ejercer un alto control de oidio, complementa la acción que ejercerá el botriticida específico. En ningún caso es recomendable prescindir de botriticidas específicos, estos son moléculas especialistas en botritis, es decir, ejercen una acción contra botritis mayor que la de los doble propósito. La comparación experimental ha demostrado diferencias importantes en el nivel de control alcanzado por doble propósitos y botriticidas específicos.

-¿Y cuál es el rol que están jugado las mezclas de fungicidas? 

-Las restricciones en el número de ingredientes activos detectables a la cosecha ha  disminuido el uso de formulaciones que mezclan activos. Creo que con algunas excepciones, el uso de formulaciones que incluyen dos activos está limitado a las primeras etapas del programa de control para evitar la detección de un número de activos superior a las exigencias del mercado.

NUEVAS FORMULACIONES DE ORIGEN NATURAL

-¿Existen alternativas de control biológico en el manejo del oidio, como es el caso de los tricodermas en el control de botritis?

-Para oidio no conozco nada como el ejemplo de los tricodermas (Trichodermas). Sin embargo, últimamente nos ha tocado evaluar muchas formulaciones de origen natural. Hay un incremento importante de estas formulaciones, algunas de las cuales son bastante interesantes para su incorporación dentro de los programas de control de oidio.

-¿Qué función cumplen estos productos naturales dentro de los programas contra oidio?

-Pueden llegar a ser bastante importantes, sobre todo en aquellas temporadas en que aparecen infecciones muy tardías, las que no pueden ser tratadas con fungicidas tradicionales por los residuos. Algunas de las últimas temporadas existió la necesidad de seguir controlando mucho después del estado de pinta y algunas de estas formulaciones que incluyen extractos naturales -y que no dejan residuo- ayudaron mucho.

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UN MISMO PRINCIPIO ACTIVO PRESENTA DIFERENCIAS DE EFICACIA DEPENDIENDO DE LA FORMULACIÓN

Fernando Riveros y su equipo también ha realizado investigaciones comparando la efectividad de diferentes tipos formulaciones de un mismo ingrediente activo. En la actualidad existen diferentes marcas para un mismo ingrediente activo, así como también, el mismo fungicida está comercialmente disponible en diferentes tipos de formulaciones. En función de esto, hemos estudiado y comparado la eficacia de control de distintas formulaciones así como tipos de formulación. Por ejemplo, un mismo activo puede estar como WP (polvo mojable), suspensión concentrada y emulsiones en agua (o emulsión concentrada). Nuestros resultados han determinado que la mayor o menor eficacia de un mismo fungicida va a estar  relacionada no tan solo a la calidad del fungicida sino que también a su tipo de formulación. Ambos conceptos incluyen a  una serie de características que en definitiva marcarán la diferencia entre una mayor o menor eficacia”, señala el fitopatólogo. 

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EL OIDIO EN TIEMPOS DE SEQUÍA Y EL USO DE PLÁSTICOS

-¿Cómo puede afectar la sequía o estrés hídrico en el desarrollo de oidio?

-Hay dos aspectos que pueden ser incidentes pero en sentido inverso. Primero, la sequía limita el crecimiento vegetativo de las plantas, lo que implica una menor emisión de tejido foliar nuevo y por consiguiente las plantas presentan  una menor cantidad de tejido susceptible y el control de la enfermedad podría verse facilitado. Sin embargo, en la práctica no es tan así, puesto que cuando se dispone de poca agua para producir, los programas de control son muy deficientes, por lo que las plantas finalmente se infectan igual. 

-Ya que el oidio no es un problema solo de la zona norte y en la región de O’Higgins se incrementa la superficie de parrones bajo plástico, ¿cómo puede afectar este ambiente controlado al desarrollo de la enfermedad?

-Con los plásticos se modifica el régimen de temperatura por lo que dependiendo del ambiente que se mantenga para el crecimiento de las plantas se pueden estar provocando condiciones más favorables para el desarrollo de oidio. En un ambiente bajo plástico, podría  aumentar el período de tiempo  de temperatura óptima para el desarrollo del hongo (entre 22 y 29ºC), entonces podría existir una  mayor predisposición a la enfermedad.

Fernando Riveros enfatiza la importancia de que en los programas de control se utilicen secuencias que alternen ingredientes activos de diferentes grupos químicos de forma de preservar la eficacia de todos los fungicidas y especialmente aquellos pertenecientes a los triazoles. Grupo de fungicidas que considera clave para el control de oidio. Así mismo llama a no descuidarse en los programas de control, tanto para oidio como para botritis, ya que esta temporada se pueden dar las condiciones para el desarrollo de las dos enfermedades más importantes para las vides en Chile.

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TRABAJAR EN LABORATORIO CON OIDIO NO ES FÁCIL

Explica Riveros que oidio es un parásito obligado, por lo que es muy difícil trabajar con el hongo en laboratorio. “Por ejemplo, de botritis se toma una espora y se coloca en una placa con agar papa dextrosa y se desarrolla botritis. En cambio oidio es un parásito obligado por lo que necesita tejido vivo y no se desarrolla sobre medio de cultivo. Los trabajos en laboratorio se realizan  inoculando esporas individuales sobre  hojas estériles y el proceso resulta muy laborioso. Por esto, hemos desarrollado algunas técnicas que nos permiten trabajar con grandes colecciones de individuos de oidio de todo el país para  evaluar su sensibilidad a los diferentes  grupos químicos”.

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