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Centro Internacional de la Papa

Investigaciones que abrirán nuevos horizontes a la papa peruana

Biodiversidad, sustentabilidad y negocio son los tres ejes en los que centra sus líneas de investigación el Centro Internacional de la Papa (CIP), abocado al desarrollo de este cultivo a nivel global, pero también local, donde es considerado un alimento básico, el que ha incrementado su consumo desde 60 a 85 kg per capita en los últimos diez años.

02 de Octubre 2018 Equipo Redagrícola
Investigaciones que abrirán nuevos horizontes a la papa peruana

El Centro Internacional de la Papa (CIP) tiene como mandato que el Perú mejore la productividad de los pequeños productores del país, generando nuevas alternativas de ingresos para ellos. Y lo hace generando innovación a diferente nivel, trabajando de forma participativa con diferentes productores del país. El trabajo se divide en innovaciones a nivel comercial, trabajando para que haya productos con un mayor valor agregado; innovaciones tecnológicas, en todo lo relacionado al mejoramiento de semillas, control de plagas y enfermedades, pérdidas en poscosecha, mejoramiento genético (generando nuevas variedades) y también innovación institucional, generando alianzas con diferentes actores públicos y privados en todo aquello relacionado a la investigación y desarrollo (I+D).

– En un cultivo como la papa en Perú, la biodiversidad es un tema crucial, ¿cómo lo abordan desde el CIP?

– Es importante, pero no solo para la papa, sino, por ejemplo, para otros cultivos como el cacao, donde hay varias variedades criollas; también del café, solo por mencionar algunos. Conceptos como valorización de la biodiversidad se empiezan a escuchar cada vez más en la industria agrícola. En cuanto a las papas nativas es clave. Hay experiencias de empresas de empresas que han estado en este congreso que, por ejemplo, han desarrollado una cadena de exportación de chips de papas nativas en Europa. Lo interesante es que tienen certificaciones de producción orgánica y comercio justo. No es la única experiencia, porque también hemos sido testigos del posicionamiento de papas nativas frescas en las tres principales cadenas de supermercados del Perú. Se han posicionado con un precio bastante alto, por encima de la papa amarilla y papa blanca y eso le da una gran oportunidad de desarrollo a los productores. Asimismo, es importante conservar esa biodiversidad para que se pueda mantener en el tiempo.

RELACIÓN ENTRE LA AGRICULTURA Y LA SALUD HUMANA

– ¿Qué hace específicamente el CIP en esta área?

– Tenemos proyectos de desarrollo de mercado, promoviendo la articulación de cadenas de valor en función de la biodiversidad. Hemos ejecutado proyectos con fondos de la Unión Europea, donde el objetivo ha sido promover la calidad sanitaria y nutricional de las papas. También estamos haciendo una caracterización de variedades nativas, a modo de ver aquellas que tienen un mayor contenido de zinc y hierro, minerales que están muy ligados al tema de la nutrición y la anemia en la población mundial. Ese tipo de trabajo es el que tratamos de realizar, para luego realizar investigación más concreta y poder difundir sus resultados.

– Este último es un tema que se ha discutido en el congreso. 

– El zinc y el hierro son claves en niños de cero a tres años y en madres gestantes, y son los causantes principales de la anemia y la desnutrición crónica. No es que la papa solucionará eso al 100%, pero sí podrá contribuir a que en la dieta, combinada con proteína animal, la biodisponibilidad de zinc y hierro puede ser mejorada. A eso es a lo que tendemos y es una forma de entender la relación entre agricultura y salud, algo que se ha hecho poco hasta ahora.

– Y para ello es que están caracterizando estas variedades nativas.

– Sí, porque tenemos en Perú más de 3,000 variedades y no todas son conocidas en su estructura morfológica o celular, ni tampoco de nutrición. Ya hay diversos trabajos en el país, pero necesitamos generar más información de esas variedades nativas, que son las que se han conservado por miles de años. Otro nivel de trabajo es poder usar esas variedades nativas para hacer un mejoramiento genético y contribuir a que esos contenidos sean más altos.

LOS PEQUEÑOS TAMBIÉN. Asociados, esa es la forma en que la pequeña agricultura puede salir a los mercados con un producto único: la papa nativa.

– Al respecto, ¿han encontrado algo positivo en las papas nativas?

– Lo que hemos encontrado es que las papas nativas tienen contenidos de zinc y hierro más interesantes que las papas blancas.

– En cuanto a mejoramiento genético, ¿cuáles son las líneas que están desarrollando hoy?

– Tenemos un programa conjunto con el INIA para buscar papas que tengan una mayor resistencia a aquellos eventos que se atribuyen al cambio climáticos, por ejemplo, a la sequía, heladas e incluso que sean resistentes a enfermedades que han tenido un alto impacto últimamente, como es la rancha. Una variedad que surgió en Perú, y que se ha vuelto muy comercial, es Canchán, que pasó por varios procesos hasta lanzarse al mercado y se transformó en la variedad de papa blanca más consumida en Perú.

– La sustentabilidad es otro tema que se ha discutido en el congreso.

– Esto hay que verlo desde varios puntos de vista, por ejemplo, desde el manejo con los productores. Estamos hablando de un método participativo, donde los agricultores deben participar desde el inicio y que pueden ir ligando de manera sostenida. Lo otro es el tema de tecnología, por ejemplo, en el tema de manejar estaciones y presencia de heladas. Otro tema es el de la conservación y poder complementar ello con lo que hacen los productores. Por ahí lo enfocamos en el eje que el productor es clave en todo lo que es I+D

– ¿Hay un repunte de la producción de papa en la costa?

– Casi el 90% de la producción de papa viene de la Sierra. La producción de la costa es entre diciembre y marzo, mientras que la de sierra es a partir de fines de abrir hasta julio. Pero por ejemplo, en Huánuco hay papa amarilla todo el año y en Andahuaylas trabajan para aumentar el tiempo de cosecha, dejando el producto bajo tierra y esperando las mejores condiciones para cosecharlo.

– Se dice que el Perú tiene solo el 5% de la semilla certificada, pero la producción creció, ¿cuál es tu opinión de ello?

– Hoy estamos en 4.6 millones de toneladas. Lo que me dice eso es que un mayor porcentaje de productores está trabajando con semillas certificadas. Hace diez años producíamos 3.1 millones de toneladas y en este periodo ha habido un incremento de la producción y el consumo. Solo el consumo ha pasado de 60 a 85 kg per capita y eso he hecho que el precio de la papa no caiga en el mercado doméstico.

– ¿Qué nuevas oportunidades de negocios vislumbras para este sector?

– Hemos trabajado una metodología que se llama enfoque participativo de cadenas productivas, que involucra al sector público y privado para el desarrollo de negocios. Empezamos un trabajo en 2002, cuando las variedades nativas aún no eran muy valoradas en los mercados. Hay nichos de mercado que también se pueden desarrollar, uno que es interesante es la producción orgánica, donde el consumidor valora también esa posibilidad de desarrollo. A nivel local, hay que desarrollarlo, aunque yo lo veo más como un tema de desarrollo internacional. La industrialización es una la alternativa interesante, pero debe estar acompañada de la inversión del estado en infraestructura. Otro tema es promocionar la papa como ‘marca Perú’. Pero a los productores hay que organizarlos porque es la única forma de salir adelante al mundo global. Si, por ejemplo, una empresa peruana envía muestras de papa congelada a China, puede que tenga éxito, pero ¿qué pasará si los compradores chinos piden grandes cantidades? Hay una alta probabilidad de que el negocio fracase. Eso es lo que hay que mejorar.


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