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Tendencias de la horticultura en Quillota:

Fin del bromuro de metilo y uso de portainjertos y productos más "verdes"

Se vienen cambios drásticos para el sector hortícola de aquí a 2015. Para conocer los nuevos retos y opciones del cultivo de hortalizas en la Región de Valparaíso, en particular las bajo invernadero, entrevistamos a importantes referentes de dicha actividad en esta región y con ellos analizamos las tendencias y el futuro de la actividad.

29 de Diciembre 2016 Equipo Redagrícola

La Región de Valparaíso es un referente indiscutido en la producción de hortalizas tanto al aire libre como bajo invernadero. Sin embargo, los tiempos han cambiado para este rubro que no ha estado ajeno a los vaivenes del mercado siendo hoy una industria enfrentada a nuevos desafíos e interrogantes.

Redagrícola conversó con actores de distinta áreas del sector. Asesores, empresas comercializadoras de insumos, investigadores y agricultores que se han mantenido por años en el cultivo de hortalizas y que conocen muy bien su desarrollo.

Los entrevistados coincidieron en el análisis de la tendencia hortícola e indican que es una actividad que se ha contraído, pero que se encuentra estable. En la actualidad se ha visto afectada por la falta de agua, escasa mano de obra y una mayor fiscalización en el uso de plaguicidas. Los cambios importantes vendrán al acercarse 2015 cuando ya no se permita el uso de bromuro de metilo (BM). La tendencia de sustitución del fumigante apunta a soluciones tecnológicas más amigables con el medioambiente, por ejemplo, portainjertos, biofumigación y agroquímicos de menor toxicidad.

Para hablar de éste y otros aspectos conversamos con Alejandro Duimovic, ingeniero agrónomo, asesor especialista en cultivos bajo invernadero; el ingeniero agrónomo Mauricio Arratia, gerente técnico de AgroPuelma; Rodrigo Ramm, asesor y director de Hortach; Juan Pablo Martínez del INIA La Cruz, doctor Ciencias Agronómicas e Ingeniería; y con el destacado productor de tomate bajo invernadero, Isaías Díaz, de la Sociedad Agrícola El Guindo.

Alejandro Duimovic, asesor especialista en cultivos bajo invernadero:

“EL FUTURO PARA LAS HORTALIZAS SE VISLUMBRA RELAJADO Y TRANQUILO HASTA EL 2015”

Duimovic considera que hoy el sector hortícola se encuentra estable. “Hay baja disponibilidad de agua pero los precios han estado altos, lo que ha significado un buen andar del sistema”, señala el experto.

Recuerda que para el tomate hubo una caída importante de precios cuando en Argentina dejaron de tener dólar fijo. “Hasta 2000 los argentinos venían a buscar tomate, cargaban sus camiones y se iban, lo que significó un crecimiento importante ya que un 20% de la producción nacional se la llevaban los argentinos”.

Después se produce la primera crisis cuando los números comienzan a dar rojo todas las temporadas. Dada esta coyuntura, se genera una disminución en la rentabilidad del negocio, rememora Duimovic, “muchos productores abandonaron el tomate y otros visualizaron un buen negocio en la producción de semillas híbridas dentro de los invernaderos, logrando así absorber las pérdidas. Sin embargo, muchos debieron cerrar y la producción bajó entre un 20 a 25%”.

A partir del 2000 comienza a mejorar el escenario y ocurre un segundo fenómeno: la producción de tomate en invernadero para cosecha en verano. “Es una producción que antes no existía y comienza a tener una demanda en los supermercados como tomate de calidad expresado en características cosméticas”, dice Duimovic. Esto ocasionó que los ingresos mejoraran ostensiblemente y aparecieran nuevos agricultores en el sistema.

LA TENDENCIA ACTUAL

Un cambio a mediano plazo, pero que ya se nota es un mayor respeto a los períodos de carencia y uso de pesticidas indicados solo para la especie. “Esto ha venido consolidándose en forma fiscalizada y además muchos agricultores se han adscrito a las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA)”. Asimismo se han incorporado tecnologías como el uso de mallas antiáfidos para el control de la Mosquita blanca en la producción de tomate en verano. También los invernaderos son más altos, lo que ha permitido que la climatología mejore lo cual genera menos problema de enfermedades fungosas y bacterianas.

Consultado sobre la introducción de nuevas variedades o producción de hortalizas distintas a las tradicionales, el experto cree que no se vislumbra mucha diversidad. “Se ha intentado de varias formas y ha fracasado. No se ha generado un mercado para productos distintos, se ha intentado introducir, por ejemplo, modalidades de tomate como ocurre en Europa, pero no han prosperado. Sin embargo, el tomate Cherry es uno de los que ha permanecido en el supermercado más tiempo con volúmenes de producción pequeños, no más de 2.000 m2 de invernadero. “Las personas que consumen esos productos compran tan poco que nadie se entusiasma por producirlo siendo un nicho a nivel de restoranes y tiendas gourmet”.

Duimovic pronostica que el principal reto para las hortalizas ocurrirá el 2015, cuando se elimine el uso del BM para fumigación de suelo dado que, como dice el asesor, “todas las producciones bajo plástico tales como pimentón, tomate y pepino son bromuro dependientes”.

Como es sabido el BM es un fumigante altamente tóxico, de amplio espectro y de efecto ambiental muy negativo. Como consecuencia de este escenario, “el futuro se vislumbra relajado y tranquilo hasta el 2015”, asegura. “Cuando se deje de usar BM va a haber una crisis, no lo veo muy fácil ya que se va a generar una gran dificultad para los agricultores que no son muy adictos a los cambios tecnológicos. Desde el punto de vista de la producción habrá baja de rendimientos y en la calidad cosmética de las hortalizas”.

La recomendación de Duimovic para el futuro es no cambiar un fumigante por otro sino que irse por una línea ‘bio’. En este contexto, una de las opciones que se encuentra evaluando es un abanico de 18 portainjertos en tomate, que podría ser una de las estrategias en reemplazo de BM. “Va a ir aumentando el uso de injertos y va a ser crítico y crónico. Como asesor siempre voy a indicar que mientras haya BM hay que aprovecharlo porque es la opción más común desde el año 87’, cuando comenzó su aplicación masiva al suelo. Con los portainjertos hay una etapa de evolución, es un cambio importante pasar de fumigar a usar portainjerto”.

Algunos apostarán por los portainjertos, otros irán por la desinfección del suelo con materia orgánica como el guano (línea que sigue la hortaliza orgánica), tratamientos de suelo con enmiendas orgánicas, etcétera. No son muchas las opciones, asegura el especialista. “En países de Europa como Turquía, Italia Francia y España tienen producciones de tomate bastante similares a las nuestras y tecnológicamente somos bastante similares”. Ellos dejaron el BM hace cinco años. Tratan el suelo con materia orgánica para hacer biofumigación, incorporación de guano fresco, que al taparlo con polietileno, esa fermentación en el suelo genera anaerobiosis.

Isaías Díaz, productor de tomate bajo invernadero:

“EL VALOR AGREGADO DE NUESTRO NEGOCIO SON LAS PERSONAS”

Para quien cultiva hortalizas el gran desafío será como sobrevivir al fin del BM sin perder competitividad.

Por esto algunos productores de la V Región ya están adaptando sus sistemas para dar un nivel adecuado a la tecnología sustitutiva. Uno de ellos es Isaías Díaz, propietario de Sociedad Agrícola El Guindo, quien hoy se encuentra implementando opciones de reemplazo. En sus 50 años en el negocio ha sabido reinventarse y sortear las dificultades de rentabilidad que le han presentado. Viaja constantemente para observar y adaptar lo que le sirve a la realidad local. Por ejemplo fue uno de los primeros en instalar riego por goteo, tiene un ensayo de más de 18 portainjertos en tomate y cuenta con maquinaria única para ciertas labores en los invernaderos. Todo pensando en un desarrollo sostenible.

“Fui uno de los pioneros de los invernaderos en Quillota y empecé a evolucionar adaptando tecnologías. Trabajé mucho con Indap cuando di los primeros pasos porque no tenía capital, hasta que me dijeron, ´ya creciste mucho, ahora anda a pedirle plata a los bancos’. Empecé con una nave, pero llegué a completar 35 ha de invernaderos, todo con riego por goteo y buscando las últimas tecnologías”.

El Guindo hace compost a partir de todo el material vegetal que generan las plantas de tomate para lo que adquirió una máquina que realiza el picado de este material, el que después de un proceso de molido y descomposición a altas temperaturas es incorporado al suelo como fertilizante, contribuyendo además a un mejor control de patógenos, plagas o malezas presentes en el suelo. Además, dice Isaías Díaz, “la incorporación de materia orgánica mejora la estructura física y propiedades químicas y biológicas del suelo y la temperatura que alcanza es suficiente para controlar plagas y patógenos. Redujimos los químicos en un 60%. Se ahorra plata y no contaminamos la tierra. Nuestra filosofía es recurrir como último recurso a la solución química. Antes estos residuos se quemaban generando contaminación ambiental”, afirma el productor.

Siguiendo el Manejo Integrado de Plagas, Isaías Díaz ha implementado, por ejemplo, una batería de soluciones amigables con el medioambiente para controlar las principales plagas del tomate: Mosquita blanca y Polilla del tomate. Para el control de Mosquita blanca sella completamente los invernaderos con malla antiáfido, siembra plantas de tabaco y dispone de trampas en el interior.

Mauricio Arratia, gerente técnico de Agropuelma:

“NO HAY ESTRATEGIA ÚNICA PARA REEMPLAZAR AL BROMURO DE METILO”

“La actividad hortícola en esta región se ha contraído por disponibilidad hídrica”, cuenta Mauricio Arratia. Pero afirma que los agricultores se han profesionalizado en estos ciclos más rentables. “Creo que los productores hoy están avanzando en términos de innovación, de inversión y están más abiertos a nuevos sistemas productivos. Buscan líneas más orgánicas y amigables con el medioambiente por medio de injertos, mallas, distintos tipos de conducciones, ciclos más largos, uso de maduradores, reguladores de crecimiento, inoculantes de suelo y enmiendas líquidas equilibradas aplicadas vía goteo para renovar el suelo en términos de micro organismos benéficos”.

Andrés Puelma, por su parte, dice que la tendencia es ir hacia productos más verdes o alternativas más inocuas, las que van desplazando a los plaguicidas y las estrategias de control tradicional por manejos más amigables con el medioambiente. “La inexistencia del BM es clave para el sector agrícola ya que nos llevará a buscar nuevas alternativas. Hoy se piensa en una agricultura más limpia y eso significa un cambio en los modelos productivos”, afirma el empresario.

Uno de los aspectos que preocupa a esta empresa comercializadora de insumos es el grado de uso de productos organofosforados y carbamatos. “Las plagas Mosquita blanca y Polilla del tomate son un gran problema bajo invernadero y es por ello que propiciamos que el agricultor ocupe productos repelentes que son más verdes en el sentido que son derivados de extractos de plantas con aportes nutricionales. Monitoreamos con feromonas y hacemos capturas y promovemos el uso de abejorros como agente polinizador, entre otras prácticas más limpias”, señala Puelma.

Mauricio Arratia está consciente de que la eliminación del BM impone un desafío mayor para los agricultores. “En México hace 15 años no se trabaja con BM, su estrategia se basa en un manejo integrado. Con la limitación que se viene de este fumigante también deberíamos pensar en estrategias conjuntas para llevar un cultivo viable y rentable”. Entre las opciones Arratia plantea biofumigación, uso de portainjertos tolerantes a nemátodos y hongos pero adaptados a los ciclos productivos chilenos, productos biofortificantes, uso de microorganismos o ‘inoculantes de suelo’, selección de variedades, incorporación de materia orgánica líquida equilibrada, reguladores de crecimiento no sintéticos, etcétera.

Respecto a los desafíos que se han planteado como empresa hoy en el mercado chileno hay una gran oferta de líneas de productos que no están validados. Por eso, nuestra apuesta ha sido invertir en un departamento de desarrollo e investigación, orientando el trabajo a nivel de laboratorio y validación de productos a nivel de campo.

Asesor Rodrigo Ramm:

“EN HORTALIZA HEMOS PASADO POR MUCHAS ILUSIONES”

En la Región de Valparaíso la superficie de hortaliza no supera las 12 mil hectáreas. “El gran problema de las hortalizas en Chile es que no hacemos marketing y vendemos no más”, asegura Rodrigo Ramm, director de Hortach. En hortaliza hemos pasado por muchas ilusiones. “La actividad hortalicera en general se contrae en la zona y yo diría que está en retroceso. Dado el efecto de la sequía en los últimos dos años hemos reaccionado reduciendo la superficie a lo que podemos regar. Probablemente lo que está aumentando es la actividad de producción de semilla de hortaliza en invernadero”.

A nivel nacional plantea que el tema hortícola ha tendido a reducir superficie por dos causas: la primera ha aumentado rendimientos por lo tanto es posible producir lo mismo que se producía antes, pero en menos superficie, y la segunda es la escasa mano de obra. “Solo quedan personas fieles al trabajo pues el resto está emigrando a otras áreas, lo cual obliga a mecanizar y buscar opciones para sobrevivir”.

En hortalizas al aire libre, según el especialista, se ha reducido la superficie; “estamos probando herbicidas en todas las especies para eliminar limpias manuales, máquinas para sembrar, trasplantar, cosechar, etcétera, ya que Chile tiene condiciones especiales para producción de ciertos productos más inocuos”.

Respecto a las aplicaciones de plaguicidas, Ramm dice que los productores de hortalizas están advertidos, “hay que dejar pasar un tiempo mayor entre la aplicación antes de la cosecha y los productores están tomando más conciencia sobre respetar los períodos de carencia”. No podemos vivir echando la mugre bajo la alfombra, recalcó. “Hay pesticidas que deberíamos sacar del sistema. Hay un problema social de por medio. El SAG se encuentra trabajando para eliminar los productos más tóxicos y prohibirlos. El mercado tendrá que adaptarse a las nuevas exigencias”.

”Hoy es el momento de eliminar los organofosforados ya que mientras estén en el mercado se van a seguir ocupando. Años atrás no había estas opciones. Recién se había eliminado los organoclorados y los órganos fosforados eran como la alternativa ecológica, hoy se están eliminando los organofosforados. Las agroquímicas están interesadas en que la toxicidad de los productos se reduzca porque tienen productos top que presentan menos problemas de residuos”, enfatiza Ramm.

Pero hay aspectos donde el mercado presiona. “En lechuga te piden cero pulgones, entonces, ¿cómo llegas a cosecha con cero pulgones y sin residuos de pesticidas?”, se pregunta Rodrigo Ramm.

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