Factores que influyen en la fertilidad de las yemas y conformación de los racimos
En condiciones tropicales, como las que hay en el norte del país, las condiciones climáticas son fundamentales para la fertilidad y conformación de los racimos. Pero no es la única, ya que también hay una influencia directa del manejo hormonal y de la canopia; todo para obtener fruta exportable. El asesor Breno Lacourt cuenta en las siguientes páginas cómo lograrlo.
La fertilidad de yemas en uva de mesa es un proceso fundamental para la formación de frutos, tanto en calidad y cantidad, lo que va a repercutir en el planeamiento de la producción. De acuerdo a su experiencia en campos de Brasil y de Piura, según el asesor Breno Lacourt en el norte de Perú, donde viene asesorando empresas productoras hace más de una década, señala que al momento de monitorear la fertilidad de las yemas se deben considerar los siguientes factores: luminosidad, vigor de la planta, nivel de reservas (almidón y arginina), variedad, patrón, la relación citoquinina – giberelina (CK/GA) y la aplicación de reguladores vegetales (inhibidores de GA e incentivadores de CK).
En la primera fase (poda de retroceso), -detalla- la formación del anlagen, las GA tienen un efecto positivo sobre la inducción floral. “En esa fase una inflorescencia no se diferencia de un sarcillo, siendo aún una fase vegetativa de la formación de la flor de la vid”, precisa Lacourt. A partir de ahí, las GA empiezan a dificultar la inducción floral, y ya en la segunda fase (poda de producción) es importante aplicar CK con el objetivo de facilitar la inducción floral y mejorar la conformación de racimos. “Es importante manejar esa relación CK sobre GA y vamos a ver cómo hacerlo, siempre incrementando las citoquininas e inhibiendo las giberelinas endógenas de la planta”, subraya el experto.
LA LUMINOSIDAD EN PRIMER LUGAR
Efecto de la luminosidad sobre la fertilidad de la uva: Según un estudio realizado entre 1944 y 1962 se mostró la fuerte correlación entre horas de insolación y fertilidad de yemas. Acerca de ello, el asesor señala que todos los años de baja cantidad de horas de insolación tiene baja fertilidad yemal y todos los años de alta insolación tiene alta fertilidad yemal. “Es un estudio hecho durante 18 años, es bastante significativo porque se comprueba esa relación entre iluminación y fertilidad y conformación de racimos” sostiene.
Efecto del vigor: Lacourt expresa que la fertilidad y la conformación de racimos es tanto mayor cuanto más equilibrado sea el vigor y, mientras que con bajo vigor hay poco racimo y poca conformación. “Y con muy elevado vigor también hay poco racimo, poca conformación, por eso el equilibrio de fertilizantes y de la misma planta es importante”, recalca.
Efecto de la temperatura y la luminosidad en el número promedio de primordios florales por yema: El asesor indica que la temperatura en caso de tener un clima muy frío incide en una baja fertilidad. Sin embargo, en caso de algunas variedades para clima muy caliente también hay baja fertilidad, lo que tiene que ver también con la tasa de la fotosíntesis de la planta. “Hay una correlación fuerte entre intensidad de luz y formación de influorescencia, más alta intensidad de luz, mayor formación de inflorescencia”, indica lo que dice la literatura.
APORTE DE LAS CITOQUININAS
El control de fertilidad en vid (CK): En el estudio realizado por Shrininvasan y Mullins en el año 1977 se utilizaron zarcillos de laboratorio, a los que se les aplicó citoquininas. Tras eso, se volvieron estructuras florales, botones florales y racimos de acuerdo a la concentración de citoquininas aplicadas. “Es un trabajo clásico un poco antiguo, pero ilustra bastante la necesidad de citoquininas exógenas y de incremento de la producción endógena de citoquininas”, subraya.
Los flujos de vegetación y emisión de raíces-correlación con etapas de uso de enraizantes: “La formación de raíces es importante ya que en los punteros de las raíces son producidas las citoquininas endógenas, que tienen mejor enraizamiento y mejor exploración del suelo. Es decir, a mayor producción de citoquininas endógenas, aumenta la fertilidad y conformación”, resalta Lacourt. Además, considera que hay tres flujos principales de emisión de raíces, el primero y más relevante es la etapa correspondiente a la floración donde hay un flujo importante de producción de raíces por la planta. En la segunda etapa (envero), hay un flujo no tan pronunciado de formación de raíces, pero también importante, mientras que en la tercera etapa (poscosecha), el experto dice que existe un flujo menos pronunciado que en las dos anteriores.
Patrones: De acuerdo a lo observado por Lacourt con el patrón Salt Creek sobre la variedad Red Globe se aprecia un ángulo geotrópico de 35° en relación a la tierra. Mientras que otro patrón interesante, como es el MGT, donde el ángulo ya cambia y es mucho más pronunciado (50° a 90°), explorando mucho más abajo las raíces que en el caso de una Salt Creek. “Tiene más punteros, mayor producción de raicillas, entonces ese patrón tiende a producir más citoquininas. Además del ángulo, hay otros factores que importan como, por ejemplo, la resistencia a nematodos, un problema que observé cuando hace catorce años empecé a visitar fundos en el Perú”, recuerda. En ese momento Salt Creek era el patrón que mejor se adaptó a esa condición de nematodos en el norte del país.
Los inhibidores de síntesis de GA: Existe actualmente una acción de diferentes inhibidores de la biosíntesis de giberelinas y pasos involucrados, entre los productos químicos que pueden inhibir la producción de giberelinas. El experto destaca al paclobutrazol (pbz) y al unicolazole (ucz) muy usados en mango y en palta. “Estamos haciendo bastantes pruebas en uva”.
Asociación enanismo e inducción floral: uso de pbz, ucz, ethephon: El asesor indica que según un estudio de Boss y Thomas del 2002 se demostró que un mutante que no responde a giberelina en cada entrenudo tuvo un racimo, “cada zarcillo se ha vuelto racimo por la ausencia de respuesta a la giberelina, muestra que manejando la giberelina, o sea inhibiendo la producción de giberelina potencialmente se puede aumentar la fertilidad, la formación de racimos”. En el caso de una planta normal que tiene sus zarcillos, tendrá uno o dos racimos.
MANEJO DE LA RELACIÓN CK/GA
Entre las hormonas vegetales que influyen en la fertilidad de la vid, y también de muchos otros cultivos), dos son las que tienen mayor importancia en este cultivo: citoquininas y giberelinas, que deben manejarse de la mejor forma, sobre todo durante la poda de formación. “Lo cual es un factor importante en la inducción floral. Es decir, la promoción de formación de racimos para la poda de producción”, sostiene el especialista y añade que en variedades tradicionales de baja fertilidad se manejan feminelas, pero otras (la mayoría de ellas, licenciadas) no necesitan feminelas. “Jack´s Salute o Sweet Sapphire, al menos en los primeros ciclos, tienen baja fertilidad, caso contrario al de Sweet Globe y Sweet Celebration. “Lo que hacemos en estos casos es dejar las feminelas y les hacemos un despunte. Al hacer esto, estamos reduciendo la producción endógena de auxinas y giberelinas, aumentando la producción de etileno y la producción de citoquininas por la raíz sigue normal”, explica Lacourt.