Enfermedades en la vid: Durmiendo con el enemigo
La uva de mesa es uno de los frutales de mayor demanda en el mundo, y su historia en Perú ha estado ligada a dos zonas productoras: Ica y Piura, donde a medida que ha ido avanzando el cultivo, han ido apareciendo enfermedades que han significado (o están significando) verdaderos quebraderos de cabeza para los productores. El Dr. Luis Álvarez Bernaola, fitopatólogo e investigador de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica, en las siguientes páginas realiza un repaso de cuáles son las principales que afectan al cultivo en Perú y cómo se debe hacer un oportuno manejo de cada una de ellas.
Fotos: Luis Álvarez Bernaola
OIDIUM, UN PROBLEMA COMPLEJO
El oídio es un problema tanto en el norte como en el sur del país de este parásito obligado, es decir, que solamente se alimenta de células vivas y que principalmente causa lesiones en hojas. Las pulverulencias son de color blanco, pero que, al verlas en un microscopio, no tienen color. Y, si bien afecta la actividad fotosintética en las hojas, en realidad tiene implicancias un poco más complejas.
Se trata de una enfermedad que tiene dos fases, una sexual y una asexual. Cuando los expertos se refieren a la fase asexual, viene del nombre Oidium tuckeri, y al antiguo género Uncinula necator cuando se refiere a la fase sexual. “Esta fase no es muy común en el Perú, pero se presenta en los meses de otoño, cuando las temperaturas empiezan a bajar”, precisa el Dr. Álvarez.
En esa etapa se pueden ver estructuras conocidas como chaemotecios, que son ascocarpos cerrados en cuyo interior se encuentran las ascosporas. Así se genera una respuesta de defensa del hongo para protegerse de las bajas temperaturas, “formando la fase sexual, que convivirá con la fase asexual”, puntualiza. Sin embargo, a medida que las temperaturas bajan y las hojas se caen, la fase asexual tiende a llegar a su fin, aunque los cuerpos, que son estructuras de conservación, van a continuar, particularmente se trata de Uncinula, cuyos chaemotecios se caracterizan por presentar “fulcros circinados”, unas estructuras largas con las puntas dobladas que salen del cuerpo fructífero.
Según el Dr. Álvarez, en Perú el oídio es una de las principales enfermedades en el cultivo por la cantidad de aplicaciones que se realizan (en promedio, unas quince), tanto en el norte como en el sur. Y añade que las infecciones normalmente se pueden producir o son más evidentes aproximadamente desde el brote de 10 cm hasta en envero. “Hay colegas que comentan puede verse inclusive antes de esta etapa, pero en sí las aplicaciones comienzan desde esta etapa del brote de 10 cm hasta el envero”, apunta, aunque la etapa crítica será entre la floración y la cuaja. “Si hubiese infección en este periodos, podría repercutir directamente en la producción”, sostiene y advierte que, “eso no quiere decir que, una vez que se haya llegado a envero, hay que parar aplicaciones. Si bien no afectará a las bayas, el hongo podría afectar en el raquis y, si el daño es fuerte, puede ocasionar lesiones. Eso hace que transpiren mucho estos tejidos y eventualmente puedan deshidratarse y producir desgranes en destino”.
PRESENCIA DEL SIGNO EN HOJAS Y EN BAYAS
La fase más crítica es la floración, ya que, si hay un daño, repercutirá en la cosecha. Sin embargo, si bien no destruye a las bayas, sí afecta el crecimiento de estas, ya que al momento de parasitar la parte externa de las células, las destruye. “Obviamente, el resto de las células siguen creciendo, pero se podrán producir rajaduras en los frutos cuando las bayas hayan alcanzado su máximo tamaño”.
Manejo: El manejo químico implica una serie de rotaciones de productos, aunque el Dr. Álvarez advierte que el uso irracional de estos químicos puede provocar el desarrollo de resistencia a los pesticidas y la presencia de residuos arriba de los niveles de tolerancia permitidos.
Recuerda que antes los productores podían hacer muchas variaciones y rotaciones con diferentes activos y, probablemente, no se consideraba mucho en la cantidad de materias activas a utilizar para contrarrestar los efectos del patógeno. Sin embargo, hoy en día el objetivo de los programas de manejo, es que no se sumen muchas de estas moléculas.
Productos residuo cero. En el mercado hay alternativas de productos orgánicos o biológicos, conocidos como productos “residuo cero” que, dependiendo de las experiencias de cada productor, se utilizan en mayor o menor medida. “Entonces sí son bastante eficaces. De alguna manera, ha hecho que se pueda bajar esa carga química. Acá en Perú se suele utilizar la bacteria Bacillus subtilis desde la etapa de floración hacia adelante”, comenta.
Infecciones en bayas. Según el fitopatólogo, independientemente del factor que crea la heridas en bayas, uno de los principales son los daños por oídium (no es la única, ya que también están las picaduras que ocasionan los pájaros). “Cuando la baya ya está madura y existe esta herida en la epidermis, es posible que se produzca la “pudrición ácida” la cual es una enfermedad netamente bacteriana”, subraya. “El ataque de estas bacterias provoca una maceración de tejidos con un típico olor vinagre provocado por el ácido acético”, explica el fitopatólogo y apunta que, normalmente después de una lluvia o cuando no se realizan aplicaciones oportunas, la incidencia puede ser muy fuerte. Para su control se usa sulfato de cobre o incluso soluciones con cloro. Además de las aplicaciones de Bacillus subtilis, los extractos de semilla, aceite del árbol del té, carbohidratos activos están registrados por el SENASA para hacer un buen control de esta enfermedad.
BOTRYTIS, MENOS RELEVANTE QUE EN OTROS PAÍSES
A diferencia de otras zonas productoras en el planeta, la Botrytis no tiene una incidencia importante en el Perú. “De hecho, en el norte es muy raro que haya alguna pudrición como esta, pero en el sur sí se ha detectado su presencia, sobre todo en aquellas variedades más tempranas. Donde podría haber una mayor presencia es en zonas de mucha humedad relativa, cercanas al mar”, precisa el experto.
Cuatro momentos críticos para evitar infecciones por botrytis en vid: Aunque no es muy frecuente este tipo de infecciones, debido las condiciones climáticas de Perú, las aplicaciones preventivas comienzan en floración. “En uvas vineras, a las cuales no se les realizan raleos, se hacen aplicaciones antes del cierre de racimo, en pinta y en precosecha”, subraya.
Medidas de manejo: Dentro de los ingredientes activos, el Dr. Álvarez menciona ciprodinil, fludioxonil, boscalid, fenhexamid, isofetamide. “A veces basta una sola aplicación, sobre todo al inicio para tener resultados y no tener ningún problema en lo que resta de la campaña”, precisa. Los complementos que se usan para este tipo de infecciones son los productos residuo cero, como Bacillus subtilis, los extractos de semilla y pulpa de toronja, extracto de limón, aceite del árbol del té, etc.
CLADOSPORIUM, UN PROBLEMA SERIO
Hay una gama de mohos en racimo, este es un problema bastante serio que es generado por el hongo Cladosporium. El Dr. Álvarez comenta que muchas veces en destino se han visto manchas negras en la fruta, siendo un problema originado por Cladosporium. Se trata de un hongo que ocasiona lesiones en las bayas, las cuales quedan con hendiduras, lo que ocasiona problemas de rechazo en destino, a aquellos racimos que presentan bayas con este problema. ”Cuando ya está cerca la cosecha no se pueden usar productos para el control. Si bien no hay muchas alternativas, pero hay estrategias para bajar un poco la carga de esos hongos”, explica.
MOHO NEGRO (SUMMER ROT): ASPERGILLUS NIGER
Este es un problema producido por el hongo Aspergillus niger, que se observa en el norte del país (Piura, Lambayeque), así como en el sur (Ica), una enfermedad que también se le conoce como ‘summer rot’ (pudrición del verano). Se trata de un patógeno muy agresivo, cuyas infecciones aparecen cuando se cosechan uvas en verano con altas temperaturas.
“Puede producir una maceración de tejidos al igual como Botrytis y resulta ser bastante agresivo por la gran cantidad de racimos que puede afectar en periodos cortos. En Perú, se ha llegado a tener casos hasta de más de 80% de incidencia en infecciones con este patógeno”, sostiene el especialista.
Medidas de manejo. Los fungicidas que están yendo bastante bien son el ciprodinil más difenoconasol, boscalid más pyraclostrobin en el momento de floración, pero en el momento que las bayas empiezan a ablandar (precosecha) se requiere de ácido peracético, mezclas de Trichoderma más Bacillus, inclusive cobres tipo sulfato por ejemplo, en intervalos de aplicaciones cortos, “estamos hablando de aplicaciones no más de 4 o 5 días pues han ayudado a bajar la incidencia en las infecciones”.
PUDRICIÓN NEGRA (RHIZOPUS STOLONIFER)
Se trata de otro patógeno que es bastante importante, el Dr. Luis Álvarez se refiere a Rhizopus stolonifer, que es un hongo que produce una infección muy similar a la del moho negro. Al respecto, explica que una característica son las esporulaciones que se forman en la baya, que solo si se tiene la vista más entrenada se puede diferenciar de Aspergillus. “Este es un patógeno netamente de calor, normalmente las uvas que se cosechan más tardías son las que tienen este problema y puede ocasionar pérdidas bastante importantes. Entonces es más difícil el control”.
Medidas de manejo. En el país se está recurriendo al manejo con ácido peracético, Trichoderma más Bacillus, carvacrol y algunos productos que contengan eugenol, también son evaluados. “Hemos comprobado que usándolos, son bastante eficaces para el control preventivo de este tipo de infecciones”, cuenta.
HONGOS DE MADERA DE LA VID
En opinión del fitopatólogo, los hongos de madera son un problema muy serio desde hace varios años en el Perú. “En realidad son infecciones internas que se producen por diferentes especies de patógenos, que empiezan, de alguna manera, a colonizar tejidos internos. Lo que vemos son fundamentalmente manifestaciones externas de estas patologías”, explica y subraya que una vez que el tejido interno ha sido afectado, “la planta empieza a mostrar diferentes anormalidades en su brotación, que no son de alguna manera las habituales”.
Una de las más importantes, por ejemplo, es la “muerte regresiva”, donde se pueden observar problemas en los brotes (entrenudos cortos) y el mismo tamaño de las hojas. “En algunos casos, puede haber grandes focos de plantas afectadas. Estas podrían tener problemas serios, que les podrían ocasionar incluso la muerte”, advierte el Dr. Álvarez.
Por ello, si es que hay una planta enferma, en mayor o menor medida, se puede traspasar a otras plantas en el huerto. “La vid es una especie bastante noble y recién empieza a manifestar problemas cuando ya gran parte del tejido interno ha sido afectado”, sostiene.
ENFERMEDADES ASOCIADAS
Yesca: Es una de las enfermedades de madera de la vid más importantes a nivel mundial, pero no es muy común en nuestras condiciones, debido a que “no tenemos lluvias en primavera, que es la época en la cual empieza a diseminarse el patógeno”, remarca el especialista. El principal síntoma es la muerte regresiva, entrenudos cortos, y hay un tema importante que es el color de la madera cuando se exponen los tejidos internos, los cuales presenta tonalidades amarillentas. El Dr. Álvarez refiere que el hongo que ocasiona esta enfermedad es un basidiomiceto que se alimenta de celulosa y lignina, es decir, componentes de la pared de la célula vegetal. “Eso trae como consecuencia que la madera sea muy fácil de romper, formándose incluso algunos huecos, pudiéndose destruir hasta con la uña”, precisa.
Enfermedad de Petri: Esta es una de las enfermedades más importantes a inicios de la expansión de la vid en el Perú. Los patógenos que ocasionan esta enfermedad son los vasculares, principalmente del género Phaeocremonium, de los cuales se han detectado cuatro especies en el país. Phaeocremonium parasiticum es uno de los principales especies en el país, aunque con el paso del tiempo ha dejado de ser un problema serio para la industria de uva de mesa del país. “La bibliografía habla que cuanto más oscura o más estriada esté la parte de la medula en el patrón, más resistencia tendrá el material vegetal al frente de las infecciones. No suele ser un problema porque las estrías no evolucionan de forma horizontal, pero al momento de engrosar la planta puede compensar estos tejidos perdidos”, fundamenta.
Pie negro de la vid: Otra de las principales enfermedades es el pie negro de la vid, siempre se le asocia al género Cylindrocarpon, pero las nuevas clasificaciones las han ubicado principalmente en el género Dactylonectria. Un claro síntoma ocasionado por este patógeno es la pudrición de raíces, cuyas infecciones pueden avanzar hacia la parte de la corona y teñirse de color oscuro, lo que da origen al nombre de esta enfermedad.
El experto apunta que el problema podría ser mucho más complejo cuando las plantas afectan también tienen problemas de nematodos.
Brazo muerto de la vid: El “brazo muerto” es otra de las enfermedades importantes, que se asocia a Lasiodiplodia theobromae. Produce síntomas muy similares a los de yesca, porque el patógeno ingresa por las heridas de poda, avanzando al interior de los tejidos hasta que produce la pérdida de los brazos. “Lo que diferencia de yesca es que produce lesiones internas que son de color marrón oscuro y también porque el hongo esporula en la madera, algo que se asocia al calor. Por ello es que suele ser muy importante en nuestras condiciones, pues algunas variedades son seriamente afectadas”, explica el fitopatólogo, sobre una enfermedad que puede ocasionar daños en cualquier tipo de tejido, desde los cargadores hasta el raquis.
Productos aplicados al suelo para el control de hongos de madera: Los fungicidas que se utilizan actualmente siempre se asocian a los benzimidazoles, “que ha sido un grupo de fungicidas que actuado bastante bien sobre todo por el tema de la movilidad que han tenido”. Actualmente en Perú, durante la campaña se suelen utilizar Hymexazol y Thiabendazol para prevenir o incluso de forma curativa, frente a infecciones ocasionadas por hongos de madera. “Se pueden utilizar estos productos en el cuajado de frutos porque es una época de mayor actividad radicular y es el momento en el cual su aplicación vía el sistema de riego es más eficaz”. Como complemento al manejo de fungicidas se utilizan los inductores de defensa (a activadores de las rutas del ácido salicílico y jasmonatos) y activadores de defensa (fosfonatos, mananos, quitosanos, amnoácidos y cobres como gluconato).
MILDIU, PELIGRO LATENTE
El mildiu es un patógeno muy peligroso para la vid que es producido por el hongo Plasmopara viticola, sin embargo, de acuerdo a la nueva clasificación están en la clase Oomicetes, dentro de un nuevo reino: Stramenopila, que alberga las algas marrones. “Entonces cuando hablamos de oomicetos tenemos que referirnos a ellos como algas y eso nos hace pensar las condiciones que caracterizan a este grupo de patógenos”, refiere Álvarez.
Se trata de parásitos obligados que, igual que el oídio, son muy específicos al hospedante, no se les puede cultivar en medios de cultivo. Los síntomas son evidentes: manchas cloróticas en el haz, no siempre son amarillas. Según el experto, hay variedades que, por ejemplo, tienen otro color, “no es que sea otro patógeno, sino que ya es un tema varietal, pero siempre hay manchas cloróticas en el haz y el signo siempre va en el envés”. Agrega que los daños pueden llegar a afectar los brotes, las ramillas y los racimos lo que puede generar severas pérdidas.
Un escenario ideal para la diseminación de los esporangios de este patógeno es el viento y las lluvias. “El ciclo es muy rápido. Normalmente, este es de tres a cuatro días, pero lo importante es que si hay lluvias frecuentes puede ser el ciclo tan rápido como tres o tan lejano como catorce días, donde el periodo de incubación está directamente relacionado a la humedad. Pero la colonización, la esporulación y la diseminación en eventos de lluvia regulares, puede ser tan rápido como 3 a 4 días”, precisa.
Medidas de control. La primera es la eliminación de las hojas caídas, “con ello vamos a asegurar de que no tengamos el inóculo en campo para posteriores campañas”, subraya. Así también, la poda severa de ramas y brotes es una labor eficiente, “pues las hojas afectan los brotes y estos brotes al ser afectados pueden albergar inoculo como oosporas, al momento de lignificar. Campos con fuerte inóculo, cuando hay suficiente humedad, la oospora germina produciendo esporangios. Puede haber eventos de infección interna sin necesidad de lluvia”.
El control químico. Al ser actualmente el mildiu un problema a nivel mundial, en el mercado hay diferentes grupos FRAC (fungicide resistance action committee) para el manejo de esta enfermedad. “Los ingredientes activos que son más solubles tienen una acción de choque más fuerte, por ejemplo, el Propamocarb o Metalaxil hasta aquellos que están asociados a las ceras y que pueden producir un control más preventivo como el Cyazofamid, las estrobilurinas o el Ametoctradin”, sintetiza Álvarez.
Factores a tener en cuenta para el manejo de las infecciones
- Aplicaciones de productos con presencia de esporulaciones.
- Naturaleza del fungicida. Tiempo de absorción de las hojas.
- Hora de aplicación.
- Uso de dispersantes de gota.