En avellano ya están entregando resultados prometedores
El potencial de rendimiento del cultivo del avellano en Chile ha ido subiendo su vara. Ya hay agricultores que están logrando producciones estables en torno a los 3.000 kg/ha o más. Pero todavía quedan demasiadas preguntas por responder y manejos por desarrollar. Viendo el vaso medio lleno, esto significa que la vara puede seguir alzándose: la marca límite se desconoce. Un ambicioso programa que coordina a universidades, institutos y centros de estudio muestra auspiciosos resultados en ese sentido.
El Centro para la Investigación e Innovación en Fruticultura para la Zona Sur (CORFO 16PTECFS-66647) es fruto de la coordinación del trabajo de las universidades de La Frontera, de Chile, Austral y de Concepción, junto al Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF) de la Región de O’Higgins y el INIA. Su objetivo es incrementar la investigación, desarrollo e innovación mediante la ejecución articulada de portafolios de proyectos. Uno de esos portafolios corresponde a avellano europeo, y en él se desarrollan dos áreas: “Sostenibilidad y uso eficiente de recursos en la producción de avellano europeo (Corylus avellana L.) en la zona centro sur de Chile”, dirigido por el Dr. Cristián Meriño (UFRO), y “Aspectos genéticos de la producción de avellano europeo”, a cargo del Dr. Miguel Ellena (INIA). Además de las instituciones de investigación, participan empresas y organizaciones privadas, como Frutícola AgriChile S.A., Viveros Agromillora, Asoex, BioBee, Chemie S.A., Delsantek S.A., Martínez & Valdivieso, Nueva Vid viveros, Redagrícola y productores frutícolas.
El Dr. Meriño señala cinco objetivos principales para el proyecto orientado a sostenibilidad en sistemas de producción de avellano europeo convencionales y orgánicos: diseño y evaluación de estrategias de fertilidad y nutrición; estudio de aspectos fitosanitarios relacionados a la interacción patógeno-planta en el sur de Chile; evaluación del comportamiento fisiológico y bioquímico de plantas para diseñar protocolos de postcosecha y su impacto en la calidad, condición y cantidad de fruta exportable; generación de información y estrategias para mejorar el potencial del cultivo en términos de desempeño fotosintético y eficiencia de uso del agua en huertos juveniles y en plena producción en respuesta a la variabilidad climática; y desarrollo de una plataforma web para aumentar la visibilidad y colaboración entre institución/empresa, relativa al manejo agronómico para la producción de avellano europeo.
Kristopher Ogass, de AgriChile, filial agrícola de Ferrero, diagnostica sintéticamente las principales encrucijadas técnicas que a su juicio deben resolverse para que el cultivo de avellano europeo alcance su potencial en la zona sur de producción.
Un tema se refiere a la gran variabilidad anual en la producción. Típicamente en la Región de La Araucanía un mismo campo puede producir 1.000 kg/ha y al año siguiente 3.000, disparidad que en la Región del Maule, por ejemplo, ha ido atenuándose. Se requiere determinar cuáles son los factores que están afectando y en qué medida lo hacen.
El potencial productivo del avellano –indica el especialista– está definido, primero, por el número de flores, luego por la polinización, la fecundación y finalmente por el buen desarrollo de la nuez. Siguiendo este esquema, a continuación se presentan algunos de los desafíos planteados por Ogass, donde se han obtenido resultados iniciales en los trabajos del Centro para la Investigación e Innovación en Fruticultura para la Zona Sur de Chile.
LA BASE DE UN BUEN RENDIMIENTO ESTÁ DADA POR EL NÚMERO DE FLORES
Se sabe que la inducción de flores disminuye con el sombreamiento, y que los campos más emboscados tienen más alternancia, verifica el profesional de AgriChile. Por tanto, la poda resulta importantísima para manejarlo. Existen estudios en desarrollo sobre la altura máxima de las plantas de acuerdo a la distancia entre hileras para tener una buena recepción de luz. Todavía hay mucho por evaluar en la poda mecanizada. Adicionalmente la poda determina el número y largo de los brotes. Se habla de brotes de 15 a 40 cm para concentrar el número de flores, lo cual junto a la cantidad total de brotes define el potencial.
El ingeniero agrónomo Esteban González, miembro del equipo liderado por el Dr. Richard Bastías, de la Universidad de Concepción, que investiga el manejo eficiente de la luz en huertos de avellano, reseñó lo siguiente:
La falta de luz por sombreamiento puede causar problemas de retorno floral en avellano europeo, así como reducciones importantes en la producción y en la fotosíntesis de las hojas ubicadas dentro del dosel del árbol. Entre las herramientas para un aprovechamiento eficiente de la luz se encuentra la poda, pero también el empleo de mallas y el uso de caolinita. En el marco de este proyecto se está estudiando el efecto de mallas fotoselectivas (hasta 20% de sombra) sobre la producción de avellano (ensayo en Camarico, 7ª Región), sobre calidad de fruta, rendimiento y retorno floral; y otro ensayo corresponde a distintas intensidades de poda con aplicaciones de caolinita (Pinto, Región de Ñuble) para contrarrestar el golpe de sol.
En una primera evaluación, la producción acumulada de avellanos con un tipo de malla bicolor fue del orden de 1 kg/árbol superior al testigo. La evaluación de los estados fenológicos mostró que mallas de hasta 20% de sombreamiento no han producido problemas de retorno floral hasta el momento.
AVANCES EN EL UN MANEJO MENOS DEPENDIENTE DE AGROQUÍMICOS
Otro aspecto de incidencia directa sobre el número de flores, plantea Ogass, corresponde a la pérdida de brotes, cuya causa principal serían los daños por plagas o enfermedades. Las enfermedades de mayor impacto, categoriza, son las bacteriosis (causadas por Xanthomonas arboricola pv. corylina y Pseudomonas syringae pv. syringae), oídio (de presencia creciente en los últimos años, pero se requiere evaluar su impacto económico), Alternaria alternata y hongos de la madera (como Diaporthe australafricana o Diplodia coryli). Se ha medido una alta carga de esporas en vuelo en diciembre, con marcada presencia de Xanthomonas, algo de oídio y algo de Alternaria, lo cual origina caída de ramillas y perdida de productividad. Los hongos de la madera se detectan en la zona sur sobre todo en plantas nuevas de un año, en un fenómeno parecido a lo que ocurrió en arándano, advierte el profesional de AgriChile. En cuanto a plagas, la de mayor gravedad es el burrito (Aegorhinus superciliosus y A. nodipennis); de Los Ángeles al norte también afecta la chinche (Leptoglosus chilensis), pero en la 9ª Región este insecto aparece en marzo-abril, cuando la fruta ya está madura y por consiguiente no causa tanto daño. En malezas, se depende casi por completo del control químico; el control integrado resulta incipiente. El principal desafío en el control tanto de enfermedades como de plagas y malezas, subraya el ingeniero agrónomo de AgriChile, se refiere a la búsqueda de estrategias menos dependientes del cobre, en el primer caso, de algunas pocas moléculas en el segundo y al uso prácticamente exclusivo de opciones químicas en el tercero. La ampliación de la paleta de productos para aumentar las rotaciones de ingredientes activos, y especialmente la incorporación de agentes biológicos tales como Bacillus, Trichoderma u hongos entomopatógenos, es una necesidad para una agricultura sostenible y para responder a lo que demanda el mercado.
Los investigadores del Centro de fruticultura sureña llevaron a cabo ensayos en dos localidades para el control de plagas como cabrito (A. superciliosus y A. nodipennis), utilizando hongos entomopatógenos. Se realizaron aplicaciones del producto Nemaplus 500 en dosis/hectárea de aproximadamente 500.000.000 de infectivos juveniles de Steinernema feltiae por 1.000 litros de agua. Dado que los predios no contaban con sistemas adecuados para la aplicación a través del riego, el producto se administró con pitón al cuello de las plantas. Antes del tratamiento se llevó a cabo una colecta y conteo de larvas presentes, de forma manual, a fin de establecer el punto cero del ensayo. Luego se esperó a que el suelo tuviera la temperatura mínima de aplicación, aproximadamente 12°C (diciembre). El conteo posterior (mayo) determinó una reducción interesante de las larvas. En uno de los predios la baja de las plagas se asoció a un incremento de rendimiento en torno a 1 kg/planta, en tanto que en el otro campo las diferencias no fueron significativas, si bien se notó una tendencia al aumento.
En mancha café, desorden fisiológico que afecta la calidad interior del fruto además de provocar aborto floral y caída de frutos, la Dra. Paola Durán, del Núcleo Científico y Tecnológico en Biorecursos (BIOREN-UFRO), señala que se determinó, principalmente en el cultivar Barcelona, el más afectado, la presencia de hongos asociados a la muerte regresiva de plantas. En cuanto a las bacterias detectadas, se relacionaban mayoritariamente con biocontrol. Al asperjar esas bacterias sobre los hongos, se observó una mejora en las plantas infectadas. En cuanto al efecto del estado nutricional, se aprecia que a mayor presencia de boro hay menor presencia de hongos. Los hongos más importantes asociados a mancha café son Diaporthe australafricana y algo menos Alternaria. Alternaria se logró controlar en la mayoría de los casos con aplicaciones de boro. Para enfrentar el tizón bacteriano (X. arboricola), la Dra. Durán menciona que se está probando el uso antagónico de bacterias acidolácticas obtenidas desde plantas de avellano locales, con el objetivo de mantener su población a niveles bajo el cuórum que provoca la enfermedad.
EFECTOS DE LA NUTRICIÓN EN EL DESARROLLO Y CRECIMIENTO DEL FRUTO
El rápido crecimiento del fruto entre noviembre y diciembre exige agua y fertilizantes. Los especialistas han dado muy distintas fechas para un momento crítico, como es la cuaja, afirma Ogass, quien añade que en evaluaciones donde ha participado su empresa se estableció mediados de noviembre en adelante como la oportunidad adecuada para intervenir con micronutrientes, principalmente boro y zinc.
A su parecer hay una mala interpretación de una investigación realizada a mediados de los años 80 donde se planteó la hipótesis de que, si no se alcanza un mínimo de 21ºC como temperatura máxima media en diciembre, habrá frutos vanos. Dicho planteamiento dio origen a la idea equivocada de esa temperatura máxima media como requisito para la cuaja. “Viendo los campos, esto no se cumple para nada; si se cumpliera, tendríamos varias zonas en La Araucanía sin producción”, afirma.
n cuanto a nutrientes, hay que seguir estudiando las fechas desde llenado de fruto en adelante. También en las recomendaciones de fertilización existe mucha variabilidad entre especialistas, apunta Kristopher Ogass: para una misma situación uno puede recomendar 80 unidades de N, por ejemplo, mientras otro considera del todo innecesario aplicar, lo que genera incerteza. Se ha ido avanzando en cuanto a la cantidad a reponer por tonelada de avellanas producida, pero hay factores que pueden hacer variar la cifra, como el tipo de suelo, entre otros. Asimismo, es preciso afinar la aplicación de postcosecha, aun cuando hay trabajos que indican un 10 a 15% (“es lo que hacemos nosotros”).
El Dr. Cristián Meriño informa que en el plano nutricional el proyecto ha evaluado aplicaciones foliares de calcio, magnesio y potasio, elementos normalmente considerados complementarios en el programa de fertilización. En cuatro campos de agricultores donde se realizan ensayos (Perquenco, Gorbea, Radal y Cunco) se compararon dosis de 300 y de 600 mg/L de Ca+ Mg + K, y solo de Ca + Mg también en ambas dosis. Cada dosis se parcializó en tres aplicaciones entre diciembre y enero en todos los casos. Los tratamientos se compararon con un testigo sin aplicación. Los resultados de la primera temporada mostraron una disminución de la incidencia de frutos arrugados y vanos. Los problemas de presencia de micelio de hongos en la fruta se mantuvieron en tres de las cuatro localidades. La aplicación de los tratamientos incidió de manera notoria en aumentar el rendimiento. Los efectos resultaron más positivos en los tratamientos que incluyeron potasio, lo que revela un efecto sinérgico con el calcio y el magnesio. Las dosis más bajas ejercieron un efecto similar al de las más altas sobre los parámetros señalados, lo que, de acuerdo a Cristián Meriño, lleva a pensar que el concepto “más es mejor” no corresponde en este caso y probablemente el factor de mayor incidencia sea el momento de aplicación por sobre la cantidad.
LAS CARACTERÍSTICAS IDEALES QUE GUÍAN EL PROGRAMA DE MEJORAMIENTO GENÉTICO
La Dra. Alejandra Ribera, investigadora adscrita al BIOREN-UFRO, ha estado estudiando algunos usos potenciales de la cáscara, tales como el empleo como biocombustible (alternativa no tan eficiente, porque genera un gran porcentaje de ceniza), como fuente de fibra, de antioxidantes (figura 1), materiales de construcción y aceites de alta calidad. La idea subyacente es pensar el sistema productivo no solo para la generación de fruta.
Por otra parte, se encuentra el portafolio “Introducción de nuevo material genético de avellano europeo, para mejoramiento de la producción y calidad industrial de la fruta, con proyección para el mercado mundial”. Las características deseadas, de acuerdo al investigador de INIA Carillanca Abel González, M.Sc., son un mayor rendimiento potencial, sobre las 3 t/ha; maduración temprana para facilitar las cosechas en la zona sur; hábitos de crecimiento para densificación, ojalá en ejes columnales; adaptación a diferentes zonas edafoclimáticas; ausencia de sierpes; cosecha precoz, y compatibilidad con los polinizantes. Desde el punto de vista de la industria se apunta a fruta redonda; calibre superior a 22 mm para consumo directo; rendimiento industrial sobre 49% (actualmente Tonda di Giffoni no supera el 45%, Barcelona 39-40%); en el perfil de ácidos grasos interesa el ácido oleico alto, similar al de Tonda di Giffoni, un factor que ayuda a evitar el enranciamiento; desprendimiento del perisperma del fruto, y blanching (blanqueo del perisperma).
De 2015 a 2019, consigna Abel González, se prospectaron frutos de avellano europeo existentes en Chile, traídos por inmigrantes. Se rescató material de 358 árboles que aportan una gran variabilidad genética. Los criterios principales de selección fueron el calibre y rendimiento en pepa. Se encontraron 44 individuos con pepa de calibre grande, 37 de ellos en una categoría muy superior. 21 individuos mostraron diferencias estadísticas respecto del rendimiento industrial con valores iguales o superiores a 49%. Ninguna de las accesiones superó a T. di Giffoni en contenido de ácido oleico (79%), pero hubo algunas que se acercaron, con contenidos entre 75 y 78% (Barcelona: 72%, como referencia). Con estos materiales se implementó un jardín de variedades en el Campo Experimental Maquehue, con réplicas en INIA Carillanca y otros sitios. Eventualmente podría encontrarse un material que con manejos agronómicos tenga resultados superiores en calibre y calidad industrial, pero de no hallarse una selección que cumpla con dichas características, el material servirá de parental para cruzamientos.
Adicionalmente está contemplada la introducción de material in vivo desde Europa, que deberá pasar una etapa de cuarentena de dos años. Servirá para formar plantas madres e iniciar programas de propagación masiva in vitro. También se introducirá material in vitro de variedades ya desarrolladas, provenientes de España e Italia, con potencial para Chile.
Los resultados de estas investigaciones se dieron a conocer en el seminario “Avellano Europeo: Desafíos para la producción sostenible e innovación en el Sur de Chile”, del cual se efectuará una segunda versión con importantes y nuevas contribuciones en 2020.
Agradecimientos
Agradecemos al Programa Tecnológico “Centro para la investigación e innovación en fruticultura para la zona sur” (16PTECFS-66647) y a su proyecto “Sostenibilidad y uso eficiente de recursos en la producción de avellano europeo (Corylus avellana L.) en la zona centro sur de Chile”, ambos apoyados por Corfo.
Más información: www.centrofruticulturasur.cl