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En el cultivo de flores

El rol crucial del uso de estaciones meteorológicas frente al cambio climático

Ya no es un misterio el impacto del cambio climático en la industria agrícola. Específicamente, en la floricultura, está siendo preocupante su influencia en el ciclo de crecimiento de las plantas, lo que puede alterar el momento de la floración. Además, está propiciando la aparición y proliferación de plagas y enfermedades en épocas donde no solían aparecer.

27 de Diciembre 2024 Roberto Toscano G., gerente Técnico Corporativo Hoja Verde.
El rol crucial del uso de estaciones meteorológicas frente al cambio climático

Las fincas florícolas deben asegurarse de contar con estaciones meteorológicas bien equipadas y sus técnicos y gerentes deben monitorear constantemente los datos que estas proporcionan.

El cambio climático se ha convertido en uno de los desafíos más apremiantes para la agricultura global, y la floricultura no es la excepción. Las alteraciones en los patrones climáticos tradicionales, como el aumento de la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos—incluyendo lluvias torrenciales, sequías prolongadas, olas de calor y heladas—están poniendo en riesgo la estabilidad y productividad de los cultivos de flores. Estos cambios no solo afectan la cantidad y calidad de la producción, sino que también incrementan los costos operativos debido a la necesidad de implementar medidas de mitigación y adaptación más complejas.

Uno de los impactos más preocupantes del cambio climático en la floricultura es su influencia en el ciclo de crecimiento de las plantas, lo que puede alterar el momento de la floración. Esto es particularmente crítico en una industria donde la sincronización de la floración con las épocas de mayor demanda, como San Valentín o el Día de la Madre, es esencial para maximizar las ganancias. Las condiciones climáticas adversas pueden retrasar o adelantar la floración, afectando la disponibilidad de flores en los momentos clave del mercado. Además, el cambio climático ha hecho que la predicción de las producciones sea cada vez más difícil. La variabilidad climática provoca que la producción se adelante o se atrase, y en ocasiones, los tallos no logran inducir una floración adecuada debido a estas fluctuaciones en el clima.

Además, el cambio climático está propiciando la aparición y proliferación de plagas y enfermedades en épocas donde no suelen aparecer, amenazado los cultivos de flores. El aumento de la temperatura y la humedad crea un ambiente favorable para que patógenos y plagas se desarrollen más rápidamente y se propaguen con mayor facilidad, lo que puede resultar en pérdidas significativas si no se gestionan adecuadamente.

En este contexto, las estaciones meteorológicas se han convertido en herramientas esenciales para mitigar los efectos adversos del cambio climático. Estas estaciones permiten monitorear en tiempo real las condiciones climáticas, prever eventos extremos y ajustar las prácticas agrícolas para optimizar la producción y reducir las pérdidas. Además, el monitoreo de variables clave como temperatura, humedad, precipitación y radiación solar, así como la integración de sensores de suelo y en las plantas, ayuda a los agricultores a entender mejor la relación entre la planta, el clima, el suelo y el agua. Esta comprensión integral es fundamental para tomar decisiones informadas que mejoren la salud de las plantas y maximicen la eficiencia en el uso de recursos.

Este artículo analiza en forma práctica cómo funcionan las estaciones meteorológicas, las variables meteorológicas más relevantes para el cultivo de flores, su aplicabilidad específica en la industria florícola, el papel fundamental que juegan frente al cambio climático, y los beneficios económicos y operativos que ofrecen a la floricultura.

Las condiciones climáticas adversas pueden retrasar o adelantar la floración, afectando la disponibilidad de flores.

¿QUÉ ES UNA ESTACIÓN METEOROLÓGICA Y CÓMO FUNCIONA?

Una estación meteorológica moderna es un sistema integral que combina múltiples sensores especializados para la medición precisa de variables atmosféricas y del suelo. Estas estaciones pueden estar equipadas con una variedad de instrumentos que miden diferentes aspectos del clima y del entorno de cultivo, como:

Termómetros: Miden la temperatura del aire y del suelo, fundamentales para el seguimiento del ciclo de crecimiento de las plantas y el nivel de estrés.

Higrómetros: Miden la humedad relativa del aire, esencial para prevenir condiciones propicias para enfermedades fúngicas.

Pluviómetros: Registran la cantidad de precipitación, lo que ayuda a gestionar el riego y el manejo de plagas y enfermedades.

Anemómetros: Miden la velocidad y dirección del viento, datos cruciales para prever y mitigar el daño físico en infraestructuras de invernaderos y la dispersión de plagas.

Piranómetros: Miden la radiación solar, la luz PAR (radiación fotosintéticamente activa) y la radiación UV, lo que permite un análisis detallado de la cantidad de luz que llega a las plantas, siendo crítico para procesos como la fotosíntesis.

Además de estos instrumentos atmosféricos, las estaciones meteorológicas pueden integrarse con sensores colocados directamente en el suelo y en las plantas, lo que permite un monitoreo detallado de las condiciones del suelo y el estado de las hojas. Estos sensores pueden medir:

Humedad del suelo: Proporciona datos precisos sobre el contenido de agua en el suelo, lo que es crucial para ajustar la frecuencia y cantidad de riego.

Temperatura del suelo: Influye en el desarrollo de las raíces, establecimiento de microbioma, disponibilidad de nitratos y fosforo en el suelo, permitiendo a los floricultores ajustar las condiciones para un crecimiento óptimo.

Conductividad eléctrica del suelo: Mide la concentración de sales y nutrientes disponibles, ayudando a gestionar la fertilización de manera más eficiente.

Concentración de elementos como N, P, K: Sensores avanzados pueden medir la concentración de nutrientes esenciales como nitratos (NO3), fósforo (P) y potasio (K), permitiendo ajustes precisos en la aplicación de fertilizantes para optimizar el crecimiento y la salud de las plantas.

Concentración de O2 y CO2 en el suelo: Indicadores clave de la respiración radicular y la salud del suelo.

Humedad de hoja: Permite evaluar la cantidad de agua en la superficie de las hojas, lo cual es crucial para prevenir enfermedades fúngicas y ajustar prácticas de riego y ventilación en invernaderos.

VARIABLES METEOROLÓGICAS CLAVE PARA EL CULTIVO DE FLORES

A continuación, se presenta una tabla que resume el concepto de cada variable meteorológica y su impacto en la productividad y calidad de las flores:

Variable Meteorológica

Concepto

Impacto en la Productividad y Calidad

Temperatura ambiental

Mide el grado de calor o frío en el aire circundante.

La temperatura regula la fotosíntesis y la respiración. Temperaturas fuera del rango óptimo en cultivos florícolas (15°C a 25°C) pueden reducir la fotosíntesis, incrementar nitratos libres en las vacuolas y favorecer la aparición de plagas y enfermedades, disminuyendo la productividad y calidad.

Temperatura del suelo

Mide el calor dentro del perfil del suelo (0 a 45 cm de profundidad).

Temperaturas frías influyen en la acumulación de nitratos en el suelo y reducen la absorción de fósforo, potasio y calcio, provocando enfermedades. Suelos muy calientes favorecen un mayor desarrollo vegetativo, pero también propician la aparición de plagas como ácaros.

Humedad ambiental

Cantidad de vapor de agua presente en el aire.

Una humedad ambiental elevada (>85%) puede fomentar enfermedades fúngicas, reduciendo la productividad. Humedades bajas aumentan la transpiración, lo que puede llevar a un déficit hídrico y afectar la turgencia de las flores, disminuyendo su calidad.

Humedad del suelo

Contenido de agua en el suelo.

La humedad del suelo es clave para el manejo del riego. Un suelo con humedad inadecuada puede causar estrés hídrico, afectando la fotosíntesis y el crecimiento de las plantas. Un control preciso de la humedad asegura flores saludables y un desarrollo radicular óptimo.

Humedad de hoja

Mide la cantidad de agua en la superficie de las hojas.

La humedad prolongada en la superficie de las hojas puede crear un ambiente propicio para hongos y bacterias. Un manejo adecuado de la ventilación y el riego es crucial para evitar la aparición de enfermedades.

Déficit de Presión de Vapor (DPV)

Diferencia entre la cantidad de vapor de agua que el aire puede contener y la cantidad que contiene.

Un DPV alto indica que el aire es seco, lo que puede aumentar la transpiración y causar estrés hídrico en las plantas. Este estrés puede ralentizar el crecimiento y reducir la productividad. Un DPV bajo puede aumentar la humedad ambiental, lo que favorece enfermedades fúngicas.

Radiación total

Cantidad de energía solar que incide sobre la superficie de la planta.

La radiación solar es vital para la fotosíntesis. Una radiación insuficiente limita la fotosíntesis, reduciendo la productividad. Exceso de radiación puede causar daños por calor y estrés en las plantas, afectando la calidad de las flores.

Luz PAR y DLI

La luz PAR es utilizada para la fotosíntesis. El DLI mide la cantidad total de luz PAR recibida.

Un DLI adecuado maximiza la fotosíntesis y la productividad. Un DLI insuficiente disminuye la tasa fotosintética y la productividad. En rosas, un DLI entre 14 y 30 mol·m⁻²·d⁻¹ es ideal.

Radiación UV

Parte del espectro solar que puede influir en el crecimiento y desarrollo de las plantas.

La exposición controlada a la radiación UV mejora la resistencia a enfermedades, mejorando la calidad de las flores. Un exceso de radiación UV puede dañar el ADN de las células vegetales, afectando el crecimiento y causando decoloración y quemaduras.

Evapotranspiración

Suma de la evaporación del agua del suelo y la transpiración desde las plantas.

Un alto nivel de evapotranspiración indica mayor demanda hídrica. Un manejo inadecuado del riego en respuesta a la evapotranspiración puede llevar a un déficit hídrico y a una menor producción de flores.

Precipitación

Medición de agua que cae naturalmente de las nubes.

La cantidad y distribución de las precipitaciones influye directamente en las necesidades de riego y en el manejo de plagas y enfermedades. Un exceso de lluvia puede incrementar hongos y bacterias en las plantas y en el suelo.

Dirección y velocidad del viento

Determinan la fuerza y dirección del aire en movimiento.

Vientos fuertes pueden causar daños físicos a los invernaderos y las plantas. Además, el viento aumenta la tasa de evapotranspiración, incrementando las necesidades de riego y puede influir en la dispersión de plagas como trips.

Conductividad eléctrica del suelo

Medida de la capacidad del suelo para conducir una corriente eléctrica.

Una conductividad alta puede indicar salinidad excesiva, dañando las raíces y reduciendo la capacidad de la planta para absorber agua. Un manejo adecuado asegura que las plantas reciban los nutrientes necesarios para un desarrollo óptimo.

El cambio climático ha hecho que la predicción de las producciones sea cada vez más difícil.

APLICABILIDAD DE LAS ESTACIONES METEOROLÓGICAS EN LA FLORICULTURA

Las estaciones meteorológicas juegan un papel crucial en la optimización de diversas prácticas de manejo agronómico en la floricultura. A continuación, se describen las principales áreas de aplicabilidad:

Manejo del riego y la fertilización:

Datos utilizados: Humedad del suelo, evapotranspiración, temperatura del suelo, conductividad eléctrica, nivel de nutrientes, nivel de oxígeno.

La precisión en el manejo del riego y la fertilización es fundamental para garantizar el crecimiento óptimo de las flores. Los datos de humedad del suelo y evapotranspiración permiten ajustar el riego según las necesidades específicas de cada planta, evitando tanto el estrés hídrico como el encharcamiento. La temperatura del suelo y la conductividad eléctrica proporcionan información clave para optimizar la absorción de nutrientes. Además, monitorear el nivel de oxígeno en el suelo es crucial para evitar la asfixia radicular, mejorando así la salud de las raíces y la eficiencia en la absorción de nutrientes.

Manejo de plagas y enfermedades:

Datos utilizados: Humedad relativa, temperatura ambiental, humedad de hoja, nivel de nitratos, conductividad eléctrica.

El control efectivo de plagas y enfermedades es esencial para mantener la calidad y productividad de los cultivos de flores. La humedad relativa y la temperatura son indicadores clave de las condiciones ambientales que favorecen el desarrollo de patógenos y plagas. La humedad de la hoja es particularmente importante para predecir y prevenir la aparición de enfermedades que pueden devastar un cultivo si no se gestionan adecuadamente. El exceso de nitratos en el suelo puede ser perjudicial, ya que favorece el crecimiento excesivo de la parte vegetativa de las plantas, lo que puede hacerlas más susceptibles a ataques de plagas y enfermedades. Un nivel elevado de nitratos puede debilitar la estructura celular de las plantas, haciéndolas menos resistentes a infecciones y daños por plagas. Además, una acumulación de nitratos puede interferir con la absorción de otros nutrientes esenciales, desequilibrando la nutrición de la planta y aumentando su vulnerabilidad. Una conductividad eléctrica demasiado alta indica una elevada concentración de sales en el suelo, lo cual puede dañar las raíces y disminuir la capacidad de la planta para absorber agua y nutrientes. Este estrés osmótico puede debilitar las plantas, haciéndolas más propensas a enfermedades fúngicas y bacterianas. Por otro lado, una conductividad eléctrica baja podría indicar una falta de nutrientes disponibles, lo que también puede comprometer la salud de las plantas y hacerlas más susceptibles a patógenos.

Al ajustar las prácticas de manejo en función de estos datos, los floricultores pueden implementar medidas preventivas más efectivas. Por ejemplo, manteniendo niveles óptimos de nitratos y una conductividad eléctrica equilibrada, se puede reducir la incidencia de plagas y enfermedades, promoviendo así un manejo más sostenible y menos dependiente de productos químicos.

Manejo de nutrición foliar y bioestimulación:

Datos utilizados: Temperatura y humedad ambiental, horas frío, radiación total, luz PAR, radiación UV, evapotranspiración, horas frio.

La nutrición foliar y la bioestimulación son prácticas críticas para mejorar la salud y vigor de las plantas. Los datos de temperatura y humedad ambiental, junto con las horas de frío, ayudan a determinar los momentos óptimos para la aplicación de nutrientes foliares y bioestimulantes, maximizando su absorción y eficacia. La radiación total, la luz PAR y la radiación UV proporcionan información sobre la cantidad de energía disponible para las plantas, lo que es crucial para ajustar las dosis y tiempos de aplicación de estos productos. Además, la evapotranspiración informa sobre las necesidades hídricas, asegurando que las plantas estén en el mejor estado posible para recibir tratamientos foliares. Las horas frio es un indicador clave para saber el momento exacto donde podemos aplicar bioestimulantes compensadores de fotosíntesis (azucares reductores, magnesio, manganeso, hierro, zinc, calcio) o bioestimulantes que atenúen el pico de estrés como algas marinas.

Manejo predictivo de cosecha:

Datos utilizados: Grados día de desarrollo (GDD) y horas frío.

La capacidad de predecir con precisión los tiempos de cosecha es esencial para maximizar la calidad y valor de las flores. Los Grados Día de Desarrollo (GDD) proporcionan una medida acumulativa del crecimiento de las plantas en relación con la temperatura, lo que permite a los floricultores anticipar el momento óptimo para la cosecha. Al utilizar estos datos, los floricultores pueden tomar decisiones a cerca del manejo agronómico, nutricional y microclima en sus invernaderos, para adelantar o atrasar la producción según se necesite en los momentos claves que se necesite la flor.

Las estaciones meteorológicas representan una herramienta invaluable para los floricultores, permitiendo un manejo más eficiente y efectivo de los cultivos. La monitorización constante de variables clave como la temperatura, la humedad, la radiación solar, la velocidad y dirección del viento, la evapotranspiración, la humedad del suelo y la humedad de hoja no solo ayuda a mejorar la calidad de las flores, sino que también reduce costos y aumenta la competitividad en el mercado internacional.

En un entorno donde el clima puede ser impredecible y los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes, contar con datos precisos y en tiempo real se traduce en una ventaja competitiva significativa. Las fincas florícolas deben asegurarse de contar con estaciones meteorológicas bien equipadas y sus técnicos y gerentes deben monitorear constantemente los datos que estas proporcionan, generar y analizar data permanentemente, realizar correlaciones del manejo agronómico, nutricional con los datos de las estaciones meteorológicas. Esto les permitirá tomar decisiones informadas y adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes, garantizando así la sostenibilidad y viabilidad a largo plazo de la industria florícola en el país.

 

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