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Juan Carlos Paredes, presidente de Prohass (Perú).

El reto es moverse fuera de la ventana de mayor producción

Los exportadores de palta aún sienten la resaca de un mal año a nivel de precios en el 2022, pero esta campaña ha arrancado con mejores retornos y se espera que continúe así hasta su fin. Si bien serían tiempos de recuperación, nada descarta que en los siguientes años se repita un escenario similar de caída de precios por los grandes volúmenes de fruta que se vienen produciendo en el mundo. Para hacer frente a esta situación, la Asociación de Productores de Palta Hass del Perú (Prohass) recomienda moverse fuera de la ventana pico de exportación y mejorar las productividades en campo.

26 de Abril 2023 Equipo Redagrícola
El reto  es moverse fuera de la ventana de mayor producción

Por Marienella Ortiz

La tormenta perfecta la tuvieron que afrontar los productores de palta en el 2022. Los hemisferios norte y sur tuvieron sobreproducción y los precios de la fruta peruana exportada se contrajeron entre 10% y 30%. Además, los costos de los fertilizantes se elevaron por la guerra de Rusia-Ucrania y los costos logísticos no regresaron a los valores prepandemia. Sin embargo, existe optimismo en el sector porque este año la campaña ha comenzado con mejores precios y se espera un mejor retorno económico por lo exportado.

La razón de este nuevo escenario positivo es que los otros países productores se encuentran en su año ‘off’ por un tema de alternancia del cultivo. Los precios se volverían atractivos, en especial, para aquellos productores que salen los primeros meses del 2023. Sin embargo, este sería un tema coyuntural y no una solución al incremento de producción de palta en el mundo.

Según Prohass, el Perú cuenta con 60.091 hectáreas de palta Hass que se registraron en 2022, lo que implica un crecimiento de 19% con relación al área sembrada un año antes. Sin bien han parado las nuevas inversiones en plantaciones nuevas, un gran número de ese total de hectáreas son plantas jóvenes y en los próximos años seguirá el crecimiento de los volúmenes exportados.

–Perú año a año sigue creciendo en volúmenes de exportación. El año pasado tuvo que afrontar un problema de bajos precios. ¿Es un buen negocio que la superficie de aguacates siga creciendo?

–Me parece que crecer en las ventanas actuales es complicado. Existe un potencial de consumo en el mundo que es grande, pero no es algo que se va a desarrollar de la noche a la mañana. Por ejemplo, Italia que tiene 80 millones de habitantes podría duplicar su consumo, pero eso va a ocurrir en los siguientes años con un esfuerzo de promoción del fruto. Entonces, hoy día, seguir plantando aguacates para salir en la misma ventana de cosechas que el resto, de  mediados de mayo hasta mediados de julio, no tiene ningún sentido. Si se sale durante esa ventana, es seguro que se va a recibir precios muy bajos o por lo menos bajos.

–¿La ventana de enero a abril es más atractiva, entonces?

–Claro, pero también hay que ir midiendo otros factores, pues hay que evaluar cómo caminan los otros países que compiten con Perú. El año pasado hubo mucha producción para la fruta temprana, proveniente de Israel, Kenia, España, Sudáfrica. Todos tenían una producción récord. Cuando Perú llegó con su fruta en enero, había toda la producción del hemisferio norte. Los precios estuvieron bajísimos. Perú presionó más a la baja y los precios se mantuvieron bajos durante toda la temporada.

–¿Qué veremos este año con los volúmenes y precios?

–Este año es diferente, porque no hay mucha producción en esos países. Tienen un año ‘off’, y la fruta de Perú llega hoy sola. Entonces, uno tiene que ir guardando pan para mayo, porque hay años en que van a ser buenos, otros no tanto como lo vimos en el 2022. Por eso, considero que siempre se debe apuntar a las productividades altas. Uno ya no puede mantenerse con árboles de 10 o 12 toneladas por hectárea, porque en el largo plazo no va a ser rentable y no será posible mantenerse en el negocio.

–¿Cuál sería la productividad promedio que deben trabajar los productores?

–Se tiene que apuntar a 15 toneladas por hectárea, como mínimo. Para eso se necesitan buenas plantas, buenos patrones, un buen manejo y una buena gestión de prácticas agrícolas. Ahora, toda la industria pide Global Gap y todo tipo de certificaciones. Ahora es un estándar para todos desde los grandes hasta los chiquitos.

–Para un negocio rentable hay que dejar de salir en la misma ventana que todos y, segundo, mejorar la productividad del cultivo.

–Si, precisamente.

–¿Cómo se logra salir en otras ventanas?

–Todo dependerá del valle en que están ubicadas tus plantaciones. Por eso han crecido las plantaciones en las zonas altoandinas que salen en los primeros meses del año. Una irrigación que está totalmente preparada para salir en la ventana temprana, es el valle de Olmos. Su ventana natural es marzo, abril y mayo, pero nosotros, como Agrícola Pampa, cosechamos este año en enero, febrero, marzo, abril y también se tendrá fruta en mayo. ¿Por qué algunos pueden y otros no pueden cosechar en esa ventana? Es un tema de manejo de poda. A veces te viene un año donde la flor viene tardía. Si tú te concentras en esa flor tardía para cosechar, el árbol se ‘desincroniza’ totalmente y volverlo a sincronizar a su ventana natural es muy complicado. Pierdes un año. Entonces, a veces es mejor decir ‘este año la fruta me vino poquita en la primera y segunda flor, tendré menos producción este año, no importa que pierda la tercera flor’. De esta manera, no compito con Trujillo porque si ocurre eso voy a tener precios bajísimos. Entonces, es una labor de manejo agronómico, además de geográfico.

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