El huerto de cerezos más tecnológico del mundo está en Hungría
No es un trabajo de investigación, es un huerto comercial que ha significado una serie de retos productivos a sus responsables. Sus producciones tempranas podrían optar a precios mucho mejores que la fruta producida al aire libre.
Por Rodrigo Pizarro Yáñez
A 80 km al sur de Budapest, en Hungría, puede que esté el huerto de cerezos más futurista (y también más costoso) del planeta. Se trata de una plantación bajo invernadero, en macetas, con variedades licenciadas y que incluye la más moderna tecnología, cuya instalación de una hectárea tuvo un costo cercano a los US$500.000.
“La idea original no fue cultivar bajo invernadero, sino en macetas”, cuenta Peter Kelemen, asesor que ha estado involucrado en este proyecto desde sus inicios, cuando el propietario, que ha estado produciendo diferentes especies frutales en un terreno de 80 ha, decidió dar un giro productivo en 2015, cuando una fuerte tormenta destruyó el 95% de su campo.
Buscando hacer una fruticultura más intensiva y, por ende, más rentable, este productor fijó sus ojos en el cerezo. “Esos años se puso en contacto conmigo y visitaba la casa de mis padres que tenían un huerto donde había 80 variedades de cerezos y ocho portainjertos, pero lo más interesante es que mi padre tenía cerezos en maceta. Y eso le interesó mucho a este productor”, recuerda Kelemen.
Pero, ¿por qué en macetas? La respuesta está en un artículo que el padre de Kelemen leyó, donde un agricultor neozelandés contaba su experiencia cultivando cerezas en bolsas en una zona cercana al nivel del mar. “Tras la cosecha, él tomaba las plantas para que hicieran el receso invernal en una zona montañosa, a 2.000 msnm y después volvía a moverlas a la zona cercana al mar. Mi padre tomó esa idea para poder tener cerezas en el mes de septiembre. Tras cuatro años, las cerezas crecían bien y de buena calidad”.
Esta novedosa forma de cultivar les hizo investigar más sobre el tema, y ya a finales de 2015 el productor estaba convencido en hacer realidad el proyecto. Sin embargo, Kelemen no era de la misma idea. “La razón era sencilla, y es que, económicamente, este no es un proyecto accesible”. Sin embargo, para el productor no era un escollo, ya que lo levantaría usando subsidios de la Unión Europea”. Así fue como iniciaron el papeleo para preparar todo lo necesario para conseguir los subsidios, los que fueron concedidos. La UE se involucró en este proyecto, destinando recursos por el 50% del costo total, y el proyecto pudo levantarse entre fines de 2018 e inicios de 2019.
UN SINFÍN DE TECNOLOGÍAS BAJO PLÁSTICO
Así, se comenzó a hacer realidad este ‘Roll Royce’ de los huertos de cerezos, un proyecto que incluye todo tipo de tecnología para producir fruta de la mejor calidad posible: sistema de manejo de la luminosidad, equipo de calefacción, sistema de control de humedad relativa, sistema de riego localizado, sustrato de fibra de coco… Todo esto y más bajo un invernadero que incluye un sistema de ventilación retráctil en el techo.
En cuanto las variedades, bajo plástico tienen tres: Nimba, Royal Tioga y Royal Bailey, las que fueron instaladas en abril de 2020 “El primer año tuvimos problemas con el material del vivero y tuvimos que replantar en 2020. No usamos material convencional de vivero, sino que el vivero nos hizo plantas ‘micro grafted’”, precisa sobre un material que se instaló con un tamaño de 15 cm y que este 2022 están listas para una primera cosecha comercial.
“Hemos ido superando una serie de problemas. Y en todo este tiempo hemos estado haciendo un trabajo de prueba-error. Por decirlo de un modo, no tenemos la experiencia ni la profesionalidad de los productores de cerezos de EE UU o de Chile, pero en todo este tiempo hemos ido desarrollando y aprendiendo de nuevos manejos y tecnología. Por ejemplo, cuando quieres cultivar en macetas, un tema importante es encontrar la maceta más adecuada”, explica Kelemen.
En temas nutricionales están recibiendo la asesoría de un consultor neerlandés, lo mismo que con la poda del huerto, donde están ensayando con el ‘sistema de renovación permanente’, donde no se cortan las ramas, sino que se rompen. Un sistema más evolucionado que también están testeando es aquel en donde se trabaja con árboles sin eje.
CON EL OBJETIVO DE LA COSECHA TEMPRANA
Este huerto de 1 ha apunta a tener cosechas más tempranas que al aire libre, con las mismas variedades. “Nimba, por ejemplo, la podemos estar cosechando a finales de mayo, cuando a campo abierto la cosecha se inicia a la primera semana de junio”, sostiene el asesor.
Así, mientras las producciones españolas de Extremadura y Alicante (las tempranas zonas productoras de cerezas de ese país) obtienen precios entre 6 y 10 euros/kg en el mercado mayorista durante la temporada temprana, esta fruta cosechada en Hungría bajo plástico tendría condiciones diferentes. “Apuntamos a esta temporada muy temprana, con la esperanza de poner fruta de alta calidad en el mercado a mediados de mayo.”, precisa Kelemen. Esto también puede ser posible porque, bajo las condiciones de invernadero se tiene un huerto mucho más uniforme y fruta de mayor calidad, optando a calibres entre 28 y 30 mm, e incluso más.
Este año los responsables del huerto han proyectado producciones 3 t/ha, que podrían ser un poco más altas todavía. Para la próxima campaña, la situación será completamente diferente ya que se pronostica un rendimiento sobre las 15-25 t/ha. De ahí en adelante, todo indica que los niveles de producción se mantienen altos. Sobre si podrá incrementar la superficie de producción, Kelemen cuenta que el productor está esperando cómo se comportará el cultivo en las próximas tres temporadas y, en base, a ese resultado, podría incluir dos o tres hectáreas más.