El espárrago quiere recuperar su brillo
Si bien el espárrago ha ido perdiendo importancia en La Libertad, hay empresas que apuestan por mantener su vigencia. ¿Cuál es el futuro de esta hortaliza y qué alternativas se abren?
Cuando se habla del espárrago en el Perú es importante dejar claro que su cultivo se inició aquí. Se habla de que alrededor de la década del 50 del siglo pasado se empezaron a sembrar los primeros campos esparragueros con la variedad Mary Washington. En 1951 los hermanos Luis Felipe y Guillermo Ganoza Vargas introdujeron el espárrago en el Perú con remesas llegadas de California, EE UU. Ellos sembraron un lote de 1.5 ha del campo Primavera, frente a la casa hacienda La Encalada. Con el transcurso de las décadas se haría notorio para los productores nacionales, así como para los visitantes extranjeros, la estupenda adaptación del espárrago en tierras liberteñas.
En 1972 se formó la primera Asociación de Esparragueros del Perú, que agrupaba a agricultores de Trujillo, Moche y Virú. Hoy, la variedad que reina por estas tierras es la UC157 F1 y se concentra en los valles de Chao, Virú y Moche, aunque también en menor medida en la provincia de Paiján, al norte de La Libertad.
PICOS Y TRANSFORMACIÓN
Los últimos veinte años han sido de acelerada transformación para la región. Hace veinte años las empresas esparragueras se podían contar con los dedos de una mano y atrás quedaron los tiempos en que se instalaban 5 ha semanales que, al poco tiempo tiempo se habían expandido en 20 ha nuevas cada siete días.
Desde 2015 la superficie del espárrago ha entrado en un proceso de reducción y reconversión. Ya no es el cultivo líder en la región, como lo fue durante décadas. Hoy está desplazado por la palta que cuenta con 8,218.5 ha, mientras que el espárrago blanco tiene 4,279.35 ha y el verde 343.29 ha. Si bien se proyecta que para 2018 el blanco crezca en superficie a 4,459.35 (el verde se mantendrá sin cambios), la palta crecerá en 1,000 ha adicionales, con lo que la brecha entre los dos cultivos se seguirá ensanchando.
Hay dos cuestiones que delinean la tendencia de la pérdida de liderazgo del espárrago. Por un lado, los precios que se manejan en los mercados internacionales. Pero también la antigüedad de las plantas de la región y la incidencia de algunas plagas y enfermedades.
El llamado ‘boom’ del espárrago a nivel precios fue entre 2005 y 2010. Su mayor pico productivo se dio en 2007 con 9,000 ha plantadas, sobre todo, en la zona de influencia del Proyecto Especial Chavimochic. Todas esas hectáreas se desarrollaron bajo riego presurizado.
El mejor incremento del espárrago anual fue justamente en 2007 cuando aumentó 18.4% en relación a 2006. Entre 2016 y 2015 hubo disminución de 21.5%. Según Teresa Rosales, jefa de Desarrollo Agrícola de la Junta de Usuarios de Riego Presurizado Moche Virú Chao, el área sembrada sigue siendo importante, aunque se haya reducido a la mitad.
DAR CON LA VENTANA COMERCIAL ADECUADA
Las plantas en la región dan dos cosechas por año. En promedio cada 4 a 4.5 meses. Sobre todo, en las empresas pequeñas y medianas se trata de atrasar muchas veces la cosecha para encontrar las ventanas comerciales con mejores precios. Las plantas suelen mantenerse en promedio diez años. Justamente, ya llegando a ese número de años, y teniendo en cuenta los bajos precios actuales, se está optando por la reconversión.
Un problema no menor para los productores es que cuando las plantas cumplen su vida útil están obligados a conseguir áreas nuevas. Sin embargo, en palabras de Carlos Zamorano, director ejecutivo del Instituto Peruano del Espárrago y Hortalizas (IPEH), sigue siendo un cultivo interesante para los productores, cuya instalación es más económica que la de otros cultivos y el incentivo para los productores es que “tiene rendimientos más rápidos y se puede producir a lo largo de todo el año”, señala el directivo.
CONTRASTES OPTIMISTAS
Según Zamorano, no ha habido tan malos precios. Ha habido, sobre todo, problemas por el Fenómeno El Niño. “En la campaña que hemos cerrado en 2017 ha habido una menor producción en volumen que en la campaña anterior”, revela.
A pesar de que el espárrago no vive su mejor momento, el ánimo es optimista. El director del IPEH señala que este sigue siendo un cultivo interesante, en determinados mercados y en determinadas épocas del año. Para ello, señala, es importante tener una buena información de mercado. “En el IPEH estamos trabajando en las mejoras de las condiciones fitosanitarias de ingreso para el espárrago verde fresco. Estamos tratando de eliminar la fumigación. Esperamos conseguirlo. Eso va a dar un nuevo empuje”, añade y señala que la siembra de nuevas plantas se mantiene a nivel nacional. “Tienes una idea de eso al ver las cifras de importación de semillas. El futuro es positivo, sobre todo por las mejoras de condiciones de exportaciones que se vienen si logramos eliminar la fumigación. Esperemos que el espárrago vuelva a tener el empuje que tenía”.
Teresa Rosales tiene una lectura de más cercanía con la región. Para ella, la baja de los precios sí ha sido importante. La edad de las plantas en la zona, sobre todo en los campos irrigados por el Proyecto Especial Chavimochic, también es un factor crucial hoy. “Los ciclos que están cumpliendo las plantas ya no permiten seguir manteniendo la producción”, señala.
En ese sentido, para algunos es más atractivo sembrar palto o arándano y otros cultivos que están en investigación, y prefieren cambiar. “Los campos son antiguos. Están rotando a otros cultivos porque ya cumplieron su ciclo. Hemos llegado a tener 12,000 ha. Pero se han ido reduciendo. Campos nuevos hay muy pocos. La mayoría son bastante antiguos”, añade.
En general, hay poca área en renovación en Chavimochic. Pero en La Libertad, señala Rosales, sí hay nuevos. Se está buscando sembrar en otras zonas. “En Paiján, por ejemplo, se ha incrementado. Está claro que a los campos hay que dejarlos descansar, pero no los puedes tener dos años descansando”. Por ello, la producción está migrando a otras zonas dentro de La Libertad, sobre todo más al norte.
“En la región se va a mantener el área actual. Se están haciendo cadenas productivas con agricultores de los valles. Eso está dando buenos resultados. Sigue siendo un cultivo interesante, a pesar de todo. Es cierto que tiene sus altas y bajas, pero se sigue exportando”, subraya Rosales.
EL ESPÁRRAGO EN PAIJÁN
El suelo ligero, arenoso, suelto, es el mejor para que el espárrago enraíce bien. Estas condiciones se cumplen desde Chao y Virú hasta Paiján, distrito perteneciente a la provincia de Ascope, al norte de la ciudad de Trujillo. Fue en 2005, al inicio del pico de precios del espárrago que se fundan diversas asociaciones de productores y empresas dentro de esta zona. Hoy dan batalla al mercado, luego de un año afectado por el Fenómeno El Niño. Otros ya piensan en la reconversión hacia palta. Actualmente existen 1,062 ha sembradas de espárrago en Paiján.
Reopa, por ejemplo, es una empresa compuesta por cinco asociaciones de primer nivel repartidas entre los distritos de Paiján y los vecinos Chocope y Ascope. Tienen más de diez años exportando a mercados a EE UU. Han pasado épocas mejores para la empresa. Poseen una planta con capacidad para 18 toneladas de espárrago, pero hoy solo producen 10. Al día de hoy manejan 150 ha de espárrago. En su momento llegaron a manejar más superficie, pero algunos problemas internos, entre socios de las asociaciones de primer nivel, les han restado hectáreas en los últimos años.
Se dedican al fresco, pero debido a la caída del precio están apuntando a hacer conserva. ¿Por qué la conserva? “Porque cuando cae el esparrago, que se ha caído hasta 80 centavos de dólar, nos permite por lo menos disminuir los costos en conserva. Y también cuando el precio esta normal con el producto A y B de exportación, el producto C podemos aprovecharlo para conserva”, explica César Cieza, jefe de planta de Reopa.
De esta manera pueden bajar sus costos y, cuando el precio de fresco esté normal, aprovechar el descarte de exportación para la conserva. “De esta forma, la rentabilidad mejoraría mucho más para el productor”, señala Cieza. “Normalmente nuestros campos producían 8 t/ha por campaña, pero hoy ha caído a 3.5 t/ha. Ha habido una baja de producción de más del 50% la última campaña, sobre todo debido al Fenómeno El Niño”, continúa.
Por otro lado, Agrícola Paiján es una empresa que está optando por la reconversión. La empresa nació en 2004 para cultivar alcachofa, pero en 2006 empezaron con el espárrago. La gran mayoría de plantas son de esa época, salvo 6 ha que fueron plantadas en 2013. Actualmente tienen 27 ha y las previsiones son mantener esa superficie.
Los buenos rendimientos que tuvieron en alcachofa en sus primeros años (entre 23 y 24 t/ha, que eran comprados, sobre todo, por Danper) les sirvió para implementar el riego por goteo que hoy utilizan en el espárrago, pero que antes usaron en la alcachofa. Pero en 2013 los pedidos de alcachofa empezaron a bajar y su cultivo se trasladó a la zona de Chavimochic donde hay más agua. Hoy venden su espárrago a InkasBerries, de Chepén, y Global Fresh, de Lima.
Sus rendimientos promedio están entre las 7.5 y 13 t/ha. La diferencia está en la edad de las plantas. Los que dan 7 ya casi han agotado su vida útil. Las mantienen aún, pero si siguen bajando los precios su reconversión se aceleraría. “El precio del espárrago está un poco complicado. Tenemos que diversificar”, señala Rory Rodríguez, jefe de producción de Agrícola Paiján. “Para 2018 vamos a hacer 10 ha de palta o mitad y mitad con uva y el objetivo es venderla a empresas más grandes. Por eso es que ya hemos iniciado el proceso de reconversión”, añade.
El espárrago va a seguir manteniendo su vigencia en la región de La Libertad, aunque la distribución de sus zonas productivas hoy está cambiando. Es notorio el cambio hacia el palto y el arándano, pero mientras haya demanda, se seguirá sembrando espárrago. Su ubicuidad en Trujillo y alrededores es histórica.