El camino que todos quieren seguir
El Fenómeno El Niño mostró sus efectos en la última campaña de la industria de la uva en Piura. El resultado de las variedades tradicionales versus las licenciadas fue dispar, mostrándose estas últimas más resistentes y productivas, a pesar del embate climatológico. En las siguientes páginas, protagonistas del panorama uvero norteño cuentan sus experiencias, donde algunas empresas ya vienen trabajando con nuevas variedades, mientras que otras están en camino de hacerlo, aunque se han topado con una importante limitante, y es que en algunos casos los cupos de algunas de las variedades más prometedoras están cerrados. Pero alternativas hay, por eso es que las empresas están convencidas de que esa es la ruta, más aún si es lo que demandan los supermercados internacionales.
2017 quedará marcado en la retina de los productores piuranos de uva de mesa. Exceso de precipitaciones y altas temperaturas fueron la detonante para que la industria de la uva de mesa sufriese una importante merma productiva la pasada campaña, que estuvo marcada por una pérdida de fertilidad en variedades tradicionales como Superior. Ese hecho ha sido el principal detonante para que las principales empresas norteñas hayan intensificado el recambio varietal en sus huertos, mientras que otras (las de tamaño más pequeño) estén reforzando la búsqueda entre los principales programas de mejoramiento genético que existen en el país, motivados por los malos resultados de la campaña.
Pero no todas sufrieron. Porque en 2017 las variedades nuevas tuvieron un comportamiento normal. Estas, que habían irrumpido hace cinco años, y como casi siempre ocurre, de forma tímida, han ido ganando un espacio en la industria, primero por cuestiones comerciales, como lo que ocurrió con Red Globe hace unas campañas, y luego, por temas netamente productivos, como lo que ocurrió en 2017.
Lo cierto es que a mediados del año pasado, según cifras de Provid, había 1,856 ha de nuevas variedades licenciadas, repartidas principalmente en 1,014 ha en Ica y 627 ha en Piura. El reto que tienen por delante los productores es lograr las producciones que en su día se lograron con Red Globe, para luego tratar de posicionar a esa nueva variedad en los mercados internacionales.
“En el norte, la primera variedad que se plantó fue Red Globe. Cuando el negocio de Red Globe se echó a perder, los productores optaron por Superior y Crimson. Y cuando la gente se dio cuenta de que la Superior y Crimson eran difíciles de manejar y no producían lo que se pensaba iban a producir, se empezó a buscar la manera más sencilla o segura de producir. Y esa respuesta la tienen, hoy, las variedades nuevas”, sostiene el asesor internacional, Leonardo Vercellino, que cuenta con más de 25 años de experiencia en fruticultura y trece años asesorando campos en Piura, pero también en Trujillo, Chiclayo, Motupe, Olmos e incluso en Ecuador.
Un tema no menor es, según Vercellino, que las variedades que se están produciendo en Piura, han sido obtenidas en EE UU o España, es decir, bajo condiciones climáticas muy diferentes a las de Piura y que, al instalarlas en campos norteños, su comportamiento ha sido totalmente diferente. “Es decir, todo lo que implica un manejo agronómico, funciona diferente”, precisa.
Los climas son distintos, incluso de Sullana a Piura, que están separadas solo por 60 km. “Hay que adaptarse, y esa adaptación, la verdad, es que aquí, en Piura, va a ser rápida… ¡Estamos obligados a que sea rápida porque aquí se planta y en solo catorce meses estamos cosechando!”, cuenta Vercellino. Se ha avanzado algo en el manejo de las nuevas variedades en algunas empresas grandes de la zona pero el grueso no está aún, a pesar de que algunas compañías de menor tamaño tienen las variedades en sus campos. Es complicado avanzar en ese sentido, porque si hay información del comportamiento de las nuevas variedades en tierras norteñas, esa información pocas veces (o casi nunca) es compartida.
EL RETO ESTÁ EN LA POSCOSECHA
Roberto Bezerra es asesor brasileño y trabaja con nueve empresas piuranas y dos en Chiclayo. Conoce en primera persona el trabajo que realizan los genetistas porque le ha tocado viajar a EE UU y España para conocer el comportamiento de las variedades en sus países de origen. “He trabajado con Sweet Globe, Sweet Celebration, Sugar Crisp, Sweet Saphire, Cotton Candy, en diversas empresas en Piura. Son variedades más productivas, eso es un hecho. Son variedades muy interesantes para Piura. Lo que pasa es que las condiciones en California, por ejemplo, son ideales para estas variedades, pues ahí no se necesita hacer mucho manejo agronómico para producir futa. Sin embargo, en Piura sí, porque el riego, las aplicaciones de agroquímicos y la nutrición deben ser perfectas. Al menos en Piura, no nos podemos dar el lujo de cometer errores”, advierte.
Pero también es cierto que la mayor preocupación en Piura respecto a las nuevas variedades, según Bezerra, tiene que ver con la poscosecha, con encontrar la fórmula para que la fruta no pierda sus características durante el viaje y llegue bien a destino. “Las pruebas que hemos hecho, básicamente, van en ese sentido, porque conseguir un buen diámetro, color, sabor, no es lo más difícil; lo más difícil es la poscosecha, porque son variedades que fueron desarrolladas pensando en el mercado nacional (EE UU). Cuando un programa de mejoramiento lanza una nueva variedad, lo hace pensando en su sabor, en su belleza, en su productividad, pero no se fija en la poscosecha. Por eso es que hay que ir ensayando”, refiere.
El interés existe. Quizás hoy más que nunca. Las empresas peruanas están inclinándose hacia las nuevas variedades licenciadas, sobre todo después del bajón productivo de la campaña de casi 48,700 toneladas, según muestra el gráfico 1.
Sin embargo, muchas de ellas se están encontrando con un gran ‘pero’ y es que los cupos para adquirir muchas de ellas, al menos en Perú, están cerrados, aunque también es cierto que cada año los diferentes programas lanzan otras variedades al mercado.
Pero, las nuevas variedades, ¿son una moda o una realidad? Vercellino habla de una moda impuesta por los supermercados internacionales, que piden, sobre todo, sabores y formas diferentes. “Tenemos que reinventarnos, tal como lo hicimos con las variedades tradicionales. El norte del Perú es algo totalmente distinto a todo lo que me ha tocado trabajar en todos mis años como asesor, porque recién estamos encontrando el manejo ideal para esta zona productora. ¿Qué va a pasar con estas nuevas variedades? Pongo un ejemplo: mayor producción, facilidad en los manejos, harto volumen, calibre fácil… Todo eso recuerda a Red Globe, ¿no es cierto? Listo, ahí lo tienen… La verdad es que lo que veo aquí es un negocio que se va a convertir en algo más complicado. Hoy, con las superficies que está habiendo en Perú de las variedades licenciadas, ya no estamos hablando de una ventana, tampoco de un nicho. Esto va a ser un “commodity”, pronostica y concluye.