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Crisantemos fuera de su hábitat que conquistan el mundo

Si bien las condiciones de la Sabana de Bogotá son muy distintas a Antioquia, departamento donde se produce la mayor parte de los crisantemos en Colombia, YASA se la ha jugado por la tecnología y los desarrollos propios para obtener flores con la mejor calidad de exportación. El desafío no es menor y, por ello es que han optado por incluir tecnología y herramientas de desarrollo propio.

12 de Agosto 2022 Equipo Redagrícola
Crisantemos fuera de su hábitat que conquistan el mundo

Por Ximena González V.    Fotos YASA

Producir crisantemos en la Sabana de Bogotá podía parecer una locura para el común de los mortales, pero no. Y es que esta flor, que es cultivada principalmente en Antioquia, entre 1.800 y 2.200 msnm, se ha adaptado a condiciones que, hasta ahora, le eran completamente diferentes. Una experiencia como esta la concretó YASA que, manejando de forma adecuada el cultivo, han podido obtener flores de excelente calidad y “con un desarrollo totalmente exponencial”, como afirma Cristiana Duque, gerente comercial de esta compañía. 

A diferencia de Antioquia, donde el clima más cálido permite que el ciclo del cultivo sea más corto, en la Sabana, al estar expuesto al frío, su desarrollo es más lento. “Esto nos ha favorecido y nos ha permitido lograr flores con tallos más gruesos, follaje más frondoso, un color más concentrado, más nítido y más brillante”, explica Duque. Así, por ejemplo, si en Antioquia el ciclo de los pompones es de nueve semanas y en los desbotonados de diez, en la Sabana el de los pompones se alarga de diez a doce semanas, mientas que en los desbotonados se tarda entre doce y trece semanas. 

LA TECNOLOGÍA HA SIDO FUNDAMENTAL PARA EL ADECUADO DESARROLLO DEL CULTIVO

CON OPCIONES DE CRECER. YASA cuenta con 14 hectáreas, de las cuales 10 están en producción y 4 están para futuras expansiones.

La fortaleza y especialidad de esta compañía nacida hace 17 años está en los desabotonados. Para lograr un producto de calidad, ha sido fundamental el uso de tecnología y el desarrollo de métodos propios. Duque destaca que para el adecuado desarrollo de la flor hacen uso de tecnologías de punta, sobre todo en la estructura de los invernaderos, cuya estructura metálica con apertura cenital, les ha permitido controlar mucho mejor la presencia de plagas y enfermedades. No solo eso, porque también pueden controlar la temperatura interior gracias al uso de sensores. Sin embargo, no todo es tecnología, porque también cuentan con trabajadores capacitados y comprometidos con el desarrollo de estas actividades agroindustriales. De igual forma, al ser el crisantemo un cultivo que requiere de iluminación, YASA desarrolló un sistema de luz especial que es controlada automáticamente por un computador. Igualmente, sus procesos son monitoreados bajo los estándares FLORVERDE, certificación que garantiza el buen manejo toda la parte ambiental, de responsabilidad social y empresarial, resalta la directiva.

Por otro lado, para hacer mejoramiento de procesos y obtener mayores rendimientos en algunas áreas, hacen uso de sistemas especiales computarizados y mecanizados. Así, por ejemplo, cuentan con una máquina con capacidad para sembrar unas 2.000 plántulas por hora, lo que agiliza este proceso, si es que se realizase de forma manual. 

Todos estos desarrollos han contribuido a disminuir o minimizar en un 80%, por ejemplo, el uso de la luz tradicional incandescente, incidiendo así en el mejoramiento del medioambiente y su vez aumentado su producción en un 30%. Según Duque han optado por la luz artificial debido a que la iluminación le favorece mucho a estos cultivos. “El crisantemo es una plata de día corto, por esta razón es necesario interrumpir la noche y no permitir que haya más de 6 horas de oscuridad continua”.

CONTROL Y MONITOREO EN TODO EL PROCESO 

En la compañía tienen claro que la calidad de la flor se logra controlando y monitoreando la totalidad del proceso. En ese sentido, Duque indica que la principal fortaleza de YASA está en que cuentan con un laboratorio propio de micropropagación donde realizan la selección del material vegetal que llevan a campo.  “Revisamos minuciosamente el material para evitar cualquier tipo de fitopatógenos y garantizar el material genético logrando el mejor exponencial de la flor. Es decir, si dentro del cultivo hay un tallo o una planta sobresaliente, esa planta se multiplica a partir de un meristemo y sus decendencias serán todas idénticas a la planta seleccionada”, explica la gerente, añadiendo que, desde ese momento, empiezan a garantizar una calidad superior.

Tras este proceso, se procede al manejo de la planta en campo, donde realizan todos los controles preventivos y manejos culturales como el proceso de desbotone, enmalle, corte, clasificación y proceso de empaque en la poscosecha. “Internamente, contamos con diferentes equipos de trabajo donde cada uno realiza una labor específica de acuerdo a la supervisión del director técnico, con todos los programas de manejo de fertilizantes y riego”, precisa sobre un manejo que incluye aplicaciones de fertilizantes muy programadas, donde usan fórmulas que son totalmente equilibradas en todo el cultivo. 

Además, y conscientes de desarrollar una floricultura amistosa con el medio ambiente, en YASA trabajan con productos de origen biológico. “Prácticamente el 90% del cultivo es orgánico, muchos de nuestros productos son extractos naturales. y al mismo tiempo manejamos un área de compostaje donde utilizamos la soca o los tallos, que los reincorporamos a través de un proceso de compostaje como materia orgánica para el siguiente cultivo con el fin de utilizar la menor cantidad de fertilizantes químicos”, explica Duque. 

ASPECTOS CLAVES PARA TENER UNA PRODUCCIÓN EXITOSA 

Para tener un cultivo exitoso la clave está en la disciplina, en hacer las labores culturales como se programan, con un seguimiento constante y una responsabilidad absoluta. “Hay que ver lo que refleja la planta, si se hacen las cosas mal, en los días siguientes esto se va a ver reflejado en el cultivo. Por eso, es clave la sensibilidad del personal sobre su trabajo, es fundamenta fidelizar a la gente para minimizar la rotación y que cada uno sepa exactamente qué es lo que debe hacer y cómo lo debe hacer para que la planta se desarrolle adecuadamente”, resalta. 

Entre las labores culturales que según Duque no se pueden dejar de lado está inicialmente la selección del material genético, una correcta siembra y un desbotone en el momento indicado. “Además, es clave un buen encanaste para que las plantas no se tuerzan, poner las mallas para cubrir los botones y que los pétalos no se maltraten. Luego, en la postcosecha es fundamental la hidratación y la cadena de frio, cuya temperatura ideal debe ser de 2°C”, resalta Duque, agregando que hay equipos de trabajo que hacen una revisión todos los días, cama por cama, planta por planta para evitar cualquier tipo de plaga o enfermedad tales como araña roja, pulgones, trips, minador de la hoja, mosca blanca, larvas defoliadoras y trozadoras, y de esta manera tener un cultivo totalmente sano. “Ese es el secreto, la calidad de la flor habla de una buena sanidad del cultivo”, puntualiza. 

Pero, ¿cómo se refleja esa calidad en un crisantemo? De acuerdo con Cristina Duque, la calidad de la flor parte desde la selección del material vegetal. “Todo nace y viene desde el laboratorio”, afirma. “Cuando se hace una buena selección de material, ahí se saca un magnífico tallo”. Y esa calidad se ve reflejada en el diámetro del botón, que debe ser superior a 8 cm. Asimismo, el peso del tallo debe estar por encima de los 70 gramos, la flor debe tener una vigorosidad casi que al 90% o al 100%, el follaje debe ser grande, frondoso y de un verde intenso y, en general, la flor no debe tener ningún tipo de daño ni problema fitosanitario.

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