“Si colocamos la misma cantidad de frutos no cambia la producción ni la eficiencia”
Pasar de un huerto tradicional a uno peatonal en una plantación de duraznos conserveros no significa una merma productiva. Así, lo comprobó un equipo de investigadores liderado por el ingeniero agrónomo Gabino Reginato, determinando que los niveles de producción bruta se mantienen, mientras que la eficiencia en la cosecha incluso se triplicó cuando los árboles se rebajaron de 3,5 m a 2,8 m. El desafío es comprobar qué ocurre cuando se baja la altura 2,5 m, la que, según los especialistas, sería el óptimo en un durazno conservero.
Los investigadores de la Universidad de Chile han concentrado su trabajo en huertos de duraznos conserveros, centrándose en aumentar el número de brazos, aunque cada brazo debe ser más pequeño que los que se dejan en un huerto tradicional. “Eso significa que si en una plantación tradicional se dejan 2.000 ejes/ha, en este caso dejaremos unos 4.000 ejes/ha, porque de esa manera se puede aprovechar bien el espacio. Sin embargo, para lograrlo debemos tener árboles de baja altura. Por eso iniciamos la experiencia de rebajar el tamaño de los árboles y hemos visto que productivamente tienen un comportamiento similar a los árboles de un huerto tradicional. Donde sí debemos tener cuidado es con la regulación de la carga a través del raleo, porque al bajar el vaso debemos dejar suficientes elementos productivos para que nos permita colocar el mismo número de frutos. Si lo logramos hacer en árboles más pequeños, las producciones son similares”, explica Gabino Reginato, investigador de la Universidad de Chile.
Al rebajar el árbol, los tiempos de cosecha disminuyen y la eficiencia de la cosecha aumenta. Así lo demuestran los resultados obtenidos por los investigadores, aunque Reginato hace una salvedad: “Habría esperado mejoras más sustanciales”. Los resultados han sido positivos, porque lograron duplicar e incluso triplicar la eficiencia al momento de la recolección, al trabajar sólo desde el suelo. En otra experiencia rebajamos los árboles de 3,5 m a 3 m y después a 2,8 m. “Si bien bajamos la altura, los trabajadores siguen requiriendo escalera. Si no logramos eliminar la escalera la reducción no será tan sustancial. Ésta se produce cuando se elimina la escalera y sólo así se logra aumentar la eficiencia en la cosecha”, explica. Para conseguirlo, se requiere que la altura de los árboles no sea mayor de 2,5 m. “Igualmente requerirá un soporte, pero ya no será una escalera, sino una banqueta y sólo bastará que el trabajador suba un peldaño”, subraya.
Los expertos demostraron además que en un huerto peatonal la producción bruta no sufre grandes cambios entre un árbol de 3,5 m y otro de 2,8 m, pues éstos llegar a interceptar la misma cantidad de luz. Entonces, “si logramos colocar los mismos frutos no cambia la producción ni la eficiencia productiva del huerto. El punto está en que dejar el mismo número de ramillas para colocar el mismo número de frutos. Entonces, necesariamente la poda debe quedar más poblada de ramillas”, explica Reginato.
Todos los trabajos los han desarrollado en huertos comerciales de duraznos conserveros de la Región de O’Higgins. “A medida que los productores han visto los resultados de nuestros ensayos han adoptado la tecnología”, afirma. Si bien aún están en una fase de prueba, la transferencia tecnológica ha permitido que los propios agricultores tomen la decisión de cambiar o no hacia un huerto peatonal. Reginato recuerda el caso de un agricultor que asistió a una de sus charlas y sin ayuda se embarcó en la decisión de transformar su huerto, rebajando sus árboles 50 cm, logró reducir de inmediato el costo de la mano de obra en cosecha en un 30%.
MECANIZACIÓN: NO DETECTARON UNA MEJORA IMPORTANTE
La mecanización puede ser importante, pero en las pruebas que han realizado no han encontrado un cambio sustancial de la eficiencia de la mano de obra al momento de cosechar sobre una plataforma, “pero sí podríamos disponer de más personal porque hay personas mayores y jóvenes que no están dispuestos a subirse a una escalera, pero sí a una plataforma”, aventura el especialista.
La mecanización también ha incluido el raleo de flores y frutos. Para el raleo mecánico de flores han trabajado con productores, usando la máquina Darwin, logrando resultados positivos, pero no del todo satisfactorios para los responsables del proyecto. “El grado de reducción de carga no fue el que esperábamos. Si bien obtuvimos poco más del 30%, buscábamos un 50%. Creemos que para conseguirlo se debiera modificar mejor el árbol, es decir, orientando y modificando la poda para lograr una mejor reducción de flores. Y eso ocurre porque los árboles no han sido plantados y podados para que los raleos mecánicos sean lo más efectivos posible”, explica Reginato; “las ramillas se ralean mejor si están paralelas al suelo y orientadas hacia afuera del árbol”.
Pero, ¿se puede hacer un raleo mecánico en un huerto pedestre? “Tal vez no, porque un huerto pedestre está pensado para aumentar el número de brazos y tendríamos que hacer una conducción muy buena para poder incorporar la máquina. Pero sí podríamos hacer un raleo manual desde el suelo”, afirma el experto. Los investigadores también han realizado ensayos de remoción mecánica de frutos con golpes, “pero debemos esperar para realizar el raleo mecánico, y encontramos que si es una variedad que carga mucha fruta al inicio, cuando eso ocurre ya tenemos una pérdida de producción por haber retrasado ese raleo. El raleo mecánico lo vemos como una solución para árboles que no tienen una carga excesiva y que requieran un raleo menos intenso. Por ejemplo, en una variedad que cuaje mucho, lo que deberíamos hacer es un raleo de flores y reducir la cantidad inicial de frutos pensando en un raleo mecánico posterior por medio de varillas, así dejamos una cantidad de frutos reducida, que no signifique un gran detrimento si debemos esperar a un raleo mecánico. Con esas combinaciones podríamos reducir la cantidad de frutos sin provocar un daño mayor en producción”, continúa.
Asimismo, han trabajado con raleo químico. Esta temporada hicieron los primeros ensayos en duraznos y anteriormente los habían hecho en ciruelos, “con resultados auspiciosos”, según Reginato. “Lamentablemente esta primavera no fue muy buena para la ciruela japonesa, con lluvia y frío en floración y no hubo las condiciones para hacer raleo químico. Hay una ventana de investigación interesante en esta área”, afirma.
La poda es otra tarea en que, si se logra cambiar la forma en que se está haciendo hoy, podría ser una ayuda para reducir el costo de la mano de obra. Según Reginato, para lograr que la poda sea más efectiva habría que hacerla desde abajo. “Es la mejor forma para poder quitar la escalera”, apunta. El resto es poda de detalle. “Si nuestra intención es realizar un raleo mecánico en flor, la poda debe ser hecha para que se realice un buen raleo mecánico, porque cuando hay un brazo hacia la hilera, la máquina del tipo Darwin ralea mejor aquellas ramillas que están afuera de la calle y aquellas que están horizontales. Si quisiésemos ahondar en ello, hay que trabajar la poda”, explica.
LA OPINIÓN DE LOS COSECHEROS
Tanto investigadores como agricultores tienen mucho que decir y hacer para lograr reducir los costos de la mano de obra. Sin embargo, los propios trabajadores, muchas veces no considerados, también tienen opinión. Por ello es que los especialistas de la Universidad de Chile les preguntaron su parecer respecto de la mecanización. Entre una escalera y una plataforma, el 100% de los cosechadores encuestados manifestó una opinión positiva hacia la plataforma, calificándola de más segura, menos cansadora y más productiva; aunque hicieron algunas recomendaciones: debiese tener un toldo para proteger del sol, incluir agua para que el trabajador beba en la máquina e incluir un ventilador o aire acondicionado.
Aunque aún es tímido, hay interés entre los productores de duraznos conserveros por reconvertir sus huertos tradicionales. Pero no hay que olvidar que son productores de duraznos conserveros. Entonces, en este caso, la pregunta más obvia es si volvería a plantar durazno conservero. Probablemente un alto porcentaje responderá que no y que preferiría plantar cereza o nogal, que son más rentables. “Pero si efectivamente plantaran de nuevo un huerto de durazno conservero, harían un huerto peatonal”, subraya el especialista. Tienen la intención de rebajar los árboles, sí, pero deben superar la timidez. “Ya vieron los resultados hasta 2,8 m y ha habido cambios entre los productores. Nuestra propuesta actual es rebajarlos hasta 2,5 m. Hicimos los ensayos pero aún no tenemos los resultados. En caso de que éstos fuesen satisfactorios, probablemente incorporarán un rebaje más intenso, porque hacia allá va el futuro si la intención es reducir la mano de obra”, finaliza Reginato.