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Recomendaciones para el programa fitosanitario

Claves para la identificación y control de las especies de chanchito blanco en uva de mesa

Uno de los problemas fitosanitarios al que está expuesto la uva de mesa es el vinculado al control del chanchito blanco. Estos insectos causan daños cosméticos en la fruta, y a su vez pueden derivar en altas tasas de rechazo en los mercados de destino. La Dra. Karina Buzzetti, destaca la importancia de una correcta identificación de las especies de chanchitos blancos; así como la necesidad de diseñar una estrategia de un manejo integral que considere el uso de controladores biológicos, tales como el parasitoide Anagyrus pseudococci o el depredador Cryptolaemus mostrouzieri.

04 de Agosto 2021 Equipo Redagrícola
Claves para la identificación y control de las especies de chanchito blanco en uva de mesa

Miriam Romainville Izaguirre

Dra. Karina Buzzetti, directora de Investigación de la consultora Agri Development Ltda.

Uno de los principales retos que enfrentan los productores de uva de mesa para realizar un adecuado manejo del chanchito blanco está vinculado a su identificación en estados inmaduros. En un campo pueden convivir diferentes especies de esta plaga, cada una de ellas con distintos tipos de secreción ostiolar, número de filamentos marginales y color del cuerpo. Solo en Chile se han identificado al menos 7 especies que afectan los frutales, mientras en el caso peruano se han citado al menos cuatro, siendo Planococcus ficus la más predominante.

Aunque esta especie es aparentemente inofensiva, teniendo en cuenta que miden alrededor de 3 a 4 mm, una identificación errada puede llegar a deteriorar el valor comercial de la uva de mesa y generar altas tasas de rechazo cuarentenario. “Hay algunas identificaciones erróneas. En Ica se había identificado Pseudococcus viburni y se estaba manejando el problema como si correspondiera a dicha especie, cuando en realidad se trataba de Planococcus”, señala la Dra. Karina Buzzetti, directora de Investigación de la consultora Agri Development Ltda, en el marco del Curso de Actualización en Manejo Fitosanitario de Uva de Mesa en Perú, organizado por Redagrícola.

En el Perú existen condiciones que pueden llegar a ser favorables para el chanchito blanco, ya que a diferencia de Chile no existe un marcado invierno con frío extremo que indique a las plagas y al cultivo la entrada en receso. Esto permite que el desarrollo de la plaga sea continuo, que se registren entre 8 y 11 generaciones durante todo el año según la zona productiva y que se dé mucho traslape de poblaciones, lo que complica el manejo de la plaga. “En un mismo momento puede que encontremos conviviendo ninfas de distintos estados, tanto de la primera como de la segunda generación”, manifiesta la Dra. Buzzetti.

Adicionalmente, se pueden generar condiciones de manejo que favorezcan que la población del chanchito blanco se concentre en parte de los tejidos que constituyen el cuerpo de las plantas. Por ejemplo, cuando se hace el anillado.

UN PASO CLAVE: LA IDENTIFICACIÓN

Uno de los principales retos que tiene la industria de uva de mesa es realizar una correcta identificación de las especies de chanchito blanco, que en general presentan un cuerpo blando, simétrico y ceroso, marcado por un dimorfismo sexual en el estado adulto en el cual los machos son generalmente macrópteros y las hembras ápteras. Saber cuáles son exactamente las especies de plagas que atacan el campo es fundamental. “Se debe tener claro si existe más de una especie de chanchito blanco en el huerto, para así orientar las herramientas de control a la población dominante”, afirma la especialista.

Chanchitos blancos: macho (arriba) y hembra (abajo). ¬Fuente: Dr. Roberto González.

La identificación permitirá establecer adecuadamente un plan monitoreo y posterior manejo, ya que existen ciertos comportamientos esperables de acuerdo a la o las  especie(s) involucradas, por ejemplo, el género Planococcus se caracteriza por presentar mayor desarrollo de ninfas en follaje.  Al tener una mejor aproximación a la taxonomía de cada especie, el productor de uva de mesa podrá realizar un mejor diseño de la estrategia de control.

De acuerdo con un estudio del ingeniero agrónomo Dr. Roberto González Rodríguez (Q.E.P.D.), recogido por la Dra. Buzzetti, se puede identificar nueve especies de chanchitos blancos bajo una caracterización macroscópica. Estas son Phenacoccus parvus, Ferrisia meridionalis, Pseudococcus longispinus, Pseudococcus viburni, Pseudococcus calceolariae, Planococcus citri, Planococcus ficus, Pseudococcus cribata y Pseudococcus meridionalis rubigena). Las diferencias que existen en dicho contexto entre especies tienen que ver con la cantidad de setas laterales, las distintas tonalidades de la secreción ostiolar, el color del cuerpo y la proporción entre los filamentos caudales y el largo del cuerpo de los ejemplares adultos; pero también, existen diferencias prácticas como los hábitos de colonización. Algunos van a partir muy temprano yendo hacia la fruta. A otros les gusta más quedarse en el tronco.

Cuadro 1. Clasificación de chanchito blanco por especies.

“Hay hábitos de colonización que hacen que se generen falsas alarmas. En Chile hay especies locales que tienden a migrar hacia el follaje, hacia al racimo en la precosecha, pero cuando llega la madurez tienden a retroceder hacia el tronco. Entonces se genera un error en el plan de control, ya que se gasta mucho dinero en intentar controlar la plaga, pero ésta naturalmente tiende a volver a esconderse en el momento de la cosecha. Ahí debemos tener muy claro el tema de monitoreo y de identificación”, explica.

Asimismo, habrá algunas especies que se caracterizan por presentar constantemente colonización de las raíces de distintos cultivos. “Eso significa que constantemente tendremos una potencial reinfestación del cultivo. Por ejemplo, si tenemos huertos con maleza o si se utiliza el concepto de cobertura verde entre hilera, para lograr mejorar la estructura del suelo. Ese sustrato verde en el fondo es un sustrato para el desarrollo del chanchito blanco”, anota.

La experta detalla que en el Perú las únicas especies citadas son Planococcus citri, Planococcus ficus y Phenacoccus peruvianus. Sin embargo, en nuestro país existirían más especies de chanchito blanco, tales como Pseudococcus longispinus. “En el Perú hay muchas especies que tal vez no se las ha descrito correctamente, eso juega en contra cuando queremos hacer un plan de manejo”, comenta la Dra. Buzzetti. A la par, no se ha proseguido con las investigaciones respecto a las diversas especies de chanchito blanco.

De entre todas las especies destaca Planococcus ficus, que además de atacar a la uva de mesa, perjudica a otros frutales como el mango, el palto y el granado. Se trata de insectos hemimetábolos con ciclo diferenciado hembra/macho. “Atraviesan por los estados de huevo, ninfa, pasando por dos estados intermedios en el caso del macho y adulto. El macho tiene alas en el estado adulto”, explica la especialista, tras reiterar que, en el Perú, debido a que la actividad del floema es constante, esta plaga está presente durante todo el año.

Cuadro 2. Otros nombres para la especie Planococcus ficus.

Esta especie está presente en Perú, Brasil, Israel, Argentina, Chile, California, México y Sudáfrica. Planococcus ficus puede llegar a ocasionar pérdidas económicas relevantes de la producción. De otro lado, la experta agrega que habrá periodos cortos en los que esta especie estará expuesta parcialmente a controladores biológicos como Chrysoperla carnea y Cryptolaemus montrouzieri.

Planococcus ficus suele convivir con Planococcus citri, que tiene como hospederos a frutales al limón, naranjo, chirimoyo, níspero y la vid. Asimismo, Planococcus citri tiene como hospederos no frutales a algunas palmeras; a laougainvillea, Philodendron, Amaryllis, entre otros. La experta agrega que en la medida en que se aumenten las plantaciones de diversos tipos de frutales, se podría reportar en el futuro la presencia accidental de ambas especies en nuevos sustratos. “No me extrañaría que en arándanos estemos hablando de Planococcus citri o Planococcus ficus debido a contaminaciones cruzadas”, advierte.

Planococcus citri tiene filamentos para caudales gruesos, más largos que los marginales

ESTRATEGIAS DE CONTROL PASA POR UNA MIRADA INTEGRAL

Al momento de realizar el diseño del programa fitosanitario se debe considerar el estado de la plaga que sean objetivos de control, la ubicación de la población obtenida vía monitoreo, la categoría (secundaria o cuarentenaria), registro vigente de los insecticidas, tolerancias, mecanismos y modo de acción. A la hora de evaluar la categoría de la plaga se deberá evaluar también el nivel del daño económico. El objetivo es conocer si aquella categoría de plaga ¿está generando un daño cosmético? ¿genera deformación? ¿en qué situación de requisito fitosanitario está la plaga?.

Son varias las especies de chanchitos blancos reportadas en el país, por lo que es clave la correcta identificación.

Es importante a su vez realizar un diagnóstico del terreno, que considere la descripción del entorno (malezas u otros hospederos), clima y condición del suelo. “Tenemos que ver si el entorno tiene malezas u hospederos alternativos. Muchas veces hay jardines orientados a mejorar la calidad del entorno con ornamentales, pero sin querer estamos introduciendo especies que no estaban en esa zona geográfica que corresponden a sustratos alternativos de los insectos. Si la gente bota restos de fruta o de tejido orgánico infestado en el huerto se liberan también algunos ejemplares que eventualmente migrarán al cultivo”, indica la experta. También es necesario que se evalúe los manejos culturales.

En el diseño del programa fitosanitario para el manejo del chanchito blanco también se debe considerar la presencia de trips, polillas y mosquitos, entre otros insectos. “El chanchito blanco va a convivir con distintas plagas, como las polillas. Ahí, por ejemplo, al emplear la clasificación IRAC debemos considerar que el ingrediente activo acetamiprid tiene la función de controlar chanchitos blancos y polillas.  Entonces lo voy a orientar acá, donde puedo controlar ambas plagas, pero lo voy a alternar con otros dos mecanismos de acción”, ejemplifica.

Descripción de la colonización del chanchito blanco que ataca desde brotes, pedúnculos (3), racimos (1), base de cargadores y hojas (envés) (4). Incluso rajo ritidoma y herida de anillado (2).

La experta recomienda la combinación de productos sistémicos y de contacto para el manejo del chanchito blanco. La idea es que se cuente en el diseño del manejo con una gama de productos multipropósitos e ir rotando tales mecanismos. “Se recomienda que se haga alternancia de mecanismos de acción. También, por ejemplo, si bien un Spirotetramato y  Buprofezin no tienen el mismo grupo químico, la lógica es no emplearlos en bloque porque ambos son reguladores de crecimiento. Están orientado a control de ninfas, de estados juveniles del chancho blanco. Eventualmente al ser empleados en bloque los dos solo van a controlar ninfas y se nos va a ir quedando sin tratar una parte de la población importante, que luego pueden avanzar al follaje o directamente en los frutos”, dice.

Tener en cuenta la resistencia

La resistencia es definida como un cambio heredable en la sensibilidad de una población de una plaga que se refleja en repetidos fallos de eficacia de un producto, al ser usado de acuerdo con las recomendaciones de la etiqueta para esa plaga. Puede clasificarse en cuatro tipos: resistencia por cambios en el comportamiento de la plaga; resistencia a la penetración de algunos compuestos; resistencia por sitio insensible y resistencia metabólica.  También se puede hablar de resistencia simple, cruzada o múltiple, pudiendo coexistir distintas clasificaciones, por ejemplo, “Podría haber una resistencia a la penetración y a su vez una metabólica actuando sobre uno o más compuestos”, detalla la Dra. Buzzetti.

La experta agrega que los factores biológicos, operacionales y genéticos pueden influir en la evolución de la resistencia. “Dentro de los factores operacionales, es determinante que la aplicación logre una adecuada cobertura de la población de chanchitos blancos objetivo de control, por ejemplo, con un insecticida de contacto regulador de crecimiento dirigido a las ninfas”. “La subexposición genera riesgos de selección de la población menos sensible de la plaga, lo que, si se mantiene de manera reiterada, arriesga posibles consecuencias no sólo en el mal control, sino en futuras fallas de ese y otros compuestos” enfatiza.

Los productos sistémicos destacan porque en su mayoría poseen movimiento xilemático (ascendente), a salvedad de spirotetramato que es ambimóvil. En tanto, los productos de contacto son útiles sobre individuos expuestos en follaje a inicios del desarrollo del cultivo (metomilo, diazinon, phosmet). “Lo ideal no es solo alternar los mecanismos de acción, sino también en el fondo implementarlos de manera que podamos ir controlando los distintos estados de la plaga que estén presentes. Por eso nunca hay una receta única como tal”, sostiene.

La experta sugiere que complemente la estrategia con el uso de controladores biológicos.  Tanto los depredadores como el parasitoide forman parte de las opciones que tiene el agricultor para optar por un control biológico. Si bien no hay una fórmula exacta para su aplicación, se recomienda liberar 20,000 huevos/ha de Chrysopas o 1,000 adultos/ha de Cryptolemus. Como parasitoide, se sugiere liberar 10,000 ejemplares/ha de Anagyrus pseudococci. El principal reto que enfrentan los productores a la hora de liberar los parasitoides es asegurar que se cuente con la cantidad necesaria para equilibrar la población de plaga disponible.

Para facilitar el manejo del chanchito blanco, la experta sugiere el uso de surfactantes y de coadyuvantes. Normalmente existen limitantes si se trabaja con insectos en un estado de desarrollo más avanzado. “Una ninfa de segundo o tercer estado tiene el cuerpo cubierto de cera”, comenta y añade que, lo primero que se busca es tratar de lavar y remover esa cubierta cerosa con jabón —potásicos, saponinas, distintos tipos de compuestos—, incluso los surfactantes ayudan. De ahí recién se hace la liberación de parasitoides.

Buzzetti recalca que el manejo fitosanitario debe ser integral. “A veces algunas cosas que hacemos para controlar enfermedades, como usar un producto biológico a base de levadura, termina siendo bueno para un control de enfermedades, pero puede ser eventualmente atractivo para una plaga, quizás una mosca que ataque el frutal. Yo no necesariamente voy a descartar el uso de esa levadura, sino más bien lo voy a complementar con insecticida o lo voy a utilizar en un periodo donde no juegue en contra”, resalta.

RETOS PARA CONSIDERAR EN EL MANEJO

Perú como país exportador debe cumplir simultáneamente con los distintos criterios de los mercados importadores, muchos de los cuales dan prioridad a no tener residuos de plaguicidas. “Si quieren orientarse a Europa, es complejo en términos de residuos permitidos. No solo por las tolerancias o límites máximos de residuos (LMR) como tal, sino por las limitantes pararancelarias de recibidores particulares a la cantidad de ingredientes activos presentes en la fruta”, expresa y añade: “Lo cierto es que aún no se conocen los efectos posibles en la salud humana respecto a posibles interacciones entre distintos compuestos químicos presentes en la dieta, dentro de ellos, los plaguicidas. Ese cuestionamiento es lo que está gatillando que hoy necesitemos bajar la cantidad de residuos detectados, independientemente que cumplamos con los LMR”.

Por ejemplo, The Rapid Alert System for Food and Feed el año 2015 reportaba que, sobre un muestreo de 166 muestras de uva de mesa chilena, fue posible detectar 16 residuos, tales como Azoxystrobin; Boscalid; Clorantraniliprole; Cyprodinil; Difenoconazole; Fenhexamid; Fludioxonil; Imidacloprid; Indoxacarb; Iprodione; Metomil; Metoxifenozide; Pyraclostrobin; Pyrimetanil; Tebuconazole y Trifloxystrobin. Por eso una alternativa que se plantea actualmente con gran interés en los programas, tanto de manejo de enfermedades como plagas, es el uso de productos que estén libres de residuos o bien, a “productos que apunten a una rápida degradación”, destaca.

Tratamientos de insecticidas de contacto deben ser utilizados a inicios del ciclo de producción, después de poda de renovación.

Cada vez que en la UE se detectan alimentos que representan un riesgo para el mercado interno, se generan notificaciones de alerta que son comunicadas por los estados miembros, que inician acciones de retiro de la mercadería. “La acción inmediata muchas veces no es retirar, sino tener una formalización de parte de quien envía esa fruta. Se pide a quien envía la fruta una justificación de por qué se llegó a usar ese producto. En algunos casos sí se da la condición de destrucción de la mercadería, lo que queda a costo de quien envía la fruta”, explica.

De otro lado, la experta hace el llamado a no utilizar productos no registrados, o sin mayor trazabilidad en su origen o fabricación. Con eso, asegura la experta, se está poniendo en riesgo la seguridad interna, “tanto toxicológica para el consumidor, como el prestigio de cara al recibidor”, finaliza.

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