Cantidad, calidad y a bajo costo
Hace una década, los terrenos de Piura eran el paraíso donde instalar un huerto de uva de mesa. De la mano de la Red Globe se abrió un negocio muy rentable, gracias a que el clima les permitía a los productores llegar con los mejores precios a EE UU, antes que Ica y después de la campaña californiana. Una mirada actual de los propios actores da cuenta de que cada vez es más estrecha esa ventana comercial, lo que se traduce en menores precios. A ello se suma que el clima puede jugar (bastante) en contra y que la calidad es una exigencia que crece cada año, debido a la ruda competencia mundial. El reto para no perder competitividad pasa por producir más, a una mejor calidad y a un menor costo; tres ingredientes de una receta que aún está en proceso de elaboración.
Marienella Ortiz
“Cada año se pone más complejo este negocio”, reflexiona Francisco Moraga, gerente general de la empresa agrícola San José y de Provid Norte – gremio uvero recientemente conformado-. A lo que se refiere es al nuevo escenario adverso que deben enfrentar los productores piuranos de uva tanto a nivel comercial, productivo y climatológico; y que pone en situación vulnerable a aquellos que no logren elevar su eficiencia, mejorar calidad y tener una economía de escala con un mayor control de todo el proceso productivo: desde el campo hasta la poscosecha de la fruta.
Y es que los últimos años no han sido los mejores. Pasaron de tres años de sequías a un año de lluvias intensas, producidas por Fenómeno El Niño en el 2017; mientras que hoy prevén un año de baja luminosidad que podría afectar la etapa formativa del parrón y, con ello, la fertilidad del cultivo. Cada año aparecen nuevas enfermedades y plagas que se deben incluir en los programas de control sanitario. Así, el panorama es muy distinto a lo que era hace una década. Igualmente, quedaron atrás los años en que podían recibir por una caja de uvas más de US$40; de hecho, hoy el precio camina a menos de la mitad, si hablamos de promedios. La fruta californiana ha extendido su presencia en el calendario comercial, gracias al desarrollo genético de nuevas variedades, superponiéndose a la uva piurana que hace unas campañas atrás llegaba a EE UU los últimos meses del año e inicios de enero, sin competencia alguna.
En la campaña 2018/19 la superficie de uva de mesa en Piura llegó a las 6,554 ha, un 20% más que en la campaña pasada, con un 60% del área plantada dedicada a Red Globe. Si bien se prevé que esa área se mantendrá, existe la convicción de diseñar planes de reconversión, renovando variedades tradicionales por aquellas licenciadas, sobre todo porque estas últimas han demostrado mayor fertilidad y mejores resultados de calidad a la hora de enfrentar los problemas climáticos recurrentes en Piura.
Un escenario más adverso enfrentan los pequeños y medianos productores, que han comenzado a salirse del negocio, sobre todo aquellos que tienen campos de menos de 100 o 150 ha, porque los volúmenes producidos no justifican la inversión en una planta empacadora propia. “A estos productores les va a ser muy difícil subsistir. Si no diluyes, no hay economía de escala, todo se va cuesta arriba. Hacer un packing es muy caro y tomar el servicio en terceros te resta ingresos en una época en que los precios bajaron. Esta es una realidad más presente en Piura, debido a los mayores costos de producción que Ica”, indica Moraga.
Alejandro Carvajal, gerente general Agrícola Fegurri, calcula que quien terceriza el servicio del packing tiene un sobrecosto de 10 o 12%. Sin embargo, el problema mayor es que no existen tantas empresas que ofrezcan el servicio de empaque y la fruta puede no conectarse a la cadena de frío tan rápidamente tras ser cosechada, restándole calidad. “Como veo las cosas, el mercado se va a regular y se quedarán las empresas más grandes. Además, la uva de mesa es un cultivo costoso y aún observo que hay problemas de manejo, de errores que te pasan la factura con una fruta que no tiene las condiciones que exigen los mercados. En ese aprendizaje muchos van a quedar igualmente fuera”, advierte tras detallar que existen problemas en nutrición (uso incorrecto de NPK y correctores), un mal manejo en la tecnología de las aplicaciones (falta de calibración de boquillas, velocidad de tractor, horarios de aplicación) o problemas en poscosecha (demoras en el embalaje de la fruta, tema importante en un clima como el piurano).
SÍ O SÍ, HAY QUE REDUCIR LOS COSTOS PRODUCTIVOS
No son pocos los que están revisando sus costos de producción. “Es necesario producir más cajas y que éstas sean más baratas. La imagen de hace unos diez años atrás de que éste era un negocio sin límites y que era fácil hincharse los bolsillos, ha cambiado. Ahora debemos ser muy eficientes, controlar bien todos los costos, produciendo cantidad y calidad. Esos elementos son súper importantes”, sostiene Moraga.
Los pasos para lograr ese objetivo sin restar calidad a la fruta aún no están claros para la mayoría. Lo que complica la operación en Piura, a nivel de costos es que requieren de una doble poda: una al terminar la cosecha, que es para formar los cargadores de la fruta y otra a los 180 días posteriores. Pero esto significa un doble gasto, tanto en personal como en aplicaciones de agroquímicos y fertilizantes, así como del riego. La poda siempre es arrancar un ciclo de cero y, por ello, el control sanitario es más intenso. Tal es así que la diferencia en el costo de producción entre Ica y Piura fluctúa entre los US$8,000 a US$10,000, solo por esta doble poda. “Por ende, los ahorros no vendrán por una reducción de los presupuestos de fertilizantes y agroquímicos”, deja en claro Alejandro Carvajal. En la poda de formación la inversión que realizan es de US$13,000/ha y, para la siguiente, calcula que son unos US$18,000/ha. “En general, en el plan sanitario es difícil hacer ahorros, sobre todo, porque estamos en una zona tropical con condiciones de temperatura para ataques de hongos y ciclos reproductivos de insectos, mucho más acelerados que en otras zonas con climas más templados”, precisa.
La expectativa, según Moraga, es que a futuro se encuentre el camino para manejar una sola poda en el caso de algunas variedades licenciadas, sobre todo en aquellas de mayor fertilidad. De hecho, en San José están haciendo permanentemente investigaciones sobre este tema, aunque por ahora esas evaluaciones previas no ha dado buenos resultados, porque con una sola poda la planta se termina estresando y dando pie al ataque de plagas y enfermedades.
Más que bajar costo por hectárea, Carvajal opina que hay que bajar costo por kilo producido. Aunque parezca un juego de palabras, el camino es diferente: “En un primer escenario puedes gastar US$20,000 y producir 16 toneladas, mientras que en un segundo, puedes gastar US$20,000 y producir 24 toneladas. Lo que debemos hacer es trabajar el tema de rendimientos”, recomienda y señala con el dedo uno de los muros de su oficina donde se lee en un cartel ‘Ahorro de Costos’. Para ello, una de las tareas que se ha emprendido en Fegurri es mejorar la capacitación de la mano de obra. “Esta es una industria relativamente joven en Piura y la gente no termina de aprender. La planta crece 5 cm al día, es un crecimiento muy rápido y exige muchas labores en el campo”, dice.
SER EFICIENTES PARA BUSCAR LA CALIDAD
En el camino de reducir costos, Fegurri ha eliminado algunas labores culturales que permiten obtener una fruta estéticamente perfecta para centrarse en las que permiten elevar la calidad de la misma. “No hablamos de labores de poda, amarrado de brote, raleo y cosecha, sino de aquellas labores para que la planta se vea bonita u ordenada. Estamos eliminando un 20% de las labores relacionadas al deshoje, desbrote, despunte y despampanado. En todo caso, entrar una sola vez al campo para esas labores, y no dos o tres veces”, explica el gerente general.
Hace dos años, comenta Carvajal, con los precios que figuraban en los mercados, la producción ideal era de 2.500 cajas/ha, pero con esos rendimientos el negocio ya no es rentable, si se toma en cuenta el encarecimiento de los jornales y del aumento de las aplicaciones de agroquímicos, en este nuevo escenario de una mayor presencia de plagas y enfermedades. Solo en agroquímicos y fertilizantes se destina el 20% del presupuesto por campaña y, en mano de obra es 35%.
Así, hoy el negocio será posible para quienes tengan rendimientos de 3,000 cajas/ ha en las varidades tradicionales y de 3,500 cajas/ha en las licenciadas, como mínimo. En esa tarea de elevar rendimientos, los productores también tienen claro que el recambio a variedades licenciadas que son más fértiles es casi una obligación.
COMPORTAMIENTO DE LAS VARIEDADES LICENCIADAS Y TRADICIONALES
En este recambio varietal, las variedades licenciadas se adaptaron bien a las condiciones de Piura, así opina el asesor Roberto Bezerra. Desde el 2014, cuando arribaron las primeras ‘seedless’ de la mano de los programas de mejoramiento de IFG, SNFL y Sunworld, se han incorporado otras como las Arra y, más recientemente las del programa español ITUM, que San José está probando en campo.
Hoy, media docena de variedades (Sweet Globe, Sweet Celebration, Jack’s Salute, Sable, Autumn Crisp, Allison Ivory y Timco) se han ido consolidando y expresando su alta fertilidad con escasos problemas en poscosecha. Se trata de variedades con mejores sabores y formas, con grados Brix superiores, con calibres más grandes, más crujientes y buenas viajeras. En la campaña que acaba de finalizar, campos de Piura estaban expectantes a los resultados comerciales de Sweet Sapphire, que había logrado buenas productividades en Piura.
“Si no entramos en esta renovación se complicará mucho el panorama, mas aún cuando en Piura es más complejo producir y comercializar, luego del fin de la ventana comercial en EE UU. Lo que vimos en la última campaña se va a mantener en el tiempo: más producción de fruta propia en EE UU. Algunos dicen que Donald Trump tuvo el conflicto comercial con China y no exportó su uva a ese país, pero los volúmenes que envía usualmente no guardan relación con el tremendo stock que hubo en el país”, comenta el asesor.
EL RETO DE TENER UNA VARIEDAD QUE GUSTE A TODOS LOS MERCADOS
Si hace dos años atrás se buscaba fruta que fuera bien aceptadas en color, forma o gusto en el mercado norteamericano, porque era el mercado objetivo, hoy día eso tendrá que repensarse, apunta el consultor. “Ahora hay que escoger variedades que gusten en otros mercados: Europa, Asia, India. Estas variedades deberán viajar de 30 a 35 días. Antes pensábamos en variedades que viajen bien 20 días, pero eso hoy ya no sirve. Por ejemplo, Sweet globe, Sweet Celebracion, Allison y Timco; son algunas de variedades más viajeras”, afirma Bezerra.
El escenario aumenta el riesgo que de por sí significa la elección de una variedad licenciadas “Hoy equivocarse en una variedad es una inversión alta, tanto el dinero que inviertes como en la caída de flujo durante el periodo que demore en producir comercialmente las nuevas. Y si te equivocas y pones algo que no anda, es un desastre. Además, los tiempos se acortan y hay que reaccionar rápido. Ni siquiera tenemos el tiempo de probar algunas variedades nuevas con la antelación de dos o tres años para ir validando, sino que con información de otras empresas habrá que tomar decisiones”, apunta.
Francisco Moraga dice que la reconversión que se vive en Piura significa un costo menor y acorta el proceso en comparación a una instalación desde cero. “Es vital tener variedades adecuadas para los tres objetivos que mencione: cantidad, calidad y bajo costo”, señala para indicar que además es vital buscar variedades que no se afecten bajo condiciones climáticas adversas, como ocurrió con Superior durante el Fenómeno El Niño, que en muchos fundos rindió cero en producción”, sostiene.
Para Carvajal, otra ventaja observada en las licenciadas es el tema de costos, es decir, el uso de una menor dosis en la aplicación de las hormonas de crecimiento, como las citoquininas o giberelinas. “Si comparas una Thompson con una Ivory, Allison, Sweet Globe o Autumn Crisp, estas últimas requieren hasta un 60% menos que las tradicionales”, precisa. En el 2020 Fegurri proyecta tener un 20% de Red Globe, mientras que el 80% restante (unas 300 ha) las dedicará a las variedades nuevas, como Ivory y Allisson.
El subgerente agrícola del Complejo Agroindustrial Beta, Eduardo Flores, dice que la mayoría se inclina por las variedades nuevas, porque “hagas lo que hagas, vas a tener racimos de exportación”, afirma. Sin embargo, existe una gran incertidumbre sobre si el mercado cambiará o no de preferencias por determinadas variedades en mediano o corto plazo.
Como Beta, comenta que recién ingresaron a este mundo de las variedades licenciadas desde el año pasado, con la instalación de 17 ha de Arra 15. Durante la presente campaña podrán ir evaluando su desempeño en rendimiento. En tanto eso ocurre, la empresa ha planificado este año la instalación de 4 ha de parcelas demostrativas, donde han incluido, por ejemplo, Allison y Sweet Globe. Lo mismo se realizará en el sur, para ver en qué zona se desarrollan mejor. “Sabemos que hay fundos donde se han probado hasta 45 variedades, pero al final se han quedado con unas tres o cuatro, porque muchas de ellas no expresan lo mejor de sí en Piura”, explica.
En el caso de la Thompson, les costó muchos años lograr una fruta óptima para la exportación, pues en un inicio producían bayas pequeñas, hasta que al final encontraron la dosis adecuada de ácido giberélico. Con la Red Globe aún están definiendo el número de racimos que deben dejar en campo en esta campaña, situación que en el sur tienen clara: 21 racimos para producir 4,200 cajas/ha.
San José tenía el 5% de sus campos con variedades licenciadas en el 2017. Un año más tarde representaban el 17%; y este año proyectan que será el 38%. Para ello, realizarán un recambio varietal en 160 ha, cuando el año pasado ya hicieron lo propio en 96 ha, como parte de un plan para llegar en pocos años a un 60% de variedades licenciadas. ¿Qué variedades se reemplazaron? Crimson, Superior y algo de Red Globe. ¿Por cuáles fueron reemplazadas? Por Sweet Globe, Sugar Crisp, Sweet Celebration, Sweet Joy, Sweet Sapphire e Iniagrape-one. Este año se sumarán a la parrilla Autumn Crisp, Jack’s Salute, Itum 5 e Itum 9; estas últimas representadas por A.N.A. Chile.
“Las Itum, a las se le ha hecho seguimiento en los últimos años, son exageradamente productivas. Como parte de sus características se observa que es una fruta muy crocante y firme, además de lograr buenos calibres. En Europa andan bien, se están masificando rápidamente y ya están entrando a Chile. Es una alternativa a los programas que nacieron en California”, refiere Moraga. En Europa están produciendo entre 6000 y 6,500 cajas/ha, el doble que cualquier variedad licenciada que está plantada en el país. Sin embargo, Moraga cree que no necesariamente rendirán igual en Piura y aspiran a llegar a una producción de al menos de 3,500 a 4,000 cajas/ha.
¿Y las variedades convencionales? La gente ya entendió el punto de equilibrio de la Red Globe, es decir, cuántas hectáreas, racimos, número de contenedores y precios debe recibir para tener un negocio rentable. Por experiencia en la última campaña, Alejandro Carvajal afirma que la Red Globe seguirá siendo demandada por China, así que sería muy poco visionario arrancarla en su totalidad por beneficiar a las licenciadas.
80% DE LOS FUNDOS CON PROBLEMAS DE CONDICIÓN
Productivamente hablando, esta ha sido una buena campaña, pero la calidad ha decaído. La fruta, en algunos casos, no tomó color ni los grados Brix deseados, presentó raquis débiles y hubo entre un 10 y 15% de desgrane. La gran expectativa por recuperar lo que les quitó El Niño llevó a muchos fundos a dejar mucha más carga de lo usual en la planta. Esa es una práctica que afectó la calidad y alargó el proceso, señalan los entrevistados, en especial, en la Red Globe. “Por lo menos, el 80% de los fundos tuvo algún problema relacionado con condición”, sostiene Roberto Bezerra.
Ese fue el caso en Beta, que dejó mucha carga y la fruta no cogió azúcar de manera uniforme, las cosechas fueron largas y la fruta salió blanda. Como se tuvo un racimo bastante grande, se tuvo bastante disparidad en el azúcar dentro de un mismo racimo. “La planta debe dividir su azúcar en todo el racimo y si tiene muchas bayas no todos tendrán el mismo nivel de azúcar. Es así como diez o veinte bayas más pueden hacer la diferencia”, refiere Flores.
“Tras El Niño hicimos 913,000 cajas en una superficie de 760 ha. Todo un desastre. Sin embargo, en la última campaña, un un área de 650 ha logramaos 1,650,000 cajas, aumentando la productividad por ha. Aunque, tuvimos problemas para llegar a los grados Brix, debido a que se dejó más carga de lo usual. Si bien cerramos en azul, no fue un año tan bueno en cuanto a las expectativas que nos habíamos fijado a inicios de campaña”, refiere Moraga. En el caso de la Red Globe, cuenta que les costó que la variedad llegase a los 15º Brix que demandan los mercados, lo que generó un retardo entre 15 y 30 días en la cosecha.
En Fegurri fueron más cautos a la hora de dejar fruta en los parrones. Carvajal refiere que tuvieron una buena campaña con un 10 o 15% más de producción de lo estimado y de gran calidad. “El 70% de nuestra fruta fue al mercado ‘premium’ de China, Corea del Sur y Vietnam; mientras que el otro 30% fue a EE UU, donde no nos fue mal porque llegaron a fines de diciembre e inicios de enero cuando había muy poca fruta, lo cual es muy beneficioso para el tema de precios. La ‘seedless’ (todas rojas), se fueron a EE UU, China y Corea del Sur”, refiere tras comentar que la empresa es una de las pocas que puede exportar al mercado coreano porque sus campos están libres de chanchito blanco.
ESTRATEGIAS DE MANEJO PARA PRODUCIR MÁS Y MEJOR
Tras la última campaña, la experiencia en San José y en otros fundos en Piura dicta que aquella fruta que llega a enero termina mal, sin los grados Brix ni color esperados; no así la fruta que se cosecha en diciembre. “La fruta que termina en enero tendrá un proceso de maduración con condiciones climáticas adversas. La Red Globe de enero siempre es fruta más complicada.Entonces, el camino es adelantar el proceso este año y ojalá las cosechas terminen al 15 de diciembre y así pasar una Navidad en paz”, pronostica Francisco Moraga. Esa es la razón por la que en esta campaña las podas se adelantaron en al menos 15 días.
El retraso que hubo en las cosechas también es un legado de los problemas con el clima de años anteriores, afirma Moraga. Según cuenta, en el 2016 hubo una gran sequía, tanto así que en noviembre y diciembre no hubo suficiente agua para todos los procesos, entonces, se priorizó el riego para la fruta que aún estaba en producción y se dejó momentáneamente de lado la poda de formación. Cuando empezaron las lluvias y se terminó la cosecha, recién se empezó la poda y la secuencia se aplazó. “Ese retraso en el tiempo no fue tan fácil de recuperar en los campos. Esperamos este año regularizarnos y terminar en diciembre la campaña, en especial en la Red Globe. Las otras siempre terminan antes, debido a que tienen procesos vegetativos más cortos”, menciona Moraga, aunque dice que en el camino han observado que algunas variedades licenciadas tienen periodos vegetativos largos, como la Scarlotta, que debe ser podada con anticipación.
Según Eduardo Flores, en Beta están muy avocados en determinar el número de bayas adecuados para las distintas variedades, que permitan tener una fruta con una piel totalmente resistente y no tener los problemas de la campaña anterior. En esa línea, harán un seguimiento de los niveles óptimos de materia seca de la fruta: una baya con un 20% de materia seca es un grano fuerte, resistente y turgente; un porcentaje menor a ello genera una baya débil que deberá cosecharse rápidamente, pues se dañará rápidamente ante cualquier contacto con algún insecto o como consecuencia de una lluvia suave.
A fines de enero (cuando Redagrícola recorrió campos en Piura), las plantas estaban en etapa de formación de brotes y feminelas o cargadores en la mayoría de fundos. En Beta las podas de los primeros campos arrancaron el 3 de diciembre con Crimson. “En Beta Norte tenemos mucho cuidado en las labores culturales, que el cargador salga recto, con un buen espacio entre cargadores. Las actividades de despunte para activar formación de feminelas deben hacerse en su momento para que los procesos fisiológicos de la planta se cumplan lo más cercano al 100%. En especial, las variedades tradicionales son las que necesitan del trabajo de despunte de brote, aunque algunas licenciadas como Sweet Sapphire y Sweet Salute también requieren de esta técnica“, explica.
En los campos de Fegurri esperan repetir sus buenos resultados en Red Globe. En la campaña pasada se registraron parrones que produjeron 5,000 cajas/ha, donde el 70% de lo producido se destinó a un mercado ‘premium’. En Thompson tampoco les fue tan mal con una producción de 3,000 cajas/ha. Donde sí tuvieron problemas de fertilidad fue en Superior. Debido a ello es que están considerando más cargadores y más yemas para asegurar un mayor volumen de producción. “Nosotros podábamos a 28 cargadores con siete yemas, pero este año vamos a podar a 36 cargadores con siete yemas para asegurar carga en Superior y Crimson para llegar al volumen ideal”, explica Carvajal, quien pronostica que 2019 debiese ser un buen año y, para ello, están haciendo aplicaciones adicionales de fertilizantes que aseguren buenos cargadores en la planta.
LA LUMINOSIDAD PUEDE JUGAR EN CONTRA
Pese a que pareciera un año calmo en temas de exceso de temperatura y lluvias, el clima no estaría siendo del todo benigno con la uva. El asesor Breno Lacourt explicaba que en Piura siempre se piensa que por estar en una zona tropical se debe dar por descontado que hay suficiente luminosidad para la fertilidad de la yema. Sin embargo, no siempre es así. En el verano anotó que debió haber al menos unas siete horas de luz, pero solo se registraron unas 4,5 horas de luz al día.
“Hay una dosis de luz mínima que requiere la planta para que haga fotosíntesis y que no se estaría cumpliendo.Esto lo observamos desde el 10 de enero y hoy no sabemos la consecuencia que tendrá eso a nivel de fertilidad ni de almacenamiento de energía. En Perú se descorre el racimo, pero no sabemos si eso va a pasar”, refiere.En el 2015 indica que ocurrió lo mismo, un año muy complicado para el almacenamiento de energía, en que hubo mucho corrimiento y pudrición.
CADA AÑO QUE PASA HAY MÁS PROBLEMAS FITOSANITARIOS
Para Francisco Moraga cada año se presenta un nuevo problema sanitario en Piura. “Definitivamente, producir en Piura es mucho más difícil que producir en Ica. El tener siempre verde el parrón, es sinónimo de que siempre debemos estar cuidándonos del ataque del oidium. Si se nos vienen las lluvias, tenemos presencia de mildiú. El chanchito blanco es super agresivo, afecta demasiado a los cultivos. La arañita roja vino para quedarse. Este año hubo un ataque súper agresivo de Spodoptera, que se come la hoja y hay que incorporarla en los programas fitosanitarios para mantenerlos bajo control”, hace el recuento el gerente de San José.
Ahora que la fruta californiana está ocupando parte de la ventana comercial en EE UU, de la que se beneficiaba Piura, los productores están mirando con mayor interés llevar la próxima campaña un mayor volumen de cajas de uva a Europa, mercado muy preocupado de que la fruta no supere los LMR. Francisco Moraga comenta que en San José están construyendo un laboratorio para ensayar alternativas de control biológico, donde procrear y multiplicar a los controladores. Su principal escuela es el banano orgánico, cultivo que ocupa cerca de 200 ha en los campos de esta firma.
En la última campaña, las plagas como el chanchito blanco y enfermedades como el oidium no generaron tanto problema, pero la arañita roja sí trajo algunos dolores de cabeza, menciona Bezerra, a manera de balance. Sin embargo, comenta que se han quedado en esta campaña sin manejo químico para el chanchito blanco, debido a que los supermercados europeos estarían prohibiendo el uso de neonicoticoides, que tienen buenos resultados en el control de la plaga, pero tienen un aparente impacto negativo sobre las comunidades de abejas. “Dentro del programa de chanchito, estos productos fueron muy eficientes, pero desde este año ya no se podrán utilizar”, advierte.
En Beta, el problema más grave que tuvieron en la campaña pasada fue la pudrición ácida, que originó una baya débil, de cáscara delgada, propensa a tener microfisuras; sobre todo en época cercana a la cosecha, de la quincena de noviembre hacia adelante, debido a que se presentaron ciertas lluvias. Algunos fundos incluso cosecharon de noche para evitar toparse con esas precipitaciones.
Flores detalla que han diseñado una estrategia para evitar la presencia de inóculos antes que la fruta madure, que es cuando se elevan los azúcares. Parte de la labor es ser rigurosos con algunos pasos preventivos, como el lavado de manos y el adiestramiento al personal para que haga la menor cantidad de heridas en la fruta, previa a la cosecha. “Un día de tijeras siempre te puede traer problemas”, reflexiona, ya que la etapa de poda es cuando hay mayor necesidad en los fundos de tomar todas las medidas preventivas del caso. Tras la poda, hay trabajadores que vuelven a recorrer el campo y, cuando ven una rama que se está secando, automáticamente la cortan y desinfectan la zona para evitar la infección de hongos, sobre todo en una variedad como Crimson, que es más sensible a las otras.
Igualmente, los cuidados sanitarios nunca serán pocos en los fundos de Fegurri. Alejandro Carvajal comenta que cuentan con un departamento de evaluación de plagas y enfermedades, que todos los días emite reportes. En función a ello, todos los días modifican el programa fitosanitario y aceleran algunas aplicaciones, según sea el caso. “Tenemos un programa base para poder programar la cantidad de productos, así como un calendario de aplicaciones en el periodo de etapa de producción o de formación, pero el día a día nos dice otra cosa y vamos adicionando otras aplicaciones para aminorar o frenar las plagas del momento”, explica y comenta que gracias ello no tienen chanchito blanco, siendo uno de los pocos fundos que pueden exportar a mercados tan exigentes como Corea del Sur.
“En la última campaña, nuestra fruta tuvo color, buen grado Brix, sin daño de oídium, ni botrytis. Tampoco tuvimos arañita. Desde el día cero de las plantas, les realizamos un programa preventivo para chanchito y también para oídium, arañita y chanchito blanco”, precisa Carvajal. En la temporada de lluvias, refiere que tienen un programa para mildiú a base de Bacillus subtilis y a aceite parafínico, que coinciden con la etapa de formación. “Nada de químicos en la etapa, a menos que el ataque fuese muy fuerte”, agrega. Para obtener mejores resultados y evitar problemas de fitotoxicidad, agrega que las aplicaciones se realizan en momentos de menor temperatura, es decir, de noche o de madrugada.
Todo indica que en este nuevo escenario productivo y comercial, si se es eficiente para sacar una fruta de óptima calidad, las puertas de los mercados están abiertas a recibirla. Está claro que en el planeta habrá más uva dando vueltas y el mercado se estrechará. ¿Quiénes ganarán? Los que busquen mayores producciones sin descuidar la calidad. Y, claro está, a un menor costo productivo. Ese es el norte. Y los productores que desean subirse al tren, deben tener claro que no se pueden desviar.