Arándano orgánico, un proceso aún en construcción
El mundo quiere arándanos orgánicos, porque los relacionan con vida y salud. Si bien los proyectos orgánicos crecen a buen ritmo, la producción en campo transita por un proceso aún de aprendizaje, muchas veces frustrante por la complejidad en el manejo técnico. Pero, en los últimos años, el desarrollo de nuevas herramientas nutricionales y de sanidad está permitiendo avanzar en la ejecución y rentabilidad de los proyectos en campo.
Si hay que elegir cuál es el principal reto en el cultivo orgánico de la baya azul, sin duda que el ránking lo encabeza el manejo sanitario en Perú, asegura Bruno Mancilla, asesor internacional de la Consultora Santa María, del también asesor Sebastián Ochoa. Esto, en particular, porque al tener una cosecha tan larga, hay un momento en que no se pueden aplicar químicos para combatir plagas y enfermedades, algo que de por sí ya es complicado en el manejo convencional.
No obstante, el cultivo orgánico tiene más complejidades que hacen de su manejo un proceso que demanda un mayor esfuerzo, en especial, para los productores que recién se aventuran en el nicho orgánico. La idoneidad de las variedades elegidas, el control sanitario casi milimétrico y hasta los costos productivos son solo algunos aspectos que se deben tomar en cuenta a la hora de aventurarse en la producción de arándanos orgánicos.
“Hay mucha gente interesada en el arándano orgánico. Al parecer, los precios en el mercado internacional son más estables, pero hay que resaltar que en el proceso de ejecución de los proyectos no todo es tan bonito”, advierte el Dr. Walter Apaza, investigador del Departamento de Fitopatología Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM).
Siguiendo la línea sanitaria, destaca que el manejo orgánico no permite errores en las estrategias contra los principales problemas, como son la roya, oídio, botrytis y chanchito blanco. Igualmente, Mancilla dice que “hoy hay buenas herramientas, el cultivo se puede lograr y hay campos en Perú que son muy rentables de forma orgánica, pero, para eso, hay que tener un manejo muy preventivo de todo lo que son plagas y enfermedades”.
En lo que ambos expertos concuerdan es en que los manejos se irán afinando, debido a que toda la industria, desde los agroexportadores y los proveedores de las líneas de bioinsumos, viene esforzadamente buscando encontrar soluciones a los inconvenientes que van apareciendo en el manejo orgánico.
Con un volumen total de 20.140 toneladas (t) exportadas por un valor por sobre los US$140 millones, los envíos de arándano orgánico en la campaña 2021/22 fueron dos veces mayores en volumen y 92% mayor en valor que la campaña anterior, según la consultora Fresh Fruit Perú. Y esas tasas de crecimiento están siendo la tendencia en las últimas campañas. Además, poco más de 15 empresas peruanas realizan envíos de arándano orgánico, entre ellas la que más destaca es Agrícola Cerro Prieto S.A., con una participación del 34%.
COSTOS DE PRODUCCIÓN VERSUS PRECIOS DE MERCADO
En la campaña 2021/22, el arándano orgánico peruano se cotizó en promedio en US$ 6,90/kilo, 8% menos que en la campaña anterior, según la consultora que destaca que a medida que aumenta la oferta cae su valor en el mercado. Aun así, se mantiene por encima de la prima del arándano tradicional en 20%, pues el precio promedio de ese arándano fue US$ 5,70/kilo. ¿Compensa el valor comercial toda la inversión del manejo orgánico? Esto es algo que aún tiene dividido a los actores, pues algunos productores consideran que sí y otros que aún no cuadran las cifras, más aún cuando los costos de los productos que se utilizan son más costosos y se aplican con más frecuencia.
En promedio, los costos de mantención de un campo orgánico van de 50 a 60 por ciento, aproximadamente, por encima de uno convencional, expone Mancilla. Esto siempre que el control sanitario preventivo mantenga bajo control las plagas y enfermedades, pues, de lo contrario, el presupuesto puede dispararse al punto de que algunos campos terminan regresando al manejo convencional, advierte.
“Si se llega a umbrales muy altos, es muy difícil combatir con orgánicos y si se decide combatir, los costos empiezan a subir, porque tienes que aplicar cada cuatro o cinco días, constantemente durante cuatro o cinco meses, lo cual es un costo bastante mayor versus un cultivo convencional”, destaca.
En esa línea, Apaza puntualiza que el costo de un programa de fertilización por hectárea puede ser de US$15.000 e incluso un poco más en el caso de un huerto manejado bajo técnicas orgánicas, mientras que en el convencional bordean los US$5.000. De hecho, eso podría haber subido con el incremento reciente de precios de los insumos, indica.
Asimismo, dice que “hay mucha gente que se mete en lo orgánico, viendo sólo los números de los precios, pero a la hora de la ejecución se da cuenta de que los costos son más elevados. Además, el rendimiento puede ser menor y la calidad más baja si no se hacen las cosas de manera correcta”, apunta tras indicar que la idea no es desincentivar la apuesta por lo orgánico, pero sí dejar en claro que representa todo un reto técnico.
Con los agroexportadores consultados, Apaza destaca que para muchos el arándano orgánico es parte de una estrategia comercial, porque los compradores lo piden y de esta forma pueden arribar con el resto de la producción convencional. “Es una especie de locomotora, jala también a los arándanos convencionales”, dice.
PRODUCTOS PARA TODAS LAS ETAPAS DEL CULTIVO
Frente a las necesidades de un manejo orgánico que demanda mayores cuidados, Mancilla destaca que la industria química ha sido muy dinámica en la búsqueda y desarrollo de nuevas y mejores herramientas en los últimos años para el segmento orgánico. “En los temas de fertilización y sanidad, hay productos para todo”, señala.
Debido a lo extensa de la cosecha en el arándano, el cultivo del Berry ha impulsado el desarrollo y uso de las herramientas cero residuos, los cuales, en su mayoría, tienen certificación orgánica, explica. Por tanto, en la actualidad, existe un espectro bastante amplio de productos que funcionan bien. En especial, destaca que hay una paleta bastante amplia en cuanto a fertilizantes. “Hay microelementos, macronutrientes, enraizantes, bioestimulantes, extractos de alga. En verdad, hay un amplio espectro de productos y enmiendas nutricionales que se pueden utilizar para el cultivo y que no distan muchas veces de lo que se aplica en un cultivo convencional”, apunta.
Más allá de los productos nuevos, cada vez más efectivos, Mancilla destaca que es importante estar mucho más pendiente sobre el comportamiento de las plagas y enfermedades en el
campo. “Hay buenas herramientas, el cultivo se puede lograr y hay campos en Perú que son muy rentables de forma orgánica, pero hay que tener un manejo muy preventivo a nivel sanitario”, destaca.
El mayor reto, explica Mancilla, es mantener un equilibrio con los patógenos presentes en el campo, manteniendo los umbrales de poblaciones que ocasionen solo ínfimos daños económicos. “Es necesario determinar cuáles son esos umbrales críticos en cada campo, porque eso varía mucho, y te puedo decir que hasta puede variar mucho la incidencia de una plaga o una enfermedad entre las mismas variedades del arándano en un mismo campo”, plantea.
La determinación de estos umbrales es, finalmente, un desarrollo de cada campo que tiene características distintas. “Cada campo tiene condiciones distintas de humedad, de presión, temperatura; o requiere de una fertilización o riego distinto, según donde esté ubicado. Los campos que han logrado el éxito de forma orgánica son los que han podido desarrollar su conocimiento sobre las poblaciones de oidio, botrytis u otros. Entonces, sin hay alguna variación de una semana a otra, hace sus correcciones al programa. Vuelve a revisar si se corrigió y así regresa al programa normal”, apunta.
Como primer paso, refiere que se debe partir con un programa mucho más ‘denso’ en cuanto al número de aplicaciones, para no darle cabida a ningún problema y esto se va ajustando cada temporada. “Por ejemplo, si tienes estimado una aplicación semanal para algún tipo de problema sanitario, a lo mejor al año dos, durante todos los meses de invierno, se observa que las tasas de desarrollo de plaga o enfermedades disminuyen, por tanto, también disminuye la frecuencia. O al revés”, indica.
LA OFERTA DE BIOINSUMOS
Las alternativas para el manejo orgánico van desde el uso de azufres, extractos vegetales y microorganismos. Mancilla menciona que en el rubro de los extractos vegetales, por ejemplo, se viene utilizando con gran aceptación el melaleuca alternifolia, así como el extracto de
orégano, para combatir enfermedades como oídio, roya, botrytis. Luego, refiere que están los
productos orgánicos como el azufre o bicarbonato de potasio.
Otra área que viene creciendo, inclusive, en arándanos convencionales, es el uso de microorganismos, que se comercializa como tal o solo el metabolito del microorganismo. “He visto experiencias muy interesantes en su uso en suelo, para complementar la parte de vigorización de la planta y mejora de la sanidad. Estamos hablando de Bacillus Subtilis, Trichodermas. Hay mucho por investigar y desarrollar bajo condiciones de Perú”, destaca Apaza.
Explica que muchos microorganismos se pueden cultivar y luego se obtiene el metabolito, mediante el uso de fermentadores. No obstante, refiere que hay que tener cuidado con cuáles usar, porque en Europa, especialmente, se considera que no todos los microorganismos producen metabolitos necesariamente benéficos. Por tanto, agrega que es importantes determinar la calidad y la identificación de los microorganismos. “Conforme pasen los años, van a ir creciendo estos productos que nosotros llamamos de quinta generación que son estos metabolitos y que se está estudiando mucho”, afirma.
CONSIDERACIONES PARA EL PROYECTO
En tanto, para el establecimiento del proyecto orgánico, Apaza destaca la importancia de tener en cuenta algunas consideraciones en el cultivo orgánico, relacionados a su ubicación en relación con campos vecinos convencionales y a la elección de variedades que se adapten
mejor al manejo orgánico. Por ejemplo, indica que los campos que estén un poco más aislados, es decir, sin cultivos agrícolas vecinos, van a tener un mejor desempeño en lo orgánico.
“En el campo vecino, aplicarán productos para el cultivo convencional y si la plaga que no muere va a migrar al campo orgánico. Qué tan aislado esté el proyecto, puede ser de importancia en el arándano orgánico, porque el gran tema en Perú con la producción orgánica son las plagas y enfermedades”, dice.
Igualmente, refiere que otro aspecto referencial es el grado de humedad relativa en ciertas zonas. “Cuando tienes 100% de humedad relativa por 20 días es bien complicado; son condiciones muy adversas para hacer arándanos orgánicos”, dice tras mencionar a la zona de Chincha, como muy complicada.
Lo siguiente es determinar las variedades que serán parte de los proyectos orgánicos. Según indica Apaza, la mayoría de las licenciadas se adaptarán, pero existen variedades cuya genética es muy exigente nutricionalmente. “Si pones en esos arándanos una dosis menor
de fertilización, te bajará el rendimiento y la calidad”, explica.
Otra advertencia que menciona Mancilla es que los fertilizantes orgánicos pueden ser menos eficientes en firmeza, sabor o tamaño. Sin embargo, considera que no debería haber gran diferencia en una fruta orgánica comparándola con una convencional. “Diría que no hay una gran diferencia. Un campo convencional puede tener peor fruta o peor sabor que un campo orgánico. Y eso al final no es porque sea orgánico o convencional, sino que el manejo se hizo de forma inadecuada”, indica.
Respecto al mercado destino de la fruta orgánica, Apaza hace hincapié en que
la fruta cultivada en maceta no podrá comercializarse en Europa bajo el sello orgánico, porque ese mercado solo pide que provenga de suelo. En tanto, EE. UU. sí lo permite y es más flexible en el uso de una serie de productos como los sustratos o el uso de azufre para bajar el Ph.
Precios del arándano orgánico: hasta un 20% más
A nivel de envíos mundiales, Fresh Fruit estima que, en el periodo de la última campaña peruana 2021/2022, el arándano orgánico habría sumado 48.532 toneladas por US$ 395 millones, presentando un crecimiento de 34% en volumen y 46% en valor.
Los principales proveedores de este producto fueron el Perú (con 41% de participación), Chile (24%) y México (23%). Mientras que los principales compradores fueron Estados Unidos (con 83% de participación) y los Países Bajos (con 11%). Aunque el producto no orgánico sigue creciendo de manera sostenida en Perú, la consultora señala que su versión orgánica ha ido ganando peso y cerró la campaña representando el 9,14% del arándano total exportado (la campaña anterior cerró en 6,03%).
Los principales destinos del arándano orgánico peruano fueron los Estados Unidos (93% de participación) y los Países bajos (con 4%). En estos dos destinos se recibió un precio promedio de US$ 6,84 y US$ 7,42 por kilogramo, respectivamente.
PROBLEMAS EN EL RIEGO
Dependiendo de la fuente que se use de fertilización, especialmente nitrógeno, el fitopatólogo explica que, de contar con riego por goteo, ciertos insumos tapan los goteros. “Como asesor de arándanos orgánicos, observo muchas veces muerte de plantas sin razón aparente. Ocurre que los goteros se tapan, la planta se estresa y entra un hongo que se llama lasiodiplodia”, dice el asesor de la Consultora Santa María.
“Muchas de las enmiendas que se utilizan en la agricultura orgánicas, por ejemplo, la harina de crustáceos, de sangre o derivados, etcétera, para fuentes de nitrógeno con certificación orgánica, tienden a bloquear los goteros y eso se vuelve un problema bien complicado de manejar”, indica. Entonces, resalta que la calidad del gotero y del sistema de riego es fundamental.
Entonces, Apaza señala que el reto del arándano orgánico está en el manejo técnico, en especial para desarrollar una técnica de nutrición que no te tape goteros y no te afecte el crecimiento de la planta. Además, recalca que si en el arándano convencional tienes que ser ordenado, en el orgánico tienes que ser súper ordenado, pues no te permite errores. Por ejemplo, tienes que ser súper cuidadoso en la eliminación del material enfermo, menciona. “Tienes que manejar la operación con mucho orden, tener establecidas las épocas de poda. No se puede dejar ni una hoja en el campo, como parte de las labores culturales. No es negociable”, dice.
Igualmente, Mancilla reitera que cada fundo debe determinar cuáles son los puntos críticos en la fenología de sus arándanos, cuándo hay que tener los mayores resguardos con algún tipo de plaga o enfermedad. Por ejemplo, los trips están afectando en la prefloración o floración, generando un daño de pérdida de yema o pérdida de flores. Todo esto implica un cambio de mentalidad en el trabajo que se realiza en el campo. “Debemos ir migrando de la idea de tengo un problema y aplico hacia la idea de voy a mantener equilibrios biológicos y etológicos en mi campo para que las plagas y enfermedades no sean un problema”, apunta el asesor Mancilla.