Apuesta por el valor sobre la cantidad en el cerezo de Biobío
Los encargados de la gestión y la agronomía de las empresas que conforman este grupo revelan su visión y fórmulas de manejo. El año 2023 ha sido desafiante en cuanto a las condiciones climáticas pero hasta el momento de la entrevista todas las pruebas habían sido superadas. Se proyectan a largo plazo, para seguir siendo competitivos cuando, como siempre ocurre, el boom de la cereza sea un dato histórico.
Las variedades Regina, Kordia y Skeena están sobre el portainjerto Gisela 6, conducción en eje.
Hüne-Sauerburger es un grupo agrícola exportador mediano de productores chilenos e inversionistas alemanes, integrado verticalmente, compuesto por varias sociedades relacionadas, que incluyen Agrícola El Álamo, Agrícola Hüne y Exportadora Volcan Foods, ubicadas en la zona de Los Ángeles, provincia de Biobío. Cuentan con 95 hectáreas (ha) de cerezo, 85 de ellas en producción actualmente. Además tienen 150 ha de arándano, 70 ha de espárragos y 160 ha de cultivos anuales bajo pivote en suelos de aptitud hortofrutícola. Un lineamiento estratégico para los próximos años es ir convirtiendo los rubros extensivos a alternativas más intensivas. Redagrícola entrevistó a Christian Hüne y Francisco Novales, directores ejecutivos, junto al gerente agrícola Andrés Hüne y el asesor técnico Christian Gallegos.
La principal variedad de cerezo es Regina, con más de 60 ha, las 35 restantes se dividen entre Lapins, Kordia, Sweetheart y Skeena. La priorización de Regina se debe a que ofrece resistencia a la lluvia y buena aceptación en los mercados. Sus problemas de pardeamiento, dice Christian Hüne (CH), se debieron a una situación excepcional de logística durante la pandemia, con tiempos de postcosecha superiores los 40 días, más de lo tolerable por la variedad. Eso no debiera repetirse y de hecho el año pasado anduvo bien, afirma.
Andrés Hüne (AH) complementa:
AH: Antes esperábamos hasta que Regina estaba prácticamente pasando de rojo caoba a negro. Uno de los manejos que hemos implementado es aplicar una media escala menos en el color de cosecha, lo que disminuye la posibilidad de que el pardeamiento se exprese.
UN AÑO POCO COMÚN EN LO CLIMÁTICO
Christian Gallegos (CG) describe las complejidades climáticas del año en Biobío, compartidas por buena parte de las zonas productoras:
CG: El verano 2022/23 fue de los más calurosos que hemos tenido en los últimos años, con alto estrés para las plantas por radiación y temperatura. En ese momento se juega la diferenciación floral; como consecuencia estamos viendo problemas de calidad de flor y muchos frutos dobles en distintas partes del país. Luego pasamos a un otoño muy cálido, los huertos no entraban en dormancia, les costó botar la hoja, comenzamos el invierno con un árbol no bien lignificado, con yemas en que las brácteas no cerraron adecuadamente. La acumulación de frío resultó muy tardía y baja tanto en porciones como en unidades de frío. A la salida de invierno e inicio de primavera se registraron bajas temperaturas, una escasa acumulación de grados día. Empezaron a gatillarse eventos de lluvia, granizo en algunos sectores; sin embargo hubo menor cantidad de heladas en agosto-septiembre. La primavera ha continuado con temperaturas máximas menores a lo normal y mínimas por encima de lo habitual: un diferencial térmico disminuido, desfavorable para la toma de color, la ganancia de Brix y la acumulación de materia seca.
Andrés Hüne señala que por lo común ocurre una lluvia en noviembre y una en diciembre, sin embargo en noviembre tuvieron “todas las semanas 20 mm”.
Las lluvias no causaron el nivel de problemas verificados en zonas de producción más al norte, porque los huertos de Biobío se encuentran en estados fenológicos menos avanzados y por lo tanto menos susceptibles. Además, los entrevistados destacan el contar con herramientas para mitigar entornos ambientales adversos, como los mecanismos anti heladas y helicópteros para el rápido secado luego de las precipitaciones.
AH: Tenemos 11 torres de control de heladas, cada una cubre del orden de 6 a 7 hectáreas. Las utilizamos principalmente para cerezo, pero también en forma conjunta con arándanos, y han funcionado bastante bien. En 11 ha de arándanos usamos control con agua. Además contamos con estructuras de techo, pero muchas de ellas no las hemos ido renovando, y se encuentra en análisis si hacerlo o no, por lo complicada que ha estado la industria. En las últimas temporadas hemos controlado el tema de las lluvias de pinta en adelante con helicópteros, cuando hay riesgo de partidura.
IMPACTO EN LA FLORACIÓN Y PRÁCTICAS DE MANEJO
Como resultado del comportamiento climático, se observó un retraso en la floración, la cual además fue prolongada, heterogénea y con baja oferta floral.
CG: Se notó en las variedades que necesitan una mayor acumulación de frío, Regina y Kordia. Kordia, la que más frío requiere, tuvo el retraso más visible, este año se sincronizó bastante con Regina sin hacer mucho.
–¿Cómo solucionaron el tema flores?
CG: Como política de la empresa se hacen todos los años análisis de yemas en julio para conocer la oferta floral de la temporada. Los resultados nos mostraban 25 a 30 flores viables por dardo, pero cuando llegó la floración nos encontramos con 14 a 15 flores/dardo. Salvo Lapins, que en general cuajó bien en la zona, los huertos tienden a mostrar la carga justa o a la baja. En gran parte se debe al efecto que algunos llamaron “maní confitado”: yemas atizonadas a inicios de floración, o sin los primordios florales, con pedicelos cortos, anteras no bien formadas, el pistilo un poco necrosado. La causa es multifactorial: Pseudomonas, intoxicación por amonio debido a que la planta no pudo desdoblar las fuentes nitrogenada, falta de lignificación, algunas heladas otoñales, temperaturas altas en la diferenciación floral.
Ante eso –continúa Gallegos– en lo nutricional apoyamos con boro y zinc, uno para la elongación del tubo polínico y el otro para la germinación. Aplicamos calcio muy tempranamente como apoyo a la estructura de flores y frutos. Usamos productos auxínicos con el fin de ayudar a la retención de la fruta, inhibidores de la síntesis de etileno para prolongar el periodo efectivo de polinización aumentando la probabilidad de cuaja. Antes en algunos cuarteles empleamos rompedores de dormancia para sincronizar la polinización de Regina, Kordia y Skeena. Adicionalmente dispusimos de abejas y abejorros. Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos para potenciar la cuaja. A diferencia de O’Higgins y Maule, tuvimos una condición climática favorable al vuelo de las abejas en la floración. Sin embargo hubo muchos días de 8 a 12ºC, lo cual impactó en el desarrollo del tubo polínico, que necesita temperaturas sobre 15ºC, y los coeficientes de fecundación son de 2 a 3 por centro frutal. Como referencia, por ejemplo, una Lapins en Maule fácilmente logra coeficientes de 5 a 6 frutos por centro frutal.
Sobre esa base, a fines de noviembre se esperaban rendimientos de 7-8 t/ha de Kordia, 12 t/ha de Regina, y 15 t/ha de Lapins y Sweetheart.
NEGOCIO SETEADO EN COMPETIR CON CALIDAD
Christian Hüne explica que aplican una estrategia orientada a producir valor por hectárea:
CH: En cereza apuntamos a tener altos calibres más que kilos, aunque obviamente interesan los kilos. Nos seteamos como productores de valor más que de volumen, con costos contenidos. El año pasado llegamos con nuestra fruta principalmente después del Año Nuevo Chino. Sin embargo, si uno entrega buena calidad, también hay vida. Embalamos un 85% de lo cosechado y el retorno final promedio de todas las variedades fue de US$3,7/kilo, lo cual implica rentabilidades por hectárea que nos dejan satisfechos. Normalmente los precios van cayendo a medida que avanzan las semanas, pero disminuyen más al cambiarse de tramo de calibre hacia bajo que al cambiarse de semana.
En cuanto a sus perspectivas, como empresa se sienten cómodos con un crecimiento orgánico, sano desde el punto de vista productivo, de gestión, financiero y comercial. Y son estrictos en seguir ciertos principios:
CH: Uno de ellos es no defraudar a nadie. Le damos al cliente la calidad que espera. Si no recibe lo esperado, o no va a volver a comprarte, o te va a hacer un descuento muy grande porque su destino final rechazó el producto. Por otra parte, no hay que darle calidad a quien no la valora ni la paga. Se deber ser cuidadoso en esa selección, claramente esto no es una ciencia exacta, la perfección en el 100% de las decisiones no existe.
La exportadora Volcan Foods se ha especializado en arándano, solo comercializa un porcentaje muy menor de la cereza durante el momento peak de producción. Lo demás va todo a través de exportadoras no relacionadas.
CH: Preferimos ser un productor mediano de cereza interesante para cualquier exportadora a ser una pequeña exportadora sin la escala suficiente para sostener una oficina en destino y sin las competencias adecuadas en cuanto a idioma y códigos en esos mercados.
ESTRATEGIAS PARA CALIBRE, COLOR Y DULZOR
–¿Qué prácticas llevan a cabo para lograr el objetivo de calibre y calidad?
AH: La principal receta consiste en partir con una buena relación hoja/fruto mediante un buen ajuste de carga. Cuando detectamos que venimos con exceso de fruta, hacemos raleo de yemas o raleo chino; también hemos realizado raleo de flores. Efectuamos raleo de frutos como última alternativa: si se lleva a cabo tempranamente puede tener algún efecto en el calibre. Luego ejecutamos una serie de manejos, entre ellos el uso de fitohormonas y hormonas de síntesis. Creo que hoy no existe un huerto de cerezos donde no se ocupen, pero es clave aplicarlas en los momentos precisos.
CG: Usamos auxinas tempranamente para retención de fruta, por ejemplo productos como Stone Gross, Flower Power o Propulse, o también extractos de alga Ecklonia maxima. Posteriormente, en caída de chaqueta o 20 días después de plena flor, potenciamos la división celular con citoquininas de síntesis química, como tidiaruzon, y productos de origen natural, como benziladeninas, kinetinas o extractos de algas del género Ascophyllum. Hacemos 2 a 3 aplicaciones durante esa etapa. Luego viene una tercera hormona, ácido giberélico, para elongación celular, en color pajizo, inicio de pinta, con una dosificación de 2-2,5 partes por millón. El llenado de fruta se va potenciando con fósforo, potasio, y con boro para la traslocación de fotoasimilados. No obstante, como dijo Andrés, lo fundamental es la regulación de la carga.
Este año, comenta Gallegos, se está enfrentando el gran desafío de la heterogeneidad de la fruta dentro del mismo árbol:
CG: De hecho partimos cosechas floreando, algo que no se hacía desde hace mucho tiempo.
AH: Eso viene de la mano de la larga floración. La cosecha se complica porque no se concentra la fruta para poder sacarla en una sola pasada.
–¿Cómo hacen para color y dulzor?
CG: El color depende de que la planta logre sintetizar más antocianinas y al mismo tiempo degrade la clorofila. La variable determinante es la luz; la fruta escondida en el centro del árbol tiene menos probabilidad de conseguirlo, por lo cual buscamos tener árboles “porosos”. Ayudamos con brasinoesteroides, que actúan en las primeras etapas de la síntesis de antocianinas. Después, en pinta y una semana o 5 días antes de la cosecha, aplicamos productos basados en fósforo y potasio, que activan enzimas asociadas a dicho proceso y contribuyen a movilizar fotoasimilados desde la hoja al fruto de manera de aumentar los grados Brix y los niveles de materia seca. Estos dos últimos aspectos son súper importantes en el sur, porque tenemos menos oscilación térmica requerida para ellos. No hemos llegado a hacer podas de verano dirigidas al ingreso de luz, pero sí hemos tratado de regular el crecimiento en las combinaciones patrón-injerto más vigorosas, mediante aplicaciones de prohexadiona cálcica. Por otra parte hay un esfuerzo de poda todos los años para contener la acrotonía del cerezo, queremos ramas más cortas, más simplificadas en la parte alta, y en la parte baja ramas un poco más largas, con laterales, la bien llamada forma de espina de pescado.
UN MANEJO SANITARIO METÓDICO
Las mayores preocupaciones sanitarias se relacionan con Pseudomonas y hongos de la madera. Para estos últimos, dice Christian Gallegos, mantienen un programa estricto con fungicidas como mancozeb, piraclostrobina, tiofanato de metilo y benomilo. Las bacterias son enfrentadas con distintas formulaciones de cobre, antibióticos y microorganismos como Bacillus.
CG: Asimismo ha tomado mucha relevancia la utilización de productos con un efecto elicitor, que activan las defensas, el sistema inmune de la planta, para que pueda enfrentar factores bióticos por sí misma: quitosanos, ácido salicílico, fosfitos de potasio en postcosecha, y eventualmente acibenzolar. Se suma la extirpación de cancros y la realización de podas sanitarias en momentos en que no hay una alta pluviometría. Ante una elevada presión de patógenos, la estrategia nos ha permitido mantener cargas bajas.
–¿Y cómo enfrentan los hongos de primavera?
AH: Esta primavera debimos reforzar todo el programa fitosanitario. Lo conversamos a tiempo para prepararnos: se agregaron algunas aplicaciones y se modificaron otras que contemplaba el programa original. El control se hace principalmente en floración, con aplicaciones prácticamente todas las semanas, cambiando los activos según cómo venga el clima. En las condiciones de este año hemos empleado todas las herramientas disponibles dentro del límite de los activos impuesto por los distintos mercados, y con las moléculas que cada vez se van restringiendo más.
–¿Qué plagas los afectan?
CG: En la zona hay una alta presión de curculiónidos, burritos, capachitos, cabritos, y también escarabeidos, los pololos. Se necesita hacer aplicaciones de insecticidas para estos tipos de insectos especialmente en los primeros años de la plantación. Y claramente en las últimas temporadas la Drosophila suzukii ha sido importante; en particular, la actual resulta favorable para esta mosca. En los monitoreos lo estamos notando, por lo tanto el programa que usualmente enfocamos de inicio de pinta en adelante lo estamos partiendo una semana antes, en endurecimiento de carozo o color pajizo. Son aplicaciones cada siete días con espinosina, pirtroides o diamidas. Siendo súper metódicos en la frecuencia, se controla completamente.
El manejo riguroso de todas las variables se encuentra en los fundamentos del grupo Hüne-Sauerburger. Un eje sólido para proyectarse en el tiempo, como concluye Christian Hüne:
CH: Si logramos nuestros objetivos de producción y calidad y aseguramos un buen ingreso a los cosecheros, no tenemos temor a retornos que en el largo plazo debieran ir tendiendo a la baja en la medida que va a ir aumentando la producción nacional.