Análisis de suelos, selección de enmiendas y plan de fertilización
La siembra de arroz es una actividad agrícola que demanda atención detallada a varios aspectos clave para obtener rendimientos óptimos. Entre estos factores, la nutrición del cultivo juega un papel crucial, que depende los nutrientes disponibles en el suelo, los fertilizantes que se apliquen (su calidad y fuente), y la variedad de arroz que se seleccione.
El silicio (Si), que tiene una alta demanda en la fase reproductiva, es esencial para el desarrollo de la planta.
Para poder hacer una correcta gestión de los nutrientes del suelo, es fundamental realizar un análisis de suelos adecuado, seleccionar las enmiendas necesarias, y contar con un plan de fertilización bien diseñado y enfocado para las necesidades de cada región.
En este artículo, se ofrece una guía para los agricultores de arroz que planean iniciar la campaña de siembra de 2025. Analizaremos la importancia de hacer un buen análisis de suelos, cómo seleccionar una enmienda adecuada, y cómo planificar la fertilización, con el fin de optimizar los rendimientos y la sostenibilidad de la producción.
LA NUTRICIÓN DEL CULTIVO DE ARROZ
La nutrición del cultivo de arroz depende de la disponibilidad de nutrientes en el suelo que se deriva exclusivamente de los procesos pedogenéticos de formación de suelo. Los nutrientes se obtienen a corto plazo a través de la mineralización de la materia orgánica y de la aplicación de fertilizantes; pero su suministro también depende de otras propiedades. El suelo no es un sustrato inerte para el crecimiento de las plantas y no todos los suelos tienen la misma capacidad para suministrar nutrientes de manera eficiente, por lo que es necesario conocer el estado nutricional del suelo antes de iniciar la siembra, las características físicas (como textura y densidad aparente) y químicas como el pH, acidez y presencia de metales pesados.
El arroz es un cultivo que requiere de un equilibrio en los nutrientes, tanto macronutrientes (como nitrógeno, fósforo y potasio) como micronutrientes (como hierro, manganeso y zinc). Si alguno de estos nutrientes está en déficit, el rendimiento y la calidad del grano se verán afectados. Por otro lado, una sobre-fertilización puede ocasionar problemas ambientales y económicos, como la contaminación del agua y un gasto innecesario en insumos.
Para saber qué nutrientes están disponibles en el suelo y en qué cantidades, es necesario realizar un análisis de suelos. Este análisis es la base para un plan de fertilización eficiente y sostenible.
¿QUÉ ES UN ANÁLISIS DE SUELOS?
El análisis de suelos es un proceso técnico y una herramienta esencial para entender la fertilidad y las características de tu suelo, y por ende, la disponibilidad de nutrientes para el cultivo. Permite identificar las deficiencias de los nutrientes y los problemas específicos que pueden afectar la producción de arroz. Al conocer las propiedades del suelo como la acidez (pH), la textura, la capacidad de intercambio catiónico (CIC), entre otras propiedades, se puede ajustar las prácticas de manejo y fertilización para optimizar el crecimiento del cultivo y mejorar los rendimientos. Este análisis es llevado a cabo por laboratorios especializados, tanto privados como públicos, que utilizan múltiples equipos y reactivos para garantizar resultados precisos.
Aunque algunas variables del suelo pueden ser determinadas en campo, desde Fedearroz – Fondo Nacional del Arroz dentro del programa de Adopción Masiva de Tecnología (AMTEC) promovemos el uso de análisis de suelo en laboratorio, ya que estos proporcionan resultados más precisos y confiables, fundamentales para una agricultura de precisión. Los análisis de suelo en laboratorio permiten obtener una información detallada y fiable que es fundamental para la toma de decisiones informadas sobre el manejo del suelo, determinar qué enmiendas y fertilizantes serán necesarios
¿CÓMO DETERMINAR EL NÚMERO DE MUESTRAS DE SUELO?
Para determinar el número adecuado de muestras, es fundamental conocer bien las características de tu finca. Por lo tanto, una división adecuada y una muestra representativa de cada segmento pueden proporcionar una imagen precisa de las necesidades de tu suelo.
Uno de los primeros pasos es dividir la finca en diferentes lotes según el grado de pendiente, el tipo de manejo y las condiciones del terreno. Esta segmentación te permitirá tener una idea general de cuántos tipos de suelos diferentes existen en tu finca, lo cual se traduce en cuántas muestras de suelo serán necesarias para caracterizarla correctamente. Sin embargo, esta división debe ser contrastada con el historial de rendimientos, ya que en algunos casos puede haber áreas con características similares que no necesariamente necesitan un análisis individual. Un aspecto muy importante que también debe tenerse en cuenta es el costo que implica tomar el número de muestras necesario. Este costo debe ser evaluado dentro del presupuesto total de la campaña de siembra, para asegurarse de que la inversión en análisis de suelos sea rentable.
¿CUÁNDO REALIZAR EL ANÁLISIS DE SUELOS?
El análisis de suelos debe realizarse con suficiente antelación antes de la siembra. Para obtener resultados óptimos, la muestra debe tomarse cuando el suelo esté en un estado de humedad “intermedia”, es decir, ni demasiado seco ni saturado de agua. Esto es clave, ya que el exceso de humedad (en saturación) puede afectar la precisión de los resultados, así mismos suelos extremadamente secos son difíciles de mezclar si se realizan submuestreos.
Es recomendable hacer el análisis de suelos con al menos 2 a 3 meses de anticipación a la siembra, para tener tiempo suficiente para interpretar los resultados y ajustar el plan de fertilización según las necesidades del cultivo. En general, los laboratorios suelen tardar hasta 20 a 30 días hábiles para entregar los resultados del análisis.
Además de la espera por los resultados, también es necesario contemplar el tiempo que se tarda en realizar la compra y transporte de los insumos. Dependiendo de la extensión de la finca, este proceso puede llevar entre 8 a 15 días hábiles. En conjunto, es fundamental planificar este proceso con anticipación para evitar retrasos en la siembra.
Tiempo del laboratorio: Generalmente, se requieren entre 15 y 30 días hábiles para obtener los resultados.
Plan de fertilización: Debe estar listo en unos 8 a 10 días hábiles.
Compra y transporte de insumos: Dependiendo del área, puede tomar unos 15 días hábiles.
¿CADA CUÁNTO TIEMPO DEBO HACER EL ANÁLISIS DE SUELOS?
La frecuencia de los análisis de suelos dependerá de varios factores, como la rotación de cultivos, las prácticas de manejo del suelo y las condiciones climáticas de la región. En general, se recomienda realizar un análisis de suelos mínimo cada 2 a 3 años, aunque en suelos con manejo intensivo, puede ser necesario hacerlo con mayor frecuencia.
En zonas donde se practican rotaciones de cultivos o se utilicen abonos orgánicos, el análisis de suelos puede proporcionar una visión más precisa de los cambios en la disponibilidad de nutrientes y ayudar a ajustar las prácticas de manejo de manera más eficaz. Si se utilizan fertilizantes o enmiendas con frecuencia, el análisis de suelos también puede ayudar a prevenir desequilibrios nutricionales que puedan afectar el rendimiento del arroz.
SELECCIÓN DE ENMIENDAS DE SUELO
En algunos casos, los suelos pueden presentar problemas específicos que afectan la disponibilidad de nutrientes. Uno de los problemas más comunes en los suelos de arroz es la acidez. Un suelo ácido puede dificultar la absorción de ciertos nutrientes esenciales, como el fósforo y el calcio. En este caso, se recomienda aplicar cal para aumentar el pH del suelo y mejorar su disponibilidad.
Otro problema común en los suelos de arroz es la presencia de metales pesados, que pueden acumularse debido a condiciones naturales de formación del suelo por el material parental (roca madre) que dio su origen, una situación muy común en los suelos de nuestra Orinoquia, al uso de ciertos fertilizantes o por la actividad industrial en las cercanías. Si se identifica una alta concentración de metales pesados en el análisis de suelos, es posible que se necesite aplicar enmiendas como el yeso, que ayuda a la reducción de estos metales y puede incluso mejorar propiedades físicas del suelo, como la estructura.
Es importante señalar que, para elegir la enmienda adecuada, es esencial conocer el PRNT (Poder Relativo de Neutralización Total) de la enmienda que se utilizará. El PRNT es una medida que indica la capacidad de la enmienda para neutralizar la acidez del suelo. Este dato debe ser proporcionado por el proveedor o la casa comercial que suministre las enmiendas, y es fundamental exigirlo para asegurarse de que la enmienda elegida será efectiva, se recomienda que PRNT sea superior al 90%. Sin el conocimiento del PRNT, el cálculo de la cantidad de enmienda necesaria para su finca no será preciso y puede repercutir severamente en los costos de producción.
PLAN DE FERTILIZACIÓN PARA EL CULTIVO DE ARROZ
El plan de fertilización debe basarse en los resultados del análisis de suelos y en las recomendaciones agronómicas para la variedad de arroz recomendada para su región y época de siembra. Un buen plan de fertilización debe incluir no solo los tipos de fertilizantes que se aplicarán, sino también las dosis, las fechas de aplicación y la forma de aplicación.
El arroz es un cultivo que tiene una alta demanda de nutrientes, especialmente de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). El nitrógeno es fundamental para el crecimiento vegetativo, el fósforo es esencial para el desarrollo de raíces y la floración, y el potasio es importante para la formación de granos y la resistencia a enfermedades. Además, algunos micronutrientes como el hierro, manganeso y zinc también son esenciales para un crecimiento óptimo.
La aplicación de fertilizantes debe ser planificada de manera que se sincronice con las necesidades del cultivo en diferentes etapas de su desarrollo. La dosis y el tipo de fertilizante deben ajustarse según los resultados del análisis de suelos y las recomendaciones técnicas. Es importante también considerar la interacción entre los diferentes nutrientes y cómo afectan la disponibilidad y absorción de cada uno.
Estos elementos son demandados por la planta de arroz durante sus fases de crecimiento: vegetativa, reproductiva y maduración. Los días de cada una de las fases varían de acuerdo con la fenología de la variedad y la condición ambiental.
Los requerimientos nutricionales del arroz por tonelada producida varían según el ambiente de cultivo, lo que hace imprescindible que el agricultor cuente con un plan de fertilización adecuado, adaptado a las condiciones específicas de su terreno. En el caso del nitrógeno (N), las necesidades oscilan entre 17 y 25 kg por tonelada de arroz paddy. La mayor concentración de nitrógeno en el tejido del arroz se encuentra durante la fase reproductiva, especialmente desde el inicio del primordio floral hasta el embuchamiento. Para una fertilización equilibrada, se recomienda aplicar el 75% del nitrógeno antes del inicio del primordio floral, y el 25% restante durante el desarrollo de este primordio y el embuchamiento.
En cuanto al fósforo (P), debido a su dinámica en el suelo, lo ideal es aplicar el 100% del fertilizante como pre abono, antes de la siembra, contando con disponibilidad de agua en el lote. El potasio (K) tiene su mayor demanda entre el inicio del primordio floral y el comienzo de la floración, siendo estos los momentos clave para su correcta nutrición. Durante la fase vegetativa, el arroz absorbe el 36% del potasio, mientras que el 64% restante lo toma en la fase reproductiva. Dado que los requerimientos de potasio son similares a los del nitrógeno, es fundamental realizar un análisis químico del suelo para determinar las dosis adecuadas. En cuanto al fósforo, su requerimiento es aproximadamente el 10% del de nitrógeno y potasio.
Los elementos secundarios como calcio (Ca), magnesio (Mg) y azufre (S) son esenciales para el crecimiento del arroz en diferentes fases del ciclo. El azufre se absorbe principalmente durante la fase vegetativa (43%) y el resto en la fase reproductiva. El calcio es demandado en mayor cantidad durante la fase reproductiva, especialmente en la maduración, mientras que el magnesio tiene su mayor absorción desde el inicio de la floración hasta la maduración. El calcio fortalece las paredes celulares, promueve el crecimiento radicular y es clave en la germinación del polen, mientras que el magnesio, al ser un componente esencial de la clorofila, es vital para la fotosíntesis. En cuanto a los micronutrientes, como hierro, manganeso, zinc, cobre y boro, son cruciales para funciones fisiológicas y metabólicas como la fotosíntesis y la síntesis de clorofila, siendo mejor absorbidos en suelos ácidos.
Finalmente, el silicio (Si), que tiene una alta demanda en la fase reproductiva, es esencial para el desarrollo de la planta y es particularmente importante en suelos con baja materia orgánica o en condiciones de riego limitado, donde su demanda es seis veces mayor que la de nitrógeno.
Debido a la importancia que tiene la nutrición del cultivo, Fedearroz – Fondo Nacional del arroz ha puesto a disposición de los agricultores y asistentes técnicos el Sistema de fertilización arrocera disponible en la web (SIFA – Web), que busca maximizar la eficiencia en la nutrición del cultivo del arroz, considerando los requerimientos específicos de las variedades y la disponibilidad de nutrientes según los factores químicos, físicos, biológicos y climáticos para cada una de las regiones arroceras de Colombia. A través del uso de esta herramienta gratuita el agricultor y asistente técnico podrá elaborar su plan de fertilización incluido el uso de enmiendas con mayor precisión y especifico para el cultivo de arroz.
CONCLUSIÓN
Prepararse adecuadamente para la campaña de siembra de arroz 2025 requiere un análisis detallado del suelo, la selección correcta de enmiendas y un plan de fertilización bien estructurado. Con un conocimiento preciso de las condiciones del suelo y las necesidades nutricionales del cultivo, los agricultores podrán tomar decisiones informadas y estratégicas que optimicen el uso de los recursos, mejoren el rendimiento y la calidad de la cosecha, y aseguren una producción sostenible. La adopción de prácticas agrícolas basadas en evidencia científica y datos precisos es clave para lograr una agricultura rentable y responsable con un menor impacto ambiental.