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Nueva generación de invernaderos

Agricultura protegida de alta tecnología en Chile

Lo que parecía un cuento de viajeros que volvían de países superdesarrollados hoy se está transformando una realidad en nuestros campos: invernaderos de estructura metálica dotados de equipamiento de alta tecnología que automatiza el manejo de las plantas gracias al control de sistemas informáticos. Un cambio en el tipo de infraestructura que refleja la incorporación de una nueva clase de emprendedores.

29 de Enero 2015 Equipo Redagrícola
Agricultura protegida de alta tecnología en Chile

El ingeniero agrónomo Andrés Seguel es uno de los tres socios chilenos de Novedades Agrícolas, empresa vinculada desde hace 10 años a su homónima española, la cual ha sido parte del gigantesco desarrollo del cultivo de hortalizas bajo invernadero en Murcia y Almería, las principales zonas productoras de estos cultivos en España.

A su juicio el salto tecnológico que los agricultores de Quillota y Limache dieron en la producción bajo plástico hace 40 años podría ser reeditado por una nueva generación de productores. La que ha comenzado una nueva revolución que superintensifica los sistemas productivos. En su opinión se trata de una categoría de personas fuera de la tradicional división en campesinos, productores tradicionales y empresarios agrícolas. Ya que realmente corresponderían a inversionistas que orientan sus iniciativas a actividades de alta rentabilidad, como viveros forestales, plantineras, producción de semillas exportables, flores y hortalizas de precios superiores.

Ellos han comenzado a utilizar invernaderos de estructura metálica implementados con equipamiento para automatizar y controlar al máximo las operaciones. Comparativamente con el ámbito internacional, matiza Seguel, “esto no es una revolución, porque empezó en España, Israel y Holanda hace 50 años.”

–¿Cuáles son las variables a favor de la estructura tradicional y cuáles a favor de la más tecnologizada?

–Hay una sola respuesta: es un tema de costos. Hoy día el mayor productor de tomates de Chile, Tomaval, ha tenido un crecimiento explosivo gracias a un fuerte aporte de capital. Establecieron en Quillota un proyecto holandés “llave en mano”. Luego montaron un par de hectáreas de invernaderos en Los Ángeles para abastecer la zona sur, y hoy están dando un tercer paso en la región de Arica, con 10 ha. Ellos producen tomates que alcanzan muy buenos precios, como los de tipo racimo y cóctel.

LA LÍNEA DE PRODUCCIÓN SE AUTOMATIZA

El negocio se convierte en verdaderas factorías, donde ingresa la materia prima, a la cual se le aplica toda la infraestructura, la tecnología y los conocimientos para producir los volúmenes requeridos. “Es lo lógico en la agricultura moderna”, sentencia Seguel.

En esta “línea de producción” se incorporan elementos como flujómetros, por ejemplo, para controlar los volúmenes de agua con que se riega; equipos de fertirrigación proporcional para dosificar los fertilizantes y controlar las tasas de inyección; psicrómetros y estaciones meteorológicas para medir humedad relativa, temperatura, velocidad del viento, luminosidad, radiación; calefactores; pantallas térmicas o de sombreo; ventilación automática cenital y lateral; sistema de humidificación; destratificadores para homogeneizar el aire y estabilizar los procesos de inversión térmica al interior de las naves, entre otros.

Existen sistemas que, a partir de la información de las condiciones imperantes, controlan los mecanismos disponibles: la apertura de las lucarnas, las ventilaciones laterales, las pantallas térmicas o de sombreo, los sistemas de humidificación, etc.

–¿No se puede hacer esas instalaciones en un invernadero tradicional quillotano?

–En ese tipo de estructura la energía se arranca por todos lados, hay aperturas en las junturas de los plásticos, en los techos…

Sin embargo el plástico es una opción en los invernaderos metálicos. Igualmente lo es el policarbonato, no solo por su precio accesible, sino debido a razones de seguridad, pues evita el riesgo de subir a los techos a reemplazar el plástico. El vidrio, utilizado en el norte de Europa, no parece ser una opción para las zonas templadas de Chile.

FERTIRRIGACIÓN: PIE DE APOYO FUNDAMENTAL

Los sistemas automatizados de fertirrigación son capaces de trabajar manteniendo variables de salinidad y de pH ajustados con los equilibrios de la solución, sobre la base de la calidad del agua y del sustrato en que se aplique. Estos equipos entregan con exactitud a las plantas los nutrientes que precisan de acuerdo a su estado fenológico, logran un uso eficiente de los fertilizantes y contribuyen a dar las condiciones para obtener plantas más precoces, homogéneas, con productos de mejor calidad.

A través de microtubos (izquierda) el agua con las soluciones fertilizantes ingresa a los canales o perfiles NFT donde se encuentran las plantas en alta densidad (centro). El agua que sale al final de los perfiles (derecha) es devuelta al estanque hidropónico

–En este tema, en el caso de nuestra empresa, trabajamos de la mano con un laboratorio que hace toda la analítica –explica Andrés Seguel–. Con aquellos productores que apoyamos en la posventa, les recomendamos los ajustes de las soluciones fertilizantes que deben ser aplicadas en el momento. Los resultados son sorprendentes.

La programación de los riegos determina los volúmenes de agua para cada uno de los sectores, las tasas de inyección de las soluciones fertilizantes en los distintos inyectores, discriminando bloque a bloque por variedad, especie, estado de desarrollo, etc. Aunque funciona de manera automática, requiere de un cuidadoso monitoreo, “realmente es como un proceso industrial que opera las 24 horas: registra las condiciones de la planta en cada momento para hacer los ajustes que correspondan”.

UN ASUNTO PRODUCTIVO, PERO MÁS TODAVÍA COMERCIAL

Los invernaderos de este nivel de tecnificación implican un mayor consumo energético, pero el potencial productivo se multiplica.

–Poniendo el caso de tomate como ejemplo, ¿cuál es la diferencia de rendimiento con un invernadero tradicional bien manejado?

–Si produces 15 o 20 kg por m2 en un sistema de invernadero tradicional, con uno tecnificado puedes alcanzar 30 a 40 kg/m2.

–Se duplica el potencial.

–Pero también existen otras variables comerciales. Por ejemplo, el ariqueño deja de producir cuando entra el tomate de Quillota, por costos de distancia y flete. No parecería lógico para él invertir en un invernadero altamente tecnificado para salir con tomate en la época de mayor producción en Quillota. Y el quillotano tendría un gasto muy grande en energía para competir en otoño-invierno con Arica.

Seguel indica que existen bastantes proyectos de invernaderos pequeños de este tipo, incorporando componentes de manejo de clima, fertirriego, control cenital y lateral automático. Sin embargo, en el caso de Novedades Agrícolas se orientan a proyectos mayores, multicapilla, de dos hectáreas o más. Tratándose de productos importados de España, la importación se realiza a pedido, al igual que hacen los demás los representantes de materiales prevenientes de Holanda, Francia o Israel. También existen fabricantes nacionales.

–¿Cuánto cuesta poner un invernadero tecnificado?

–Nuestros productos parten alrededor de los 18 euros/m2. Puedes llegar a 30 euros/m2, dependiendo de lo que pongas. El precio más básico sería un invernadero metálico con cobertura de plástico, ventilación lateral y cenital semiautomática. Nosotros hemos llegado a invernaderos de 50 euros/m2, donde se incluye humidificación, calefacción, ventilación, pantalla de sombreo, pantalla térmica, destratificación, fertirriego, equipos agrometeorológicos, sistema hidropónico… todo.

LAS RAZONES PARA DECIDIRSE A LA INVERSIÓN

Redagrícola acompañó a Andres Seguel a conocer un proyecto en desarrollo, de los hermanos Pablo y Álvaro de Ugarte. Ellos formaron la empresa Agro Comercial DUS Hermanos, donde ocupan las gerencias de producción y de administración y finanzas, respectivamente. Apuntan a habilitar 2 ha de cultivo hidropónico, avanzando en etapas sucesivas de 5.000 m2.

–¿Qué los impulsó a optar por un sistema tan tecnificado?

–En el área de la hidroponía hay muchos productores y la diferenciación entre ellos está dada por el nivel tecnológico–responde Pablo de Ugarte–. Eso nos llevó a instalar el sistema de hidroponía NFT (“nutrient film technology”), en que una película de agua corre por los perfiles y a través de ella la planta recibe los nutrientes y la hidratación. Las raíces van absorbiendo por capilaridad lo que necesitan para crecer en forma óptima.

La tecnología NFT se distingue por la alta densidad y la recirculación del agua. La solución no se pierde, sino que vuelve al estanque para ser reutilizada (ver fotos).

–Una de nuestras banderas de marketing –recalca Pablo de Ugarte– es que somos eficientes en la huella del agua. Con este sistema la vamos a reutilizar y recircular.

Andrés Seguel agrega que no solamente se ahorra el agua, sino también fertilizante, y se evita la contaminación de las napas subterráneas.

EL MODELO DE NEGOCIO DETRÁS DE LA TECNIFICACIÓN

-¿Cómo se refleja la mayor tecnológica en el producto?

–Queremos obtener un producto de un volumen y peso superior al de la mayoría de la competencia. También, en relación a la constancia productiva, nuestro objetivo es cosechar todas las semanas del año un número conocido de plantas. Los productores hidropónicos que no tienen tecnología para eso fallan mucho en invierno y verano. Estamos equipados para calefaccionar en épocas invernales, si resulta necesario, de manera de no parar las épocas más complejas de invierno, justamente lo que nuestra competencia no logra.

Además cuentan con sombreaderos manuales, sistema de humidificación para utilizar en las épocas de mayor temperatura, instrumentos de medición interna y externa de temperatura y humedad, así como sensores de lluvia y viento para los cierres y aperturas en forma automatizada.

Aprovecharon para este emprendimiento una infraestructura de naves y cabezal de riego por equilibrio iónico que ya tenían instalados, pero debieron hacer modificaciones importantes, especialmente en la conducción del fertirriego. Todo ello requirió la capacitación del personal

Tanto Seguel como de Ugarte destacan el hecho de que su proyecto NFT es “made in Chile”, incluyendo los perfiles, de fabricación nacional, lo que lo diferencia de iniciativas similares ya en operación con tecnología importada de Holanda.

El modelo de negocio apunta a contratos de producción con supermercados y clientes institucionales, como empresas que atienden cadenas de restoranes, casinos o compañías mineras, por ejemplo.

–¿En qué cálculo económico se basaron para tomar la decisión de tecnificar?

–Hemos hecho nuestro recorrido a nivel de demanda del mercado y se nos han abierto las puertas en casi todos los lugares que hemos visitado. Lo que ellos están demandando hoy día sobrepasa nuestra capacidad de producción.

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