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Por no respetar propiedad intelectual de variedades licenciadas

Plantaciones ilegales de manzanos fueron arrancadas en las regiones de O’Higgins y del Maule

En medio de verificaciones de rutina de ANA Chile, fueron descubiertos dos campos que producían de forma irregular una de las variedades licenciadas por esta empresa para Chile, por la cual tampoco pagaban royalties.

08 de Julio 2022 Equipo Redagrícola
Plantaciones ilegales de manzanos fueron arrancadas en las regiones de O’Higgins y del Maule

Por Equipo Redagrícola

Dos huertos de manzanos ubicados en las regiones de O’Higgins y Maule, que contaban con más de diez mil plantas reinjertadas con la variedad Rosy Glow cv., sin autorización de ANA Chile -quien tiene las licencias exclusivas de esta variedad en Chile-, fueron recientemente arrancados y todo su material vegetal destruido.

Estas medidas fueron tomadas luego de acuerdos prejudiciales alcanzados entre ANA Chile y los respectivos productores, acuerdos que contemplaron, adicionalmente, el pago de montos de dinero reparatorio.

Con tal de controlar las plantaciones ilegales de variedades protegidas, esto es, sin contar con la licencia correspondiente, el Departamento de Vigilancia de ANA Chile está llevando a cabo un programa que contempla la verificación de huertos de las variedades que la empresa controla, constatando que éstos efectivamente contengan el número de plantas que hayan sido adquiridas a los viveros licenciados, y que el volumen de fruta producida esté acorde con dicha plantación.

De acuerdo a la empresa, dichos huertos mencionados no serían los únicos que se han debido arrancar esta temporada. “El tener que arrancar huertos es una situación muy lamentable, pero creemos que envíar la señal correcta a la industria. Producir fruta a partir de plantas ilegales va en detrimento de aquellos productores que son licenciatarios y que sí respetan la propiedad intelectual”, señala la Ing. Agrónomo Teresa Molina, a cargo del Departamento de Vigilancia de ANA Chile.

“Estas acciones de fiscalización son muy necesarias. Los productores chilenos han pagado royalties por mas de tres millones de plantas de esta variedad, y de esta manera han adquirido derechos para su plantación y producción de fruta, derechos que deben ser protegidos”, comentó Molina.

Molina además lidera otras iniciativas de ANA Chile en esa misma línea: “Esta temporada hemos realizado, entre otras acciones, esfuerzos de comunicación considerables para ir creando conciencia en la Industria a través de anuncios, publicaciones en revistas, videos explicativos, etc. Sabemos que se requieren cambios culturales que toman tiempo, pero creemos y confiamos en nuestros productores y su responsabilidad”.

Cabe destacar que el desarrollo de una nueva variedad de fruta a través de cruzamientos tradicionales puede demorar entre 10 a 15 años, lo que implica un arduo trabajo por parte de los genetistas u obtentores, y conlleva una gran inversión de recursos. Posteriormente se deben llevar al país donde se piensan desarrollar, pasando por procesos de cuarentena y evaluación agronómica, lo que toma al menos 5 o 6 años más.

Es por eso que cada vez que una nueva variedad es evaluada positivamente y se abre al mercado, su propiedad intelectual es protegida, utilizando las herramientas que ofrece la legislación nacional y los acuerdos internacionales en estas materias. De esta forma, la multiplicación, producción y explotación comercial de la nueva variedad es realizada bajo los criterios que sus licenciantes determinan para ese territorio.

Desde el viverismo y luego en la administración de variedades, Luis Fernández, Gerente de ANA Chile, ha visto evolucionar a la Industria chilena en términos de respeto por las variedades licenciadas: “En términos generales, el cumplimiento de normas sobre propiedad industrial e intelectual de variedades ha sido un tema de adopción lenta en nuestra industria frutícola. Para muchos agricultores esto ha significado un profundo cambio en su forma de ver el negocio, donde en pocos años, la genética adquirió particular relevancia y es uno de los factores principales que permite a la fruticultura chilena continuar siendo competitivos en mercados cada vez más exigentes”.

Fernández asegura que “muchos productores y exportadores han tomado conciencia del valor que tiene la genética, que su acceso tiene un legítimo costo y que las variedades se han transformado en un insumo crítico en los proyectos frutícolas, y por todo lo anterior, deben ser protegidas tanto por quienes administran las variedades, como por las autoridades e incluso por los mismos usuarios que, a través del pago de royalties, han adquirido derechos para su explotación”.

Finalmente, Teresa Molina señala sobre el trabajo de monitoreo en curso que realizan en ANA Chile, que continuarán sus programas de vigilancia durante ésta y las futuras temporadas, “visitando viveros y huertos productivos en cada una de las especies con las cuales trabaja, con el objetivo de proteger los intereses de todos los participantes en la cadena de valor que trabaja por generar y llevar a la industria nuevas oportunidades varietales, incluyendo también los derechos que productores y comercializadores han adquirido legítimamente a través del pago de sus royalties”.

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