“El 70 % de los fondos de FIA irá a pequeñas y medianas empresas”
Fernando Bas asumió como nuevo director ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) el 1 de marzo. Agrónomo con 30 años de experiencia en docencia, investigación científica y consultorías en producción animal y manejo de la vida silvestre, no es un recién llegado a la entidad. A partir de 2010 se desempeñó como subdirector y jefe de la Unidad de Desarrollo Estratégico de FIA. Por eso, ya en su nuevo cargo, tiene claras las ideas que quiere implementar en los dos años de gestión que tiene por delante.
Bas explica que FIA, perteneciente al Ministerio de Agricultura, está enfocada en promover la innovación en los sectores agroalimentario y forestal. Por eso, quiere que los productores la vean como una entidad accesible. “Pretendemos instalar una cultura de innovación. Queremos que frente a problemas o a la realidad de todos los días del productor, él tenga en la mente la opción de decir qué idea innovadora podría desarrollar, que se pueden buscar salidas alternativas y que para eso hay posibilidades de conseguir financiamiento”, sostiene.
LA NUEVA GESTIÓN DE FIA
Consciente de que su cargo es de confianza del Ministro de Agricultura, Fernando Bas se proyecta hasta marzo de 2014, cuando culmine el actual periodo presidencial. Lo hace con especial hincapié en tareas concretas como la realización de talleres y seminarios informativos, y en la programación de visitas de expertos.
“En estos dos años queremos capacitar y desarrollar competencias en las pequeñas y medianas empresas, para que sean capaces de formular proyectos de innovación”, señala. Por otra parte, explica, hay muchas innovaciones o ideas que ya se están implementando en otras regiones, que serían provechosas conocer. “Queremos mostrar cómo se han implementado y por eso estamos con un proyecto de traer gente, en este caso científicos de otros países, que han abordado temas como uso eficiente del agua, mejoramiento genético y manejo predial. Tratamos de vincular fuentes de información a las cuales habitualmente uno no accede, para que cuenten su experiencia”.
¿Qué diferencia tiene la visión actual de FIA en relación a la de años anteriores?
La esencia es la misma, pero donde hemos hecho un cambio radical es que antes un alto porcentaje de las iniciativas –entre 60 % y 70 %- iban a financiar proyectos de universidades y centros de investigación. El vuelco que hemos intentado dar es que esto sea al revés: que el 70 % de las iniciativas sean una ayuda directa a pequeñas y medianas empresas. Hemos observado que FIA ha tenido un rol importante, pero financiando muchos proyectos que se quedan en un informe publicado en una revista científica y no son llevados a la práctica. Nos interesa que las universidades y los centros de investigación participen, pero como socios. El principal actor debe ser el productor, porque él es el que tiene el problema y es él a quien le interesa tener una solución. Por lo tanto, queremos asegurarnos que, si el proyecto tiene éxito, el resultado se aplique y tenga un impacto concreto en el negocio.
¿Qué tipos de proyectos buscan financiar?
Nosotros estamos abiertos a todas las propuestas que nos lleguen, en cualquier ámbito que tenga que ver con el sector agroalimentario. Puede ir desde el área económica, en que hay una empresa agrícola que nos propone una nueva forma de pagar los sueldos, hasta una nueva tecnología que alguien quiere traer de Europa y adaptar a Chile. A todos los rubros agrícolas, forestales e incluso acuícolas, les damos la bienvenida.
Apuntamos a identificar las mejores ideas en términos de innovación, que van a tener un impacto positivo y van a mejorar el negocio. Por lo tanto, nuestro foco está en algo que termine en el mercado. No tenemos miedo de decir que lo que le interesa a FIA es que, al financiar proyectos de innovación, nuestros productores, las empresas, mejoren su negocio, sean más rentables. Porque al final eso se traduce en que hay más empleo.
¿Cómo ha sido la evolución de la asignación de recursos?
Hemos mantenido nuestro presupuesto, con un 2 % ó 3 % de aumento cada año. Pero, dado que el Presidente dijo que 2013 será el año de la innovación, esperamos aumentar más los recursos. Lo bueno es que, de todas formas, entre 2010 y ahora hemos podido triplicar el número de proyectos a financiar. Partimos financiando 30 proyectos al año y ahora vamos como en unos 50. Esperamos llegar a 90 a final de 2012.
¿Cómo se complementan los recursos de FIA con otros fondos?
Tenemos una coordinación muy estrecha, en particular con Corfo a través de sus fondos de Innova, y con Conicyt. Hay nichos establecidos. El rol de Conicyt está más enfocado a financiar investigación que no necesariamente se traduce en un producto o proceso que pueda llegar al mercado. Innova de Corfo tiene varios instrumentos, que van desde la investigación aplicada hasta productos para el mercado, que si uno los mira puede decir que son bastante parecidos a los que tiene FIA. Nosotros, sin embargo, tenemos un nicho muy particular, que es el sector agroalimentario; generalmente, nuestro grupo está compuesto más bien por agricultores medianos y pequeños. Corfo, en cambio, apunta a empresas más grandes.
DEFINICIÓN DE INNOVACIÓN Y LÍNEAS DE FINANCIAMIENTO:
La institución busca cofinanciar la búsqueda de mejoras o nuevos productos o procesos que permitan reducir costos, aumentar ingresos y, en definitiva, mejorar la rentabilidad de un negocio. “Ésa es la definición de innovación que manejamos”, afirma Bas. Para ello se han implementado tres grandes líneas de financiamiento. La primera está destinada a proyectos de innovación, con un aporte máximo de $150 millones para solventar hasta el 80 % de un emprendimiento, con un plazo máximo de ejecución de 36 meses. La segunda apunta a respaldar giras de innovación –con un aporte FIA máximo de $ 5 millones-, que les permitan a grupos de 5 a 12 personas generar redes de contacto y conocer soluciones innovadoras en diversas zonas de Chile o del extranjero. Y la tercera línea se refiere a solventar consultorías en innovación, que generen soluciones innovadoras para un problema u oportunidad. FIA financia un máximo de $5 millones por el 70 % del costo.
HORTENSIAS:
Innovadora oferta de flores de exportación de alto valor
En el secano de la Sexta Región se desarrolló un proyecto para producir hortensias de corte, que busca abrir otros caminos a la exportación tradicional de flores. El experimento está dando buenos resultados.
Sólo unas pocas hectáreas de un campo ubicado en Litueche, a pocos kilómetros al sur del río Rapel en la Región de O´Higgins, pero bastan para marcar un proyecto innovador. En realidad, sólo unas 30 de las casi dos mil hectáreas del Fundo San Vicente son utilizadas para producir flores de corte. Las plantaciones, que pertenecen a la familia Doberti, comenzaron hace unos quince años con leucadendron. Y a partir de 2010 se ampliaron a las hortensias con 8 variedades de Hydrangea macrophylla. “Siempre estoy explorando nuevas alternativas de producción dentro del rubro y la hortensia tiene un alto valor”, dice Antonio Doberti, a cargo del cultivo de flores en el fundo.
El proyecto –desarrollado entre 2007 y 2012 y cofinanciado por FIA-, tuvo un costo total de $84 millones. Buscó conseguir material vegetativo desde Holanda, adaptarlo –mediante diversos experimentos- para obtener flores de corte, producir varas en un volumen comercial y desarrollar los adecuados canales de comercialización.
“La hortensia es una especie que se adapta bien a la zona, favorecida por el clima templado con inviernos fríos”, dice Katherine Searle, coordinadora de la iniciativa. Lo cierto es que 2012 marca el primer y exitoso año de comercialización de estas flores para el Fundo San Vicente. A través de la empresa Chilfresh –los productores venden las hortensias puestas en el aeropuerto de Pudahuel- fueron exportadas 4.300 varas a Estados Unidos y otras 3.500 se han vendido en el Terminal de Flores de Santiago. La elección del mercado se debió a la amplia experiencia que los Doberti tenían trabajando en él.
Así, explican en FIA, la hortensia se podría transformar en una alternativa que permita a la región diversificar su oferta, dominada por el leucadendron. Y es que el margen de crecimiento para su producción podría ser enorme, dado que en 2011 las exportaciones nacionales de hortensias representaron sólo el 2,36 % de las ventas al exterior de flores de corte. El éxito de los Doberti, sin embargo, está en una etapa primaria. “La cosecha y poscosecha son altamente demandantes de mano de obra calificada, por lo que de la disponibilidad de ésta dependerá el tamaño del negocio”, aclara Antonio.
Tal como ocurre con la fruta, Chile se vería beneficiado por la producción y exportación de flores en contraestación, para abastecer a destinos como Europa, Estados Unidos y Japón. “La época de cosecha de la flor es muy difícil de modificar, condición que hace que en el Hemisferio Norte no sea posible producirla en el mismo periodo que en nuestro país”, explica René Martorell, supervisor de la iniciativa y ejecutivo de innovación de FIA. Lo cierto es que, cada vez más, los mercados demandan una oferta estable de especies durante el año, y en la época de noviembre a marzo hay poca disponibilidad de Hydrangea cortada.
Proceso de Producción
El terreno que ocupan las hortensias en el Fundo San Vicente es de sólo una hectárea. Bajo una malla rachel hay plantadas ocho variedades de hortensias, que muestran sus diferencias en los tipos de hoja y el color de las flores. Hay que tener cuidado con pulgones y botritis, y “la humedad es factor perjudicial para la hortensia”, dice Alberto López, jefe de campo que trabaja en el fundo hace 24 años.
A fines de enero comienza la cosecha. Cada jueves en la mañana –de manera de extraer las flores a bajas temperaturas- cuatro personas comienzan a cortar las varas y las coloca en una solución hidratante, donde las dejan un par de horas. A continuación las ponen en agua y las llevan a un contenedor frío (2°C). Luego se hace el proceso de selección y embalaje y se guardan en cajas de 30 varas. Desde que se cortan hasta que son enviadas al aeropuerto, no demora más de un día.
BIO INSUMOS NATIVA
Biocontrol de enfermedades de poscosecha
La empresa Bio Insumos Nativa ha desarrollado una serie de exitosos controladores biológicos para la agricultura. Los últimos, que verán la luz a partir de 2013, se basan en microorganismos extremófilos para el control de enfermedades de poscosecha en fruta de exportación.
“Para nosotros la innovación es resolver problemas que sean rentables. Detectamos una necesidad de la industria y buscamos nuevas formas que la resuelvan de forma integral”, dice Eduardo Donoso, gerente de desarrollo y producción de Bio Insumos Nativa. Como uno de los tres socios fundadores de la empresa, este agrónomo y magíster en ecología lleva diez años trabajando en soluciones biológicas para la agricultura.
Junto a sus socios Paulo Escobar y Gustavo Lobos se pusieron como meta ser la empresa productora y comercializadora de bioinsumos líder a nivel nacional y lo están logrando. Desde San Javier, Región del Maule, han lanzado al mercado un fungicida y estimulante biológico (Trichonativa), un bactericida para hortalizas (Nacillus), un insecticida (Betck-03) y un estimulante biológico (Biomongen). Planean sacar dos productos más este año y tienen otros cinco en proceso de registro. Gracias a canales de distribución propia y a convenios con empresas como Martínez y Valdivieso, y BASF, distribuyen desde Arica a Osorno. “Vamos a dejar de ser pyme en algún momento. Estamos haciendo las cosas para crecer de verdad”, anticipa Donoso.
Gracias a su constante búsqueda por innovar, en 2003 fueron galardonados con el Premio a la Innovación Agraria de FIA, entidad a la que postulan proyectos de manera permanente. “Lo que ha permitido FIA es una investigación básica aplicada, para que el desarrollo lo hagan las empresas y no solo universidades”, reconoce el gerente de la empresa. El último trabajo que Bio Insumos Nativa concluyó en diciembre de 2011 después de cuatro años, fue “Desarrollo de un formulado de microorganismos extremófilos para el control de enfermedades de poscosecha en fruta de exportación”. Sus hallazgos permitirán elaborar dos nuevos productos, uno de los cuales saldrá el mercado en 2013.
BIOCONTROL DE PUDRICIONES DE POSCOSECHA
Hasta la fecha, los productos de Bio Insumos Nativa están abocados a la precosecha. Pero sus clientes –grandes exportadoras como Unifrutti, Surfrut, Copefrut, Subsole, Greenvich, Del Monte- comenzaron a pedir algo para poscosecha. Los productos biológicos que estas compañías habían utilizado eran escasos y poco efectivos, mientras que el uso de químicos está cada vez más limitado.
Entonces, desarrollar un producto que controle de manera biológica los hongos causantes de pudriciones sería un éxito. “Un químico, si se rompe la cadena de frío, sigue controlando al mismo nivel de eficacia. En cambio, un organismo, si se rompe la cadena de frío o se modifica la atmósfera, incrementa su actividad al igual que el patógeno. Entonces, si el patógeno tiene condiciones que lo predisponen más, el control biológico también va a tener mejores condiciones para controlar. Eso permite controles más estables en el tiempo”, explica Donoso.
Lo que se hizo fue buscar microorganismos que vivieran en ambientes fríos, debido a que la idea era funcionar principalmente en lugares con bajas temperaturas. Por eso se investigaron controladores en huertos, líneas de embalaje, cámaras de frío y ambientes fríos naturales, para seleccionar cepas con la mayor capacidad competitiva. Se recolectaron, aislaron e identificaron y se les hicieron pruebas in vitro (laboratorio), in vivo (fruta inoculada), y en condiciones comerciales (terrenos de dos o tres hectáreas y packing).
De las 165 cepas de microorganismos aislados y evaluados, se llegó a 100 con algún nivel de capacidad de control de patógenos de poscosecha (colletotrichum, botryosphaeria, aspergillus, geotrichum, botrytis, neofabrea, rhizopus y penicillium). Con las mejores de ellas se realizaron ensayos in vivo en manzanas, kiwis, limones, cerezos, uvas, granado, arándano y goldenberries. Con aquellos que obtuvieron resultados, se efectuaron pruebas en pre y poscosecha en cultivos de manzano, cerezo y uvas. Paralelamente a esto, se evaluaron posibles efectos negativos de las cepas seleccionadas sobre las frutas en estudio, como generación de pudriciones o proliferación de micelio o conidias.
“Logramos incrementar la poscosecha de uva de mesa entre 15 y 20 días. En manzana logramos niveles de control similares a un químico, de hasta 120 días. En cerezo también logramos reemplazar 60 días el uso de productos químicos. Y en arándanos, estamos llegando a 45 días de poscosecha”, explica Donoso.
A partir de estos resultados, la empresa buscará desarrollar dos formulaciones líquidas, una para pre (campo) y otra para poscosecha (packing). La primera se utilizará para asperjar de manera más tradicional, y la segunda se empleará en las líneas de embalaje. Mientras la de precosecha ingresará este año para ser registrada por el SAG –por lo que se calcula que podrá comercializarse en 2013-, todavía se tiene que trabajar un poco más en la formulación para packing.