Marcela Esterio: “Debemos preservar las moléculas botryticidas que nos quedan”
El Laboratorio de Fitopatología de la Universidad de Chile recibe muestras de tejido vegetal infectado de todas las zonas productoras de uva de mesa para diseñar programas en base a cada población de botrytis en particular.
En las distintas zonas productoras de uva de mesa el nivel de sensibilidad de botrytis a los fungicidas es muy variable, incluso de predio a predio, porque depende de las poblaciones predominantes del hongo (genotipos) y de los manejos que en ellos se realizan. “De acuerdo a los manejos de cada productor se puede o no desarrollar resistencias de tipo específicas o del tipo multidroga pero, también va a depender de las condiciones medioambientales imperantes durante los períodos más críticos para el desarrollo de infecciones (floración, desde inicio a Plena Flor y desde envero a precosecha), las que pueden favorecer o no la generación de resistencia (ej. zonas con mayor o menor humedad o lluvia). Generalmente, la resistencia a fungicidas es provocada por el mal diseño de los programas fitosanitarios debido fundamentalmente a que no se monitorea la sensibilidad -a las distintas moléculas- de las poblaciones predominantes de botrytis a nivel predial”, incluso pueden detectarse diferencias en sensibilidad en un mismo predio según cultivar, explica Esterio.
LA CLAVE ESTÁ EN MONITOREAR LA SENSIBILIDAD DE LAS POBLACIONES DE BOTRYTIS
El monitoreo se puede realizar enviando muestras de tejidos vegetales al Laboratorio de Fitopatología de la Universidad de Chile, en donde se determinan los niveles de infección por botrytis en Floración y Precosecha, y se efectúan rescate de un número representativo de cepas del hongo sobre las cuales se evalúa el comportamiento de sensibilidad a las alternativas botryticidas, particularmente sobre las moléculas fungicidas base utilizadas previamente por los predios usuarios en las épocas y temporadas precedentes. La idea es diseñar programas dirigidos a cada población particular.
“En este momento la mayoría de la gente que trabaja bien monitorea al menos una vez al año. Para diseñar una buena estrategia para la próxima temporada se debe colectar muestras en poscosecha de pámpanos con pudrición, no menos de siete muestras, por ejemplo, en un cuartel de 5 ha. De esas 7 muestras se recuperan a lo menos entre 3 y 4 aislados por lo que tenemos un universo de entre 21 y 28 aislados (universo muestral), los que se someten a las moléculas que pensamos podrían utilizarse en Floración. Los resultados a obtenerse en esos análisis le permitirán a los productores conocer el comportamiento de las poblaciones que predominan en sus predios y con esta información diseñar él o los programas más adecuados según condición, asegurando un óptimo uso de las alternativas fungicidas actualmente disponibles en el mercado nacional y que cuentan con registro en los mercados de destino. Antes no se monitoreaba y hoy todavía hay muchos productores que no lo hacen. Sin embargo, el monitoreo de sensibilidad es una condición básica para controlar botrytis y mantener la sensibilidad de las moléculas botryticidas en que actualmente no se han detectado pérdidas de sensibilidad; y/o recuperación de los niveles de sensibilidad de importantes moléculas, en las que sí se han detectado”. Se debe optimizar el uso de los fungicidas, señala la investigadora.
Marcela Esterio indica que tanto en Chile como a nivel mundial se han detectado dos tipos de resistencia, la resistencia específica y la resistencia multidroga. La primera de éstas corresponde a la que se genera por el mal uso de un fungicida, lo que no significa que el producto en problemas sea malo, aclara. “El mal uso puede ser por subdosis, por dosis demasiado altas, por repetición del producto o porque el producto es aplicado en momentos inadecuados. Eso gatilla la resistencia específica”, explica.
La resistencia multidroga, es una resistencia de tipo leve a moderada a moléculas fungicidas no relacionadas, que es consecuencia de una alta presión de selección por fungicidas debido a excesos de condiciones favorecedoras para el desarrollo de infección (uso de moléculas de distinto modo de acción, fungicidas en mezcla, en los cuales generalmente la molécula base se encuentra en menor concentración; y ausencia de monitoreos de los cambios en sensibilidad de las poblaciones predominantes del hongo a los distintos fungicidas).
EL DESARROLLO DE RESISTENCIAS ESPECÍFICAS
Con la fitopatóloga repasamos lo que ha ocurrido con la resistencia a diferentes productos. “Lo primero que sucedió a nivel mundial y en Chile, fue el desarrollo de resistencia a fungicidas del grupo de los benzimidazoles. Alrededor de 1978 los únicos fungicidas eran benomilo (Benlate) y Captan. El benomilo era una excelente molécula porque era sistémica, es decir, se aplicaba y permanecía. El gran problema de esta molécula es que su modo de acción es unisitio por lo que al aplicarse de manera repetitiva se desarrolló rápidamente resistencia a éste tipo de fungicidas.
Según su recuento, posteriormente se introdujeron en el mercado nuevas moléculas, las dicarboximidas, de las que a Chile llegaron tres: procimidone (Sumisclex), vinclozolin (Ronilan) e iprodione (Rovral) que es la única que actualmente se encuentra disponible en el mercado. Para la investigadora, iprodione es un muy buen producto con un amplio espectro de acción, pero por ello con una efi cacia comparativa menor que la de productos más específi cos. Al igual que en el caso de los benzimidazoles, el uso excesivo de las dicarboximidas en poco tiempo generó también resistencia.
Luego llegó la revolución de los fungicidas orgánicos. El primero fue BC-1000, producto que se desarrolló en Chile. “En esas condiciones fue una estrategia antiresistencia fantástica, porque este producto controlaba las cepas resistentes a dicarboximidas y a benzimidazoles”, indica Esterio.
Entonces, como otra alternativa de defensa, llegaron las anilopyrimidinas (cyprodinil y pyrimethanil). “La primera que llegó fue cyprodinil, una excelente molécula, pero ya traía antecedentes de que en Europa había provocado resistencia por lo que presentaba alto riesgo. Debido a esto se le añadió fluodioxonil como buffer para atenuar el riesgo de resistencia puesto que si hubiéramos aplicado anilopyrimidinas solas hoy tendríamos resistencia y no habría control efectivo”, explica la fitopatóloga.
La utilización de las hydroxyanilidas (fenhexamid) en Chile se dio a inicios del 2000, constituyéndose hasta la fecha en la única molécula botryticida específi ca del mercado, pero “lamentablemente siendo un producto excelente debido a un mal uso (uso repetitivo a través de la temporada y particularmente durante el periodo de precosecha), se ha estado generando pérdida de sensibilidad, que en algunos casos ha significado pérdidas de eficacia a nivel de campo.
MEZCLAS DE PRODUCTOS Y RESISTENCIA MULTIDROGA
Después de fenhexamid aparecieron las carboxamidas (boscalid) solas o en mezcla con estrobilurinas. Hasta la fecha solo en algunos casos se ha detectado una leve pérdida en sensibilidad a boscalid, pero sin riesgo de pérdida de eficacia a nivel de campo. “Hay varios productos, dice la investigadora, que incluyen una estrobilurina y una carboxamida (ej. Bellis) y otros con trifloxystrobin y pyrimethanil (ej. Twist Duo). Es así que aparecieron diferentes mezclas con el fin de evitar resistencia específica (Switch, TieBreak, Bellis, etc.)”. En esta etapa se comenzaron a aplicar mezclas de productos con diferentes modos de acción en distintas épocas para no generar resistencias del tipo específicas.
Pero, según describe la experta, es como si un enfermo tomara varios antibióticos contra una bacteria. De este modo también se genera resistencia. Sin embargo, esta vez la resistencia es múltiple: Resistencia Multidroga y desde el punto de vista de la resistencia es similar a la aplicación de una subdosis debido a que está relacionada con una sobre expresión de proteínas de membrana del hongo que afectan el ingreso del fungicida al interior de la célula fungosa. En Francia se detectó por primera vez resistencia multidroga alrededor del año 1994 y desde entonces siempre ha ido en alza”.
En Chile la primera detección de resistencia multidroga se produjo en 2008, “la reportamos en 2009 y a la fecha se ha incrementado, dice Esterio. Aunque, como antes no se había estudiado, no hay mucho con qué comparar. Como resultado de la prospección que realizamos pudimos determinar que la resistencia multidroga se incrementa en las zonas con mayor presión de selección por botryticidas, debido a sus condiciones ambientales. Esto es en parte de la V Región, RM y VI Región. Evaluamos la virulencia de las cepas con resistencia multidroga (RMD) y resultaron más agresivas”.
En Chile los fenotipos de resistencia multidroga que se han identificado hasta el momento corresponden al multidroga 1 o MDR1 asociado a resistencia leve a moderada a anilopyrimidinas y dicarboximidas, leve a moderada a phenylpirroles y alta sensibilidad a hydroxyanilidas (fenhexamid). Pero se han detectado en muy baja proporción (2-3%). Un segundo fenotipo se caracteriza por presentar además de resistencia del tipo leve a moderado a anilopyrimidinas, dicarboximidas, phenylpirroles, resistencia a hydroxyanilidas. La MDR1 es gatillada por los phenylpirroles y la segunda aparentemente por fenhexamid.
PLATAFORMA ONLINE Y MAPEO DE RESISTENCIA A FUNGICIDAS
En base a todos los antecedentes antes descritos, el equipo de fitopatólogos de la Universidad de Chile este año postuló nuevamente a un fondo de interés público para la competitividad de InnovaChile de CORFO, con una propuesta en la cual el principal objetivo es “Aumentar la competitividad de la uva de mesa chilena a través del establecimiento de una plataforma on line, de apoyo a la toma de decisiones, para optimizar el uso de fungicidas en el control de botrytis”; propuesta que fue adjudicada (Código Innova: 11BPC-9947), en ésta participan FEDEFRUTA F.G. como Asociado Mandante y CORFO financia la puesta en marcha de esta plataforma que se inició este año con 5 puntos o predios en cada una de las principales regiones afectadas (aunque en la VI Región ya hay 30 puntos)”. En el proyecto se está midiendo la sensibilidad a 7 moléculas fungicidas y además se está evaluando la frecuencia de aislados de botryrtis que presentan resistencia multidroga”. A esta plataforma de información por Internet podrán acceder todos los productores interesados.
De igual manera los productores deberán hacer sus análisis pero podrán comparar sus resultados con los promedios a nivel Comunal, Provincial y Regional. “Creemos que esta iniciativa será un gran apoyo para diseñar las estrategias de control de modo que los programas sean más eficaces, que se apliquen menos fungicidas y ojalá los fungicidas justos. Debemos llegar a los mercados con un menor número de moléculas residuales, para proteger la industria de la uva de mesa nacional, pero también debemos proteger la industria de los agroquímicos ya que es de gran importancia prolongar la vida útil de los fungicidas de acción botryticida actualmente disponibles en el mercado nacional. Sí los productores seleccionan adecuadamente las moléculas según las características de sus poblaciones locales se evitará el riesgo de generar resistencia y por otro lado se podrá recuperar moléculas actualmente en problemas, lo cual es bastante importante ya que por el momento no se visualiza la introducción de nuevas alternativas de control”, señala Marcela Esterio.
Según la investigadora, es clave proteger las moléculas fungicidas actualmente disponibles porque los mercados exigen uva de mesa sana a los exportadores. Por esto, enfatiza la fitopatóloga, se debe considerar en el manejo de las infecciones por botrytis un control integrado utilizando todas las herramientas actualmente disponibles: prácticas culturales (uso de aire forzado, manejo de canopia, arreglo de racimo), uso de antagonistas biológicos y fungicidas orgánicos… pero además, “necesitamos disponer de moléculas eficaces para la protección de los periodos más críticos de infección (floración y envero a precosecha)”.