El reto de plantar en febrero y cosechar en septiembre
Un importante respaldo hídrico, sustentado en la construcción de reservorios y también de pozos, ha permitido a Agrícola Alaya aumentar su superficie cultivada, que hasta ahora incluía 600 hectáreas (ha) de paltos. En 2020, el crecimiento vendrá de la mano del arándano, del cual están en proceso de instalación de las primeras 100 ha, de un proyecto total de 300 ha. Sin embargo, esas 200 ha restantes se tiene pensado plantarlas en otra zona productiva del país.
Agrícola Alaya fue una de las últimas empresas en instalarse en el Proyecto Olmos, iniciando sus operaciones en enero de 2016. En noviembre de ese mismo año instalaron las primeras 200 ha de paltos, tras las cuales sembraron dos bloques más de 200 ha cada uno, finalizando en abril de 2017, proyectando producciones sobre las 20 t/ha cuando los árboles estén en plena producción, según prevé su gerente general, José Lira. 2020 ha sido el año del cambio. El año en el que han iniciado un proyecto con otro cultivo: el arándano, como parte de una estrategia comercial de complementar las producciones de palta que tienen en Olmos.
Agrícola Alaya fue constituida por un grupo de inversionistas liderados por la familia Bulnes, de origen chileno. La decisión de instalarse en Perú estaba clara desde hace un tiempo, aunque no así el lugar. Se decidieron por Olmos tras haber evaluado otras zonas productivas como Chavimochic (La Libertad) y Chepén (Lambayeque). “Creo que no nos equivocamos, porque es una zona buena para la producción de paltos y arándanos. Se trata de un valle precoz, con un área de gran tamaño y agua de buena calidad de agua”, precisa Lira.
La apuesta por el arándano también ha pasado por un tema hídrico. Si bien todas las empresas que forman parte del Proyecto Olmos reciben una dotación de 9,032 m3/ha/año, en Agrícola Alaya han decido tomar al toro por las astas, ya sea almacenando u obteniendo el recurso desde el subsuelo, siendo la empresa con mayor respaldo de agua que hay en el valle.
“Cuando hicimos nuestro balance, nos dimos cuenta que podíamos sembrar más superficie”, sostiene Lira. Si se hubiesen decidido por el palto, podrían haber incluido 60 o 70 ha más, pero con los arándanos, la cifra subía a 100 ha nuevas, “que nos permitirá mantener un grupo estable de trabajadores por más tiempo con nosotros, gente a la que se capacitará para tener mano de obra especializada, porque para muchos de ellos, por ejemplo, el arándano es un fruto que no conocen”, sostiene el gerente. Además, con el volumen de fruta pronosticado por la compañía para ambos cultivos, la empresa podrá planificar la construcción de un packing, ya que hasta ahora contrataban ese servicio a terceros, ya sea en el propio Olmos o Chepén.
Lira cuenta que el proyecto total de arándanos de la compañía es de 300 ha, pero las otras 200 no tendrían cabida en Olmos. Para ellas están explorando otras zonas de producción en el norte del país, probablemente en Chavimochic.
LAS PARTICULARIDADES DE OLMOS PARA LA PRODUCCIÓN DE ARÁNDANOS
Pero, comparándola con otras zonas del país, ¿Olmos es una buena zona para producir arándanos? “Aún no tenemos la experiencia productiva aquí”, apunta José Lira. “Sí tenemos los comentarios de otros que sí están produciendo aquí y nos han dicho que las producciones son más favorables y precoces”, añade. Y eso se refleja en la tasa de crecimiento de las plantas, que es más rápida.
“Sin embargo, Olmos tiene una desventaja, y es que desde la tercera semana de diciembre hasta febrero, e inclusive marzo, hace muchísimo calor, que afecta a una fruta que es 100% agua. Es un inconveniente porque las altas temperaturas afectan a la productividad en cosecha. Por eso es que las cosechas en Olmos no se extienden más allá de enero”, explica Ismael Fernández, ingeniero agrónomo, especialista en arándanos y asesor de Agrícola Alaya; que cuenta con más de dos décadas de experiencia desarrollando proyectos de berries en Chile, Perú y México. Pero no todo es desfavorable, porque esas temperaturas coinciden con la fecha de plantación y formación de las plantas, con el fin de dejarlas listos para que puedan producir en la época de menores temperaturas. “Para hacer una planta rápida, necesitamos temperatura y riego”.
Climáticamente, la mayor diferencia entre Olmos y Chavimochic (la principal zona productiva del Perú) es el clima costero, que tiene un efecto sobre la fruta, “ya que hay que esperar hasta las diez u once de la mañana para que el rocío se asiente, porque ese rocío, en época de cosecha, trae desventajas porque la fruta estará húmeda. No es que sea algo muy exagerado, pero sí ocurre. Sin embargo, esta situación no debiese ocurrir en Olmos”, explica Fernández.
UN PROYECTO SUSTENTADO EN UNA SOLA VARIEDAD: VENTURA
La variedad escogida fue Ventura, del programa de mejoramiento de Fall Creek, que ha presentado mejores características y una gran productividad en el país. “Al menos, entre todas las variedades que me ha tocado producir. Por ejemplo, si bien la industria del arándano en Perú se inició con Biloxi, en Chavimochic, Ventura es una planta que le ganó a esa variedad”, afirma el asesor.
La planificación de la plantación se había hecho para finales de enero, pero finalmente esta se inicio un mes después, y el objetivo es entrar en producción en septiembre próximo, proyectando una cosecha de unas 4 t/ha “En siete u ocho meses, con una planta bien llevada, se puede obtener una cosecha importante”, sostiene Ismael Fernández, asesor, especialista en arándanos.
La necesidad de polinizar con abejas
Antaño, la zona donde hoy se ubica el Proyecto Olmos, era para la extracción de madera. Ese era uno de los medios de subsistencia de los habitantes de localidades cercanas. Eso, hasta que un proyecto del gobierno, buscando nuevas alternativas productivas, propuso la apicultura, sin saber que vendría este gran desarrollo agrícola. “Hoy hay mucho apicultor en la zona y, cuando se instaló el palto aquí, surgió de inmediato la necesidad de contar con colmenas. Hay una alta demanda, considerando la superficie de paltos y arándanos. Nosotros alquilamos unas 3,000 colmenas por campaña, que aumentarán con esta nueva superficie de arándanos que estamos instalando”, explica Lira, sobre un cultivo que necesitaría entre 4 y 6 colmenas/ha.
Para el desarrollo del proyecto, se han abastecido de plantas desde Fall Creek, de dos orígenes distintos. Una parte del material llegó a Olmos directamente desde la sede central de Fall Creek, en Oregon, EE UU y que, al momento de la entrevista y visita al fundo (a mediados de febrero), estaban en proceso de engorda en el propio campo de Alaya. Las otras las suministraron desde Cañete, ya listas en formato de ‘1 litro’.
“Las plantas de Oregon las trajimos en formato ’38 Cell Liner’, es decir, 38 plantas en una bandeja. Si bien es posible trasplantarlas directamente en terreno, hay que tener bastante especialización y cuidado de no cometer ningún error, incluso después de dos o tres meses tras haberla plantado. Por eso es que hemos preferido que pasen una fase de engorda”, explica Ismael Fernández.
– Desde que llegaron, ¿crecieron bien?
– Muy bien. Quedé muy sorprendido por la velocidad de la tasa de crecimiento aquí. Y ha sido un crecimiento homogéneo. En esta etapa se han regado 10 minutos al día y hemos acidificado con ácido fosfórico.
Presión de plagas
“El tema sanitario es una preocupación, porque a medida que ha ido creciendo la superficie cultivada, se han ido instalando plagas más comunes. En palta, ya tenemos arañitas, queresas, y el bicho del cesto’, por ejemplo. No hay ninguna plaga fuera de lo normal, pero son plagas que hace un par de años no teníamos, por el hecho de estar cultivando en medio del desierto. Si bien la presión sigue siendo menor, creo que, a la larga, será igual que en otras zonas productoras. Además, las altas temperaturas hacen que los ciclos reproductivos de las plagas sean más rápidos. Aquí no podemos cometer un error en el control de las plagas, porque podría provocar graves daños,”, explica José Lira.
Paranomala también ha causado problemas en Agrícola Alaya. Lira cuenta que en cada trampa de luz había entre 3,000 y 4,000 insectos, a los que sumaban otras trampas. “Al final del día, los reportes nos decían que caían entre 1.5 y 2 millones de adultos cada día en la época de mayor presión”, precisa. Al palto ataca a la hoja y después va al fruto, “basta que lo raspe para que ese fruto no se pueda exportar”, cuenta.
Una de las plagas que afecta severamente al arándano es el ‘gusano del suelo’, especialmente en las primeras semanas de plantación. Precisamente para evitar ese riesgo es que decidieron llevar esa planta a una maceta de 1 litro, que tiene un mayor volumen radicular. “Teniendo ese mayor volumen radicular nos aseguramos de que la planta pueda sobrevivir estos primeros dos meses, que son críticos”, precisa José Lira. “Lo ideal es que ocupe su volumen radicular de un litro porque así estará mejor preparada para ir al campo”, complementa Fernández.
“Cuando la planta cumpla el periodo de engorda y esté terminada, si es que todo anda bien, debieran ser homogéneas entre ellas: Por lo tanto, al llevarlas al campo se verá un cultivo muy parejo. Eso es algo que cuesta conseguir a través de riego por aspersión, sobre todo porque cae mucha agua donde no debe caer y también hay mucha evaporación. Sin embargo, con el gotero estaca nos aseguramos que se está aplicando agua en la misma cantidad de agua y nutrientes a cada planta. En esta etapa debemos ser muy precisos, porque también podría pasar que se tapen los goteros. Por eso es que debe haber una persona encargada, revisando que eso no ocurra. Si se tapa un gotero, no se tapa una planta, se tapan cuatro”.
La planificación de plantación que seguirán en Alaya es la siguiente: las plantas que arribaron desde Cañete se comenzaron a plantar a finales de febrero, cubriendo 50 ha. Las que estaban en el proceso de engorda en el propio campo, se plantarán a continuación, cubriendo 30 ha, mientras que las 20 ha restantes se plantarán en mayo y también vendrán del vivero de Fall Creek de Cañete. La densidad de plantación es de aproximadamente 5,000 plantas/ha, confirman los responsables.
Mano de obra foránea
En época de cosecha han suplido la falta de personal especializado trayendo trabajadores desde Trujillo, mezclándolos con los locales, que van aprendiendo de personas que sí han tenido un mayor contacto con el palto.
En la parte comercial, Agrícola Alaya está apuntando a la ventana de septiembre a noviembre. “Eso nos da la posibilidad cierta de poder recuperar gran parte de la inversión directa”, precisa Lira. “Eso da mucha tranquilidad a los inversionistas de cara al segundo año, ya que, si todo lo planeado, en términos de productividad y mercado se cumplen, al segundo año tendrá gran parte de la inversión pagada”, añade Fernández.
Las 100 ha se instalarán en suelo y no en contenedores, algo que fue discutido por los responsables del proyecto. “Desde mi punto de vista, la justificación de producir en contenedor es cuando se tiene un excelente clima, todas las condiciones de mano de obra, infraestructura, cercanía al puerto… Pero no se tiene suelo. Pero si se tienen todos los factores positivos, además de suelo y agua de calidad, no tiene contenedor, a menos que no seas el propietario del terreno. Hay quien podrá decir que es posible aumentar la densidad con más contenedores, pero eso también se puede hacer en suelo”, explica Fernández.
-También podrían decir que en suelo la raíz crece mucho y pierde energía y que en la maceta está más contenida.
– Puede ser, pero eso se puede controlar con una poda fuerte, aprovechando el clima que hay en Olmos.
– La radiación es un tema aquí en Olmos. ¿Es más fuerte que en otras zonas de Perú? ¿Podría tener efectos sobre la fruta?
– No. Cuando estuve trabajando en el Valle de Chao, también hay una radiación potente allí, pero no vi ningún efecto negativo sobre los frutos, aunque sí sobre las hojas. Como el fruto del arándano tiene pruina, esa cera ayuda a proteger el fruto de la radiación.
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¿Sobrestock de fruta?
“Es probable que, por la tasa de plantación que se ha visto año a año, y también por el crecimiento productivo, haya un exceso de producto en los meses que antes no había”, sostiene Fernández. Pero a su vez, esa tasa de crecimiento, se compensa con la baja productividad en otras zonas del mundo. “También se debe considerar que hoy en día hay más consumo que nunca de arándanos en el mundo. Las tasas de crecimiento en el consumo no bajan del 10%. Al final de cuentas, es un producto que vino para quedarse”, subraya.
Sobre la baja que está experimentando el precio de esta fruta, José Lira advierte que se debe trabajar con eficiencia. “Lo que hoy podría ser un campo poco eficiente, puede que todavía sea rentable, pero en un futuro próximo, cuando los precios sigan cayendo, habrá muchos que comenzarán a desaparecer. Por ejemplo, una situación así vivió el espárrago”, grafica.