Nuevas variedades para una industria en franca expansión
El recambio varietal se fragua de manera silenciosa y hermética en los laboratorios y también en campo. Eso lo saben bien en Inka’s Berries, firma que lleva una década dedicada a la propagación de plantas de arándanos, y que hoy trabaja codo con codo con el programa de mejoramiento de la Universidad de Georgia. El resultado de esta alianza es el reciente lanzamiento de Salvador, pero no es la única nueva variedad, ya que este año verán la luz otras dos: Abril y Matías.
Gabriel Gargurevich Pazos
Cuando en 2006 Carlos Gereda investigaba sobre la posibilidad de trabajar con arándanos en Perú, la principal complicación que encontró tuvo que ver con la importación de plantas. Eran costosas (US$4.5) y la espera para contar con ellas era larga (al menos, dos años). Y es que en esos años el Perú no estaba en el mapa de los viveristas ni tampoco de los grandes productores de arándanos a nivel global. El padre de Carlos, agricultor, le había hablado de este cultivo que, por entonces, era una moda en Chile gracias a los retornos que obtenían los productores.
En esos años, la información que había en el país era casi nula. Gereda fue a la UNALM y preguntó en el departamento de fruticultura y en el de plantas ornamentales, pero nadie le daba razón sobre este fruto. El caso es que recién en el 2006 consiguió traer plantas de Chile. “Lo que yo quería era probar. Toda la bibliografía decía que no iban a poder desarrollarse bien los arándanos en el Perú. En la costa, al menos, pues no había el frío necesario para el cultivo que, en teoría, necesitaba un mínimo de 300 horas frío al año. ¿Pero funcionó el arándano en la costa, cierto? Claro que sí”.
Los pilares de una buena fruta, según Inka’s Berries
Calibre: Debe ser superior a 16 mm, para que pueda venderse mejor en los mercados internacionales.
Firmeza: Es clave para que la fruta tenga una mejor vida de poscosecha. (que permite una buena vida post cosecha).
Productividad: Con una variedad como Biloxi, un trabajador es capaz de cosechar 30 kg al día, mientras que con variedades nuevas podrían cosechar hasta 60 kg, en la misma superficie recorrida.
El 2006 Carlos Gereda consiguió traer 14 variedades desde Chile, entre las que estaba Biloxi. “Fue nuestro hallazgo”, acota Carlos, y añade: “Casi todas florecieron, todas dieron fruto, pero la que más fruto dio fue Biloxi, fue la que mejor se comportó. Y trajimos Duke, O’Neal, Sharp Blue, Brigitta, Blue Gold… Estas plantas estuvieron en Barranca; luego fueron a Chincha, ¡nos íbamos moviendo como gitanos! Nadie creía en los arándanos. Mi tío abuelo me prestó una de sus chacras para probar. Antes de esta aventura yo gerenciaba una compañía de otro rubro. Cuando acabé el MBA en Piura, el 2008, decidí crear mi propia compañía; renuncié a la empresa donde estaba trabajando y con la liquidación invertí. Había dos cosas que entender: uno, que había capacidad productiva del arándano en el Perú; dos, que en ese entonces no existían arándanos en el hemisferio norte en los meses de septiembre y octubre; había una ventana disponible para Perú. Al descubrir eso, sabía que podíamos salir adelante”. Así es como Nació Inka’s Berries, firma donde Carlos es fundador, socio mayoritario y gerente general.
13 MILLONES DE PLANTAS VENDIDAS A CAMPOSOL
Carlos Gereda tenía la idea de que el negocio de los arándanos en el Perú debía funcionar en la costa, donde existen tierras, hay la logística necesaria y gente que trabaja los campos de las grandes empresas agrícolas. “Como empresario que miró la costa para un posible desarrollo del arándano, puedo decir que soy el primero”, afirma. “En ese contexto, dijimos: hay que multiplicar plantas. Pero resultaba caro traerlas de Chile y demoraba un año por lo menos”.
Antes de ello, Carlos se había contactado con el Instituto de Biotecnología del Perú (IBT), de la UNALM, para ver la posibilidad de que desarrollasen un protocolo de propagación de plantas ‘in vitro’, y así poderlas clonar y contar con ellas de una forma más rápida. Ese protocolo se logró en el 2008. Precisa: “Cuando formo la empresa en el 2009, ya teníamos un protocolo de propagación ‘in vitro’, así como algunos resultados en campo de Biloxi. Había otra variedad que también funcionaba: Sharp Blue. Producía un poco menos que Biloxi, tenía menos rendimiento, pero igual era una buena fruta”.
Los trabajos con el IBT fueron costosos. Por ello, Carlos empezaba a tocar las puertas de algunas empresas para que le comprasen sus plantas, y así poder hacer caja. El objetivo era uno: vender plantas, para luego adquirir un campo y poder sembrar, “esa era mi idea, mi objetivo”. Conversó con tres compañías. Una de ellas fue Camposol, que compró plantas de cuatro variedades para sembrar una hectárea en Trujillo.
No solo un vivero
Inka’sBerries es más que un vivero, ya que también producen y exportan fruta. “No solamente basta con decir que somos viveristas y que deberían de probar nuestras variedades. Mejor es demostrarles a los clientes potenciales todo lo que hemos hecho en el campo y en el packing para que la fruta llegue en las mejores condiciones. Hoy contamos con un registro a nivel comercial del comportamiento de la fruta; eso es algo que buscan los productores y también los compradores”, explica. El campo de Huacho tiene 105 ha plantadas y para 2021 deberían ser 500 ha.
Gereda recuerda: “La Agraria me cedió un área para hacer un vivero. Nosotros estuvimos operando en la universidad durante nueve años. Fue un convenio: por cada planta que se producía se le pagaba un ‘fee’ a la universidad. A Camposol le vendimos 5,000 plantas, todas reproducidas ‘in vitro’ en el laboratorio. En junio del 2011, en Camposol tuvieron resultados positivos y concluyeron que Biloxi era la que más les interesaba. A partir de ahí, comienza toda la vorágine del arándano en el Perú”.
Hasta la fecha, Camposol ha comprado a Inka’s Berries casi 13 millones de plantas que han sido sembradas en más de 2,200 ha. Agrega: “De las 3,000 ha de arándanos que tiene hoy día Camposol, 2,200 ha están sembradas con plantas de Inka’s Berries, de la variedad Biloxi. Y ya tienen con nosotros un programa para replantar con algunas de nuestras variedades nuevas. Ello, porque los campos más viejos ya tienen casi nueve años y deben replantarlos pronto. Camposol fue la compañía que nos hizo crecer. Crecimos juntos. Lo cierto es que conseguimos hacer la caja necesaria para poder comprar el fundo que ahora tenemos en Huacho operando”.
SALVADOR, UNA NUEVA VARIEDAD PARA LA INDUSTRIA PERUANA
El fundo de Huacho fue comprado a fines del 2014, aunque recién empezó a producir el año pasado, “porque hemos tenido que acumular áreas, eran tierras eriazas, hemos tenido que hacer caminos, jalar agua, luz… ¡construir de cero! Y mientras tanto, estuvimos operando siempre en la Agraria, hasta diciembre del 2018”.
Ahí, en Huacho, trabajan con el programa de mejoramiento de la Universidad de Georgia. “Esa relación la iniciamos en 2012, trayendo variedades mejoradas, selecciones avanzadas con Georgia; trajimos también un Programa de Seedling (plantines), básicamente para generar nuevas variedades. Ya tenemos un primer resultado: Salvador”.
Salvador es una nueva variedad de la Universidad de Georgia que se lanzó hace un año y medio y fue bautizada así en honor al hijo de Carlos. Se trata de genética ‘made in EE UU’, pero validada bajo las condiciones peruanas. Inka’s Berries es representante mundial de las variedades de laUniversidad de Georgia, excepto para EE UU y Australia. “Salvador es una variedad licenciada por la cual se pagará un royalty de US$0.80/planta. Salvador es única en el mundo; hemos descubierto que acá tiene un manejo especial que hace que se diferencie de otras variedades. Será una variedad licenciada libre, aunque no se descarta llevarla a club”. A finales del 2,020 habrá 250 has sembradas de esta nueva variedad.
DOS NUEVAS VARIEDADES SE LANZARÁN ESTE AÑO
Hoy, en Inka’s Berries, cuentan con 35 selecciones avanzadas. Hay dos más que serán lanzadas este año: Abril y Matías, llamadas así en honor a sus ahijados y de las que afirma, hay cinco empresas interesadas en tenerlas en sus campos. Cada una de esas 35 plantas se podría convertir en una variedad y, por ello es que actualmente se está realizando un proceso de validación en campo. “De esas 35 selecciones esperamos generar unas cinco variedades. El trabajo es bien fuerte y cuesta mucho dinero. A la fecha hemos invertido más de US$700,000 en el programa de mejoramiento”, cuenta el gerente general y explica que el negocio no solo se circunscribe al Perú, ya que están en conversaciones con empresas de México, Portugal, Chile y Marruecos, para licenciar las variedades que producen en Perú. “El año pasado hemos exportado a México 30,000 plantas de Biloxi; ya hemos empezado a trabajar con una empresa mexicana que está interesada en nuestra genética; Georgia siempre nos recomienda. Este año deberemos concretar negocios en Portugal, Chile y México”, pronostica Gereda.
NUEVAS VARIEDADES PERMITEN MAYOR EFICIENCIA EN LA COSECHA Y EN EL PROCESAMIENTO DE LA FRUTA
La importancia de tener una variedad productiva es clave en esta industria. “Biloxi se cosecha cada seis días y cada jornalero cosecha unos 30 kg de fruta al día, esto se traduce en un costo de cosecha de US$0.60/kg. Pero con estas nuevas variedades producimos el doble, para que cuando el cosechador pase, en vez de 30 kg, obtenga unos 60 kg. Esto hace que el costo de ese cosechador baje a US$0.30/kg. Entonces, si hemos producido 10 millones de kg, a US$0.30, estaremos ahorrando US$ 3 millones. Es así de brutal. Es muy importante contar con genética que permita generar este tipo de ahorro”.
Asimismo, con frutas de mayor calibre, el proceso de packing es mucho más rápido, ya que las líneas de selección corren a una velocidad determinada. “Yo diría que con Biloxi no se pueden procesar más de 950 kg de fruta en una hora, en una máquina de doce cabezales. Sin embargo, con las variedades de mayor calibre y peso, no se baja de 1,200 kg a la hora. Entonces hay también un ahorro industrial”, subraya.
CHINA, EL DESTINO PERFECTO PARA SALVADOR
Salvador tiene una vida de poscosecha de 55 días, por lo que ya se piensa que el mercado natural de esta variedad sería China. Ya han realizado pruebas y ha llegado sin problemas a ese mercado. “El mercado chino paga bien, pero es muy exigente. Este año haremos envíos comerciales allí, saliendo con la fruta a finales de agosto”, pronostica Gereda y prevé que se trataría de unas 60 toneladas. “Este año será un punto de inflexión para nosotros porque además de Salvador, enviaremos Matías y Abril”, sostiene. La primera está diseñada para cubrir las necesidades de EE UU, principalmente por un tema de vida de poscosecha. Abril se podría colocar tanto en EE UU como en Europa. Matías está diseñada más para EE.UU. “Hemos diseñado una estrategia para entrar a los diferentes mercados”. Mientras tanto, el vivero no cesa en su afán de suministrar plantas a la industria local, con previsión de 2 millones de plantas para esta campaña.