Rumbo a superar las 12,000 hectáreas
Actualmente hay 6,000 ha de arándanos en Perú que generaron 46,750 toneladas y ventas al exterior por US$395 millones. Se proyecta que en 2021 el área cultivada será de 12,500 ha, que producirán unas 100,000 toneladas. Se trata de un sector que se ha ido construyendo gracias a grandes capitales, empresas con sólidas espaldas financieras, que han apostado por un producto cuyo consumo crece campaña tras campaña, y cuya oportunidad está en seducir a los consumidores del mundo. Aunque para ello hay que superar algunos importantes escollos. Por ejemplo, el sabor de la fruta y la eficiencia de la mano de obra a cosecha.
Parece lejano el día cuando el kilo de arándano peruano se tranzaba entre US$20 a US$25 en los mercados internacionales. En la ventana comercial de septiembre-octubre, la fruta nacional llegaba prácticamente sola a los mercados del hemisferio norte, desabastecidos de la valorada baya azul, que para muchos, más que azul, era ‘dorada’. Sin embargo, esos atractivos precios han ido disminuyendo a medida que la oferta ha ido creciendo. Así, en la temporada 2016/17, el precio promedio fue de US$8.55/kg, mientras que en la 2017/18 sufrió una leve baja, para situarse en US8.45/kg.
Se pronostica que el arándano a 2021 superará las 100,000 toneladas exportadas, las que serán producidas en una superficie de unas 12,500 ha, poco más del doble de las 6,000 que hay en la actualidad, las que llegarán a 7,000 a finales de 2018. Este salto resulta gigantesco considerando que esas 5,500 ha adicionales implicarán una inversión estimada cercana a los US$300 millones.
En Perú, empresarios y grupos empresariales con fuertes espaldas financieras son capaces de sostener grandes inversiones. Incluso la alianza con empresas foráneas ha permitido construir un sector sólido en poco tiempo. Solo basta mencionar el ejemplo de China, cuyo consumo per cápita es de solo 3 gramos de arándanos al año. Ahora bien, si solo se toma en cuenta a la clase social más pudiente, la cifra se eleva a los 30 gramos, muy por debajo de los 2,8 kg per cápita que consumen los canadienses, los 1,5 kg de los estadounidenses o los casi 700 gramos de los franceses. Así, ¿es pertinente que Perú se concentre solo en la ventana de septiembre-octubre? Las opiniones de los especialistas consultados son diversas. Hay campos que lo intentarán, pero los más grandes están obligados a extender sus campañas para no saturar los mercados ni bajar demasiado los precios de venta.
EL AJUSTE DE LOS PRECIOS Y LA EFICIENCIA DE LA MANO DE OBRA
Los retornos a los que accede el arándano peruano en su ventana de buenos precios, han ido bajando consistentemente temporada a temporada. Es así que varios de los actores entrevistados, tomando como referencia la evolución en el tiempo de los precios de la temporada chilena, vislumbran un futuro no lejano con precios de US$5/kg. Incluso, actores con estructuras productivas de cientos de hectáreas, no digamos aquellos de miles, plantean que el destino de la industria peruana será el de proveedor de fruta todo el año.
El recambio varietal se viene con todo. La hegemonía de Biloxi está quedando en el pasado y la paleta de nuevas variedades hoy es más amplia, pero muchas de ellas deben superar dos pruebas de fuego: demostrar que son aptas para las condiciones agroclimáticas de Perú y que son capaces de viajar por barco a mercados distantes.
Otro gran desafío está en la gestión de la mano de obra y en la productividad de esta a cosecha. La gestión de la mano de obra es un aspecto clave que puede ser una amenaza para la joven industria, al tratarse de un cultivo muy demandante de mano de obra a cosecha. Basta el ejemplo de Camposol, que para cosechar sus 2,000 ha requiere de más de 15,000 personas. Además, siendo una industria tan nueva, también se debe considerar la capacitación y especialización de la mano de obra, para la que incluso se ha pensado en traer cuadrillas de trabajadores estadounidenses que enseñen a los locales. La productividad promedio de la cosecha en Perú (de más o menos 25 kg por persona al día) aún es baja si se la compara, por ejemplo, con Chile (donde un trabajador cosecha sobre 35 kg al día). La mayoría de las empresas no trabajan en base al modelo a destajo porque los márgenes del negocio todavía son amplios, pero son conscientes de que a futuro, incorporando a los huertos variedades productivas y ‘calibradoras’, deberán optar por dicho modelo de gestión.
Siguiendo con los retos que deberá abordar la industria y relacionado con la variedades, para posicionarse como un gran jugador global, los productores deberán trabajar en el sabor de la fruta, ya que ese atributo hoy no satisface a muchos recibidores en los mercados de destino. Los arándanos peruanos llegan en óptimas condiciones de firmeza a mercados lejanos, pero lo hacen sin sabor. Los especialistas coinciden en que, para mejorar esa condición, la elección correcta de la variedad es primordial, ya que se asume que la genética aporta un 60%. Y en esos están los productores. Probando para ver cuál es la más adecuada, de acuerdo a las condiciones particulares de cada zona productiva. Pero el 40% restante depende de aspectos de manejo. Perú ha ido aprendiendo del cultivo del arándano en base a prueba y error. Por esa vía es como se han matado huertos y vuelto a establecer. Hoy, con algunas variedades es un problema casi resuelto, pero aún queda mucho por ensayar, sobre todo para aquel material que ha sido introducido recientemente al país.
DE BILOXI A LAS VARIEDADES CLUB
Las opciones de los productores peruanos pasan por variedades libres o variedades licenciadas. Del primer grupo Biloxi fue la punta de lanza del cultivo en el país, para productores grandes (como Camposol) y pequeños (de diferentes zonas de la sierra). Hacia 2013 Biloxi representaba el 90% de la superficie cultivada, cifra que se ha visto disminuir hasta el 30% de 2018 y, según los expertos consultados, está en camino a reducir aun más su participación. Sin embargo, igualmente hay quienes están aumentando la superficie con esta variedad. ¿Por qué? Porque es a la que más se conoce su manejo y los rendimientos locales son comparativamente altos.
Sin embargo, a futuro el arándano será un negocio de variedades. El cálculo de los especialistas es que a 2021 no más del 20% de la superficie cultivada corresponderá a Biloxi, es decir, no serán más de 2,500 ha. En paralelo, se proyecta que habrá 3,000 ha de variedades club. Entre ellas, en el país se trabaja con material de distintos programas de mejoramiento, como el australiano OzBlue (variedades con cero requerimiento de frío), Driscoll’s, Family Tree (donde destaca Eureka, que se está desarrollando perfectamente en el país) y Hortifrut, cuyo ‘caballito de batalla’ es (y probablemente seguirá siendo) Rocío, una variedad que se ha instalado en el norte; que funciona, pero que aún no consigue igualar el sabor de las misma Rocío producida en Huelva, España.
Entre las variedades protegidas abiertas, se estima que a 2021 habrá unas 7,000 ha en Perú. Del catálogo de estas variedades, hay dos que destacan por sobre las demás: Ventura y Emerald. De ambas, la que más problemas ha presentado en Perú es Emerald. Si bien la fruta tiene buen calibre, la planta no crece bien en determinadas zonas y los productores la están dejando de lado, decantándose por Ventura. Esta última, de crecimiento vigoroso en las condiciones peruanas, buenos calibres y sabor, está siendo más demandada en los mercados internacionales. Ya hay campos que han conseguido afinar los manejos, lo pudimos observar en Olmos, donde ha mostrado rendimientos de 6,000 kg/ha a la primera cosecha.
Hasta US$15,000 de costo productivo
Instalar una hectárea de arándanos en Perú puede costar entre US$40,000 y US$60,000. El costo productivo anual suele estar entre los US$12,000 y US$15,000, más alto que en Chile, básicamente porque requiere de labores permanentes. Por ejemplo, en Perú se debe regar todo el año y eso implica tener plantas siempre verdes, por lo que el consumo de fertilizantes también será mayor. Como la mano de obra no está especializada, sus rendimientos son menores y eso incide en un costo mayor, principalmente a cosecha, entre un 30 y 40% mayor que en Chile. Hoy en día el negocio se sostiene por los buenos precios, pero si estos decantan como ocurrió en Chile, muchas empresas estarán fuera del negocio.
EL ARÁNDANO ENCUENTRA SU NORTE
Hasta el año pasado, el 80% de los huertos se instalaron en el norte del país, principalmente porque en esta zona hay agua de buena calidad, lo mismo que los suelos. Otro factor atractivo es que en esa zona se puede planificar un crecimiento a gran escala escala, gracias a proyectos de irrigación como los de Chavimochic y Olmos. Así, se pronostica que al cierre de 2018, un 50% de la superficie arandanera se concentrará en Trujillo, mientras que un 30% lo hará en Olmos. El resto se repartirá entre Áncash, Lima, Ica, Piura y otras zonas. Sin embargo, las proyecciones indican que Olmos seguirá ganando terreno hasta igualar a Trujillo y que a 2021 cada una de estas zonas tendrán el 40% de la superficie cultivada con arándano en el Perú.
Las inversiones se han sucedido año tras años (ver información destacada), sobre todo de grandes compañías, en el norte del país. Por ejemplo, Irrigación Olmos ha sido el lugar escogido por algunas empresas para ir desarrollando variosd de los proyectos. En Olmos la empresa Agrovision tiene la idea, por confirmar, de terminar 2019 con 1,000 ha. Pero en firme, hoy tiene establecidas 400 ha y en lo que resta del año instalarán otras 300 ha. También en Olmos, Plantaciones del Sol espera llegar a 150 ha. La chilena Frusan también maneja un proyecto de casi 100, en alianza con Agrovision. HFE Berries Perú ha instalado 285 ha, poco más de un 50% del campo de 500 ha que compraron en Olmos.
En La Libertad, en 2017 se contabilizaron un total de 3,612 ha y la proyección es que en lo que queda de 2018, esa superficie se expanda en 2,500 ha. Crecimiento liderado por empresas como Talsa, Hortifrut Tal, Camposol y Danper. Y aun más al norte, en Piura, Carsol, la cuarta exportadora chilena de berries, confirmó a fines de 2017 que se instalará en esa región para desarrollar un proyecto de 350 ha. Aunque en el sur también hay algunos proyectos dinámicos, como los de Agrícola Don Ricardo y el de Valle y Pampa.
EL NEGOCIO FRUTÍCOLA MÁS RENTABLE
En la actualidad, todos los agroexportadores señalan que el negocio del arándano es el más rentable, incluso comparado con el de la palta. La pregunta es si eso se mantendrá cuando el Perú llegue a exportar un volumen de 100,000 toneladas hacia el 2021. ¿En qué mercados debiese concentrar Perú sus esfuerzos comerciales? Hay quienes dicen que Europa, pero otros apuntan a China, y que el 25% de la oferta se podría trasladar a este último mercado. La visión de futuro de los importadores, mayoristas y productores en el mundo es que el arándano se convertirá en un ‘snack’, es decir, que será una fruta de consumo diario. De hecho, ya lo es en mercados europeos como el de Reino Unido, Alemania o Francia.
Sin embargo, el de EE UU es un mercado que no se debiera descuidar. Según la Oficina Comercial de Perú en Los Ángeles, el país tiene hoy una participación de un 18% en EE UU, por lo que aun está muy por debajo del 31% de Chile y del 25% de México. La recomendación de los especialistas -de esa oficina comercial- es continuar con una estrategia de penetración en los estados de mayor consumo, como son California, Texas, Nueva York, Florida e Illinois.
Muchos de los campos seguirán apostando por la ventana de septiembre-octubre, donde se espera concentrar el 70% del volumen; aunque se presume que una campaña estándar se extenderá desde el 15 de julio hasta mediados de febrero.
Pero no hay que olvidarse del mercado local, el que se presume que será más atractivo a medida que los consumidores vayan conociendo las bondades de esta fruta. Hoy es pequeño, pero atractivo. Y hay empresas que solo se concentran en él. Los supermercados locales venden cada vez más esta fruta y también las tiendas ‘gourmet’, pero un productor mediano o grande podría perfectamente saturar este mercado con rapidez.
Enfermedades avanzan con la masificación del cultivo
Las enfermedades y plagas que vienen apareciendo, producto de la masificación del cultivo, comienzan a preocupar a los productores. Al menos cuatro son los problemas sanitarios que vienen dando dolores de cabeza, entre ellos hongos tales como Phytophthora cinnamomi, Lasiodiplodia, Alternaria y Botrytis. Las dos primeras, que atacan a la planta misma, son las más agresivas y difíciles de controlar. En plagas los principales dolores de cabeza los causan la arañita roja, mosca blanca y los trips.
EL CULTIVO EN MACETAS VA A CRECER CON FUERZA
Las limitaciones físicas y químicas del suelo en el sur del país han llevado a que algunos fundos opten por el cultivo en macetas. Hoy en día hay unas 300 ha manejadas con esta técnica, en la que se están probando diferentes mezclas de sustratos. El proyecto más grande es el de Vison´s, compañía que tiene su sede en Cañete. Luego, un gran número de empresas iqueñas está haciendo lo propio. Entre ellas, Ica Blueberries, que maneja 12 ha, seguida de un número importante de empresas con menos de 10 ha. Las proyecciones más aventureras estiman que para 2021 habrá unas 1,200 ha de arándanos en macetas y por lo menos un 20% será orgánico, otro mercado que debieran explotar aquellos que quieran diferenciarse en los mercados.
La rapidez con la que se ha establecido esta industria sigue sorprendiendo al mundo. Y el tamaño de los proyectos también. No cualquiera tiene la capacidad o el coraje de instalar miles de hectáreas de arándanos en un solo lugar. Pero la historia continúa. Y el establecimiento de nuevas superficies seguirá en los próximos años. Solo queda demostrarle a los consumidores en los mercados de destino, que la calidad de la producción continúa mejorando. Un aspecto básico para no perder competitividad.