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Las innovaciones que vienen en biocontrol
La Dra. Denise Manker, investigadora de Bayer Crop Science, se refirió a las innovaciones en las que trabajan los grandes laboratorios de biotecnología del mundo, como el ARNi, para ofrecer herramientas biológicas cada vez más eficaces para la protección de cultivos ante plagas y enfermedades.
Una planta que se defiende de insectos patógenos haciendo que éste se ataque a sí mismo. Esto es en pocas palabras lo que ofrece el mecanismo de acción del ARNi o ARN interferente. Este es un proceso biológico que permite el silenciamiento selectivo de genes considerados esenciales para la sobrevivencia de la plaga, posibilitando la autoeliminación de estos agentes dañinos.
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De acuerdo a Manker, muchas de estas grandes organizaciones están en la búsqueda de soluciones amigables con el medio ambiente y que sean consistentes con los compromisos firmados por países alrededor del mundo en esta materia, de manera de avanzar hacia una agricultura libre de residuos.
La Dra. Manker es investigadora de Bayer Crop Science y experta en productos biológicos y asesora a agricultores, distribuidores y asesores técnicos de cultivo sobre las mejores prácticas en el uso de bioinsumos en varios países del mundo, incluida Latinoamérica.
Explica que gracias a la capacidad que tienen los microorganismos de intercambiar información genética entre ellos, se han logrado combinaciones de microbios que aumentan la eficacia de los bioinsumos. Al momento de registrar estos productos que comparten información genética, no se consideran como organismos genéticamente modificados, ya que todo el proceso lo realizan de manera natural.
Dentro de las innovaciones de investigación en control biológico microbiano, está el uso de péptidos, enzimas, bioquímicos y ARN interferente (ARNi). Este último es un mecanismo que ocurre naturalmente dentro de las células y que suprime la expresión de genes específicos. Los investigadores están trabajando en la creación de una nueva generación de productos de biocontrol que sean capaces de emular la respuesta natural de las plantas para defenderse de los agentes patógenos. “Es una manera muy técnica de hacer que el insecto se ataque a sí mismo y no reconozca su propia maquinaria y la rompa usando esta tecnología ARNi”, explica la investigadora.
Muchos laboratorios y grandes compañías de biotecnología forman cada vez más alianzas estratégicas que garantizan un trabajo integrado desde las primeras etapas del proceso para lograr productos que beneficien a los cultivos. Pensando más a futuro, la doctora expresó que se está trabajando en expandir los alcances de los productos biológicos, para que después puedan abordar mayores desafíos como el cambio climático o la captación de carbono en la agricultura.