El componente tecnológico es hoy, sin duda, uno de los pila res fundamentales del desarrollo y la sostenibilidad de las diferentes industrias agrícolas. Y la bananera no es la excepción. Por ello, migrar hacia un modelo de producción de precisión que permita tener una trazabilidad total, desde la siembra hasta la cosecha, y basada en la analítica de datos, es clave para mejorar los rendimientos. Así lo destaca Fabián Fonseca, director de productividad de Uniban, compañía que ha basado su crecimiento en cuatro pilares fundamentales, que le han permitido mantener su posicionamiento en los mercados internacionales.

Manejo integrado de suelos.

Manejo de poblaciones (número de plantas y su distribución en el campo).

Manejo integrado de plagas.

Agricultura de precisión.

“Estos pilares soportan toda la estrategia del manejo de productividad de Uniban y busca un incremento en los rendimientos del cultivo, impactando tres variables: racimos disponibles, peso de racimos y merma del proceso”. Añade que, gracias a ello, hoy cuentan con avances importantes. “Logramos un incremento del 12% en los racimos disponibles, un aumento del 4% en el peso y una optimización del aprovechamiento del banano del 6%”.

MICROBIOLOGÍA PARA EL MANEJO DE LOS SUELOS

La compañía está enfocada en la microbiología del suelo, utilizando insumos biológicos para restaurar la microfauna y manejar el pH. Para darle manejo a las condiciones químicas trabajan en un programa de enmiendas y en la parte física con procesos de descompactación.

 Además, Uniban ha implementado un minucioso conteo de poblaciones para conocer con exactitud el número de plantas en campo y evaluar su condición fisiológica. Paralelamente, se realiza un diagnóstico para identificar las que cumplen con las condiciones ideales para producir un racimo de calidad.

En cuanto al manejo integrado de plagas, han incorporado el uso de drones, lo que permite una aplicación más precisa. “Ya no realizamos aplicaciones extensivas, sino dirigidas. El uso de drones nos facilita realizar aplicaciones nocturnas, logrando una mayor precisión en el combate contra patógenos”.

Fonseca también destaca el papel del control biológico. “Creemos en la sostenibilidad y en una forma mejor de hacer agricultura; para lograrlo, el control biológico es clave”. Explica que, en el control de sigatoka negra, han incluido biológicos y bioestimulantes en las aspersiones aéreas. Para el control de nemátodos en el suelo están utilizando elementos como Bacillus subtilis, Trichoderma y Beauveria bassiana.

UN MODELO DE PRODUCCIÓN DE PRECISIÓN

Uno de los proyectos que Uniban viene desarrollando es la instalación de 40 hectáreas con un sistema in novador de fertirriego. “Pasar de un modelo de fertilización manual, a un sistema de fertirriego inteligente nos permite dar un salto significativo en productividad”. Sumado a esto, han incorporado una serie de sensores como basculas electrónicas y sondas de nutrición que miden el movimiento de nutrientes en el suelo y esto hace que tengan una nutrición más precisa.

“Optimizar cada labor es clave para movernos hacia un modelo de producción de precisión donde seamos capa ces de saber de dónde proviene cada caja de banano que exportamos, cómo se fertilizó, cuál era su condición y cómo fue el manejo del suelo”. Parte fundamental de la optimización del modelo de producción de Uniban es el fortalecimiento de la ex tensión técnica. Fonseca indica que, crearon un área de extensión dedicada a transferir tecnología, conocimientos e innovación a cada productor. “Este esfuerzo no se limita a las 149 fincas con las que trabajamos, sino que abarca a más de 2.100 fincas de pequeños productores, brindándoles herramientas para gestionar sus plantaciones y mejorar su productividad,” concluye.