Una nueva oportunidad para la alcachofa
Los elevados costos productivos de la alcachofa en España, han llevado a una reducción sostenida de su superficie. Este contexto abre una ventana de crecimiento para las empresas peruanas, que en la última década habían disminuido su participación en este rubro. Cynara Perú, por ejemplo, actualmente cuenta con alrededor de 750 ha propias y planea expandirse hasta las 1.000 ha en dos años más, sumando además una ampliación de su planta de procesamiento para aprovechar esta oportunidad.
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El mayor declive en el cultivo de alcachofa en Perú se registró en 2014, cuando la caída de los precios internacionales redujo drásticamente la superficie instalada, dejando solo a las empresas más grandes en el mercado. Sin embargo, esta tendencia podría comenzar a revertirse, ya que España, uno de los principales productores, ha empezado a abandonar el cultivo debido a los altos costos de mano de obra y del agua. “Ya no es un negocio rentable para ellos”, destaca Dany Guerrero Torres, ingeniero agrónomo y director agrícola de Cynara Perú SAC. Esta situación abre una nueva oportunidad para que los productores peruanos retomen su apuesta por la alcachofa.
Cynara es una empresa de capital español establecida en Perú desde hace 15 años, con operaciones agrícolas en el país. Hoy tiene 750 hectáreas (ha) de producción distribuidas entre Cañete y Chincha, y, además, compran la hortaliza a terceros que tienen a su cargo 100 ha adicionales ubicadas en Huancayo y Arequipa. Esta diversificación geográfica, les permite tener producción casi todo el año. En Chincha e Ica se cosecha entre julio y diciembre, mientras que la de la zona andina se extiende de diciembre a mayo.
Debido a las nuevas oportunidades comerciales, la empresa ha crecido en superficie a un ritmo de 10% anual, lo que representa un incremento de aproximadamente 70 ha a 80 ha cada año. La expectativa, según Guerrero, es mantener esta tasa de crecimiento y proyecta alcanzar las 1.000 ha en un par de años. “En general, todas las empresas que nos dedicamos a este cultivo venimos incrementando recientemente nuestras hectáreas”, comenta. De hecho, Cynara ha iniciado un proyecto de ampliación de la planta de procesamiento en Cañete, debido a que han alcanzado el límite en su capacidad.
Para enfrentar la posible escasez de mano de obra, han apostado por la mecanización de varios procesos. “Actualmente contamos con máquinas especiales traídas de España que cortan y pelan las alcachofas, lo cual reduce la necesidad de personal. Normalmente, este trabajo era completamente manual, pero una máquina puede realizar el trabajo de 10 a 15 personas, lo cual representa un ahorro significativo, sobre todo porque cada vez es más difícil encontrar personal”, indica.
LA ALCACHOFA SE HABÍA CONVERTIDO EN UN MONOCULTIVO
En relación con la reducción en la última década de la superficie dedicada a la alcachofa, Guerrero explica que, además de la caída de los precios, hubo dos factores relacionados a la reducción en la productividad del cultivo: cambios en el clima y la falta de rotación de los campos. La alcachofa es un cultivo de ciclo corto, ya que se cosecha entre 6 y 9 meses después de la siembra. Al respecto, muchos productores no rotaban el cultivo en los mismos terrenos, lo que resultaba en una disminución de los rendimientos tras unos cinco años de producción continua.
“En realidad, la alcachofa se convirtió en un monocultivo, pues se sembraba a gran escala y no había muchas áreas para rotarla. Las empresas que hacemos alcachofas, solemos tener varios años en los mismos campos. Esto conlleva a que la producción baje y haya un incremento de plagas y de enfermedades, lo que merma la producción. Además, el clima no es el mismo de hace 15 o 20 años atrás. Por el 2011, empecé a hacer alcachofas y recuerdo bastante bien que hacía más frío en invierno y habían mayores rendimientos”, explica.
Como resultados, muchos productores vieron reducidas sus productividades año a año y optaron por migrar a otros cultivos.
Para contrarrestar esta situación, Guerrero comenta que en los campos de Cynara se programan periódicamente una rotación del cultivo. “En aquellos que tienen más de cinco años, sembramos, por ejemplo, maíz, para romper el ciclo de nematodos y de otros patógenos. Luego, observas una mejora en el cultivo, en cuanto al desarrollo y vigor de la planta. Además, trabajamos con micorrizas y trichodermas que permiten una mayor disponibilidad de los fertilizantes en el suelo. Con estas medidas estamos viendo resultados favorables”, destaca tras comentar que también utilizan en la época de la siembra la aplicación de materia orgánica.
La presencia de nematodos en el suelo representa una de las amenazas más difíciles de manejar en este cultivo.
TODO EMPIEZA EN EL SUELO
Para Guerrero, una buena producción se sustenta en los detalles. “En Perú, los primeros ensayos de alcachofa empezaron en 1997 y su masificación en los campos se dio a partir del 2001, año en que empecé a ver el cultivo. Bajo mi experiencia, este es un cultivo de detalles y si no cumples con esos detalles puedes ver fácilmente mermar tu producción”, explica.
Uno de esos detalles es realizar una muy buena preparación del terreno, lo que significa tener el suelo muy nivelado. “Si no nivelas bien tu terreno, cuando siembres el cultivo vas a tener muchos encharcamientos. Habrás empezado mal. Al inicio, la planta no tolera los excesos de agua y, entonces, enfrentarás, problemas de mortandad por hongos o por bacterias. La raíz es superficial, pero luego ya es pivotante, conforme se va desarrollando. Si vas a tener problemas de 15% o 20% de mortandad, eso significa que vas a tener un 15% o 20% menos de producción”, apunta.
Un siguiente detalle es manejar, como corresponde, la aplicación del giberélico, pues es importante establecer el momento de la aplicación y la dosis adecuada. Normalmente, suele ser tres aplicaciones de giberélico, siendo la primera a partir de los 60 días. Sin embargo, a veces, resalta, esta fecha de inicio hay que reevaluarlo, según cómo se presenta la temporada. “Por ejemplo, tenemos años muy caluroso, como el año pasado, que a los 60 días tienes aún una planta pequeña, no desarrollada totalmente; entonces, visualmente te das cuenta que le falta y que tienes que darle unos días más para que se siga desarrollando antes de la primera aplicación de Giberélico”, indica.
Estos dos aspectos son los más importantes en el cultivo, destaca. Luego están las prácticas comunes de evitar que le falte agua suficiente al cultivo, sobre todo en la fase final, cuando se tiene que lograr una alcachofa turgente.
PROCESO DEL CULTIVO
Como en toda agricultura moderna, la genética resulta un tema clave. Hay empresas españolas que están desarrollando nueva genética y obteniendo híbridos. “Cynara es una empresa que está constantemente buscando nuevas variedades porque nosotros necesitamos mecanizar el cultivo. Siempre estamos buscando variedades que sean uniformes en la forma, y eso te lo dan, por lo general, los híbridos. Sin embargo, aún no encontramos híbridos que tengan una buena producción. El objetivo es encontrar variedades nuevas con características de buena calidad, que sean compactas y, sobre todo, mantenga la uniformidad en la forma cónica de la alcachofa y que sea, además, turgente”, apunta.
En la actualidad, menciona que las variedades más comunes en el país son Lorca e Imperial, y además viene creciendo la presencia en superficie de la variedad Tupac. Por lo pronto, refiere que la variedad Lorca presenta mejor calidad que la Imperial. Por eso tienen más hectáreas de Lorca que es más compacta y presenta un mayor rendimiento en fábrica. “Sin embargo, estamos realizando unos ensayos con la variedad Tupac, con buenos resultados”, indica.
PRODUCTIVIDAD Y RENDIMIENTOS
Una productividad de 18 t/ha se considera entre normal y buena, mientras que un rendimiento excelente alcanza un promedio de 20 t/ha, destaca Guerrero. Además de los factores clave en el manejo de la alcachofa mencionados anteriormente, resalta que el clima puede ser decisivo en los resultados. “Por ejemplo, el año pasado, durante El Niño, no hubo temperaturas menores a 15 °C, las cuales son necesarias para estimular la producción de alcachofa. Como resultado, las plantas no se desarrollaron completamente; crecieron pequeñas y emitieron menos capítulos por planta. En los años fríos, como este año, la producción se mantiene normal. Aunque el manejo ya está bien definido, el clima sigue siendo un factor clave”, enfatiza.
La ventaja en la alcachofa es que se aprovecha todo. Los descartes son mínimos, aproximadamente representan un 2%. “Hay muchos formatos de exportación, por lo que se puede aprovechar el tallo, las hojas, la base de la alcachofa. Por eso, se descarta muy poco”, indica.
Las exportaciones de alcachofas tienen como destino los mercados de la Unión Europea y de Estados Unidos. Cynara es de dueños españoles y tiene marca propia, lo que facilita las ventas. “Al tener marca propia reconocida en Europa, nos ha permitido tener ganado un mercado propio, entonces, no tenemos techo para seguir creciendo en hectáreas”, refiere. Además de alcachofa procesada, informa que han comenzado también a exportar fresco a España, en la época en que ellos no tienen la hortaliza (de julio a octubre).
Guerrero resalta que la caída de producciones en España ha dado más impulso a los envíos peruanos. “España siempre ha estado abasteciendo a la Unión Europea, pero actualmente está dejando de hacer alcachofa porque le resulta muy costoso al agricultor. Por eso, el Perú está incrementando cada año más las siembras en alcachofa. Ese mercado que está dejando España lo está tomando el productor peruano”, sostiene. Esta es la razón por la que como Cynara vienen creciendo un 10% anual en área, proyectando que en 2026 llegarían a 1.000 ha cultivadas en el país.
DATOS
47,8 millones de kilos fue el volumen de las exportaciones de alcachofas peruanas en 2023.
US$137,5 millones fue el valor de los envíos en la temporada pasada.
US$2,8/kg fue el precio promedio que se pagó en 2023.
20,1 millones de kilos es el volumen exportado hasta agosto de 2024.
US$56,8 millones es el valor de los envíos de alcachofa peruana hasta el mes de agosto.
100% de la alcachofa peruana se envía procesada a los mercados internacionales.