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INIA Quilamapu

Una mejor dieta nutricional para el nogal

Un estudio realizado por investigadores del INIA Quilamapu, encabezado por Juan Hirzel, determinó las necesidades reales de nutrición en el nogal, constatando además que en algunos casos se está subaplicando y sobreaplicando ciertos elementos. Lo más alarmante es la sobreaplicación de nitrógeno en los huertos.

22 de Marzo 2017 Equipo Redagrícola

Equipo Redagrícola

La poca información que existía a nivel nacional e internacional sobre las necesidades de nutrientes en el nogal no era suficiente para hacer una correcta fertilización de este cultivo. Eso motivó al investigador del INIA Quilamapu, Juan Hirzel, a realizar estudios en este área, que han ido modificando la estrategia de manejo nutricional de los huertos en el país, y parte de esos resultados están publicados en el libro ‘Diagnóstico Nutricional y Principios de Fertilización en Frutales y Vides’, de INIA.

Concretamente, y durante las últimas temporadas Hirzel ha realizado dos trabajos de nutrición en nogal en zonas productivas del centro y centro-sur, desde la Región Metropolitana hasta la Región del Maule. 

El más reciente, y con mucha colaboración de la empresa privada, se denominó ‘Necesidades nutricionales y estacionalidad de la demanda nutricional’. Según explica Hirzel, el trabajo consistió en colectar árboles que estaban en plena producción para luego fraccionarlos en diferentes estructuras: madera, brotes, hojas, frutos y raíces, y además estudiar a nivel de campo las ganancias de crecimiento mensuales y anuales de árboles en plena producción. Tras esa operación, el material fue pesado y llevado al laboratorio donde se analizó el contenido de nutrientes de cada una de las estructuras. “Eso nos permitió acercarnos a las necesidades nutricionales tanto anuales como estacionales de los huertos”, precisa. 

Juan Hirzel C., ingeniero agrónomo
Dr. Investigador en fertilidad de suelos y nutrición  de plantas
INIA Quilamapu.

Hasta la fecha, los programas de manejo nutricional sobre dimensionaban los aportes de algunos nutrientes como nitrógeno y en algunos casos de fósforo, y sub dimensionaban las necesidades de potasio, calcio y magnesio. Por otra parte se determinó que en general, las necesidades nutricionales del nogal “son bastante mayores a la que tienen otros frutales”, afirma el investigador. Las especies que forman mucha madera como el nogal, presentan una alta necesidad de calcio, elemento presente en cantidades adecuadas o casi adecuadas en la zona central y centro-norte, pero muchas veces insuficiente para los huertos de nogales cultivados en la zona centro-sur. Dentro de los microelementos, cuya demanda es baja por el nogal (en todos los casos inferior a 1-2 kg/ha), el boro ha presentado problemas de toxicidad en muchas situaciones, principalmente en los valles localizados desde la Región de O’Higgins hacia el norte. Para el uso correcto de este nutriente se deben analizar los aportes del suelo y del agua, y posterior a ello definir “la necesidad y estrategia de aplicación”, explica. 

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Respecto a la demanda estacional, “Determinamos que el nogal en las zonas central y centro-sur presenta un consumo de nutrientes muy concentrado entre octubre y noviembre, donde consume entre el 80 y 85% de sus necesidades nutricionales”, precisa Hirzel. Por lo tanto, los productores deben concentrar su fertilización en esos dos meses. Si los huertos están más al norte, en la Región de Valparaíso, el ciclo comienza antes, entonces la fertilización se debe iniciar en septiembre. 

SOBREAPLICACIONES DE NITRÓGENO

En validaciones a nivel de campo, el investigador ha determinado que los productores están subaplicando y sobreaplicando algunos elementos. “Normalmente los productores tienden a sobredimensionar las necesidades de nitrógeno”, afirma. “Eso tiene un impacto negativo en el ambiente, pero no así en la calidad de la fruta, porque al ser un frutal de nuez su impacto en la guarda es diferente a una fruta fresca. En la fruta fresca, por ejemplo, una sobreaplicación de nitrógeno acusa problemas de calidad en la cosecha y poscosecha. Entonces si el productor está sobrefertilizando con nitrógeno, verá que su árbol está más vigoroso o más frondoso, pero no sabrá del efecto de estos excesos de nitrógeno en el suelo o en el agua”, explica. 

Para Hirzel éste es un tema que se debe tener en cuenta, porque las decisiones no las toma directamente el agricultor, sino que pasan por las recomendaciones de los asesores técnicos, losque generalmente utilizan una fórmula teórica para calcular las necesidades de los árboles. “Hemos visto que  las fórmulas teóricas del manejo de nutrientes no funcionan, porque se están usando modelos matemáticos lineales para tratar de explicar lo que ocurre en biología”, analiza el experto, y señala que las dosis nutritivas están asociadas a la productividad de los árboles, al crecimiento anual, a su tamaño, etc. “Hay que trabajar con números para establecer las dosis y todos los factores que tienen importancia se evalúan a nivel de campo, es decir, no puedes estar en un escritorio para evaluar una dosis”, añade. 

Hasta ahora no se habían estudiado las necesidades nutricionales del nogal y, si bien el INIA ha hecho bastantes esfuerzos en este área, aún está en pañales. “Cuando no hay conocimiento, es común que se tienda a buscar una herramienta de cálculo teórico para resolver el problema. Normalmente en las escuelas de agronomía se enseñan modelos teóricos para calcular las dosis de los nutrientes y, debido a eso, regularmente se sobredimensionan las dosis de nitrógeno y fósforo”, explica. 

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CÓMO APROXIMARSE AL RENDIMIENTO POTENCIAL DE CADA ZONA

Pero, ¿qué resultados se pueden obtener si se realiza una correcta fertilización? “A nivel de huertos comerciales y empleando los elementos que corresponden se logra acercar al huerto al rendimiento potencial de cada zona productiva, que está determinado por varios factores, pero el más determinante es el clima”, responde. Sin embargo, no es el único porque son importantes la variedad, el marco de plantación, el tipo de suelo, la sanidad de planta, el riego, la técnica de cosecha… “Si tratamos de manejar al detalle y con el máximo de cuidado, nos podemos ir aproximando a ese potencial de rendimiento. Podemos tener todo bien hecho, pero si viene una helada no lograremos ese potencial, porque al dañarse las flores no tendremos producción”, dice.

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Respecto a la fertilización de poscosecha, Hirzel indica que se deben aplicar todos los elementos a no ser que en el suelo haya una presencia alta de alguno de ellos. “El problema no está en qué aplicar, sino en la dosis y en la época de aplicación, porque colocar una dosis tardía tendrá efectos negativos en la temporada siguiente. La recomendación es aplicar bajas cantidades de los elementos móviles y realizar aplicaciones foliares de complemento para algunos nutrientes como zinc, magnesio y fósforo, que ingresan más eficientemente a la planta si se aplican a través del suelo”, explica. Según el especialista, si los agricultores se están dejando llevar por las recetas que puedan existir, probablemente están sobrefertilizando en poscosecha. Y eso es fácil de observar porque, por ejemplo, un exceso de nitrógeno es sinónimo de árboles de gran vigor y huertos muy sombríos. Además, ocasiona que las plantas sean más susceptibles al ataque de patógenos. 

USO DE ENMIENDAS ORGÁNICAS

El otro trabajo que lideró Hirzel consistió en evaluar el efecto del uso de enmiendas orgánicas en el nogal, para tratar de lograr un mayor crecimiento de madera en los primeros años. Los especialistas trabajaron durante dos temporadas consecutivas en suelos franco arenosos, que presentan algunas limitantes para este cultivo. “Usamos un compost de cerdo y obtuvimos una mejor producción de madera, una mayor ganancia de diámetro de tronco, un mayor tamaño del árbol y un aumento de las reservas nutricionales dentro de la planta y, por lo tanto un mayor potencial productivo”, enumera. “Éstas se aplican en otoño e invierno, desde mayo a fines de julio (principios de agosto en algunos casos), dependiendo de la zona productora y en el caso específico del nogal deben ser complementadas con aplicaciones de potasio y en algunos casos calcio y magnesio”, añade.

Es decir, primero se aplicará la enmienda orgánica, entre mayo y julio, tras la cosecha, porque el campo debe estar totalmente limpio, mientras que el potasio se debe aplicar en octubre, noviembre y diciembre. “El nitrógeno se podría aplicar en algunos huertos, dependiendo de la edad de los árboles y de su vigor. En los huertos nuevos, como hay que formar madera y canopia, hay dependencia del nitrógeno. La constitución de la madera está formada por nitrógeno y calcio, principalmente, y en los estados iniciales de un huerto de nogales son éstos los elementos que deben abundar en un programa de fertilización, siempre que no se exceda la dosis que requiere el cultivo”, explica. 

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Para Hirzel ha habido un avance, pero lo que se ha estudiado hasta ahora es una aproximación a lo que se debe hacer. “No está zanjado el tema porque los continuos avances en los manejos agronómicos y la introducción de nuevas variedades, obligan a que el manejo nutricional sea también dinámico dentro de ciertos cánones”, explica. Y será así porque las variedades tienen distintos potenciales de producción y estacionalidades de crecimiento, donde necesariamente cambiará el manejo nutricional. A día de hoy se manejan igual, pero en un futuro se deberán manejar de forma distinta, incluso con diferencias caso a caso en una misma variedad y estrategia de huerto. 

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