Todo lo que hay que tener en cuenta para instalar un huerto de arándanos en maceta
Se tienen las condiciones agroclimáticas adecuadas, pero no se tiene el suelo. El cultivo hidropónico es la mejor (y única) alternativa para instalar un huerto de arándanos, analizando bien la fuerte inversión que se debe realizar. Así es como hoy en día cerca del 11% de las plantaciones del país están hechas bajo esta técnica de cultivo, que ha ido evolucionando en la última década, tanto en el manejo, composición y mezclas de sustratos, como también en el diseño de los contendores, que hoy permiten un mejor drenaje.
Marienella Ortiz
Hace diez años atrás, el negocio del arándano en maceta arrancaba aún con un manejo bastante rústico. Era suficiente el uso de sustratos elaborados con cascarilla de arroz y humus, e incluso los contenedores eran sencillos, ya que bastaba con bolsas de costalillo. Una tecnología más elevada comenzó recién en los últimos cinco años a desarrollarse en la industria de arándanos en el Perú, mucha de ella importada de otros países, como comenta el ingeniero agrónomo y asesor Álvaro Espinoza, quien desde hace una década promociona la instalación del cultivo en maceta en el sur del país.
“Hemos comenzado utilizando bolsas, como contenedores, pero el día de hoy también se utilizan macetas rígidas. Igualmente, cuando hablamos de los sustratos, algunos de sus componentes se comenzaron a importar desde otros países. Incluso, las grandes compañías buscan a grandes asesores internacionales, para establecer un manejo más especializado del cultivo, que les permita rentabilizar con mayor seguridad y en el menor tiempo posible”, relata.
Toda esta evolución ha ido en la misma dirección que el crecimiento de la superficie a lo largo de la costa peruana. Pese a ello, refiere que solo el 10 u 11% de la producción total del país, se realiza en maceta o contenedores, es decir, unas 1,500 hectáreas (ha). Sin embargo, no duda en que la migración será del suelo hacia un tipo de contenedor, porque “puedes regar un 30% menos y producir un 20% más”, afirma el experto.
GAS: LOS TRES PILARES BÁSICOS (GENÉTICA, AGUA Y SUSTRATO)
En primer lugar, recalca que los rendimientos esperados y la calidad de exportación solo serán posibles si el manejo del cultivo se asienta sobre tres componentes o patas gigantes: Genética, Agua y Sustrato (GAS). “Si fallas en una de ellas, el éxito del arándano estará en juego. Si trabajamos con la mejor genética del mundo y la mejor calidad de agua, como en Huaraz, por ejemplo, pero el sustrato es muy alto en sodio, con cloruros y carbonatos, será un fracaso. De igual manera, podemos trabajar con el mejor sustrato como es la fibra de coco, la mejor genética, pero si el agua es pésima no tendremos buenos resultados. Y vamos girando la ecuación y si no tienes la mejor genética puede que tengas problemas con hongos o bacterias y no lograr el resultado óptimo”, expone.
Si se cuenta con un buen sustrato, el manejo de este dependerá de la zona donde se instale el cultivo. Así, por ejemplo, en una zona muy tropical como Piura o muy calurosa como Nasca, con muy buena calidad de agua y mucha evapotranspiración, convendrá un sustrato que sea retentivo en los primeros 30 o 25 centímetros. Sin embargo, en la segunda capa, en el interior de la maceta, convendrá un sustrato que lave o que lixivie, es decir, que drene, porque el arándano es mucho de oxigenación por su tipo de raíz.
Por tanto, el especialista recalca que el resultado del cultivo de arándano recae mucho en el manejo del sustrato. ¿Esto cómo se logra? No se trata de colocar el sustrato más rico, sino la mejor mezcla para que la planta pueda oxigenarse muy bien.
SUSTRATOS: TRABAJANDO ‘A LA CARTA’
Si se trazara una línea de tiempo se observaría que en un inicio las mezclas se realizaban netamente con insumos locales, entre ellos el humus que ya no se utiliza más. Pese a las recientes modificaciones, Álvaro Espinoza comenta que aún no hemos terminado de evolucionar, desde fórmulas más básicas a las más evolucionadas.
En la foto actual, refiere, que existen dos tendencias muy marcadas en el uso de sustratos: la fibra de coco al 100% con diferentes granulometrías y composiciones y las mezclas de diferentes materias primas. Si es fibra de coco, esta se comercializa en diferentes formatos: como larga, corta, polvillos y chips. Mientras tanto, las mezclas pueden ser de turba de diferentes valles, musgo, cascarilla, perlita y otros elementos.
Hoy se está trabajando un cultivo ‘a la carta’. “Cada parcela que se instala tiene una nueva composición, donde se añade más o menos porcentajes de cada uno de los elementos que la componen. Por ejemplo, se le puede poner más fibra, menos polvillo o lo que se necesita en la zona. Entonces, todos estamos aprendiendo en función a la experiencia”, sostiene.
MACROPOROSIDAD DEL ARÁNDANO
Hoy existen diferentes mezclas y técnicas que se emplean para elaborar los sustratos y todo ello está en función de las condiciones de agua y sol. Hay muchos productores que prefieren una porosidad muy pobre, porque quieren una retentividad mayor en la parte superior y una macroporosidad más alta en la parte inferior de la maceta.
“Si tengo una calidad de agua muy buena, me puedo dar el lujo de tener una sustrato más rico en la parte superior y de nivel medio en la parte inferior de la maceta o contenedor. Si tengo una calidad de agua pésima, lo que ocurre en la mayoría de campos de la costa peruana, no queda más que una mayor macroporosidad, porque necesito lixiviar, lavar, y no cargarme de una calidad de agua mala”, sostiene.
Normalmente, con un sustrato pobre, como es el caso de cascarilla con turba, la pérdida por lixiviado debe llegar a aproximadamente 50%. Sin embargo, otros sustratos más ricos, como el caso de la fibra de coco, la pérdida por lixiviado puede ser un 25 a un 30%.
En el caso de la fibra de coco, esta se importa normalmente desde Sri Lanka o la India, ya que son países que tienen una economía de escala para su exportación a distintos países. Entre todos los componentes del sustrato, este tiene un costo algo elevado, más o menos de US$2 por maceta de 33 litros.
La fibra de coco se obtiene de la cáscara del coco que pasa por un proceso de envejecimiento. Esta materia prima es una de las preferidas por su capacidad drenante y su durabilidad. También se le reconoce por su capacidad de re-humectación que no ofrecen otras materias primas. Sobre una posible producción local, Álvaro Espinoza comenta:
“Pese a que contamos con áreas cultivadas de coco en el país, no creo que sea posible la producción local, porque se tendría que garantizar una determinada área productiva, así como la tecnología para picarlo, prensarlo o lavarlo. En el Perú, hay coco en la selva, pero muy poco volumen y de producirse la fibra los lotes son muy variables. Entonces, vas a tener que recurrir a distintos proveedores y eso no te garantizará una homogeneidad y estándar de calidad”. Refiere además que ha conocido algunos campos que han realizado ensayos con otros sustratos locales y les ha funcionado pero a pequeña escala. “Cuando quieren hacer algo más grande no encuentran volúmenes para comprar”, advierte.
El especialista sostiene que si la instalación es en suelo, también se usa sustrato, pero de menor riesgo como el compost, pino o cascarilla de arroz. Básicamente se usan estos porque se lixivian. En cambio, en la maceta, lo que se aplica queda allí y se debe usar un sustrato más rico, menos estresante y más ácido que en el suelo.
“Si por alguna razón me excedí de agua, el sustrato se lixivia o pierde en el suelo a diferencia del contenedor o maceta donde no te da chance de equivocarte. Si bien la maceta es una vía tecnológica para lograr una mayor productividad, es de mayor riesgo si no tienes el manejo agronómico adecuado”, advierte el experto. En suelo, se suele usar un sustrato oxigenado que permite tener un mejor ‘performace’ del cultivo.
Situación de las inversiones en el sur
Si bien en el sur existe un mejor clima que en el norte, donde se encuentra el mayor número de hectáreas, el problema es la mala calidad de agua. Álvaro Espinoza comenta que asesora a un ‘cluster’ del sur del país, y que comercializan juntos los arándanos. “Todos juntos debemos sumar alrededor de 200 hectáreas; el 100% de ello en maceta, de los cuales aproximadamente el 15% es producción propia. En los últimos años, algunos continuaron, otros abandonaron y otros ampliaron el negocio”, destaca.
Refiere que en la zona de Nasca es donde más se paralizaron las inversiones a diferencia de Ica donde, por el contrario, vienen creciendo el interés por el cultivo.
En estos años, han realizando pruebas en campos pilotos, usando diferentes tipos de sustratos, distintas macetas o contenedores, ajustando el diseño del riego y el programa de fertilización y trabajando con diferentes variedades. En lo relacionado al sustrato, en los últimos años incorporaron fibra de coco y mezcla de diferentes materiales que facilitan la oxigenación.
En su caso, comenta que maneja su producción con agua proveniente de osmosis inversa. Para regar de forma óptima un huerto de arándanos, se necesita agua con parámetros mínimos de CE, menores a 0.5 y de sodio, que sean menores a 30 ppm. Resalta que en el sur las temperaturas mínimas y máximas son de 9ºC y 32ºC, respectivamente, lo que benefician la producción de arándanos.
MANEJO Y MANTENIMIENTO DE LOS SUSTRATOS
Lo que influye en la degradación del sustrato es la calidad del agua. Si el agua es alta en sodio o sales, también la degradación del sustrato será rápida. Y si se está empleando algunos acidificantes de golpe, como el ácido sulfúrico, la degradación será aún mucho más rápida. Normalmente, la degradación de un sustrato básico como la cascarilla o la turba va entre 10 a 15% al año; mientras que en un sustrato más rico, puede ser de 5 a 7%. Por lo tanto, la degradación del sustrato está considerado dentro del flujo de la empresa, para la reposición que puede ser en partes.
La renovación completa se hace cada dos o tres años y esto a veces calza con la degradación de la maceta, entonces, se realiza una doble labor en el momento.
Entre los errores más comunes que los productores cometen en el uso de los sustratos es que quieren asegurarse el efecto de prendimiento de la planta con un sustrato muy rico, muy retentivo, pero en el tiempo esto juega en contra porque lo que necesita la planta es oxigenación, según comenta Espinoza. Se requiere, entonces, un sustrato equilibrado y eso implica hacer una adecuada selección en cuanto a su composición y la granulometría. También allí hay que hacer una buena preparación del sustrato, de lo contrario, se podría terminar asfixiando la raíces.
El siguiente error es que se suele adquirir sustratos que no tienen un origen adecuado, por privilegiar un menor precio, y terminan por utilizar un material que no permite la conductividad deseada. “Es común que se adquieran sustratos que no hidraten bien o que estén algo pasados. Por buscar proveedores más cómodos, el sustrato no será de buena calidad, con expansión limitada, demasiado drenaje o dificultad para hidratarse. No se piensa que eso va a ir en un contendor los próximos ocho o diez años, para garantizar la calidad del arándano”, explica.
LA IMPORTANCIA DEL CONTENEDOR O MACETA
El trabajar con maceta o contenedor significa en la práctica aminorar diferentes riesgos, porque los suelos no son uniformes o presentan problemas de sales, caliza o arcilla. Esta última actúa como un tampón, resultando difícil mantener el pH ácido óptimo de 4.5 a 5.5. “En el suelo, la planta crece más que en la maceta, entonces, explora más y es allí donde se encontrará con más problemas. Sin embargo, en la maceta le estás creando un medio a la planta, para que pueda desarrollarse de la manera más adecuada y lograr la calidad de fruta, porque puedes regular la carga y tener una planta con cero estrés”, indica.
En esa línea, considera que es viable un mejor control de problemas sanitarios (como hongos o bacterias, los más comunes). Esto debido a que la enfermedad o plaga ataca a planta por planta en cada maceta, entonces se puede reemplazar y controlar el daño más eficazmente”.
Aunque solo el 10 u 11% de producción nacional usa macetas para producir arándanos, el experto considera que la tendencia será migrar a macetas por el tema del agua. Además, la densidad es mucho mayor si se usan macetas y contenedores, puesto que se logra colocar hasta 10,000 plantas/ha; mientras tanto, en suelo serán solo como máximo 7,000 plantas/ha. “Si la producción se realiza en macetas tendré una fábrica de arándanos. Si hay una planta que no funciona, la retiro y la cambio por una que sí. Tengo mi campo óptimo en todo momento”, apunta.
En cuanto a la evolución que ha logrado las macetas o contenedores, refiere que la alta tecnología viene en constante desarrollo en los últimos cinco años. Existen dos tipos de técnicas: bolsa de polietileno, blanca o de color que permite tener una mejor temperatura de las raíces. Y las macetas rígidas, que pueden ser negras, terracotas y aperladas, tipo blanca.
La diferencia entre una y otro es más que todo el costo. La maceta rígida puede llegar a costar US$1,5 a US$2 cada una, mientras que el contenedor de polietileno cuesta entre US$ 0.40 a US$0.50 cada uno de ellos.
“Hemos estado aprendiendo lo que se viene haciendo en el mundo, tanto en México como EE UU y Chile. Hemos tratado de utilizar tecnologías que complementen la nuestra. Por ejemplo, la experimentación ha conllevado a que se termine usando macetas de color terracota, porque permiten tener una menor temperatura en la planta y eso favorece a las raíces. Ahora último se suman macetas con sistema de drenaje que tienen paredes y drenaje a los lados. Ello te refresca y oxigena mejor las raíces”, dice.
Durante los primeros años, recuerda que se utilizaban contenedores básicos que eran bolsas con capacidades de 30, 40 y 50 litros. Sin embargo, hoy en día existen envases o contenedores rígidos que tienen aplicadores, incluso, con elementos químicos que permiten su durabilidad. Estas macetas rígidas ofrecen una tecnología que te asegura una mayor oxigenación de raíces. “En el diseño de algunas macetas rígidas también presentan salidas a los lados. Y en la parte inferior de los contenedores tienen unos diseños especiales que permiten el alto drenaje y algunas otras vienen con patas para evitar que la maleza contamine el sustrato”, dice. El origen de las macetas, por lo general, provienen de China, con patente americana o italiana.
En tanto, el tamaño del contenedor está en función al tipo de sustrato que usarás. “Si voy a usar un sustrato como cascarilla o turba, es decir un sustrato pobre, como lo llamamos, tengo que usar un mayor volumen de maceta y eso me obliga a que sea de 50 a 60 litros. Sin embargo, Si voy a usar fibra de coco con una granulometría de 70 y 30 (70% de chips y 30% polvillo), lo ideal sería utilizar un contenedor de 33 litros en una maceta rígida, porque allí voy a tener la misma cantidad de raíces, que en un envase de 50 a 60 litros con cascarilla o turba. Si tuviera un suelo muy rico, mis raíces van a crecer más por metro cuadrado. Por eso, si observas la cantidad de raíces en cascarilla versus fibra vas a tener más raíces en el último”, explica.
Si bien el suelo permite un costo menor, resalta que en la maceta tienes un menor riesgo y una precocidad en la productividad. Al tercer año están teniendo producción comercial.
Un aspecto a considerar por todo productor es la durabilidad de las bolsas y contenedores. Las primeras no duran más allá de los cinco años, mientras que una maceta rígida puede estar en huerto entre ocho y diez años.
“Los contenedores de bolsas se asemejan a los tutores en un parrón de uvas. Bajo esa lógica, los tutores en los parrones no se rompen en un mismo día, sino que se van rompiendo y cambiando por partes y por etapas. Es lo mismo que ocurre con las bolsas, las voy cambiando por partes y por etapas”, señala.
Respecto a la decisión de utilizar contenedores y sustratos en el arándano, el asesor destaca que en este negocio van a quedar los mejores, los que produzcan más kilos por hectárea y con más calidad de fruta. “Eso significa migrar a una tecnología alta como es el caso del cultivo sin suelo. A la larga quedarán muy pocos actores. Quizá se sigan manteniendo las 15,000 hectáreas instaladas pero con un menor número de productores”, indica.
Inversión instalación en maceta o contenedor
Álvaro Espinoza explica que el costo por hectárea en una instalación sin suelo no baja ni bajará en el tiempo. “En maceta tienes que hacer todo una obra civil, porque primero deberás nivelar el suelo, luego tienes que requerir mucha mano de obra para instalar el cover, las macetas y el sustrato”, refiere. Por lo pronto, instalar una hectárea de arándanos en el suelo fluctúa entre US$40,000 a US$50,000 como máximo, mientras que en maceta fluctúa entre US$70,000 a US$120,000. En cuanto al retorno de la inversión, con maceta es mucho más rápido y eso ocurre al tercer año en que se recupera de un 20 a 30%”, indica el asesor.
¿Por qué la fibra de coco?
La Fibra de coco se compone de millones de microesponjas capilares que absorben y retienen hasta nueve veces su propio peso en agua. Ese efecto se llama Buffer. El coco almacena y libera nutrientes de forma paulatina entre cada aplicación de riego.