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Frips

Snacks crocantes y saludables

La ‘startup’ de fruta deshidratada pretende cambiar el estándar de los productos en el mercado con una propuesta que mezcla sabor, textura y precio. Su fundador espera también abrir su gama de productos hacia las aguas frutadas. El objetivo es ingresar a supermercados en el mediano plazo.

17 de Julio 2018 Stefano De Marzo
Snacks crocantes y saludables

En su casa, la alimentación saludable era ley promovida por sus padres. Era impensable encontrar en ella comida chatarra o snacks de papas fritas. Sebastián Daruich, fundador de la marca de fruta deshidratada Frips, comenta que era aún más difícil de encontrar en su cocina postres altos en azúcar o chizitos.

Su empresa fue, al inicio, parte de un proyecto en TeamAcademy, universidad de emprendimiento en la que se había inscrito para sumergirse en las vicisitudes de hacer un negocio propio. Había pasado antes por algunos cursos de marketing en otras universidades. Pero su carácter inquieto lo inclinaba hacia el hacer más inmediato.

Cuando le pidieron comenzar un proyecto, no le tomó mucho tiempo llegar a la idea de producir fruta deshidratada. En su casa eran tan aficionados a este tipo de snack, que tenían en la cocina un horno especial para deshidratar los mangos, las manzanas rojas y verdes, las peras…

“Yo siempre he sido bien activo, siempre he tratado de hacer más cosas, pero no me veía teniendo un título universitario convencional y trabajando en una oficina”, recuerda Sebastián.

De inmediato empezó a hacer pruebas en su casa. En su cocina comenzó a probar qué frutas funcionaban mejor que otras. “Probé arándano, mandarina, naranjas, al final me quedé con lo que mejor salía en cuestión de sabor y textura”, señala el joven emprendedor. “Lo que yo trato de vender son chips, pero hay frutas que las he horneado y horneado y nunca se ponían crocantes”, añade.

Probó también con duraznos y ciruelas, pero no lograban tener el sabor que esperaba. Algunas frutas contienen mucha agua y al deshidratarlas queda una lámina muy poco atractiva. Ahora tiene sabores definidos como piña, plátano, manzana, coco, aguaymanto, kiwi y mango.

VENTANA COMERCIAL

Es cierto que el proyecto nació como parte de sus estudios, pero Sebastián ya había identificado una creciente tendencia en el mercado. En supermercados de Lima solía ver fruta deshidratada empacada, pero como dice: “no era de la calidad que buscaba”. Además, consideraba que el precio de venta era muy alto y que los productos que existen en el mercado tienen mucha azúcar añadida.

También era ya notorio el auge por el ‘fitness’ y los deportes funcionales. Las personas que practican estas disciplinas buscan un estilo de vida saludable. Sebastián vio la oportunidad y aprovechó el momento. Comenzó por introducir sus productos a gimnasios.

El siguiente paso fue hacer que su red cercana de amigos y familiares probase las frutas deshidratadas de Frips. La respuesta positiva fue inmediata y empezaron los pedidos. Luego sobrevinieron otros aspectos. Sebastián comenta que fue dándole forma a los productos. “Por ejemplo, el corte inicial de la piña era en rodajas, con cuchillo, 10 grados cada una, todo eso me tomaba horas”, señala el emprendedor. “Después me dije que tenía que buscar una manera de hacerlo más rápido y uniforme, porque a veces me quedaban pedazos que no resultaban crocantes, o porque eran muy gruesos o porque salían duros. Por eso conseguí una mandolina”, añade. Con ayuda de esta herramienta logró cortes uniformes en todas sus frutas.

DE LA CASA AL TALLER

El negocio empezó a crecer y los pedidos a llegar. Poco a poco, la cocina de su casa quedó chica. El horno, en ese entonces, le rendía para diez bolsas diarias. “A veces tenía pedidos de cinco frutas diferentes y me pedían cinco bolsas de cada fruta. Tenía que ver la manera de cumplir con los pedidos lo más rápido posible”, señala Sebastián.

Pero la situación ameritó mudarse a un pequeño taller en Breña donde al horno que tenía le sumó otros tres. Frips fue creciendo. La meta de Sebastián era vender 40 bolsas al día, su capacidad instalada. Se volvió usual llegar a ese objetivo. Al inicio, trabajaba solo. A veces contaba con la ayuda de su enamorada.

Hoy produce de manera constante en un taller en Lurín. La dinámica del trabajo diario ya ha sido prestablecida. Hay todo un ciclo por cumplir. Primero llega la fruta, luego se lava, se corta, se pone al horno, se saca, se empaca y listo el producto.  Sebastián detalla que es importante seleccionar la fruta con ojo clínico y cortar con destreza.

DISTRIBUCIÓN Y PROVEEDORES

La fruta deshidratada de Frips ya está en algunas tiendas naturistas. Sebastián busca que sus productos estén también en gimnasios. De este modo, tiene clientes directos y dos puntos venta donde sus consumidores potenciales se encuentran. El precio por producto es de cinco soles, menos los de fresas y aguaymanto que cuestan siete debido a que llevan mayor cantidad de fruta.

En cuanto a proveedores, Sebastián comenta que ha sido un aprendizaje constante. Con las pruebas iniciales, iba al supermercado más cercano. Luego pasó al mercado de su distrito. En cada compra llevaba un registro pormenorizado de los precios y porcentajes de producto que quedaban luego de cortar la fruta, luego de pesarla. La idea era aprovechar todo lo posible el insumo.

“Con una piña de un kilo y medio me salían cien gramos de deshidratado. Cuando empecé a ir al mercado empecé a fijarme más en la calidad de las frutas”, señala. “Iba preguntando, buscando y probando hasta encontrar a los mejores proveedores. Tengo a uno que tiene las mejores manzanas, otro con las mejores piñas”, añade.

Los empaques son un asunto aparte. Con los que tiene actualmente, su producto se mantiene durante cuatro meses. El crocante ideal por tres semanas. Sin embargo, señala que ya trabaja en nuevos empaques laminados que lograrán un crocante de un año. “Es una buena inversión en máquinas y empaques. Mínimo necesito pedir 75,000 bolsas”, indica Sebastián. Con ello listo en 2018, su entrada a supermercados sería inminente.

PENSAR EN FRIPS CUANDO SE PIENSA EN FRUTA DESHIDRATADA

El fundador de Frips se ha planteado algunos objetivos a futuro. Al corto plazo planea renovar su logo y el diseño del empaque. El insumo y el producto en sí, es un tema que  no quiere tocar, por lo exitoso que ha sido hasta el momento. El modelo de producción tampoco.También al corto plazo planea mezclas de productos o blends tales como plátano con canela. “En cinco años me gustaría ser una empresa que esté en el ‘top of mind’ de mi público objetivo, que piense en Frips cuando piense en fruta deshidratada”, añade.

Además, planea el desarrollo de nuevas líneas de producto. Debido a los restos de cáscaras que le sobran de la producción, se encuentra explorando el mercado de aguas frutadas. Por ejemplo, con la de piña y manzana.

Sebastián Daruich asegura que el crecimiento de su empresa ha sido acelerado. Tan solo comenzó en julio de 2016 y el incremento de la producción y la capacidad instalada ha ido de la mano. Su objetivo primordial: consolidarse y seguir desarrollando productos saludables con la ayuda de tecnología.

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