“Si reconvertimos los huertos que no funcionan, nos va a ir bien”
“Nos mantuvimos en la manzana porque no creemos en el monocultivo”, señala el fruticultor, quien produce pomáceas y cerezas en partes iguales. Asegura que revertir los malos resultados de la temporada pasada de cerezas depende solo de la industria chilena. Sin embargo, es evidente el contraste entre un negocio estable, multimercado, con otro monomercado y que se juega de año en año.

Agropecuaria Wapri S.A. nació en 1988 -como empresa familiar- con un primer campo frutícola de 100 ha en el sector de Morza, comuna de Teno. Posteriormente continuaron con las plantaciones frutales en Los Niches, comuna de Curicó; Santa Rosa, La Chispa y Las Palmas de Peñaflor, en la comuna de Río Claro. En la actualidad manejan algo más de 1.000 ha de manzanos, cerezos y perales, por lo que llegan a necesitar más de 1.800 colaboradores durante el periodo de cosecha.
“Wapri partió con kiwi, recuerda Walker, pero probamos varias otras especies e, incluso, al principio incorporamos frambuesa para tener una alternativa que generara flujo mientras los huertos entraban en producción. Con el tiempo el kiwi fue disminuyendo en tanto aumentaba la superficie de manzanos y perales. Creo que un hito histórico de WAPRI es que fuimos los primeros en plantar variedades de manzana bicolores y variedades novedosas de pera, como Abbé Fétel, Conference y Forelle. El kiwi quedó en el pasado porque nuestra zona era muy helada.”
En su momento más ‘pomacero’ el 70% de sus huertos eran de manzanos y perales, contexto en que en 2001 comenzaron a plantar cerezos. “Fuimos resolviendo la aptitud de la zona, que era especialmente adecuada para pomáceas, pero después descubrimos, por parámetros tales como la acumulación de horas frío, que el cerezo también se adaptaba muy bien”, precisa.
Hoy cultivan superficies más o menos equivalentes de manzanos y perales (50%), por un lado, y de cerezos, por otro, con huertos repartidos en los 4 campos.
En la estrategia de Agrícola Wapri se aprecia el con traste de un negocio estable, multimercado, de largo plazo, como el de la manzana, con otro enfocado en un solo mercado, que se juega temporada a temporada, como el de la cereza. En ambos casos, sin embargo, en opinión de Walker, es clave tomar decisiones drásticas… y rápidas.

UNA BUENA NOTICIA: LA CEREZA NO DEPENDE DE CHINA
Para Walker, el negocio de la cereza no depende de China, sino que depende de la propia industria chilena. “Si mandamos fruta firme, con pedicelo verde, de buen calibre, buenas condiciones organolépticas y crujiente, nos va a ir bien, porque China esa fruta la compra y la paga. Pero si mandamos variedades que no viajan o que no tienen los sólidos solubles, el calibre o el color que corresponde, nos va a ir mal”, sentencia el presidente de la SNA.
“Señores productores, les tengo una buena noticia, continua, esto depende de nosotros, no es un factor externo incontrolable, depende de nuestras decisiones. El año pasado, dentro de todas las malas noticias que tuvimos, una buena noticia fue que los chinos se comieron los 130 millones de cajas. Entonces, si hacemos una muy buena promoción, si llegamos a acuerdo entre los productores, la SNA, frutas de Chile y Fedefruta, y si reconvertimos los huertos que no funcionan, nos va a ir bien. Pero si no lo hacemos, nos va a ir mal porque la diversidad de precios es muy grande”, enfatiza el productor.
-¿Se puede repetir una temporada tan mala como la pasada?
–AW: En cerezo, el año pasado crecimos un 52% en volumen. ¿Qué mercado puede absorber el 52% de aumento del volumen? Ninguno. Tuvimos todas las condiciones climáticas y productivas favorables para alcanzar buenos rendimientos y nos encontramos con un mercado de menor poder adquisitivo, lo que repercutió en el precio. Sin embargo, de igual forma China se comió toda esa fruta. Entonces, ¿qué va a pasar este año? Primero, es muy difícil que nuevamente se den todas las condiciones climáticas, entre otras, para llegar a producciones tan altas. Es decir, no va a haber otro un aumento del 52%. El volumen se va a mantener o va a crecer levemente. Segundo, deberíamos tener un producto más homogéneo. Tercero, vamos a tener un mercado con un año nuevo chino más tardío. Cuarto, vamos a intentar poner más producto en nuevos mercados, aunque sea a menor precio. Quinto, habrá una mucho mejor campaña de promoción, con más anticipación, más redes sociales. Por lo que, vuelvo a mi mensaje: esto depende de nosotros. Si mandamos un producto competitivo, de buena calidad y condición, nos va a ir bien. De otra forma, nos va a ir mal.

LA MANZANA: NEGOCIO DE MENOR RENTABILIDAD, PERO ESTABLE
-¿Por qué, pese a estar en medio del boom del cerezo, nunca se salieron de la manzana?
-Nos mantuvimos en la manzana, primero que nada, porque no creemos en el monocultivo. Segundo, porque pese a que -históricamente- la manzana ha tenido una rentabilidad más baja, es un negocio más estable que el de otras especies. Además, la barrera de entrada a la manzana es alta porque hoy hay que establecer 2.500 plantas por hectárea en patrones enanizantes, como el M9, con los nuevos sistemas de conducción, lo que representa una inversión cercana a los 70 mil dólares por hectárea entre el costo de establecimiento y hasta llegar al año tres. Sin embargo, en los últimos tres años hemos tenido una rentabilidad muy acorde a la inversión y el negocio se ve promisorio para el futuro. Las buenas variedades bicolores han sido siempre muy competitivas.
-¿Qué cambió en cuanto a mercado?
-Primero, que el mercado interno se recuperó. Cuando nosotros partimos en manzana, el mercado interno era muy importante. Sin embargo, llegamos a las 42 mil hectáreas como país y prácticamente desapareció el mercado interno, por lo que toda la fruta que quedaba en Chile se iba a la agroindustria. Dada la superficie plantada y la oferta de hoy en Chile, la manzana es nuevamente un ‘player’ en el mercado interno. No hay que olvidarse que la manzana de guarda vuelve después de vacaciones de invierno y en julio, agosto, septiembre, octubre, pasa a ser una fruta muy atractiva para el consumidor local. Además, ‘el barrio’, como nos referimos a América Latina, es un gran consumidor de manzana, porque la mayoría de los países tienen clima tropical o semitropical, donde la manzana es bastante apetecida. Pero, además, a eso hay que sumarle los programas comerciales en supermercados de Estados Unidos, en bolsitas, de un kilo, y añadirle Europa, que siempre ha sido un mercado muy estable. Por ejemplo, cada vez que la producción de Europa sufre por las condiciones climáticas, la manzana vuelve a ser un negocio atractivo. A todo lo anterior, ahora se agregó Asia, Medio Oriente, y el Norte de África. Entonces, diría que hoy la manzana tiene todos los mercados, lo que aporta estabilidad. Uno de los problemas de la manzana chilena, cuando llegó a su ‘peak’, fue que estaba demasiado enfocada en Estados Unidos y Europa.
-¿No se enfrentaron problemas a nivel productivo?
-Me parece que no hubo una reconversión acorde con los ritmos requeridos por el mercado. Cuando partimos con la manzana, las alternativas eran rojas o verdes. La manzana roja no tiene el sabor de las bicolores, más bien parece una papa, es un sabor muy poco atractivo. Bueno, esa reconversión fue muy lenta. Entonces, los que no se fueron reconvirtiendo a nuevas variedades de manzana, al final fueron arrancando. En un momento dado, había solo dos alternativas, reconvertirse a otras especies o a variedades de manzanas bicolor.
-¿Cuáles son los factores clave para mantener rentable a un huerto de manzano?
-El factor más incidente en la rentabilidad de un huerto de manzano es el precio por lo que hay que tener las variedades correctas con los calibres y colores que quiere el mercado. Eso es clave. El segundo factor más incidente es la curva de producción. Hay que llegar a producir 200 toneladas totales en la suma de cosechas de segunda, tercera, cuarta y quinta hoja. Luego, mantener el potencial productivo por sobre las 70 toneladas por hectárea, así como un alto porcentaje de exportación, con sobre 80% de pack-out. Al mantener alta la producción, así como el rendimiento de exportación, baja el costo por kilo producido. Desde ese punto de vista, la gestión es clave. Es un cultivo que hay que trabajar en sintonía fina. El manzano, pese a ser extensivo en superficie, hay que trabajarlo en forma muy intensiva en cuanto a manejo de huerto. Los patrones clonales enanizantes, con buenas variedades clonales, son huertos productivos y hoy están más vigentes que nunca.

HAY QUE TOMAR DECISIONES DRÁSTICAS
Da la impresión de que la tónica en Chile es que los productores dejan envejecer sus huertos o que esperan a las unidades productivas con problemas dándoles segundas y terceras oportunidades, como si fueran hijos. En otros países pareciera que son más ejecutivos en tomar decisiones.
-¿Qué tan importante es tomar decisiones rápidas?
-Es un muy buen punto el que acabas de tocar. Los grandes fruticultores de Chile, a los que -en general- les ha ido muy bien, son productores que toman decisiones drásticas respecto de reconversión. A Jorge Schmidt, por nombrar uno, la uva de mesa no le anduvo y sacó 600 hectáreas de una vez. El productor no se puede enamorar ni de la especie, ni de las variedades, ni de los huertos. Tenemos que ser muy ágiles en leer el mercado. Entonces, en términos generales, a esos productores que han tomado medidas de reconversión drásticas, les ha ido muy bien. Tradicionalmente, nosotros hemos sido lentos, justamente, porque el productor se enamora del ‘hijo’.
-¿Cuáles son las características de un huerto de cerezo que debiera ser arrancado?
-Creo que debemos ser rápidos en arrancar huertos que no están en los portainjertos correctos, los que no están a las distancias adecuadas o los que no están fitosanitariamente sanos, ya que en Chile hay mucha enfermedad de la madera. En general, huertos que no son productivos, huertos que tienen un porcentaje de embalaje bajo… y, aquí viene lo más importante, huertos viejos o que no tienen las variedades adecuadas. Hay muchas variedades que no cumplen las condiciones para ir a China, llámese Sweetheart, Skeena, Frisco, Summit o Lambert. Hay un grupo de variedades obsoletas, que no tienen nada que hacer, y que deben ser arrancadas. En función de eso creo que en los próximos años se viene entre un 8 y un 10% de huertos que deberían ser arrancados anualmente. Tampoco tenemos variedades tempranas de buen sabor y buena condición de poscosecha. Entonces creo que tenemos que hacer esa limpieza, pero ese ‘switch’ hay que hacerlo rápido.

EL MANZANO Y EL CEREZO SON COMPLEMENTARIOS
Así como no es partidario del monocultivo, a Antonio Walker tampoco es de la idea de cultivar comercialmente cinco especies diferentes. “Creo en el mundo de la especialización, pero en varias especies muy bien adaptadas a tu distrito climático. Por ejemplo, si vas a los estados de Washington u Oregón, EEUU, ves manzanas, peras y cereza. Los nor-teamericanos se especializan en dos o tres especies. Hoy, en Chile, las mayores ventajas comparativas las
van a tener especies que requieran horas fríos. Estoy con la máxima de no plantar lo que se cultive en Perú. Salvo en palto, aporque la palta chilena es muy buena”, precisa Walker.
El devenir del manzano en Chile
“Chile llegó a tener cuarenta y dos mil hectáreas de manzanos, en tanto que hoy día debe alcanzar las dieciocho a veinte mil hectáreas”. Calcula Walker. “De esas dieciocho a veinte mil hectáreas de manzana debe haber unas cuatro mil quinientas hectáreas que se destinan directamente a la agroindustria. Productores pomaceros que tuvieron poco flujo de caja y que hicieron contratos con la agroindustria para deshidratado, para jugo y para pulpa. Hoy día debe haber no más de dieciséis mil hectáreas exportando manzana”.
-¿Qué tan compatibles son el manzano y cerezo respecto de las fechas de los principales manejos o la continuidad de la mano de obra?
-Me parece que son súper complementarios y que le dan continuidad a la mano de obra. La condición es, tomando como referencia a la región del Maule, que todo lo que sea trabajo de ajuste de carga y preparación de cosecha en pomáceas tiene que estar terminado el 30 de noviembre, antes de que partan las cosechas de cereza, porque desde ahí todo se concentra en la cereza. Esa es la condición, no puedes dejar ajustes de carga en manzanas para después de la cosecha de cereza.

ESTO ES PARA VERDADEROS PROFESIONALES
Antonio Walker manifiesta una gran confianza en la fruticultura chilena. Pero con condiciones, “debemos ser muy eficientes, no le podemos echar la culpa al negocio cuando somos ineficientes. Esto es para verdaderos profesionales porque ya es agricultura de precisión. Es un mundo globalizado en que todos compiten contra todos se requiere mucha sintonía fina. Chile tiene una cultura exportadora, ya estamos en 160 mercados y tenemos 34 tratados de libre comercio. Nuestro producto es muy reconocido en el mundo. Tenemos un producto inocuo, muy buena trazabilidad y muy buena condición y calidad de fruta”.
Para el productor frutícola y líder gremial, depende solo de la industria chilena mantener los mercados que ya abastece, así como acceder a nuevos mercados. “Tenemos muchas ventajas comparativas en la fruta fresca, por la contrastación, por el clima mediterráneo, por las condiciones fitosanitarias. Está en nosotros mantener todas esas ventajas”, asegura Antonio Walker.
