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Poda de verano

Ser oportunos, la clave de la poda en cerezos

Las intervenciones de poda son labores que exigen precisión. No solo en cuanto a los cortes, sino también en el momento más adecuado para realizarlos. De eso dependerá el éxito o fracaso de un cultivo como el cerezo que, desde el año uno, requerirá de esta labor.

21 de Febrero 2023 Miguel Patiño Y Rodrigo Pizarro Yáñez
Ser oportunos, la clave de la poda en cerezos

La poda, como una práctica integral, no es una labor que se deba realizar en un solo momento de la temporada, aunque los productores estén acostumbrados a las podas de invierno. Es todo lo contrario, ya que se trata de un manejo que además debe hacerse en la temporada de crecimiento, es decir, en primera y verano. La razón de hacerlo dependerá en primer lugar de la edad de las plantas. “Si tenemos una planta recién puesta en el huerto, durante el primer año, la definición de la formación del tronco y la definición de las ramas madre se hará en la denominada poda de verano, que en realidad parte en primavera”, explica el ingeniero agrónomo, Gamalier Lemus, asesor privado en huertos frutales.

Y es que, si se instala la planta en invierno, esta comenzará a brotar en septiembre y se tendrá que intervenir entre octubre y diciembre. “Esas intervenciones son para estructurarla, es decir, para darle la forma que queremos”, apunta el experto, sobre una práctica que no solo implica realizar cortes, sino de poner tutores, separadores y alambres que se usan para guiarla en el sistema de conducción. “Por ejemplo, podemos hacer la planta en ‘Y’, guiando las ramas para que vayan creciendo ordenadamente y eliminar los crecimientos inadecuados”, añade.

Estructura definida a través de poda y conducción.

En una planta nueva, en el primer año se definirá el 80% de la estructura y al año siguiente, el otro 20%. Por eso, se debe realizar una poda de formación. “Todos los frutales, independiente de la especie, necesitarán de una poda de formación que se realiza en verano”, subraya Lemus.

Pero, ¿qué pasa con un árbol adulto que ya está produciendo fruta? En primavera, durante la segunda quincena de octubre y noviembre, hay una competencia entre el crecimiento de los brotes y de la fruta. “Hay brotes que son necesarios, pero otros son superfluos, que no aportan o que están mal ubicados y que hacen que se pierda la estructura básica de la planta. La remoción de estos elementos se hace para que haya una mejor entrada de luz en el volumen del follaje”, precisa el especialista. Así debe operarse cuando hay brotes más vigorosos, otros mal ubicados y algunos que salen del tronco; la estrategia entre la segunda quincena de octubre y noviembre es solo una: eliminar todos esos crecimientos.

Gamalier Lemus, ingeniero agrónomo y asesor privado en huertos frutales.

Una vez que se hayan eliminado esos ‘brotes molestos’, antes de cosecha puede que haya otro tipo de crecimientos no deseados llamados chupones, crecimientos vigorosos que afectan a la fotosíntesis y pueden incluso esconder la radiación directa que algunas frutas, por ejemplo, los duraznos y nectarinos, requieren para el desarrollo del sobrecolor. Sin embargo, eso no ocurre con el cerezo ni el ciruelo, que pueden estar a la sombra y la fruta adquirirá su coloración. “Ya sea en cerezos u otros carozos, sacaremos los chupones y los crecimientos demasiados vigorosos, con el objetivo de que haya una buena distribución de la luz dentro del follaje. Esto es, para tener buena calidad de la madera frutal para la siguiente temporada”.

La cosecha de cerezas, por muy al sur que se esté, salvo excepciones como Osorno o Chile Chico, termina en diciembre. Por lo tanto, la última intervención de poda fue justo antes de la cosecha. “El grueso de la poda de primavera-verano, en cerezo, se hace entre octubre y noviembre”, precisa. Un caso diferente es el de aquellos duraznos o nectarines que se cosechan en febrero, que necesitarán de una poda de verano que elimine todo aquel material que afecta la iluminación de la copa. “Eso se hace desde un mes y hasta veinte días antes de la cosecha. En cerezos no es necesario, porque lo que podamos en primavera ya nos dejó listo para la cosecha. Además, si veo que hay fruta no iluminada y escondida en el follaje, no será un elemento importante porque esa fruta no necesitará radiación directa”, complementa Lemus.

“Si eliminaremos un chupón, será mucho mejor hacerlo cuando este tiene 30 centímetros que cuando tiene un metro de longitud. Cuando lo hacemos tarde, estaremos exponiendo súbitamente el tejido, la madera, la corteza de la planta a una insolación muy grande”.

NO PODAR CUANDO SE DEBE ES EL ERROR MÁS COMÚN

En una labor que exige precisión, puede haber varios errores durante la temporada. El más común de todos es la oportunidad en la que se realiza la intervención. “Si eliminaremos un chupón, será mucho mejor hacerlo cuando este tiene 30 centímetros que cuando tiene un metro de longitud. Cuando lo hacemos tarde, estaremos exponiendo súbitamente el tejido, la madera, la corteza de la planta a una insolación muy grande”, advierte el experto, sobre un error que solo provoca ‘sufrimiento’ a la planta. “Primero, porque estamos eliminando una rama que ya “se comió” parte de lo que se debió haber distribuido en las partes que nos interesan y también porque exponemos el tejido que queda a una radiación excesiva”, precisa.

Para el experto, la recomendación es que esta labor se realice lo más temprano posible, porque así será menos dañino para la planta. “Creo que se deben afinar la disciplina y la estrategia detrás de una labor como esta. Muchas veces el agricultor dice: no tengo gente para hacerlo. Luego dicen que lo hicieron cuando se les indicó, pero se les partió o se le quemó la madera y eso es signo inequívoco de que la labor se realizó tarde”, remarca Lemus, aunque advierte que estos errores son menos comunes en cerezos que en otros frutales, porque hay una menor restricción de mano de obra y de recursos. “Es una especie muy delicada que necesita de atención en todo momento”, precisa.

Cerezo en eje central.

Incisiones para generar ramas laterales

“La incisiones para genera ramas es una práctica muy necesaria en cerezos, debido a que es acrotónico, es decir, le crecen brotes en la punta, pero no hacia los lados. Para que ello ocurra, debemos hacer incisiones para generar los brotes que necesitan los agricultores e ir distribuyendo el vigor en muchos brotes que serán productivos y no solo tener un brote principal, que será madera. Es una labor que se hará en el primer año. Tendremos un brote que será el eje central y en la primavera siguiente se deben hacer estas incisiones. Con un eje central, habrá que hacer muchas incisiones. Si tenemos una ‘Y’, debemos dejar que se formen dos brazos y haremos las incisiones en los brazos, paralelos a los alambres hacia la calle, pero no hacia adentro de la estructura”.

 

La imagen de la izquierda muestra un cerezo falto de una adecuada intervención de incisiones, mientras que en la imagen de la derecha se aprecia un cerezo con incisiones y reguladores de crecimiento.

ES POSIBLE UNA PODA MECÁNICA

En la industria frutícola hay labores de poda que se realizan mecánicamente. La poda del nogal es de las más mecanizadas entre las especies frutales. Cada vez es más común ver sierras que hacen cortes laterales y en la parte alta de los árboles. “Eso es favorecido por la forma de los árboles”, apunta Gamalier Lemus. Pero el nogal no es la única especie. Además, se realiza en olivos en huertos superintensivos. Otra especie que ha comenzado a plantarse a marcos de plantación superintensivos son los almendros. De hecho, en Chile ya se pueden ver huertos de estas características que son podados y cosechados con la ayuda de máquinas.

En el caso del cerezo, según Lemus, el uso de portainjertos enanizantes ha ayudado a evitar las intervenciones en poda en exceso. “Pero no es raro ver huertos más tradicionales a los que se le ha hecho poda mecánica lateral (‘edging’) o ‘topping’ (recorte de la planta, en altura). Y eso se hace mecánicamente. Además, hemos visto que, para rejuvenecer un huerto antiguo, se hace una poda mecánica de renovación. No es algo frecuente, porque si se tiene una buena formación, donde se estructuró una planta de baja altura y cada año con las intervenciones de invierno y primavera se va estructurando esa planta, no se necesita meter una máquina para hacer cambios fundamentales como sí ocurre en el nogal”, explica el especialista.

 

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