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Sembrando en África

14 de Marzo 2017 Equipo Redagrícola

 

africadream

El voluntario de Africa Dream, Darío Mujica, logró levantar un huerto comunitario, para que niños, jóvenes y adultos se alimenten y mejoren su dieta diaria. En una tierra en donde muchas veces el agua no está a la mano, este joven junto a otros profesionales le dieron una vuelta a la agricultura, gracias a lo cual parte de la comunidad de Sichili, Zambia, está alimentándose mejor. Se espera que el modelo se replique a otros sectores de África.

Desde el 2007 que la Fundación Africa Dream está presente en distintos lugares de África a través de profesionales voluntarios, quienes buscan en base a las necesidades de la población cómo mejorar la vida de los habitantes, elaborando e implementando proyectos sostenibles para la comunidad.

Por ello, y mientras los voluntarios se encontraban en Malamulele (año 2010), lograron generar un huerto para que las personas pudieran mejorar su ingesta diaria de nutrientes y, a su vez, aprendieran cómo cultivar su propio alimento.

En la actualidad, y tras la salida de los voluntarios, el huerto está en manos de Eddie, el jardinero de Holy Rosary School, siendo un proyecto exitoso que se mantiene gracias a la comunidad.

Esta misma experiencia fue replicada en Sichili durante el año pasado, gracias al voluntariado de un año que el agrónomo Darío Mujica mantuvo en Zambia.

“El huerto comunitario de Sichili partió en agosto de 2015, gracias al levantamiento de necesidades que hicieron los doctores en el hospital, tras percatarse de los fuertes problemas de nutrición de la zona, sobre todo en los niños, por lo cual abrieron un cupo para que un agrónomo fuera, y quedé seleccionado”, cuenta con orgullo Darío Mujica, 26 años, quien acaba de volver a Chile.

Lo primero para implementar la idea fue escoger el lugar, y dada las buenas relaciones de los voluntarios con la comunidad, se escogió el colegio de la zona para implementar el huerto, pero también para enseñar ciencias de la agricultura a sus alumnos y, por supuesto, un modelo replicable para que las mismas personas fueran cultivando en otros lugares.

“El huerto se hizo en el colegio porque estaban muy interesados en crear una instancia para enseñar a los alumnos habilidades relacionadas con la agricultura. Esto porque la zona en la que estamos trabajando es un sector agrícola, y pasa mucho que cuando los alumnos terminan el colegio no tienen donde trabajar, por lo que enseñarles agricultura es una buena alternativa para que tengan su propia fuente de ingresos, y además, de comida”, explica Mujica.

 

“TRABAJAMOS POR MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LAS COMUNIDADES DEL ÁFRICA SUBSAHARIANA”

 

El huerto además cuenta con un programa para cosechar todas las semanas. La idea es estar siempre sembrando y cosechando, para que quienes viven en Sichili tengan disponibilidad de hortalizas todo el año. La cosecha se reparte entre los alumnos del colegio y los pacientes del hospital de Sichili. También se vende una parte de la producción para que el proyecto se autosustente. Además, todos los días llega gente de la comunidad a trabajar con los voluntarios. Les dan algunas tareas como desmalezar o aplicar guano y cuando terminan se pueden llevar verduras para sus hogares.

Sobre las dificultades, Darío cuenta que “lo más difícil de cultivar en África fue durante las épocas en las que el clima no acompaña. Por ejemplo en el mes de octubre, que hace mucho calor y cuesta mucho manejar el tema del riego. O también en la época de lluvia, en que es muy difícil controlar las enfermedades sobre todo en los tomates. En esa época llueve casi todos los días y además hace calor. Eso hace que lleguen muchas enfermedades a los cultivos. Lo otro difícil es programar los cultivos para estar siempre cosechando. Para eso se necesita conocer los ciclos y como se afectan según las condiciones climáticas. Muchas veces nos pasó que nos quedamos sin poder cosechar algunas semanas por lo mismo”.

Por el contrario, el profesional cuenta que lo más fácil es apoyarse en la comunidad y hacer un trabajo en conjunto. La gente allá sabe de agricultura y han sembrado toda la vida. Conocen muy bien el clima y tienen experiencia. “Con el apoyo de ellos se hace mucho más fácil hacer el proyecto”, destaca.

Hoy el huerto sigue en proceso de desarrollo, gracias a un nuevo voluntario: Sebastián Ladrón de Guevara, quien está a cargo de organizar un sistema de ventas para que el huerto sea autosustentable. La idea es que en unos años más el huerto lo maneje solamente la comunidad. Gracias a esta iniciativa, hoy parte de la comunidad beneficiada puede comer zanahorias, berenjenas, repollo, porotos verdes y muchas otras hortalizas que antes no eran conocidas por la comunidad. Por lo mismo, Africa Dream quiere llevar su modelo de huertos sustentables por toda África, frente a lo cual se necesitan más voluntarios y donaciones que permitan mantenerlos y concretar este tipo de proyectos en África.

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