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Modificación en los planes de manejo en las diferentes zonas

Preparados para hacerle frente a un escenario de variabilidad climática

Temperaturas extremas, sequías o altas precipitaciones están siendo más recurrentes y, para enfrentar ese ‘nuevo escenario’ se requieren acciones más eficientes y de la incorporación de herramientas y tecnologías cada vez más precisas. Cada vez más, será clave que los productores de aguacate Hass estén preparados ante dichas variables y adapten sus planes de manejo en campo.

30 de Abril 2024 Ximena González Vidal
Preparados para hacerle frente a un escenario  de variabilidad   climática

Precipitaciones irregulares, variaciones drásticas de temperatura, sequías prolongadas y mayores niveles de radiación. Estos son algunos de los efectos del cambio climático que ponen en jaque a los productores de aguacate Hass en Colombia y en distintos países productores. Los diferentes fenómenos climáticos son preocupantes, principalmente por su efecto, sobre todo en ciertas etapas fenológicas sensibles del cultivo, como diferenciación floral, amarre y desarrollo de frutos.

“Ante este panorama la clave está en anticiparse a la ocurrencia de dichos fenómenos y estar preparados con manejos agronómicos acordes a las necesidades de la planta”, destaca el Dr. Arturo Álvarez, especialista en ecofisiología de frutales y quien viene estudiando desde hace más de 15 años los efectos que tiene el ambiente sobre el cultivo.

Si bien dice, no se puede hacer nada para modificar el clima, sostiene que sí es posible anticiparse a esas condiciones y tomar decisiones que le permitan a la planta adaptarse de la mejor manera sin que se vea afectada su productividad.

Inflorescencias indeterminadas de la floración principal de aguacate en Colombia.

“Si ya sabemos cómo se va a comportar el clima, nos podemos preparar para afrontarlo”, dice el Dr. Álvarez sobre la importancia que tiene el uso de herramientas que permitan predecir con anticipación las variables climáticas que se presentarán. 

“La clave está en usar herramientas que nos digan con seis u ocho meses de anticipación qué eventos climáticos van a suceder. Si ya lo sabemos podemos hacer un plan de manejo para mitigar los efectos de esa condición adversa, porque el aguacate es muy sensible tanto a la sequía como al exceso de humedad, y esas dos condiciones normalmente las vamos a tener. Vamos a transitar ya sea de un año húmedo a un año seco o viceversa, pero esas transiciones no tienen porque llevarnos a un año de mucha o de poca productividad”, explica y añade que se debe propender por regular el efecto de la variabilidad climática para así tener productividades más estables, sin tantas fluctuaciones.

En línea con esto, el ingeniero agrónomo con maestría en ciencias ambientales quien actualmente brinda asesorías en Colombia, específicamente en la zona del Eje Cafetero, destaca que hoy en día existen herramientas gratuitas con credibilidad internacional que a través de gráficas permiten interpretar cómo se va a comportar el clima en los próximos meses. Una de ellas es la desarrollada por la Universidad de Columbia, de EE UU, donde hacen uso de modelos climáticos de todo el mundo, acopiándoles para, posteriormente, hacer una predicción del clima global.

Pero, ¿qué se puede hacer con esa información? Lo primero, tomas decisiones más acertadas. El Dr. Álvarez explica que, por ejemplo, pensando en la etapa de floración, la cual determina el volumen de la cosecha, si se tienen condiciones muy secas, los productores se enfrentarían a un mayor ataque de plagas.

“Si pensamos solo en la parte sanitaria, tendríamos que tener dos o tres meses antes de la floración programas intensivos para el manejo de plagas”, dice.

Los drenajes y terrazas son técnicas claves para un manejo adecuado del suelo ante lluvias torrenciales.

En el caso de que llueva mucho, las flores son muy sensibles a la alta humedad y además la lluvia hace que predominen las enfermedades. “Contra la lluvia no podemos hacer nada, lo que sí podemos hacer es que, semanas antes de que empiece la floración aplicar productos fungicidas”.

BORO Y ZINC, FUNDAMENTALES

Por otro lado, y teniendo en cuenta la variabilidad climática, el Dr. Álvarez manifiesta que hay elementos básicos en términos nutrimentales para la época de floración del cultivo.  “El boro y el zinc son fundamentales y hablando en el supuesto de una temporada seca, dependemos de la humedad del suelo para que las raíces hagan la extracción de nutrimentos, y si no tienen la humedad suficiente tenemos que hacerle el aporte”.

Señala que, ante este contexto, una alternativa es aplicar los nutrientes de manera foliar para que las hojas los asimilen. “Como hay un clima seco puede ser que la hojas los asimilen más rápido. Pero si tú no pensaste en que ibas a hacer aplicaciones foliares, invertiste todo el presupuesto en fertilización sólida, estás perdido dinero, por eso insisto en prever las cosas con antelación”.

El agrónomo además explica que, si en la etapa de floración se tienen deficiencias nutrimentales, por ende, habrá una baja cuaja y pocas flores. “Las deficiencias de boro y zinc se notan en las características físicas. Son frutos pequeños y en forma de riñón”.

Los nutrientes que no deben faltar

De acuerdo con Arturo Álvarez, todos los nutrientes son esenciales para un correcto desarrollo de la planta, nitrógeno, fósforo, potasio, boro y zinc. “Debe haber un balance nutrimental”.

Sin embargo, en condiciones extremas, por ejemplo, bajo una condición de clima seco y cálido, donde habrá frutos pequeños, la clave está en aportar potasio. “Si lo hacemos en el momento adecuado podremos contrarrestar el tamaño pequeño de la fruta”.

Entre tanto, en época lluviosa, la recomendación sería disminuir el nitrógeno. Al aguacate le encanta el nitrógeno. Entonces si ya sabemos que va a ser un año lluvioso, hay que bajarle al aporte de nitrógeno, porque si no lo haces, le estás ayudando a que haga más follaje y eso va a implicar más podas y por ende mayores costos”.

Además, el especialista explica que, cuando se tiene mucho nitrógeno, el fruto no tiene una buena calidad para viajar, porque el nitrógeno hace que la pulpa se comporte de manera más inestable.  “Debe haber un balance. Si hay un clima muy lluvioso, bajaremos el nitrógeno y, si es muy seco, aportaremos potasio”.

MANEJOS AGRONÓMICOS ANTE ESCENARIOS CLIMÁTICOS DISTINTOS

El Dr. Álvarez indica que los manejos en campo los han venido trabajando bajo tres escenarios. Uno con condiciones climáticas ‘normales’, otro con condiciones muy secas y cálidas y otro con condiciones más húmedas y templadas. “Todos los años nos va a tocar al menos uno y la propuesta es que tengamos al menos tres planes de manejo, sin olvidar que lo que funciona en un lugar puede no funcionar bien en otro”, dice.

Pero ¿qué estrategias usar? El especialista en ecofisiología de frutales manifiesta que, una de las estrategias que puede ayudar mucho, concentrándose en la parte productiva, y pensando en las condiciones de Colombia donde la mayoría de los productores no cuentan con riego, es recurrir a la poda, el uso de bioestimulantes ya sean bio-reguladores o coadyuvantes, y una nutrición en el momento adecuado.  “Es lo mejor que podemos hacer cuando en países como Guatemala, Colombia y México tenemos cultivos a expensas del ambiente”.

Frente a lo anterior, destaca que es clave la nutrición de sitio específico, es decir, una nutrición especializada según los requerimientos de la zona donde está plantado el cultivo. “Hay condiciones, por ejemplo, secas y cálidas, en las que las plantas se paralizan y cuando esto sucede debemos reactivarlas y esa reactivación la podemos hacer con aminoácidos, con carbohidratos, con una serie de coadyuvantes”, recalca el Dr. Álvarez.

La cobertura del suelo es importante para un adecuado crecimiento de las raíces.

Además, si la necesidad del productor es retrasar o adelantar la floración para que no esté en un periodo de clima adverso, se puede recurrir a la poda y al uso de un bio-regulador como el Paclobutrazol (PBZ). “Estos permitirían regular el desarrollo vegetativo y darle mejores oportunidades al periodo de floración”.

Ante estas estrategias de manejo en función al clima futuro, el especialista sugiere que es clave mover el momento de la aplicación o la intensidad de la misma. Por ejemplo, si se estaban aplicando algas marinas una vez al mes, pero si ya se sabe que en seis meses va a haber una época seca, lo mejor sería aplicar en lugar de cada mes, cada tres o dos semanas. “En sí vas a poner la misma cantidad, solo que lo vas a hacer con una frecuencia tal que la planta pueda prepararse mejor”.

Por otro lado, ante este contexto de variabilidad climática, condiciones adversas o contrastantes, ha ido surgido una nueva ola de productos especializados en ayudarle a las plantas a hacerle frente a esto. “Es el caso de las algas marinas, aminoácidos y carbohidratos que pueden ser aplicados de manera foliar o en el suelo, aunque la mayoría son foliares”, dice sobre una serie de productos que años atrás no hacían parte del paquete tecnológico para el manejo agronómico del cultivo. Por entonces, solo se recurría a fertilizantes, insecticidas y fungicidas, lo que era ‘cómodo’ porque bastaba un calendario de aplicación. “Hoy debemos hacer análisis y, de acuerdo a la variación del clima, ver qué aplicamos en mayor o menor medida y que no”, precisa.

Frutos de aguacate previo a la cosecha donde el cuidado del vigor del árbol es crucial.

Asismismo, indica que, por ejemplo, aplicar algas marinas el día más cálido del año no va a resolver los problemas. “Se deben aplicar dos o tres meses antes para que las hojas lleguen más grandes, más gruesas, con una cutícula mejor preparada ante las condiciones adversas. Por eso insisto en la anticipación para tener el efecto esperado”, recalca.

IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL DESARROLLO DEL CULTIVO

Hay unas etapas en el desarrollo del cultivo de aguacate Hass donde este es más vulnerable a las distintas condiciones ambientales: un mes antes de la floración, durante la floración, que generalmente dura dos meses y un mes después de la floración. Así lo destaca el Dr. Álvarez. “Esta etapa es determinante para al final tener las productividades que esperamos”.

Explica que las altas temperaturas por encima de los 30°C pueden afectar seriamente la floración y las temperaturas bajas menores a 4°C o 6°C, pueden afectar las estructuras de la flor. “Las temperaturas de más de 30°C durante el cuajado hacen que la fruta sea más rugosa de lo normal, es decir, en climas templados la fruta suele ser lisa, pero cuando el clima es más cálido es rugosa y esto hace que sea más vulnerable al roce y a abrir heridas”, dice.

En línea con esto comenta que, esas heridas se convierten en la puerta de entrada de enfermedades las cuales limitan el desempeño de la fruta en destino. “La altas temperaturas son las que más nos pueden afectar”. Además, manifiesta que, el aguacate Hass por su origen es de clima cálido y al someterse a ambientes mucho más cálidos hace que se tenga poca fruta, más pequeña y más rugosa.

Dr. Arturo Álvarez, especialista en ecofisiología de frutales.

Si la planta se enfrenta a escases de agua, el Dr. Álvarez dice que la mayor afectación se da en la productividad. “El estrés por una deficiencia de agua causa mayor caída de fruta y, por ende, un menor rendimiento”. Otro efecto que menciona, es que, si en los primeros meses del desarrollo del fruto hay deficiencia de agua, la fruta va a ser pequeña. “Así le pongas toda la nutrición, todos los bioestimulantes, definitivamente será pequeña”.

Por otro lado, ante este panorama de cambio climático, el experto destaca que en Colombia cada vez más los productores y técnicos son más consientes de los efectos del clima en el desarrollo del cultivo.

“El pasar de tener durante años atrás, unas condiciones climáticas bastante favorables a una variación abrupta, de condiciones o muy secas o muy lluviosas ha hecho que haya una mayor conciencia”, dice e indica que de ahí la importancia de conocer y recurrir a herramientas que les permitan anticiparse a los fenómenos climáticos. “Creo que los productores en Colombia están migrando, forzados y rápidamente a esta nueva cultura climática, en la que no todo no es tan ‘color de rosa’ como en años anteriores”, recalca el Dr. Álvarez.

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