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Las brechas de la cereza más temprana de Chile

Orientar el trabajo hacia el primor, objetivo común de Ovalle

A mediados de octubre, Tabalí y otras zonas ovallinas se tiñen de rojo, con las primeras cerezas que se cosechan en el país. Han sido años de aprendizaje constante para consolidar un territorio nuevo, con el objetivo de aprovechar al máximo las oportunidades comerciales en China.

13 de Septiembre 2023 Miguel Patiño
Orientar el trabajo hacia el primor, objetivo común de Ovalle

16 de agosto, semana 33, variedad Brooks, Valle Arriba.

Consolidar un nuevo territorio productivo no es un asunto sencillo, menos si allí tradicionalmente se han cultivado otros frutales. Si en las primeras décadas del siglo pasado fue territorio de hortalizas, poco a poco fue dando paso a frutales como higueras, para ya en los años sesenta y setenta incluir parronales de uva pisquera, que fueron dando paso a la uva de mesa y paltos. Eso, hasta que la escasez del recurso hídrico dio paso a cultivos que requieren menos agua. Hoy, Ovalle quiere transformarse y, por qué no, consolidarse como un nuevo polo productivo de cereza, con la característica de ser, ‘hasta ahora’, una de las más tempranas del país.

Si bien ya ostenta ese título, la tecnología y nuevas genéticas de cerezas más tempraneras en la zona central y centro sur de Chile amenazan esa posición. Pero esta zona no quiere dormirse en los laureles. Uno de sus bastiones es Valle Arriba en Ovalle, que se ha erigido como un campo-escuela para producir en Ovalle.

Jorge Astudillo Gálvez es ingeniero agrónomo y gerente de producción de una empresa que inició esta aventura hace siete años. Conoce los desafíos y dificultades que enfrenta Ovalle como zona de producción, circunscrita al clima estepárico costero que cubre desde la costa hacia el interior en un ancho de 40 km en promedio, con una marcada influencia marina. Esa es una de las claves de Ovalle, según Astudillo. “Tenemos que orientar nuestro trabajo hacia el primor, no solamente en Brooks, en Rainier o Royal Dawn; sino en todas las variedades que se han plantado hasta ahora, ya sea como ensayo o como decisión comercial. A ellas hay que sacarles el máximo potencial, con manejo agronómico y uso de tecnología”, comenta el experto.

Jorge Astudillo, Gerente de producción de Valle Arriba.

-¿Cuáles son las brechas que has identificado en Ovalle?

-Ya el año pasado identificamos algunas brechas importantes que debían ser abordadas, como el uso de tecnologías, por ejemplo, el uso de mallas, techos o coberturas invernales, invernaderos o macrotúneles. Un año después de este primer análisis, estamos en camino a resolver esas brechas. Aquí, si bien hay un par de empresas o productores que estamos saliendo temprano y estamos aprovechando la ventana de los primores, hay varios productores que no han podido hacerlo, por distintos factores: por un tema varietal, de manejo agronómico o porque faltan algunos elementos tecnológicos para poder compensar la incertidumbre climática que podemos estar habitualmente enfrentado. Nosotros trabajamos huertos que florecen, cuajan y prácticamente llegan a cosecha en los meses más fríos del año y digo esto porque desde que aplicamos cianamida hasta endurecimiento de carozo o pinta estamos en invierno. Recién a fines de septiembre, cuando ya pasó el endurecimiento de carozo, llega normalmente la primavera y con ella las condiciones ambientales más estables o normales para la zona norte. Y es así como hemos tenido que asumir y aprender a trabajar en invierno, porque en los momentos claves de cuaja o floración no tenemos certeza de qué pasará con el clima. Por ejemplo, el año pasado tuvimos una primavera fría y este año tuvimos poca acumulación de frío. Hemos tenido un arranque de temporada maravilloso con temperaturas altas y expresión de floración temprana, pero que a la semana siguiente se vio ralentizada por una semana de días fríos. Entonces necesitamos, tal vez, darle una vuelta más a los sistemas de cobertura como una alternativa. Esto hoy en día ya se está probando en Ovalle.

Abeja polinizando flor de cerezo en Valle Arriba (Tabalí), 7 de agosto 2023.

-¿Pero se ha pasado del diagnóstico a los hechos?

-Hay un par de empresas que ya están con sistema de invernadero en parte de su huerto, donde van a hacer las primeras pruebas en diferentes variedades, que podrían generar datos interesantes y poder tal vez proyectar mayor superficie en el futuro. Por otro lado, estamos afinando el manejo agronómico de algunas variedades que han sido un poco ‘desprestigiadas’ o que no han tenido la oportunidad de salir temprano, simplemente porque el manejo agronómico y cultural no fue adecuado, resultado de aplicaciones más tardías de cianamida; programas nutricionales no muy específicos para enfrentar los distintos momentos fenológicos del cultivo bajo nuestras condiciones; o por no podar lo suficiente para regular carga; no ralear cuando tenían que hacerlo o lo suficiente para asegurar una carga manejable. Hay muchos factores que han determinado que ciertas variedades vayan más tarde que las experiencias que han tenido empresas como las de la zona de Tabalí, que están ya consolidadas como primores.

 

Ovalle crece a una tasa de 100 ha al año


“Desde el año pasado hasta ahora se han sumado entre 100 y 150 hectáreas (ha). Con eso hay cerca de 500 ha de cerezos en Ovalle. El crecimiento de la superficie se mantiene en 100 ha al año, e incluso puede haber aumentado un poco. De todas formas en este aumento han sido responsables las nuevas variedades como Sweet Aryana, Frisco, Nimba y aquellas de IFG y hay varios ‘test blocks’ en desarrollo”, explica Astudillo.

EL CAMINO HACIA VARIEDADES NUEVAS

El avance de nuevas variedades con menores requerimientos de frío y más tempranas en la zona central, ha levantado preguntas de porqué no se ha avanzado con el mismo ímpetu en Ovalle, que podrían adaptarse a su clima. “Ha habido errores con algunas variedades, pero el objetivo es encontrar los manejos correctos para este polo productivo. Ha habido variedades que se plantaron aquí porque son tempranas, pero salieron más tarde, por manejos agronómicos asociados a una primavera más fría. Este año, con nuevos manejos, deberíamos salir más temprano, para que tenga los retornos que merece una fruta que sale temprano”.

-¿Las nuevas variedades son el camino a futuro para Ovalle?

-Hoy tenemos plantadas y en producción Brooks, Glen Red, Lapins, Santina, Royal Dawn, Rainier, entre las variedades tradicionales. Algunos productores incluso están haciendo las primeras ampliaciones de sus huertos con este tipo de variedades, por ejemplo Rainier, porque ha tenido una muy buena valoración en la zona, con retornos de US$40/kg o incluso más. Pero, en el fondo, esto sigue siendo una gran noticia en desarrollo, donde van incorporándose nuevos elementos a esta industria de primores que van marcando ciertos hitos y que permiten, finalmente, ir consolidando o ir descartando en algunos casos ciertas variedades e ir reafirmando otras. Los manejos también, obviamente algunos se ratifican, otros se descartan. Este año en el uso de rompedores, por ejemplo, fue fundamental la aplicación de cianamida con un homogeneizador o un complemento en tándem con el objetivo de uniformar y generar un estímulo extra a la brotación. Creo que eso también ha sido parte de las estrategias que se han ido consolidando en esta zona por las variaciones climáticas que se han venido presentando.

-¿Pero hay un temor o se siente que es mucho el riesgo aún las variedades licenciadas?

-La experiencia de Frisco es un buen ejemplo: cuando se dio a conocer, los productores en el sur -como era una variedad que tenía poco requerimiento de frío y que podía ser más temprana-, quedaron cautivados con eso y empezaron a pedir plantas sin siquiera conocer la fruta. Empezaron a plantar, pero necesariamente debía evaluarse, conocer cómo era su relación con los patrones, cual era el mejor sistema de formación, qué manejos eran los necesarios, cómo era su poscosecha. Entonces cuando empezaron las primeras producciones, muchos quedaron sorprendidos porque no tuvo los rendimientos o la condición, en definitiva no tuvo la respuesta que se esperaba. Obviamente hay variedades tempranas para la zona centro sur, como Santina, que desplazan cualquier otra variedad temprana tradicional, porque tiene características organolépticas o de condición de fruta superior. Como era de esperar acá también llega Frisco dentro de las alternativas de variedades con bajo requerimiento, pero llega sin tener certeza de cómo se va a comportar en nuestra zona. La experiencia de un productor que está acá en Ovalle, en su primera cosecha, salió temprano al tener poca carga y le liquidaron cerca de US$10/kg. Con su liquidación pagó el ‘royalty’ y quedó feliz, pero al segundo año tuvo problemas por la primavera más fría, por el exceso de carga que retrasaron su cosecha lo que finalmente se tradujo en una producción fuera de los márgenes de los primores y sus retornos cayeron a un tercio. Eso lo desmotivó hasta casi pensar en arrancarla. Hoy le está dando una oportunidad para poder salir más temprano con las estrategias que hemos ido desarrollando para la zona.

Con primera flor encontrada el 31 de julio, Valle Arriba Spa en Ovalle tiene una de las cerezas más tempranas de Chile.

-¿Sigue siendo un aprendizaje constante?

-Al final es eso, esta es una lección que creo que todos los productores de acá hemos sacado, que para tomar decisiones se necesitan datos de cada huerto. Aquí no hay una receta general; existen muchos microclimas dentro de Ovalle. En Tabalí, nosotros al momento de romper dormancia teníamos 120 horas de frío y 16 porciones. En un huerto vecino en Tabalí bajo, llegó a 200 horas frío y 20 porciones, muy por debajo de las habituales que hemos tenido (30 a 35 porciones y 200 o 300 horas frío en Tabalí bajo y 150 en Valle Arriba). Pero la zona un poco más interior de Ovalle, donde también hay cerezos, hubo 400 horas frío y entre 15 a 18 porciones de frío, porque la oscilación térmica es muy fuerte ahí. Entonces, cada campo y cada huerto debe tener sus datos meteorológicos, asociarlo a su tipo de suelo, a la variedad que tiene, el patrón que eligió y ahí recién establecer un manejo particular, pensando en cuáles son sus fortalezas y su debilidades. Ovalle no se puede pensar como una sola gran unidad, sino que tiene subunidades, cada una independiente. Eso también ya está quedando claro. Tenemos al menos tres o cuatro zonas en Ovalle productivo donde tenemos nichos climáticos particulares.

-¿Están las condiciones para seguir intentando o apostando por variedades nuevas?

-¡Siempre! Es uno de los temas que hemos conversado entre los productores. Pueden ser variedades nuevas, pueden ser variedades tradicionales, como Rainier que creo que va a venir con fuerza, lo más probable. Y van a seguir sumando hectáreas las variedades licenciadas como las de IFG o ANA Chile, porque hay ciertas dudas respecto a variedades tradicionales como Lapins o santina para la zona, porque tienen mayores requerimientos o porque pueden salir en la misma fecha que algunas en la zona central o microclimas de la zona zona centro sur. Las variedades nuevas con menores requerimientos podrían ser mucho más tempranas, algo clave para un negocio de primores.

-¿La inversión en la zona central, que ha apostado por tecnología y variedades nuevas, le ponen presión a la zona productiva ovallina para que sigan invirtiendo en ser más tempraneros?

-Nosotros tenemos que mantener siempre la diferenciación respecto a la zona centro sur, porque por latitud nosotros tenemos ventajas, nuestro fotoperiodo empieza a alargarse antes que el sur, la temperatura también empieza a aumentar y nos permite un desarrollo fenológico anticipado para estas variedades tempranas. Entonces nos obliga a elegir variedades que tengan bajo requerimiento y que sean tempraneras, o el uso de invernaderos o túneles para poder aprovechar estas condiciones que son propias de la zona norte. Tenemos que estar orientados siempre a la semana 42, 43 o 44, si queremos acceder a precios buenos.

-¿Impactará en la producción de este año el bajo registro de horas frío?

-Es algo que estamos evaluando. En Ovalle todos están atentos a qué pasará con esta baja de acumulación de frío, porque hubo sectores donde las porciones y las horas fueron muy bajas y quizás se van a romper algunos paradigmas al respecto. Pero las variedades que tenemos en general son variedades de bajo requerimiento, que necesitan desde 300 a 500 horas frío, pensando en una Brooks y en una Santina de Ovalle. Pero también hay manejos agronómicos que puedes considerar, hay fórmulas o productos en los que tú puedes apoyarte para dar ese empuje que no te dio en el invierno. Yo ya estoy acostumbrado a trabajar con poco frío, las Brooks en Valle Arriba apenas consiguen 150 horas de frío al momento del rompimiento de dormancia, eso ha sido el promedio de los últimos años, siendo mejor año de acumulación el 2019, que sumó 350 horas de frío con 41 porciones que dieron paso a nuestra primera gran producción de 12.000 kg/ha, empezando esa cosecha un 17 de octubre (semana 42). El año pasado tuvimos 150 horas frío y 26 porciones y cosechamos 14.000 kg/ha iniciando la cosecha el 20 de octubre (semana 43). Nos afectó más la falta de días grados en primavera o en la salida de invierno, que la falta de frío. La falta de días grados nos ralentizó la madurez, desde el endurecimiento de carozo hasta la cosecha, que nos retrasó cuatro a cinco días. Se siente mucho pasar de la semana 42 a la 43, que estadísticamente no es significativa, pero sí comercialmente. Las primeras flores de Brooks de esta temporada la tuvimos el 31 de julio y el año pasado el 7 de agosto, significa que estábamos adelantados una semana, pero condiciones ambientales posteriores frenaron la floración, proyectando la plena flor a la fecha normal, cerca del 20 de agosto.

7 Agosto 2023, variedad Brooks de Valle Arriba, Ovalle.

-¿Cuáles son las brechas que has encontrado en aquellos productores que estás asesorando?

-Ellos, en algunos casos, ya han alcanzado sus potenciales productivos. Existe un huerto de Lapins de 5 años que ya llegó al ‘peak’ de producción el año pasado, con 18.000 kg/ha, pero que salió más tarde con problemas de calibre al no regular la carga de forma adecuada. Otros huertos comenzarán a producir comercialmente por primera vez y las proyecciones muestran a Frisco en torno a los 6.000 kg/ha, mientras que Santina con 7.000 kg/ha en huertos de 4 años. Hay muchos que están partiendo y no han podido aprovechar la ventana comercial de la ‘cereza primor’. Entonces ese desafío es que podamos salir de forma consistente en fechas acordes y en volúmenes esperados. A veces se asume que todos cuentan con los elementos para tomar decisiones de manejo, pero en la realidad no se usan en todos los campos ni en todos los huertos. Por ejemplo: los análisis de yema son muy habituales en el sur o para mí también, porque lo estoy haciendo desde el principio, pero hay productores que no lo hacían, entonces no podían generar un criterio para regular carga con poda, o tampoco hacían conteo de dardos entonces todo era en base a la interpretación visual y la visita de un asesor que venía desde el sur cada tres meses y te daba ciertas indicaciones, sin la foto diaria o semanal.

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